Capítulo 4

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POV Anna.

El día se había pasado rápido, ye estábamos en la casa intentando que no lloraran los bebés... ahora que lo pensaba, la bebé de mi hermana era la única que había llorado, hasta ahora.

El timbre me sacó de mis pensamientos ya que tocaban desesperadamente.

-¡Esperen! -grité ya que me iba a explotar la cabeza.

Abrí, encontrándome con brillos por donde mis ojos pasearan.

-Quita -habló Tooth, haciéndome a un lado con aquellas manos que portaban muchas pulseras-. ¿Dónde están?

-No se encuentran -exclamé, fingiendo pena, aunque en mi rostro reservará una de las mejores sonrisas falsas que pudiera ofrecer.

-¿Se puede saber a qué lugar se fueron?

-Iban a comprar comida, ya que aquí no tenemos nada.

-¿Y tus amigas? -preguntó la rubia, inspeccionando todo el lugar con la mirada.

-Los chicos se la llevaron -le respondí con calma, ante ya a aquellas reacciones que saldrían bajo aquellas palabras.

-¿Qué? ¿Jack se llevó a Elsa? -el rostro de Tooth adoptó un semblante frío, al igual que sus ojos.

-Sí, pero no sólo a ella.

-¿Ellos se llevaron a ellas, o se metieron en los planes? -ahora fue Karla la que alzó la voz.

-Ellos las quisieron llevar -repetí, tratando de guardar toda la paciencia que tenía para que no escapara.

Todas guardaron silencio, analizando las últimas palabras que les había dicho, pero segundos después los ojos cafés de Karla se posaron en los míos, y una sonrisa, seguida de una leve risa se escaparon de sus labios. Y todo encajo; pensaba que ellos no me quisieron llevar, o mejor dicho: su novio.

-¿Y Kristoff no te quiso llevar? -sus ojos adoptaron un aire ganador, pensando que había logrado herirme.

-Te seré sincera -mi voz adoptó un tono triste, lo que hizo que su sonrisa se esparciera-. ¡Sí! Kristoff me quiso llevar, pero yo no quise por qué... ¿Quíen cuidaría a los bebés? -su sonrisa desapareció, sin dejar rastro de ella.

-Ya déjala, sólo lo hace para fastidiarte. Que es lo único que sabe hacer -la tranquilizó Fernanda, poniendo una mano sobre el hombro de su amiga.

-¿Se han visto en un espejo?

-¿Qué estamos haciendo aquí? -la pelinegra se dirigió a sus amigas, apuntándome-. No están ellos, no quiero aguantar a alguien con poca educación.

Las tres salieron, agradecí internamente el que la puerta estaba abierta, así que pude cerrarla y caminar tranquila hacia la cocina. Olvidando los últimos minutos.



-¡Está bien pesado! -los quejidos de Eugene se presentaron, atrayendo mi vista hacia la puerta.

-Deja de llorar, que eres hombre -le riñó Rapunzel.

-No lloraré.

-Pues deja de quejarte -y le aventó un cojín que se encontraba en el sillón, haciendo que todos riéramos y él soltara otro quejido.

Me acerqué a las chicas, menos a Punzie y les susurré.

-Típica pelea de novios.

-Lo sé.

-Harían muy buena pareja -observó Mérida.

Yo iba a decir algo pero se metió Punzie haciéndonos callar.

-¿De qué hablan que no le cuentan a su hermosa amiga?

-Ahorita vinieron ellas -hice un ademán hacia los chicos y ellas tres me miraron con los ojos como platos-. Pero tranquilas, se fueron muy, muy enojadas.

-¿Les dijiste qué ellos nos quisieron llevar? -en los ojos de mi hermana brillo la venganza.

-¡Sí! Y quisieron matarme ahí mismo.

-Esas son amigas.

-Oigan ya sabemos que el chisme está bien interesante, pero ya tenemos que dormir -el castaño con ojos verdes se opusieron en nuestro camino, metiéndose entre las cuatro.

Todas asentimos y nos dirigimos a nuestro cuarto cada una.

Cuando estaba a nada de dormirme, escuché la puerta abrirse y cerrar levemente, segundos después él como una parte de la cama se hundía y Kristoff se movía, dándome la espalda.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora