¿A quién mataste, madre?

25 3 0
                                    

Es increíble. En cinco minutos Kilian fue descoronado, y ni siquiera logró sostener siquiera La Corona. Nadie se atreve a salir de la habitación ahora. Estamos encerrados en mi cuarto sin decir una sola palabra. Me giro a ver a Kilian y sostengo su mano más fuerte. Todavía no me acostumbro a esta nueva imagen de pelinegro que porta, pero tampoco me atrevo a decírselo. Y creo que él menos. Nill no para de dar vueltas de un lado a otro y Dimitry mantiene su pierna derecha en constante movimiento. Nathaniel está tirado en mi cama y Milia mira por la ventana el jardín real donde creo que Azloj está dando un paseo acompañado por los reyes de los otros reinos.

La mano de Kilian está fría. No estoy muy segura de lo que todo esto pueda ocasionar en el reino. Ada nos dijo que ella se encargaría, pero no sabemos de qué manera. Por lo que sé, Tenebis no pasó por su auge con Azloj, sino todo lo contrario. Manejaba el reino según sus caprichos, sin contar que fue quien lastimó tanto a mi mamá como para convertirse en la temida Domina. Tengo un mal presentimiento. Siento que esto no va a ser bueno para el reino. No será bueno para ninguno de nosotros.

—No puedo creer que el viejo esté vivo—Nathaniel arañó el silencio con cautela, sigiloso.

—No entiendo qué está ocurriendo ¿No lo había matado la madre de Chiara?—pregunta Dimitry con un tono tan preocupado que no puede molestarme.

—Parece que ni eso hizo bien—agrega Milia. Y eso sí me molesta.

—No sabes lo que pasó, Milia—acoto, fríamente.

—Pero Domina sí sabe—se apresura a afirmar Nill al mismo tiempo que se detiene en seco de su caminata incesante. Se gira a vernos de repente. Sobre todo, me perforó la cara con su mirada—. Se encuentra en el calabozo 119.

Kilian levanta la mirada, sin ver nada en específico, y eso me pone la piel de gallina.

—Vamos—ordena.

Nadie, ni siquiera yo, ni siquiera Nathaniel que siempre tiene algo que decir, se atrevió a contradecir o a hacer omisión a aquella orden. Nos pusimos de pie y nos dirigimos hacia los calabozos. La gente nos miraba en los pasillos como si temieran cualquier movimiento que realizaramos. Sobre todo, Kilian. Me acerco a él para caminar a su lado y lo observo, pero no me mira. Está perdido en sus pensamientos y, por primera vez, me cuesta descifrar qué es lo que está pensando. Su semblante es serio y firme. Sin embargo, siento que hay algo más. Sé que no quería ser rey, pero dudo mucho que no le importara el reino o que quisiera dejar a su pueblo. Además, ni siquiera sé cuánto conocía a su abuelo; pero por lo que yo conozco de él, no me resulta alguien muy agradable.

Al entrar, un guardia nos detiene en la puerta que da al pasillo del calabozo de mi madre.

—Perdón, pero la reina prohibió el ingreso a esta área...

—Salí—ordena Kilian sin dejarlo terminar.

El guardia se mueve hacia un costado inmediatamente. Pasamos sin más directo a la única puerta al fondo del pasillo. Era brillante, se notaba pesada incluso a la vista, no tenía siquiera una ventana, ni picaporte. Nill se adelanta a nosotros y saca de su bolsillo un picaporte que coloca en la puerta, luego se gira hacia Kilian.

—Alteza, creo que sería mejor que Chiara pasara primero.

—No—responde él de inmediato.

Nill asiente, obediente, y abre la puerta. Me siento ansiosa por verla. No sé cómo reaccionar. En un costado de la habitación lúgubre, encadenada a la pared de manos, piernas y cintura, está mi madre. Su cabello se ve sucio, sus ropas fueron reemplazadas por unos pantalones y remera negros que no dejan ver su cuerpo. Sus manos son imperceptibles, pues las cubren unos gruesos círculos de metal. Se la ve decaída. Alza la vista lentamente al escuchar el ruido y nos observa con sorpresa. Busca rápidamente entre todos hasta encontrarme y se relaja contra la pared sin dejar de observarme.

