Capítulo 71

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Emma

— ¡Es la última pieza! — dijo mi otra yo nerviosa. — ¿Qué hacemos ahora?

Observamos la letra E que habíamos formado justo como decía el dibujo del papel que habíamos encontrado, pero el problema era que nos faltaba una, la E estaba incompleta y ya no había más gemas en todo el castillo, habían pasado ya dos días desde que habíamos encontrado el papel y en un día habíamos encontrado todas las piezas, incluso mi otra yo tomaba los descansos que Baruck nos daba para buscar las pistas.

Nos tenía intrigadas el poema escrito en el papel, teníamos nuestras dudas pues Baruck y Verno eran hermanos pero no sabíamos a quién deberíamos eliminar como decía el papel. También la espada era un completo misterio, pues mi espada no tenía ninguna entrada para la E que se formaba con las gemas.

¿Estás segura de que son todas las piezas?

— Segurísima. — las dos miramos la pieza incompleta.

Pero ya registramos todo el castillo. Y no encontramos ni siquiera la espada.

— Tal vez Baruck tenga la espada, o tal vez Verno tenga la espada. — sugirió mi otra yo.

No, si la espada puede acabar con uno de los dos no debe estar en el poder de ninguno de ellos.

Pensamos un poco quedándonos en silencio. Edom se me vino a la mente y todo se hizo claro.

¡La espada está en Edom!

— ¿En Edom? — preguntó mi otra yo guardando las piezas y sentándose en la cama de la habitación.

¡Claro! Su padre Asmodeus debió de tenerla bajo custodia, pues el árbol genealógico tiene varias ramas y los hermanos que están tachados son los que fueron exterminados. Asmodeus no quería que sus hijos tuvieran rivalidades y aunque esto estaba implantado por naturaleza, decidió esconder el arma para que sus hijos prosperaran. Tenemos que ir a Edom a como de lugar.

— ¡¿A Edom?! — se alarmó mi otra yo saltando de la cama. — ¡Estás loca si crees que eso sucederá! Baruck le guarda gran rencor a Edom y a su padre.

Lo , lo . Pero no me estás entendiendo, puedes simular que quieres saber más de su vida. De dónde viene, dónde vivió, sus padres... No lo , pero inventa algo porque definitivamente necesitamos ir a Edom.

— Vamos, Emma. — se quejó ella. — Me lo pones muy difícil, Baruck puede sospechar y todo se irá al carajo.

¿Tienes curiosidad o no?

— Claro que la tengo y más si sé que puedo ayudar en algo que no sea portarme como una muñeca de trapo, pero esto sobrepasa mis límites. — negó con la cabeza.

Pero estás loca ... Baruck aceptaría con gusto porque no tiene razón para desconfiar de ti. ¿Entiendes? Baruck te enseñaría con gusto.

Mi otra yo fruncía mucho el ceño, ayer la dejé en paz como lo había prometido, pero hoy sin duda teníamos que descifrar lo de la espada.

— Lo haré. — dijo suspirando. — Pero no puede ser ahora, Baruck sospecharía de inmediato.

Chica, tienes que hacerlo lo más pronto posible, recuerda que Jared prometió venir por nosotras, y créeme no le gusta tardarse mucho.

— O simplemente ya se olvidó de nosotras. — dijo burlándose de mí.

No seas estúpida... Anda ve a ser la esposa perfecta de Baruck que te está llamando.

Y en efecto, al fondo del pasillo se escuchaba cómo Baruck me llamaba para volver a cambiar sus vendas, aún no se recuperaba de sus golpes y seguía reposando todo el día.

— Oh, cállate. — me regañó y salió de la habitación corriendo a donde estaba la habitación de Baruck. — Dígame, amo.

Hizo una reverencia como Baruck nos había enseñado y él le sonrió.

— ¿Dónde estabas? — le palmeó la cama y ella se sentó a su lado. — Últimamente pareces muy interesada en explorar mi castillo.

— Sólo buscaba retratos, — dijo mi otra yo con una sonrisa y un leve sonrojo. — ya sabes, una foto familiar que me diera indicios. — se encogió de hombros.

Emma, estoy orgullosa de ti.

— ¿Indicios? — sonrió más Baruck.

— Sí, ya sabes, pistas de tu lugar de nacimiento, de tu familia, no sé, conocer más de mi amo. — dijo mirándolo con amor, y dudaba que eso fuera actuado.

— Bueno... Ya sabes que Verno es mi hermana, y que provengo de Edom. — dijo abrazándome y besando mi cabeza.

— Edom. — repitió mi otra yo. — ¿Edom es bonito?

— Oh, sí es muy hermoso. — dijo asintiendo con la cabeza. — Sólo que ahora lo reina mi hermana y todo se fue a la mierda. — dijo restándole importancia.

— Me gustaría conocerlo.... Ya sabes para ver donde naciste y ya que dices que es hermoso, me atrae mas la atención. — mi otra yo le dio un beso en los labios.

Baruck me sonrió de lado.

— Prometo que iremos. — Baruck asintió con la cabeza y me besó de vuelta.

Nos abrazamos por un largo tiempo y mi otra yo suspiraba de amor, ya sabía que en verdad si lo quería, pero debíamos recordar que era mi cuerpo y que no quería tener contacto con otros labios que no fueran los de Jared.

— Por cierto, pronto serás reina de Saitor, así que quiero que en la fiesta próxima estés más entusiasmada. — ordenó Baruck y mi otra yo asintió.

— De acuerdo. — dijo mi otra yo. — Mañana ¿cierto?

— Así es. — dijo asintiendo.

— Estaré preparada. — dijo seriamente mi otra yo.

Yo también.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora