Capítulo 12 - Sueños a nuestro alcance

3 0 0
                                    

(Por ella)

Lo esperaba mientras el espectáculo de luces surgía como muchas otras cosas en mi interior.

Pasé el día hablando con mamá, en una forma que no sabía que poseían los seres para comunicarse. Muchas veces conversamos con la mirada y me enteré de cosas de su vida que nunca antes me había mencionado.
Incluso hablamos de lo que vendría después de la escuela... Y para ser honesta, no tenía idea de la dirección que tomaría al culminar la secundaria. A mi cabeza llegaron alocadas ideas, pero ningún camino alternativo llamaba mi atención. Sin embargo, había algo que de pronto quería manifestarse, sólo que no pude concebirlo en palabras mientras estuve con mi madre.

Me encontré pensando en eso, a sabiendas de que las pruebas de Estado estaban cerca. No las había tenido en cuenta... jamás.

Cuando Isaac llegó, de pronto volví a mi sueño y se esfumó la idea de caer en esa realidad que todos deben enfrentar en algún punto. Ser útiles para la sociedad nos presionaba a convertirnos en modelos de un mecanismo perfectamente diseñado... Pero, ¿y qué tal si yo no quería amoldarme a ello?, ¿qué pasaría si divagase en mi sueño para siempre?

- Maya - me dijo, tan risueño como ya me estaba acostumbrado a contemplarlo.

- Isaac - exclamé, pasando de sus ojos a sus labios solo un instante en el que me permití tal cosa.

No era tan malo intentar llegar las estrellas... Lo peligroso era no querer volver después de lograrlo. Y creo que ya estaban surgiendo nuestras alas a fin de poner a prueba nuestra prudencia.

Él esperaba en el umbral, intentado descifrar mi expresión. Tal vez creía que lo invitaría a pasar, pero lo que yo tenía preparado para nosotros era mucho más maravilloso que limitarse a admirar los astros a través de un balcón.

- Vamos - dije, tomando su mano antes de que él pudiese reaccionar.

- Espera. La chaqueta... - me retuvo.

Admiré nuestro alrededor, mientras la ventisca sacudía mi cabello sin miramientos.

- Póntela, hace frío - lo tranquilicé.

Me sonrió, y soltó mi mano un breve instante para ponérsela, pero la atrapó antes de que esta tuviese oportunidad de volver a ser parte de mi cuerpo.

Entonces intercambió miradas con el cielo y conmigo, incapaz de decidir qué dirección seguir. Yo lo ayudé conduciéndolo a un lugar que con certeza nos brindaría lo mejor del cielo y también lo mejor de nosotros mismos.

Varias veces cuando era niña, mi papá me llevó a una pequeña plaza arborizada con pocas luces que quedaba al pie de la carrilera. No lo frecuentaba mucho desde que él se fue... pero ahora retornaba a buenos tiempos, y estaba lista para trepar un árbol de nuevo. La única diferencia era que estaba de noche y en lugar de mi padre, Isaac era quien estaba a mi lado, y me fascinaba compartir ese momento tan personal y significativo con él, solamente con él.

- ¿Qué estás tramando, Maya? - cuestionó él.

- Espero que hayas traído ropa cómoda, Isaac.

- ¿Por...? - me brindó una mirada confundida, entrecerrando los ojos.

- Vamos a subir - comencé a decir.

- ¡¿A dónde?! - interrogó observando lo que había a nuestro alrededor. Su expresión me causó gracia, y al parecer mi reacción hizo lo mismo con él.

Busqué con la mirada el tallo más grueso, las hojas más espesas y las ramas más entregadas al infinito, y cuando tuve todo eso frente a mí, supe que mi búsqueda apenas empezaba.

Lo que somos estando juntosWhere stories live. Discover now