—Necesitamos hablar con usted, señora...—Kilian hace una pausa esperando saber cómo llamarla.

—Domina para cualquiera—afirma ella—¿Y usted es?

—Es Kilian...mamá—contesto. Solo en ese momento lo reconoce, cuando separa sus ojos de los míos. Su sorpresa es evidente.

—¿Qué ocurrió?—me pregunta preocupada.

—No puede saber lo que pasa fuera de estas paredes. Podría ser muy peligroso—explica Milia.

—Mamá—interrumpo el ambiente tenso y me arrodillo a su lado colocando mi mano en su hombro—, necesitamos saber algo importante.

—¿Qué cosa?

Nuestros ojos no se separan. Mi corazón late muy fuerte ante la posibilidad que se cruza por mi cabeza ¿Será que podamos volver a ser como antes? No puedo dejar que ese rayo de esperanza ilumine mi corazón ¿Qué clase de deseo es el que habla por mí? Siento que me cuesta saber qué es lo que quiero. Pero no puedo distraerme de lo importante en este momento. Entonces digo:

—Tú...¿realmente mataste a Azloj?

Sus ojos se hinchan tanto que parece que se saldrán de sus cuencas. Sus mejillas se enrojecen y comienza a sudar...a temblar. Desvía su vista hacia Kilian, quien permanece inmutable.

—¿Qué pasó con tu pelo?—le pregunta acentuando su dialecto aereano.

Kilian no responde. Entonces me pongo en cuclillas a su lado y coloco una mano en su hombro. Mi madre se voltea a verme y sonríe con nerviosismo.

—¿Mamá, estás segura de que mataste a Azloj?

—Al menos lo intentó—Una voz suave nos sorprende a nuestras espaldas. El rey, portando la reluciente corona y ropas bordadas en diamantes, se encuentra reposando sobre el umbral de la puerta, y está acompañado por dos guardias. Ríe levemente mostrando una perfecta dentadura y luego agrega:—. Cuando me enteré de que estabas acá, Solar, no lo podía creer—Luego se dirige a nosotros y ordena—. Salgan, niños.

Kilian comienza a caminar, por lo que todos lo seguimos. Pero cuando paso al lado de Azloj, este me sujeta del brazo y dice sorprendido.

—Mucho menos puedo creer que tengas una hija ¿En qué basura te encontraron?

No aparto mi vista de la suya ni por un segundo. No realizo expresión. No me muevo. No tiemblo, ni temo. A lo que él sonríe. De repente, la atmósfera es rota por Kilian, quien me sostiene de la mano y afirma:

—Es mi jjirioca.

Solo entonces Azloj me suelta. Luego ríe.

—Parece que tenemos la misma enfermedad, nieto—dice.

Ninguno responde. Solo comenzamos a alejarnos y puedo escucharlo claramente antes de que cierre la puerta:

—¡Es negra! ¿Te metiste con Lux al fin y al cabo?

Nos desviamos hasta salir de los calabozos. Mi mente está vacía procesando la información. Me tomó desprevenida, pero eso solo aumenta mi descontento y termina de encender una furia que intentaba reprimir. Mientras yo siga acá, no vas a durar mucho, Azloj. 

***************************************************************************************

¡Hola, Amorcitos!

¿Cómo están? Yo aquí con mucho trabajo, pero muy contenta de estar actualizando. 

¡Espero que les haya gustado este capítulo!

No se olviden de seguirme en Instagram (_ether_22) donde subo el día a día y tengo lindo contenido para a quienes les gusta leer y escribir.

¡Danle a la estrellita :3!

¡Les amo!

Besos.

Kamu telah mencapai bab terakhir yang dipublikasikan.

⏰ Terakhir diperbarui: Feb 07 ⏰

Tambahkan cerita ini ke Perpustakaan untuk mendapatkan notifikasi saat ada bab baru!

KILIAN: Presas y cazadoresTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang