Capítulo 6.

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Reaccioné de inmediato. No podía dejar que este casi desconocido se abalanzara sobre mí y me besara... no así de simple. Posé mis manos sobre su abdomen y lo empujé algo asustada.
-¿Qué te pasa?-exclamé.
-¿Qué te pasa a ti? Dime que no te gustó-volvió a gatear hacia mí, pero en un sólo segundo ya me encontraba de pie.
-¿Cómo se te ocurre que me iba a gustar? Lo odié-mentí; era obvio que me había encantado-. Y ahora vete de mi habitación.
-Pero...
-Ahora-caminé hacia la puerta y la abrí, a lo que él introdujo las manos en sus bolsillos y me dejó en completa privacidad.
Tumbé mi cuerpo en la cama mirando hacia el techo. ¿Qué más podía hacer aparte de pensar? Nada. Así que cerré mis ojos delicadamente y esperé que la mente me consumiera por completo, hasta caer en un extraño sueño...

-No, no fue así-exclamaba hacia el rubio chico que se encontraba dándome la espalda.
-¿Y ahora me mientes? _______, detente de una vez-se volteó y logré ver sus peculiares ojos azules.
-Nunca la haría. Yo te amo-sollozaba.
-Pues no lo demuestras...

Mis ojos se abrieron lentamente al escuchar una voz detrás de la puerta. Miré a mi alrededor al momento en que mis pies me guiaban hacia la entrada.
-¿Sí?-murmuré tallando mis ojos.
-¿Qué pasó? ¿Por qué no bajaste?-me preguntó esa voz que segundos atrás había escuchado en mi sueño.
-¿Debería?-esquivé su mirada.
-No lo sé, pero Harry vino a buscarte hace más de media hora para que tomaras desayuno. ¿Ocurrió algo?
-Harry no me...-la ampolleta se me prendió. Harry sí venía a algo: a avisarme de mi desayuno y se aprovechó de la situación-. Oh... es que me dormí. Bajo en seguida.
-Te espero-sonrió, provocando que otra sonrisa se dibujara en mi adormilado rostro.
Al verlo bajar la escalera, corrí al baño y cerré por dentro. El espejo nunca había sido mi mejor amigo, y esta vez no sería la excepción, así que nuevamente comencé a observar cada pequeño detalle de mi rostro y me refresqué con un poco de agua.
Ya en el primer piso, noté que sólo estábamos Niall, Louis y yo. Por una parte, eso me aliviaba.
-¿Dónde está mi desayuno?-pregunté a Louis.
-En la cocina-respondió sin quitar la vista de la pantalla.
Caminé lentamente hacia mi lugar favorito de su casa (después de mi habitación) y vi cómo ese pan de molde con huevo revuelto esperaba por mí. Qué lindo de parte de Zayn, ¿no? Amaba sentarme en el suelo de su cocina, así que así lo hice, mientras pensaba y engullía mi preciado desayuno.

