Capítulo 16: Cargos de culpa

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—¿A dónde vas?—preguntó Nathaniel a su hermano cuando todos salieron del cuarto de su padre y lo vio alejarse de inmediato.

—A la pieza de Chiara—responde este.

—¿Sin su permiso?—lo cuestiona el hermano menor a los gritos por el pasillo.

—¡Siempre lo hago!—afirma el príncipe.

—Podría ponerle el pie y no me arrepentiría—expresa Dimitry cuando todo está en silencio, a lo que todos voltean a mirarlo con desaprobación.

—Estás hablando del príncipe que te está dando hospedaje, comida y no te encerró en un calabozo después de todas tus faltas de respeto—lo confronta Nill.

—Con más razón. Parece idiota—agrega el moreno con nada de tacto para luego caminar hacia su cuarto.

—Mis más sinceras disculpas en su nombre, Majestad—pidió Nill a la reina de inmediato.

—No te preocupes. Tiene razón—comentó Milia.

Nill se dispuso a seguir a su novio hasta su cuarto. Ingresó con todo el enojo que pudo demostrar al abrir y cerrar la puerta. Dimitry, sabiendo lo que se venía, rodó los ojos y se fue al baúl donde guardaban las ropas. Allí se quitó la remera dándole la espalda al pelirrojo mientras este comenzaba su discurso.

—No podés hablar así del príncipe en frente de Su Majestad—La voz de Nill le arañaba la espalda. Dimitry solo revolvía el baúl buscando algo para cubrirse antes de empezar a sangrar, de nuevo—. Tenés que tener un poco de respeto. No estás en tu mundo, no estás en tu casa. Este lugar tiene reglas...

—Pensé que donde estuvieras tú, ese era mi hogar—recriminó de inmediato el moreno—. Pensé que habíamos acordado eso la vez que me hablaste de venir aquí ¿Ya no es así? Avísame y me voy.

—No...No estoy diciendo eso—contestó Nill con total arrepentimiento. Dimitry podía sentir el seño fruncido de culpa sin siquiera verlo.

—Sin embargo, eso dijiste recién.

—Pero no me refería a... Me refería a que acá no es como La Tierra. Tuviste suerte que Milia te apañó en esto. Pero el príncipe luchó mucho para que Chiara y tú pudiesen vivir aquí ¿Sabes todo los que estaban en contra? Medio comité se opuso por tres años a que ustedes se quedaran donde estaban. Con los príncipes peleamos mucho para que los aceptaran. Pensá que el pueblo tiene un gran trauma después de todo lo que pasó con Domina y la Tierra—Nill observaba con atención las conductas de su novio y cómo revolvía las ropas una y otra vez sin elegir ni descartar ninguna.

Mientras lo escuchaba, Dimitry estaba poniendo todo de sí para no expresar su enojo de alguna forma que resultara excesivamente violenta. Ya estaba cansado de esas discusiones días tras días y se llegaba a preguntar si estar con Nill era realmente lo mejor, pero ¿cuándo no estuvieron juntos? Están juntos desde jardín de niños. Si rompía esa relación, significaría no volver a verlo, ¿y cómo podría hacer eso? Respiró profundo una, dos, tres, cuatro veces. Y cuando Nill calló, preguntó girando parcialmente la cabeza hasta observar el pliegue de su pantalón:

—¿Terminaste?

—¿Te parece que está bien lo que hacés?—Quiso volver al tema el pelirrojo, pero su novio no lo dejó.

—¿Será que alguna vez me defenderás a mí?—cuestionó.

—¿Cómo esperás que defienda esas actitudes?—recriminó el mayor.

—¿Quieres que cambie "esas actitudes"?—volvió a cuestionar volteándose hasta quedar frente a él y verlo a los ojos de forma desafiante—Entonces tienes que prometerme que vas a preocuparte más por esta relación—Lo que dijo dejó a Nill con la boca abierta. No esperaba tanta sinceridad de su parte—. A veces parece que solo soy yo quien se ocupa de sostenernos a los dos. Si quieres que cambie, tienes que poner de tu parte también—Lo tomó de la nuca y con un rápido y fuerte movimiento lo atrajo hasta que sus narices chocaron.

—No quiero que cambies—sostuvo Nill—. Solo quiero que respetes lo que yo valoro.

—Entonces valórame más a mí—sentenció Dimitry.

El silencio rellenó cualquier espacio entre ellos. No pudieron besarse. Estaban demasiado lastimados en ese momento. Se separaron por el bien de ambos. Acto seguido, la puerta sonó desesperadamente. La cabeza de Dimitry estaba dando vueltas. Se encontraba muy mareado.

—Pase—ordenó Nill.

Un guardia bañado en adrenalina entró apresuradamente a la habitación y transmitió el mensaje que la reina había depositado en su cabeza con tanta urgencia.

—Reed, tenés que ir a los aposentos del rey. La reina te llama. Ahora—La desesperación en el hombre era tanta que los pelos de Nill se erizaron.

Este no tardó en seguir al guardia dejando atrás a un joven que apenas había logrado escuchar los últimos diálogos. Dimitry comenzó a sentir la terrible necesidad de arrancarse la cabeza por los dolores que no paraban de crecer. Poco a poco su vista se nublaba más y más y el mundo parecía ponerse de cabeza. Se sostuvo del espaldar de la cama como pudo para no caerse. Cuando su vista comenzó a perderse en la estampa de la manta, una voz resonó en la habitación.

—Échalo.

Era una voz grave, profunda, seductora. Parecía adueñarse de todo lo que estaba en el lugar, incluyendo la conciencia y voluntad de Dimitry.

—No te ama. Sácalo de tu vida—volvió a decir la voz.

Esta vez en alerta, el joven se volteó, tambaleando sobre sus pies, y miró a su alrededor. No había nada extraño ante él, pero la voz volvió a sonar a sus espaldas.

—Quítalo y entrégate a la verdadera felicidad que te mereces.

Dimitry giró sobre sus talones tan rápido como pudo y esta vez, lo encontró. Un hombre de cabellos largos y plateados, vestidos con las ropas que usaban las personas en los cuadros de los pasillos del castillo y con los ojos color celestes parecidos a los del príncipe Gaizka estaba recostado sobre la cama. La belleza de aquella persona superaba cualquier imagen que pudiese existir sobre cualquier mundo. Este miró al joven con una sonrisa y un lento pestañeo. Acto seguido, lo tomó de la cabeza y pegó su frente con violencia en la cama.

—Dejá a la peste roja y busca la libertad de la corona—ordenó.

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¡Holis!

¿Cómo andan, Amorcitos?

Acá nos vemos en un nuevo capítulo ¿Qué les pareció? ¿Qué creen que ocurrirá con Dimitry?¿Sale de esta o no? Y prepárense, porque si creen que van a poder descansar, me temo decirles que eso no será posible. Se vienen capítulos bien intensos. Igual tranqui. Todo vale la pena por ver felices a quienes amamos.

En fin, recuerden que Kilian: el reino caído está disponible en físico en al tienda de Tinta Libre y también en e-book. 

Para más datos sobre la novela pueden seguirme en Intagram (_ether_22).

¡Nos vemos en el próximo capítulo!

¡Les amo!

KILIAN: Presas y cazadoresDove le storie prendono vita. Scoprilo ora