Capítulo 22.

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-¿Te he dicho todo lo que te amo?-susurré aún en sus brazos.
-Mmm.. no-rió adorablemente.
-Entonces... ¡te amo, Niall Horan! eres el mejor chico del mundo. Te adoro, y no quiero que nada ni nadie arruine esta relación, ¿está bien?
-Te amo demasiado como para dejar que alguien la arruine.
Besé sus labios de manera lenta y delicada, para, así, poder disfrutar de lo que tenía a mi disposición. Era increíble cómo nuestros labios hacían una mezcla tan perfecta y encajaban como dos piezas de rompecabezas.
-Te amo-musité en sus labios.
-Te amo, hermosa.
Dejó su guitarra a un lado de la cama y gateó hasta arroparse en las sábanas, justo a un lado mío. Estiró su brazo hacia la ampolleta, y de un sólo movimiento nos dejó a ambos en la oscuridad. Me acomodé dándole la espalda, y de inmediato su brazo de apoderó de mi cintura. Creía imposible poder dormir con su respiración chocando en mi cuello, pero al parecer, algo en él me hizo sentir protegida, y en menos de cinco minutos, yo ya me encontraba rendida en los brazos de Morfeo.

Un suave viento proveniente de la ventana me hizo despertar, para notar que estaba sola en la gran cama. Tallé mis ojos, mientras que por mi mente pensaba en la gran noche que había tenido con Niall hace un par de horas. ¡Jamás pude haber vivido algo mejor! Me puse de pie, intentando buscar algún rastro del rubio, pero nada. Me decidí por bajar la escalera y ver si se encontraba en algún lugar del primer piso. Y en definitiva, ahí estaba: en la terraza, con guitarra en mano, vista fija en el mar, y.. bueno, aún sin ponerse algo más que sus negros bóxers.
-Niall-susurré mientras deslizaba mis dedos por el marco de la puerta.
-Hermosa-volteó en una sonrisa. Caminó hacia mí y besó fugazmente mis labios-. ¿Cómo amaneciste?
-Bien, gracias, ¿y tú?
-Ansioso-rió como un pequeño.
-¿Por qué?-imité su risa.
-Porque mañana está de cumpleaños la personita más especial del mundo-rodeó mi cintura con sus manos.
Mierda, había olvidado mi cumpleaños; le había prometido a Louis que íbamos a salir. De seguro ahora se enojará aún más.
-Oh, sí.. mi cumpleaños-reí nerviosa-. ¿Cómo sabes cuándo es?
-Tengo contactos-guiñó sonriendo. Asentí sin mirarlo-.¿Sucede algo?-levantó mi mentón con su índice justo antes de dejar la guitarra a un lado.
-Es sólo que...-suspiré-. Le prometí a Lou que íbamos a pasar ese día juntos.
-Si quieres, le puedo decir que se vengan antes, cosa de celebrar tu cumpleaños número 17-besó la punta de mi nariz.
-¿Lo dices en serio? ¿No te molesta?-mordí mi labio inferior mientras pasaba mis manos por alrededor de su nuca.
-Claro que no me molesta. Sólo quiero que seas feliz, ¿sí?
Asentí junto antes de plasmar mis labios contra los suyos, y noté cómo ahora su sabor a miel venía en aumento, cómo sus besos me hacían cada vez más adicta a sus labios, y cómo ahora me sentía más perfecta a su lado. Amaba la manera en la que Niall me hacía sentir.
-Te amo demasiado, ¿lo sabías?-susurró.
-Eso creo-reí cabizbaja.
-Pues eso es. Te amo más que a nada en este mundo, y no me canso de repetírtelo. Quiero decir, ¿te has dado cuenta de la forma en la que parpadeas? ¿Cómo suena tu risa? ¿Cómo acomodas tu cabello en un sólo movimiento? ¿______, no te has dado cuenta de lo perfecta que eres? Eres lo más hermoso que alguna vez se me pasó por la mente. Eres mi felicidad, mi mundo, mi vida... eres lo que siempre quise, y mucho más.
-Niall-sonreí.
-¿Sí?
-Te amo-susurré antes de volver a capturar esos exquisitos labios que me habían enamorado y me había hecho saber que Niall sí estaba enamorado, y yo no era una simple chica en su vida, como tampoco él era algo pasajero en la mía. Yo no quería dejar de probar esos acaramelados besos de miel.

Pasaron las horas necesarias como para que almorzásemos, nos bañásemos y vistiésemos de una manera bastante simple: él con bermudas y polera, y yo con un vestido calipso que me llegaba cinco dedos arriba de la rodilla. Y ahora nos encontrábamos caminando descalzos y en silencio en la orilla de la playa. Sus dedos acariciaban los míos, y nuestras miradas decían todo lo que nuestros labios callaban. El sonido del desolado océano y de las gaviotas que merodeaban en el paisaje era todo lo que siempre me encantó oír, y ahora era mucho mejor, pues tenía con quien compartir ese sonido.
-¿Niall?-busqué sus celestes ojos.
-¿_______?-me miró.
-¿Qué es lo que más te gusta de mí?
-Me la pusiste difícil-rió-. Amo todo de ti.
-Pero si tuvieras que elegir una cosa... física-mordí mi labio inferior.
-Diría que tu hermosa sonrisa, la forma en que brillan tus ojos cuando hacemos contacto visual... desde la primera vez que nos vimos. Diría que lo que más me gusta de ti es tu carita de ángel y la sonrisa que ésta forma. ¿Y a ti qué te gusta más de mí?
-¿La verdad?-asintió-. Me gusta tu sonrisa.
-¿Mi sonrisa?-me miró incrédulo-. Yo la odio, es tan...
-Niall, es perfecta-me adelanté a sus pasos, quedando frente a frente, dándole una vista privilegiada al mar de ver cómo dos adolescentes de demostraban su eterno amor-. Es sincera, hermosa, y tuya. Amo la manera en la que tus ojos se esconden cuando ríes, y cómo tus ojos se iluminan cuando hablas conmigo.
-¿Sabes por qué se iluminan tanto?-negué-. Por producto de la luz que provoca tu sonrisa. Se iluminaron la primera vez que te vi. Cuando pronuncié tu nombre por primera vez, mi estómago me dijo que me había enamorado, y que no era de cualquier persona: era de la mejor chica de la tierra.
-Eres increíble-reí mientras volvía a entrelazar nuestras manos y lo hacía caminar a mi lado.
-¿Por qué lo dices?-rió.
-No puedo creer que digas tantas mentiras.
-Cosita, no son mentiras. Jamás en mi vida había dicho todas estas cosas. Las digo porque las siento... porque de verdad me gustas; es más: te amo, _____.

Honey Kisses |horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora