POV Rapunzel.
Me levanté temprano, haciendo sumó cuidado para no despertar a Eugene.
Bajé las escaleras, dirigiéndome a la cocina, para encontrarme a las chicas desayunando, ya listas.
-¡Buenos días!
-¿Y esa felicidad? -preguntó la rubia, dándome un recipiente con mi desayuno ya listo.
-¿Que no puedo estar feliz en la mañana?
-Si mal no recuerdo... te levantas cada mañana quejandote y haciendo pucheros -me recordó Anna, dándome una mueca divertida.
-Y maldiciendo -apuntó Mérida.
-¡Sí! Ya he entendido -rodé los ojos, restándole importancia-. Sólo he amanecido de buen humor hoy.
-¿Por qué te levantaste temprano?
-Bueno, creo que todos tuvimos la misma idea -respondí encogiéndome de hombros-. Ayer los chicos no nos dejaron desayunar, así que opté por levantarme más temprano.
-Claro, todos pensamos lo mismo. Me la pasé todo el día con hambre, y enojada.
Reímos y el resto fue en silencio. Cada una disfrutaba su desayuno.
Es lo raro, podríamos hablar demasiado, pero cuando nos ponían la comida en frente, todas guardábamos silencio.
Escuché como los chicos bostezaban, y venían entrando a la cocina tallándose los ojos ya cambiados, excepto por el cabello de los cuatro, que estaban demasiados alborotados.
-¿Tenemos que ir a la escuela? -se quejó Kristoff.
-¿También tenemos que llevar a los bebés chillones? -preguntó Jack con fastidio.
-Sólo fue una vez -le recordé.
-Si, hola chicas ¿Cómo amanecieron? Nosotros bien... despeinados -habló sarcástica Mérida, ganándose una mirada cansada por parte de los cuatro-. Ya. Pero es en serio, deberían peinarse.
-Algún día. ¡Pero hoy no es ese día! -Hiccup le sacó la lengua.
-¿Nos vamos? -preguntó Eugene-. Como el orden en el que íbamos ayer.
-Claro, sin perderse -Anna le dedicó una mirada a Hiccup, que agacho la mirada.
-Sin perderse -repitió el castaño, haciéndonos reír.
Eugene se subió a su auto al mismo tiempo que yo. Había un silencio incómodo entre nosotros, la tensión era tanta que se podía cortar con unas tijeras.
Suspiré profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para pedir perdón.
-Lo siento -dijo él adelantándose, lo miré sorprendida.
-¿Disculpa?
-Me siento un completo idiota por las decisiones que tomé -su voz salió con brusquedad-. Tienes razón, si hubiera hablado contigo desde el principio, nos estaríamos ahorrando todo este lío.
Apretó los labios y sus manos contra el volante, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.
-No te preocupes -fue lo único que atiné a decir en un susurró, me aclaré la garganta, mirándolo-. ¿Si sientes algo por ti?
-Ya te lo dije, Rapunzel. Estaba tan acostumbrado a tus bromas, a llamarte mejor amiga. Cuando conocí a Fernanda fue todo lo contrario a ti. No tiene aquella alegría y humildad que posees tú.
Me miró de reojo a lo que aparté la mirada adivinando que mis mejillas habían tomado un tono rosado.
-¿Estás seguro? -pregunté tímidamente.
-Dos años sintiendo algo por ti. No creo que esté confuso. Ya sabes, dicen que el amor llega cuando menos te lo esperas, y con la persona que menos te imaginas. Y jamás me imaginé sentir algo por mi ex mejor amiga.
Me reí nerviosamente. Mordiéndome el labio.
En mi vista se podía divisar la gran estructura del instituto.
-¿Y por Fernanda?
-Le tengo aprecio, pero no tanto como a ti.
-¿Entonces por qué sigues con ella?
Se encogió de hombros, ladeando un poco la cabeza.
-No lo sé... creo que es costumbre. Los hombres somos malos en este tema del amor, ¿sabes?
-Lo creo -me reí.
Eugene aparcó el auto en el estacionamiento. Me atreví a mirarlo, que estaba concentrado en revisar su mochila.
-Podríamos empezar de nuevo -ofrecí-. Ya sabes, como Hiccup y Mérida.
-¿De nuevo?
-O al menos, desde que éramos amigos.
-¿Me acabas de aplicar en la Friendzone?
Me reí y me incliné para darle un beso en la mejilla.
-Tal vez.
Agarré mi mochila y el bebé saliendo de auto, dejando a Eugene con una sonrisa.
POV Anna.
-Oh Dios -me quejé sosteniendo bien la mochila.
Mis cuadernos pesaban, y tenía que llevarlos bien a mi casillero. Estaba tan concentrada mirando aquella mochila que parecía que se iba a romper en cualquier segundo que no me fijé cuando choque con un pecho.
De no ser por la persona que me agarró de las muñecas, hubiera terminado en el suelo.
Levanté un poco la mirada para encontrarme a un chico pelirrojo con unos grandes ojos verdes.
-Lo siento, soy muy despistada -me reí soltándome de su agarre, lista para recoger las cosas que habían terminado en el suelo.
-No te preocupes -él se agachó junto a mí, ayudándome con los libros que habían salido de mi mochila-. Me llamo Hans.
-Anna -le contesté, dedicándole una sonrisa amable.
-¿Ya estabas estudiando aquí? -preguntó confuso-. Es que no te había visto.
-¡Oh! Sí.
-¿Y el bebé? -ahora su tono fue divertido.
Ambos nos levantamos del suelo cuando pude recoger metiendo los útiles a la mochila.
-Se lo dejé a mi compañero -hice un ademán con la mano, restándole importancia-. ¿El tuyo?
-Lo tiene mi compañera -se encogió de hombros mientras una sonrisa adornaba su rostro.
-¿Qué clase tienes? -decidí cambiar de tema.
-Ingles... ¿Y tú?
-¡También! -dije un poco animada, lo jalé del brazo haciéndolo reír-. Lo siento, pero suelo encariñarme rápidamente con las personas.
-No importa.
El día se había pasado rápido, estábamos en pleno receso. Pero al parecer los chicos decidieron sentarse con nosotras en la misma mesa.
-Conocí a un chico -informé.
Todos las miradas se posaron en mí, haciéndome reír con nerviosismo.
-¿Era guapo? -preguntó Rapunzel, aunque Eugene le dedicó una mirada.
-Es -le corrigió Jack-. Creo que aún no ha muerto.
-¿Podemos conocerlo? -preguntó Elsa, ignorando el comentario que había echo el peliblanco.
-Bueno... tal vez -sonreí.
-¿Cómo se llama? -preguntó Kristoff.
-Hans, no sé si lo conozcan.
Ellos negaron con la cabeza.
-No hemos oído de él -respondió Hiccup.
-Perf... -mi oración fue interrumpida por una mano posándose en mi hombro. Giré la cabeza para encontrarme con unos ojos verdes, los mismos con los que me había encontrado en la mañana.
-Hola -saludó, radiante-. ¿Tú mochila sigue con vida?
-Un poco -respondí, alzándola.
Él miró a todos en la mesa.
-Hola -saludó.
Empezaron las presentaciones con todos, sin embargo, las chicas fueron las que más hablaron con él.