Capítulo 11.

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Parecía como que si la mañana se hubiera pasado más rápido de lo normal junto a las conversaciones que lográbamos entablar con Louis. Era increíble cómo podíamos hablar de todo y nada a la vez. 
-¿Crees que es hora de volver a la casa?-preguntó de repente-. Son casi las 11 de la mañana.
-Sí, eso creo-tragué saliva; estaba totalmente nerviosa.
Y como era de esperarse, Louis notó mi falta de seguridad, así que, al momento en que íbamos camino al auto, se detuvo frente a mí y tomó mi rostro con ambas manos.
-______, todo estará bien. Debes confiar en Niall. Él lo entenderá.
-¿Y si no lo hace?-mordí con fuerza mi labio inferior.
-Pues será un tarado-besó mi mejilla.
Sonreí tímidamente al momento en que me aferraba a su brazo y caminábamos sin apuro alguno hacia el vehículo. Mi vista se posó en las nubes que tapaban por completo el sol, esperando pensar las palabras exactas para decirle a Niall.
"Niall, tú también me gustas, pero besé a tu amigo". No, así no... "¿Me perdonarías si te dijera que besé a Harry? Después de todo, me gustas tú" ¡Por favor, ______! Sé más delicada.
Subimos al auto en total silencio, esperando a que el auto se dignara a partir. Y así lo hizo dos segundos después. El viaje fue totalmente en silencio, pero no era nada que me incomodara, pues, después de todo, habíamos hablado hasta de lo imposible.

Llegamos totalmente rápido, o así lo sentí yo, pues ya estábamos bajando del auto cuando aterricé en la realidad.
-Louis...-susurré antes de entrar.
-¿Sí?
-¿Le podrías decir a Niall que venga, por favor?
-Por supuesto que sí, hermosa-sonrió antes de besar mi frente y entrar en búsqueda del chico que había robado mis noches de sueño.
Volví en dirección al auto, pero no entré, sino que me senté en la parte trasera de éste, esperando a que Niall apareciera. Mis manos estaban aferradas al borde de la maleta del auto y mis pies colgaban delicadamente, cosa que siempre me calmaba.
-¿Querías verme?-susurró una voz sentándose a mi lado.
Le sonreí de inmediato; era inevitable no hacerlo cuando esos perfectos ojos se conectaban con los míos de una forma sumamente especial.
-Sí, la verdad...-mis palabras ya se entre cortaban solas-. Ayer no terminamos de hablar.
-Eso lo sé. No me dijiste al final por qué llorabas.
-Ese es el punto-lo miré fijamente, y noté cómo su expresión se confundía-. ¿Sabes? Haré esto corto, porque sé lo que sucederá al final y no quiero esperar mucho para llorar, ¿de acuerdo?-asintió inseguro-. Ayer sí me besé con Harry... tenías razón. Pero cuando en la madrugada me viste llorando... fue porque Harry me volvió a besar y me pedía...más. Fui una estúpida por ceder... ¡ni siquiera quería hacerlo!-alcé mis temblorosas manos-, pero no sé qué me ocurrió, pero...
-______-susurró sellando mis labios con su índice-. Yo hablaré con Harry. Él no tiene ningún derecho de ponerte una mano encima. No tienes que pedirme perdón por nada... ¿okey?
-¡Sí, sí tengo qué! Niall, tú también me gustas, y siento que te fallé-sollocé quitando su dedo de mis labios.
Segundos después, yo ya me encontraba inundada en un mar de lágrimas al momento de entrar en la casa, acaparando las miradas de todos los chicos. En este momento no me importaba quién estuviera al frente mío. Yo necesitaba desahogarme. Necesitaba botar todo lo que sentía. Subí directo a mi habitación, pues ni siquiera tenía las fuerzas de correr hacia mi casa, y me encerré ahí. Deslicé mi cuerpo en la puerta y caí rendida al suelo a descargar toda la rabia, tristeza y odio que tenía hacia mí misma.
Puede que sí haya algo bueno en todo: pude decirle a Niall que me gustaba.

Honey Kisses |horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora