Capítulo 3.

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-Y aquí estamos-exclamó Louis estacionando el auto afuera de su casa.
Lo bueno de Louis era que vivía solo, entonces, cuando me iba a quedar a su casa, podría hacer lo que quisiera sin tener vergüenza sobre lo que dirían sus padres. Esa casa era prácticamente también la mía. Incluso tenía mi propia habitación.
Todos bajamos del auto y comenzaron a estirarse de una forma poco delicada, pues sus huesos tronaban sin piedad. Todos sacaron sus maletas y nos apresuramos en entrar a casa.
-Louis, ¿tienes comida?-pregunté.
-¿No desayunaste?-me miró sorprendido.
-Sí, pero es que me dio hambre con el viaje.
-A ti con todo te da hambre.
-Lo sé.
-En el refri está la Nutella-rodó los ojos y se dirigió al salón principal con los demás.
Besé su mejilla y corrí hacia el inmenso refrigerador que ocupaba una esquina de la gigante cocina. Nunca sabré cómo lo hace para pagar todo. Abrí la puerta del refri y me arrodillé a buscar el exquisito tarrón de Nutella. ¡Cómo amaba esa cosa!
-¡Nutella!-exclamó alguien detrás de mí, por lo que yo pegué un grito de los mil demonios e intenté ponerme de pie, pero sólo conseguí pegarme con el borde del refri.
-¡Auch!-cerré de un golpe y me puse de pie delante del chico, el cual ahora veía que era el rubio de ojos celestes. Parecía algo preocupado, por lo que se veía el doble de tierno.
-Lo siento, ¿te asusté?
-Un poco... nada grave-sonreí nerviosa.
-Disculpa, es que la Nutella es mi punto débil-por su acento, deduje que no era de aquí, sino de Irlanda.
-¿En serio?-abrí el frasco, pasé mi índice por el chocolate y lo metí en mi boca-. El mío igual.
-Genial-imitó mi acción del dedo.
-Será mejor que...-le tendí el tarrón y corrí hacia el cajón de los cubiertos-. Comamos con cuchara.
Me senté en el suelo de la cocina y lo palmeé, esperando a que él hiciera lo mismo.
-Linda polera-sonrió sentándose frente a mí.
Bajé mi vista hacia mi polera favorita justo antes de ingresar una cucharada de Nutella a mi boca.
-Gracias. Bob Esponja es mi serie favorita-reí.
-La mía igual-sonrió de dentadura completa. Tenía unos brackets muy lindos, logrando que fuera una pizca más adorable, si es que eso era posible-. Soy Niall Horan.
Me tendió su mano, la cual no dudé en corresponderle en una tímida sonrisa. En menos de dos segundos pude sentir cómo una corriente eléctrica me invadía por completa, ocasionando que mi sonrisa se ampliara.
-Soy ________.
-Lindo nombre.
-Gracias-bajé la vista y seguí comiendo.
Niall era muy lindo, en todo sentido. Estaba segura de que me iba a llevar excelente con él, pues teníamos los mismos gustos, éramos algo risueños y, bueno... le gustaba la Nutella. No podría mantener la vista fija en sus ojos, porque estaba segura de que me perdería al instante.
-¡Aquí están!-Zayn apareció de la nada, provocando que yo pegara un pequeño salto.
-Oh, sí...-Niall se puso de pie-. ¿Vamos?
Tendió su mano en forma de apoyo para incorporarme y se la correspondí con una inmensa sonrisa y con nervios apoderándose de mi cuerpo. Quedamos a sólo centímetros de distancia, pero la voz de Zayn nos alejó de inmediato.
-Niall, ¿tú no venías a buscar un vaso de agua?
-Eeh.. sí, sí... a eso venía. Pero ya no importa-aclaró su garganta con algo de nervios.
-Okey, vamos-Zayn palmeó la pared antes de volver a dejarnos solos.
-¿Vamos?
-Claro-sonreí evitando sus ojos.
Caminamos lentamente hasta el salón principal y nos sentamos en el mismo sillón, pero a cada extremo cada uno.
-Ahora, necesito saber el porqué mi padre te pidió que vinieras hasta aquí-dijo Louis a Zayn.
-Porque en casa surgieron grandes diferencias de opiniones, mis padres se divorciaron, y esas cosas, y claro, no me vendría solo. ¿No te molestó, cierto?-mordió su labio inferior.
-Claro que no-exclamó-. La casa es suficientemente grande para todos. Podrían usar la habitación de _______ y la otra disponible.
-¿Pero a ella no le molesta?-Harry dirigió su vista hacia mí.
-No, no te preocupes. Yo ni siquiera vivo aquí-murmuré.
-Oh... perfecto.
-Sea como sea, no creo que sea necesario usar tu habitación. Nos acomodaremos con tal de no invadir tu espacio y privacidad-habló la paterna voz de Liam en una muy simpática sonrisa.
-¿En serio lo harían?-asintió-. Muchas gracias.

El día se pasó prácticamente volando junto con estos chicos, por lo que la noche ya se había hecho presente, y no estuve en casa en todo el día.
Mientras que los chicos se encontraban en el patio trasero conversando y comiendo papitas, yo entré y saqué el celular de mi bolsillo, marcando rápidamente el número de mi mamá.
-¡________, dónde estás!-escuché al otro lado del teléfono.
-Mamá, cálmate estoy donde Louis. Me iré en un rato más.
-Más te vale que llegues, porque mañana tienes clases.
-¡¿En qué mundo vives?!-reí-. Ya estoy de vacaciones.
-Oh, sí...-murmuró-. Entonces, te quiero, besitos.
-Adiós-y llamada finalizada.
-¿Ya te irás?-escuché una voz detrás mío, causando que el celular volara de mis manos y casi quedara pegada al techo.
-¡¿Cuál es el gusto de asustarme?!-me volteé furiosa, pero me calmé de inmediato al ver que era Harry-. Oh, lo siento.
-No, yo lo siento, en serio-sonrió.
-Bueno, bueno-suspiré-. ¿Qué decías?
-Que si ya te irás.
-Debo hacerlo. Mi mamá me espera.
Nos quedamos los dos completamente en silencio por un largo rato, el cual me sirvió para analizar cada facción de su rostro y sus ojos. Era muy lindo. Sus rizos se mantenían quietos y perfectos, mientras que una sonrisa invadía su rostro, dándome paso a ver el hoyuelo que se formaba en su mejilla izquierda.
-Lindos ojos.
Alto, ¿fui yo la que dijo eso? No, trágame tierra. Me miró algo confundido, pero en seguida me dio las gracias.
-Los tuyos también.
-No, mentira. Son feos-bajé mi vista.
-Son hermosos-tomó mi barbilla con su índice y me obligó a mirarlo.
Sus pasos comenzaron a acercarse más a mí, hasta tal punto de sentir su respiración rozando mis labios.
-Gracias-sonreí.
-No tienes que agradecer. Tú eres hermosa... ¿te lo habían dicho?
-¿Cuenta Louis y mi mamá?-reí tímida.
Al parecer, contagié su risa, porque en seguida rió delicadamente y negó de la misma forma. Su nariz cada vez se encontraba más cerca de la mía y cada vez me veía más perdida en sus verdes ojos. Lo peor era que ya no me sentía incómoda teniéndolo a milímetros.

Honey Kisses |horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora