Capítulo 7 - Una señal

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(Por ella)

Pasaron muchos días sin que supiese nada de Isaac. Desde la primera y última noche en que la vi, deseé conocerlo más a fondo, pero no hallé forma de comunicarme con él. Y ahora solo se desfilaban por mi mente momentos que evocaban el vacío, en los cuales recordaba a Eric fugazmente, y en los que reflexionaba sobre lo que pasaría cuando nos enfrentáramos en esta mitad de año que restaba para terminar la secundaria.

Me sentía tan confundida que anhelaba que culminara lo más pronto posible. Así tal vez se reduciría la inmensidad del tiempo, tendiendo a aumentar con cada minuto que me la pasaba en casa.

La noche antes de retornar al colegio, de pronto mamá tocó a mi puerta. No eran más de las once, pero parecía demasiado tarde como para que ella estuviese despierta todavía.

- Cariño, Sabrina llama – dijo, ya encajada en su pijama y con los ojos medio cerrados, mientras bostezaba.

No pude creer lo que escuchaba, ¿Sabrina llamando?... ¿A qué se debía que de repente hubiese decidido hablarme, aún más cuando ni siquiera había transcurrido el tiempo suficiente como para que sanara la herida que yo le había provocado a su orgullo?

Mi madre me entregó el teléfono antes de que pudiese objetar y dio media vuelta.

- Déjalo sobre la mesa cuando termines la llamada – me pidió antes de regresar a la cama.

Ella sabía muy bien que habían hurtado mi celular, pero no tenía idea de que Sabrina y yo no hablásemos más, por lo menos durante el tiempo que yo necesitase para disculparme o ella para olvidar.

- ¿Hola? – dije, en espera de que un grito no fuese la primera forma de saludarme.

- Hola... - suspiró con pesadumbre.

- ¿Por qué llamas? – quise saber.

- Para saber cómo estabas – su respuesta me dejó muda un segundo. Tal vez me extrañaba y quería retornar a mis brazos, como yo también lo deseaba a falta de alguien que compartiese tantos recuerdos conmigo como lo hacía ella.

- Bien... - exclamé, como si se tratase del clima y fuese prudente responder con tanta pasividad y despreocupación. De pronto quise comentarle cómo había transcurrido mi cumpleaños, pero no bastaba una llamada para narrar la historia completa con todas sus bellas e inoportunas sorpresas, así que me limité a comentarle –. Mi cumpleaños fue un poco diferente este año.

- ¿Ah, sí? – se escuchó un ligero tono expectante en su voz, pero no dejaba de sonar demasiado sombrío como para descartar el pesar que yo percibía –. Feliz cumpleaños, cariño – me dijo.

- Gracias – contesté tras una prolongada pausa en la que reflexionaba sobre su falta. Ni una llamada por su parte era objeto de silencio por la mía, pero desistí de retenerme al formular una simple pregunta –. ¿Y tú cómo estás?

- Muy bien – dijo –. Han sido unas vacaciones eternas...

- ...Y mañana de regreso a la realidad – complementé, sonriendo levemente con la recóndita noche como testigo.

- ¿Cómo estás? – volvió a preguntar.

- Ya te dije – le recordé –, estoy bien.

- No... - suspiró consternada – me refiero, con respecto a lo de Eric.

¿Con respecto a lo de Eric?... ¿qué se supone que debía saber para que de repente él afectara mi estado y provocara el regreso de Sabrina?

- ¿Qué pasó con Eric? – cuestioné.

- ¿No sabes? – se sorprendió al escucharme.

- ¿Qué?... ¿de qué hablas? – indagué al hallarme tan perdida dentro de una charla que ya había tocado antes, tanto en mente como en recuerdo.

Lo que somos estando juntosWhere stories live. Discover now