Casi las dos de la tarde y todos nos encontrábamos reunidos en la mesa comiendo pizza. Para mi mala suerte, me tocó sentarme al lado de Harry y al frente de Niall, el cual no despegaba su vista de la mía y me regalaba tímidas sonrisas cada cinco minutos. ¿Por qué tenía que ser tan lindo?
Me sentía realmente incómoda por tener a Harry al lado; quiero decir, ¡me besé con él! y no es muy agradable hacerle la ley del hielo luego de eso... todo ésto era demasiado raro.
Por una parte, no podía sacarme a Niall de la cabeza; estaba segura de que no encontraría a nadie mejor, y por otra parte, Harry era demasiado... como decirlo... ¿coqueto-sexy-salvaje? Y eso lo hacía ver atractivo... pero Niall... ¿qué haría ahora? La forma tan tierna de Niall me había matado, pero no podría hacer nada si los labios de ese rulitos me habían vuelto loca. ¡Ayuda!
-¿Por qué tan callada?-me preguntó Louis.
-¿Ah?-alcé la vista-. Lo siento... estoy... en otra.
-Harry, ¿seguro de que no le hiciste nada arriba?-bromeó Liam, provocando que casi desparramara la bebida de mi boca por toda la mesa.
-Ejem...-aclaró su garganta nervioso-. Claro que no. Apenas la conozco.
-Más te vale. Porque esta tarada es sólo mía-Louis entrelazó su mano con la mía, haciendo que una risita se escapara de mis labios.
-No te preocupes-dijo con una grave y masculina voz.
-¿Qué hora es?-preguntó Niall rápidamente.
Casi por instinto revisé mi bolsillo, notando que mi celular no se encontraba en éste. Miré a Louis y me puse de pie.
-Lou, se me quedó el celular en casa. Mi mamá me matará si no la llamo. Debo ir a buscarlo.
-¿Irás sola?-arqueó una ceja.
-Sí.
-Entonces no-siguió comiendo.
-Tarado, ayer me dejaste ir de noche y ahora, que hay plena luz no me quieres dejar ir.
-Si quieres, yo te acompaño-habló la dulce voz de Niall.
Ambos nos miramos en una sonrisa y yo asentí algo incómoda por las miradas de los chicos. Sentí cómo la mirada de Harry me traspasaba por completa, pero intenté no hacer caso al momento de cruzar la puerta justo antes de Niall.
Se sentía tan genial caminar en un hermoso día con un hermoso chico, que la sonrisa no me la sacaba ni la Reina. Refugié las manos tímidamente en mis pantalones y nos dispusimos a caminar como si no tuviéramos destino.
-¿Así que te desperté hace un rato?-soltó una ligera risa.
-Sí, pero menos mal lo hiciste.
-¿Por?
-El sueño no era del todo agradable-me encogí de hombros.
-¿Qué soñabas?
-Nada importante.
-Entonces no tienes problema en decirme.
-Es muy largo-mentí mientras sentía cómo el color subía a mis mejillas.
-Tengo tiempo.
-Yo no-reí.
-Está bien. Igual lo sabré-se burló.
Nos detuvimos afuera de mi casa y, al momento de introducir la llave en la cerradura, Niall dijo:
-Harry no te avisó, ¿cierto?
Lo miré alarmada en el momento que lo hacía pasar a mi humilde casa; casi un moco al lado de la de Louis, llena de lujos y esas cosas.
-¿De qué hablas?
-______, lo conozco. Sé que no te avisó respecto al desayuno.
-No quiero hablar de eso-corrí a mi habitación en busca de mi celular.
Sentí cómo los pasos de Niall seguían los míos a mi misma velocidad, así que, en medio de una risa compartida por ambos, intenté cerrar la puerta de mi habitación, pero Niall fue más fuerte y la abrió de un golpe.
-Te haré cosquillas si no me dices-exclamó frunciendo el ceño adorablemente.
-No soy cosquillosa-me crucé de brazos.
-¿Ah, sí? Entonces no te molesta que...-y en tres segundos o menos ya se encontraba lanzándome a la cama sin quitar sus manos de mi abdomen.
-¡No, Niall, suéltame, suéltame!-reía intentando liberarme de sus manos.
-¡Jamás lo haré!-tomó mis manos y las apegó a la cama, mientras sus piernas se acomodaban a cada lado de las mías, tal como Harry lo había hecho hace unas horas.
-Niall, por favor-suplicaba entre una nerviosa risa.
-¿Sí?-rió.
-Déjame.
-Nunca te dejaré.
Sus ojos me mataban lentamente y su mirada me amenazaba con ser víctima nuevamente de sus cosquillas, por lo que no sabía si reír de nervios o por la alegría que me daba ver sus ojos.
-Me encanta tu sonrisa-susurró mordiendo su labio inferior.
Volteé mi cabeza hacia un costado mientras una sonrisa se hacía paso en mis labios.
-Por favor no dejes de mostrarla nunca-volvió a susurrar. ¡Deja de matarme Niall!
-Entonces, si me quieres ver sonreír, suéltame-dije lo menos interesada posible.
-Ya te dije: jamás te soltaría.

Honey Kisses |horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora