Capítulo 5.

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One by one
Drinks are gone
Do I have to stay?
Hate the sound
Of one more pund
As it rolls away...

¿Quién osaba a llamarme a las 10 de la madrugada? ¿Quién era el desalmado que no piensa en el sueño de los demás? Cogí mi celular medio dormida y noté la foto de Louis alumbrando en éste. Bravo, idiota... me despertaste.
-¿Qué pasa?-murmuré de mala gana.
-Despiértate floja.
-¿Me llamabas para eso?-le grité.
-Tú mamá me dijo que lo hiciera. Me despertó a mí, y yo te despierto a ti.
-Te odio.
-Yo te amo-rió.
-Lo sé-seguí su risa; era imposible enojarme con ese pesado-. ¿Me vendrás a buscar? Sabes que odio estar sola todo el día.
-Por supuesto que lo haré. Báñate que en menos de una hora te quiero ver desayunar en mi casa, ¿okey?
-Ya, ya, ya. Nos vemos, chau.
-Adiós, dormilona. Te quiero-y fin de la llamada.
Mis ojos se fijaron en el techo de mi habitación y me mantuve ahí por un par de minutos, hasta poder parpadear nuevamente. Hice mis sábanas hacia atrás y me puse de pie, provocando que me mareara de inmediato. Noté el desorden que había en mi cama y que traía el pijama puesto. ¿Acaso me vestí sonámbula? Ay, por dios, ya ni sé lo que hago por las noches.
Mientras hacía mi cama, me puse a pensar sobre todo lo que hice ayer: conocí al chico más hermoso de todo el mundo, con unos cabellos dorados como el sol y ojos azules como el cielo de la mañana y por primera vez en mi vida, temblé al estar tan cerca de un hombre. Definitivamente, algo estaba mal en mí.

Ya duchada, me puse mis pitillos azules, mi polera con la bandera de Inglaterra, mis converse negras y arreglé mi cabello con un tomate medio desarmado. Ni siquiera tenía ganas de delinearme los ojos, así que lavé mis dientes y me observé haciendo muecas raras hasta sentir la bocina del auto. Tomé mis llaves y bajé en un dos por tres, encontrándome así, con Louis y Zayn en la puerta de mi casa.
-Hola-sonreí.
-¿Qué te pasó?-Louis me miró de pies a cabeza.
-¿Por qué lo dices?
-Te vez como...-ladeó la cabeza-. ¿Femenina? ¿Te pasó algo?
-Ahora ni siquiera puedo vestirme bien, ¿no?-puse un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
-Ya, no te enojes. Si igual te ves hermosa como siempre-besó mi mejilla.
-Tarado-suspiré y me dirigí a Zayn-. Hola.
-¿Cómo estás?-alzó una ceja.
-Perfecto, gracias.
-¿Nos vamos?-Louis hizo rodar las llaves en su índice.
Asentimos en silencio una vez que nos dispusimos a ingresar en el auto. Sabía que debía irme en el asiento de atrás, así que abrí la puerta trasera y me instalé en silencio, justo en el momento en que mi vista se perdía en las diversas formas que las nubes formaban.

Volví a aterrizar en la realidad al notar que ya estábamos fuera de la casa de Louis, por lo que no me quedó otra opción que bajarme del auto y seguirlos a metros de distancia.
-¡Llegamos!-gritó Louis a los chicos que estaban instalados en el sillón viendo una película.
Los tres voltearon a verme y el único que tuvo la amabilidad de acercarse a mí fue Liam, el cual besó mi mejilla y me ofreció ir a ver televisión.
-No, gracias-sonreí tímida-. Ver tele me marea, lo siento.
-Oh, no hay problema-y volvió a su antiguo puesto.
Me dirigí de inmediato a la cocina, en donde vi a Zayn preparando huevos revueltos, y al notar mi presencia, me sonrió.
-Ya estoy terminando tu desayuno.
-¿Qué?-lo miré perpleja.
-¿Te gustan los huevos, cierto?
-S-sí.. pero no te preocupes.. yo termino-me acerqué a la cocina.
-No, no tengo problema en prepararle el desayuno a mi prima-guiñó su ojo derecho.
Sólo atiné a sonreír y dar media vuelta. Busqué a Louis, el cual se encontraba en el patio hablando por celular. ¿Para qué interrumpir? Así que decidí subir cautelosamente a mi habitación a leer un libro. Busqué entre todo el desastre que tenía en el baúl de los libros y me decidí por mi favorito, como siempre. Y en menos de dos minutos ya me encontraba completamente sumergida en ese sinfín de aventuras.

-¿Puedo pasar?-escuché una voz que me sacaba de mis pensamientos.
-Sí, adelante-y logré ver a un sonriente Harry-. ¿Qué pasa?
-No mucho-cerró detrás de sí y se sentó a un costado de la cama-. Quería saludarte.
-Pues, ¡hola!-bromeé.
-Jaja...-murmuró-. La verdad, sólo quería verte, y conocerte un poco mejor.
-Bueno, me llamo _______, tengo 16 años y amo la música. ¿Así sí?
-Eres graciosa-se encogió de hombros.
-¡Pero qué mal estás! Soy la mujer más aburrida que puedas conocer.
-No lo creo. Me haces reír bastante. Y eres muy linda-gateó hasta mí y sus piernas se acomodaron a cada lado de las mías. Sus manos se apoyaban en el respaldo de la cama y de nuevo podía sentir cómo suspiraba directo a mis labios, ocasionando que una sensación poco normal me pillara por sorpresa.
-Eem.. ¿gracias?-sonreí apenas.
-¿Te incomodo?-susurró a mi oído. ¡Por favor, Harry, deja de hacer eso!
-Un poco, así que deberías...-intenté empujarlo hacia atrás.
-Con una condición.
-¿Cuál sería?
-Que me des un beso-volvió a susurrar en mi oído.
Quedé helada, perpleja, atónita, sorprendida, y todo lo que se te pueda ocurrir. ¿Estoy soñando? ¡Que alguien me pellizque! Lo miré directo a los ojos y pude sentir cómo sus labios se posaban sobre los míos. Así. Sin más. Sin explicaciones. Sus dulces labios recorrían los míos, y me hicieron adentrarme en ese juego de lenguas que nunca en mi vida había jugado. Sus labios se abrían y cerraban al compás de los míos con la menor delicadeza del mundo. Me sentía rara; sentía que estaba haciendo algo mal, pero tampoco era capaz de detener ese salvaje y exquisito beso.

Honey Kisses |horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora