Capítulo 9.

9.8K 776 144
                                    

POV Rapunzel.

Me levanté temprano, haciendo sumó cuidado para no despertar a Eugene.
Bajé las escaleras, dirigiéndome a la cocina, para encontrarme a las chicas desayunando, ya listas.

-¡Buenos días!

-¿Y esa felicidad? -preguntó la rubia, dándome un recipiente con mi desayuno ya listo.

-¿Que no puedo estar feliz en la mañana?

-Si mal no recuerdo... te levantas cada mañana quejandote y haciendo pucheros -me recordó Anna, dándome una mueca divertida.

-Y maldiciendo -apuntó Mérida.

-¡Sí! Ya he entendido -rodé los ojos, restándole importancia-. Sólo he amanecido de buen humor hoy.

-¿Por qué te levantaste temprano?

-Bueno, creo que todos tuvimos la misma idea -respondí encogiéndome de hombros-. Ayer los chicos no nos dejaron desayunar, así que opté por levantarme más temprano.

-Claro, todos pensamos lo mismo. Me la pasé todo el día con hambre, y enojada.

Reímos y el resto fue en silencio. Cada una disfrutaba su desayuno.
Es lo raro, podríamos hablar demasiado, pero cuando nos ponían la comida en frente, todas guardábamos silencio.

Escuché como los chicos bostezaban, y venían entrando a la cocina tallándose los ojos ya cambiados, excepto por el cabello de los cuatro, que estaban demasiados alborotados.

-¿Tenemos que ir a la escuela? -se quejó Kristoff.

-¿También tenemos que llevar a los bebés chillones? -preguntó Jack con fastidio.

-Sólo fue una vez -le recordé.

-Si, hola chicas ¿Cómo amanecieron? Nosotros bien... despeinados -habló sarcástica Mérida, ganándose una mirada cansada por parte de los cuatro-. Ya. Pero es en serio, deberían peinarse.

-Algún día. ¡Pero hoy no es ese día! -Hiccup le sacó la lengua.

-¿Nos vamos? -preguntó Eugene-. Como el orden en el que íbamos ayer.

-Claro, sin perderse -Anna le dedicó una mirada a Hiccup, que agacho la mirada.

-Sin perderse -repitió el castaño, haciéndonos reír.

Eugene se subió a su auto al mismo tiempo que yo. Había un silencio incómodo entre nosotros, la tensión era tanta que se podía cortar con unas tijeras.
Suspiré profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para pedir perdón.

-Lo siento -dijo él adelantándose, lo miré sorprendida.

-¿Disculpa?

-Me siento un completo idiota por las decisiones que tomé -su voz salió con brusquedad-. Tienes razón, si hubiera hablado contigo desde el principio, nos estaríamos ahorrando todo este lío.

Apretó los labios y sus manos contra el volante, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.

-No te preocupes -fue lo único que atiné a decir en un susurró, me aclaré la garganta, mirándolo-. ¿Si sientes algo por ti?

-Ya te lo dije, Rapunzel. Estaba tan acostumbrado a tus bromas, a llamarte mejor amiga. Cuando conocí a Fernanda fue todo lo contrario a ti. No tiene aquella alegría y humildad que posees tú.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora