Aplicaciones indebidas

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Capítulo 9

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El viaje de Chiara en Tenebis parecía una eternidad y la mayoría de los habitantes del castillo estaban inquietos ante la presencia de la chica humana, hija de la dictadora que los tuvo meses en prisión sin ninguna justificación y con las excusas de conjeturas que solo ella y sus seguidores consentían. Las bocas sueltas perturbaban la paz que el príncipe debía mantener por estrictas órdenes de Nill, quien luchaba constantemente con intentar tomar el lugar que era de sus padres. La situación no era la mejor, pero lo intentaban.

Kilian se dispuso a ir a la Sede Principal de la Orden de los Guardianes, la cual se encontraba en el lugar conocido como "El corazón del castillo de cristal", un lugar recóndito en el centro de Tenebis al que solo podían acceder los guardianes y aquellas personas autorizadas por ellos. Ni siquiera la familia real tenía acceso si no era invitada por algún miembro. En ese sentido, los guardianes estaban por sobre la realiza, pero nunca sobre La Corona, pues a ella obedecían. La puerta era un enorme espejo de forma circular. El príncipe se paró justo en medio y esperó tres segundos mientras se rascaba la nuca, la cual se sentía venosa por las raíces del imperium que crecían a más no poder. Nill apareció desde dentro, le tomó la mano y lo introdujo con toda la delicadeza que su fidelidad a la corona le daba. Dentro, todo era similar a una enorme biblioteca de pisos y pisos y cada tanto podías encontrar puertas que daban a cuartos con espejos dentro o laberintos eternos. Todo eso había sido creado por la reina Vina junto con su imperium arcano y La Corona. Todo con el objetivo de proteger Aero. Y es que ese planeta, a diferencia del resto, se destacaba por su gran seguridad y su baja tasa en crímenes. Era uno de los mundos más seguros para vivir. Todo creado por el imperium de arcano, se repetía Kilian una y otra vez cada que el asombro lo encontraba. Debía mantenerse firme. Aunque le pareció extraño que aquellas altas e inmensas columnas estén decoradas por oro. Hay cosas que él desconocía, después de todo, su padre no se ocupó de instruirlo demasiado en la historia, desgraciadamente, pues el imperium de arcano le diría todo lo que debía saber sobre eso. Sin embargo, había más allí de lo que jamás pudo imaginar.

Nill lo guiaba por un camino recto hasta que llegaron a una puerta escondida en un pasillo por el que nadie volteaba a mirar. Cuando podían ver su reflejo con tanta nitidez como las fotografías terrestres, el joven guardián le preguntó:

—Alteza, ¿está seguro? ¿Quiere que le recuerde los riesgos?

—Muerte—repitió, Kilian ya cansado de esa palabra.

—No solo muerte. También parálisis del cuerpo, dependencia al imperium arcano, celos del imperium animal, dolor corporal, emocional; depresión, ansiedad...locura. Usar el imperium de arcano sin la Corona sólo puede acabar en la locura.

—Pero con esto podré usar sin que afecte a mi imperium y sin llevarlo puesto.

—Así es.

—Entonces hay que hacerlo. Aunque primero, intentá de vuelta sacar el imperium animal.

—Voy a tratar, Alteza.

Ambos pasan a un cuarto repleto de runas antiguas en llamas, señal de protección de Nill. Hay varias mesas con animales muertos, animales terrestres, y algún que otro órgano humano. No hay olor, todo parece limpio a pesar de que las paredes estuviesen pintadas de un rosa sucio. A lo lejos hay una camilla rodeada de velas que forman un círculo llamativo de luz roja.

—Siéntese, Alteza. Solo déjeme traer los elementos necesarios.

Kilian se sentó sin protestar, pero su larga lengua no pudo hacer caso omiso a lo que su mente pensaba.

KILIAN: Presas y cazadoresWhere stories live. Discover now