Coronación de un rey muerto

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Podrían percibir un terremoto por el constante temblequeo de las piernas de todos los presentes ¿Acaso la muerte se había dormido y olvidado las llaves sobre la mesa? ¿Por qué la Creación dejó huir a alguien con tanta facilidad? Cuando el príncipe asomó la mirada al centro del salón volteándose muy despacio, una sonrisa se posó en los labios del hombre que caminaba pausadamente hacia el trono. Todos jurarían que habían visto a la muerte a la cara.

El hombre comenzó a subir los escalones y Kilian debió hacerse a un lado. Entonces lo escuchó susurrar:

—Esa no es la realidad.

Sus ojos eran gemelos. Compartían la misma mirada apasionada. El hombre se volteó hacia el público y buscó entre sus ropas deslumbrantemente elegantes. Entonces sostuvo con orgullo en lo alto La Corona cristalina de Tenebis.El público estalló en murmullos desesperados. Chiara intercambió una mirada preocupada con Kilian, quien no sabía qué hacer exactamente. Solo había visto a ese hombre en pinturas y Chiara solo lo conocía de nombre. Frente a todos ellos se encontraba el difunto Rey sin Cabeza: Azlog. La joven observó a Nill, quien estaba pálido como una nube y aferraba su mano a la de Dimitry, este le susurró con una adrenalina contenida de manera imperceptible:

—Ese es el tipo de mis sueños...

Chiara observó a Ada y vio sus manos temblar, también las del rey Giorgio y las miradas penetrantes de las reinas de Lirio y Max de Lux. El caos parecía querer surgir en el salón y fue entonces cuando él habló:

—¡La maldad de Domina no tendría final!—El silencio se hizo de repente en el lugar. Un silencio que solo podía ser roto por él—Mi amada nodriza, a la que había dado hogar y protección, me traicionó. Pero eso no es lo peor, sino que los traicionó a ustedes ¡A ustedes! ¡El pueblo de Tenebis! ¡El pueblo de Aero! Los llevó a la guerra y los lastimó con un dolor incurable—En ese momento, desde el público se empezó a escuchar un gran bullicio de afirmaciones—¡Me condenó a las sombras! Me encerró en un abismo del que me costó casi doscientos años salir y dejó aquí una corona falsa con la que coronó al rey que ella sabía la dejaría tomar el poder ¡De no ser por mi astucia y que pude persuadirla de huir, jamás pudiesen haberle ganado!

Chiara no pudo evitar preguntarse por la Batalla de la Primera Muerte ¿Esa no había sido la razón por la que su madre había escapado? ¿Porque perdió la batalla? ¿No era motivo suficiente? Pero...su madre le había hablado sobre cómo asesinó a Azlog ¿Por qué? ¿Cómo estaba vivo?

—¡He aquí a su rey!—anunció y La Corona comenzó a centellear sobre su cabeza—¡Yo soy el rey de Tenebis!

Y con ese parlamento, se autoproclamó rey y nadie pudo objetarlo, pues La Corona yacía sobre su cabeza en todo momento. Lacayos, nobles y reyes se inclinaron ante él. Incluso Kilian. Incluso Nill. Incluso Dimitry. Incluso Milia. Incluso Nathaniel. Incluso Ada. Excepto Chiara. Chiara mantuvo su espalda recta en todo momento y sus ojos se encontraron con los de Azlog. No entendía cómo teniendo al cadáver de su hijo tras él podía mantener una sonrisa tan recta, tan deslumbrante, tan seductora. Sus hombros subían y bajaban, sus caderas se contorneaban al ritmo de su respiración. Lo único que desvió su vista, fue Kilian cayendo de rodillas sobre las escaleras del trono. La joven corrió llevándose puesto a cualquiera hasta llegar a él. Sujetó rápidamente sus cabellos plateados para dejar que las arcadas que escupía por la garganta expulsaran el líquido amarillento que rodó hasta el suelo como sangre hirviendo. Unos guardias, incluyendo a Nill y a Milia, se acercaron a socorrerlo, pero Azloj los detuvo de inmediato.

—¡Déjenlo!—ordenó con la mano en alto. Todos se congelaron en sus puestos. El rey se inclinó hacia el rostro del príncipe y fue entonces que sus cabellos comenzaron a tornarse, poco a poco, negros como la noche, como los de Ada—La farsa de Domina se termina ahora—susurró. Kilian aún no podía incorporarse—. Pero no te preocupes, nieto, seguirás en mi corte, honrándome como se debe.

Alzó la visa para volver a su puesto, no sin antes detenerse en los ojos desafiantes de Chiara que lo miraban con desprecio, desconfianza. Se puso de pie mientras que su nieto iba perdiendo todo rastro de albinismo, de santidad, de realiza. Entonces, solo era un mortal con un imperium. No valía más que cualquier otro ahí presente. Era solo un peón más del rey, de la voluntad de La Corona.

—¡Mañana daremos inicio a un nuevo reino!—proclamó Azloj—Y lo haremos con la caída de la cabeza de la mujer que intentó destruirnos.

Entonces los ojos de Kilian subieron directo hacia su amada que lo sostenía con firmeza. Quiso encontrarlos, pero estaban perdidos en la alta figura de su abuelo. Tan bello como la luna. Y tembló, no solo por notar su cabello negro, sino por la infinita atención que se ganaba de todos. Esa atención parecía la llave al infierno. No por nada su padre lo había educado en la sumisión y en la humildad. Siempre sintió presente el miedo que este tenía por la vanidad de aquel hombre que veía en los pasillos oscuros. Ningún otro rey o reina de Tenebis tenía tantos retratos espacidos por el castillo. Ninguno se había puesto por sí mismo La Corona. Nada de lo pasaba allí le transmitía paz.

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¡Hola!

¿Cómo andan, amorcitos?

Bueno, la verdad es que estuve trabada en este capítulo (en esta escena principalmente) por bastante tiempo, pero decidí ponerle un fin porque sino no iba a avanzar más. 

Espero estar actualizando más seguido ahora que tengo un poco más de tiempo.

¡Espero que les haya gustado!

No se olviden de seguirme en Instagram (_ether_22) donde subo el día a día y tengo lindo contenido para a quienes les gusta leer y escribir. 

¡Danle a la estrellita :3!

¡Les amo!

Besos.

KILIAN: Presas y cazadoresWhere stories live. Discover now