No Soy Esa Chica

By Isabella-Cardenas

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[LIBRO UNO DE LA DUOLOGÍA "SOY"] Para Carla Lee, enamorarse es una gran ilusión. Sueña con tener una de esas... More

CARTA DE LA AUTORA
PRÓLOGO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDOS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
CAPÍTULO CUARENTA
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO
CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE
CAPÍTULO CINCUENTA
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO CINCO

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By Isabella-Cardenas

Carla

—¿Hola? —vuelvo a preguntar, ya que, nadie responde detrás de la línea.

Después de unos minutos, la misma voz masculina que había escuchado antes se digna a hablar.

—Hola.

—¿Con quién hablo? —mi voz es dura y persistente.

—Ya me conoces, Carla.

Eso me deja desconcertada y también un poco asustada, lo que hace que la dureza que antes decía tener se vaya desvaneciendo, pero, aun así, después de unos segundos logro reunir un poco de firmeza en mi voz para responder.

—Dime quién eres o cuelgo.

—Pero si eso ya lo sabes —lo dice como si fuera lo más normal y obvio del mundo tener esta llamada—, Pero te ayudaré, ya que al parecer no logras descifrarlo —continua—. Te daré una única pista, ¿Sí?

No le respondo, permaneciendo callada, pero él toma mi silencio como un sí.

—De acuerdo. La primera y única pista que te daré es que soy un chico muy guapo, con cabello tan negro como el carbón y ojos grises de un color similar al humo, ¿No te suena? —indaga. ¿Qué tipo de comparación es esa?—. Ah, se me olvidaba, soy el hermano de tu mejor amiga, Lara, o más conocido como el asesor.

Me quedo en shock. ¿Cómo es que el hermano de Lara consigue tanta información sobre mí?, en ningún momento le di mi número, lo que me hace preguntarme... ¿De dónde lo sacó?

Niego seguidamente con mi cabeza y paso a enfrentarlo por lo que dijo hace segundos atrás.

—¡Que engreído eres! —expongo—. ¿Un chico muy guapo?, ¿Es en serio?

—Tú sabes que lo soy —habla con altivez.

—¡Claro que no!

¡Y claro que sí!, el hermano de Lara es muy guapo, se podría decir que incluso sexy, pero no se lo diría, nunca lo haría.

—Sabes que sí —me dice, y me puedo imaginar que, al otro lado de la línea, en donde sea que esté, su rostro tiene una sonrisa en este preciso momento. Decido cambiar de tema y le pregunto algo que me carcome la cabeza.

—¿Cómo conseguiste mi número?

—Me lo dieron.

—¿Dónde?

—Por ahí.

¡Por Dios! ¡Quiero matarlo!

—Entonces... ¿No me lo vas a decir? —dije, un poco irritada.

—No.

—¿Por lo menos me dirás tu nombre?

—No —responde, sereno—. Averígualo.

—¿Sabes qué? —digo, ya cansada de esto—. Adiós —termino la llamada.

Si quiero buscar respuestas a mis preguntas, no las buscaré en él, es el menos indicado en ayudarme.

Todavía no lo conozco muy bien, pero sí lo suficiente como para saber que no es el tipo de chico con el que no saldría ni a dar una vuelta por el parque, ni mucho menos a una cita... ¿¡Por qué estoy pensando en tener una cita con él!?, aquí es cuando sé que en verdad su llamada me afectó. 

Decido mejor dejar de pensar en el hermano de Lara y en su llamada, y me dedico a conectar mi celular al bafle vía bluetooth para escuchar música mientras hago el aseo del hogar, como tenía planeado hacer antes de la intromisión del idiota por el que acabo de hablar por teléfono.

Solo... Tengo que dejar de pensar en él.

*

Son la seis de la tarde y puedo decir que por fin he terminado de hacer lo que tenía pendiente.

Me encuentro acostada en mi cama con el control en mi mano mientras busco alguna película que me llame la atención en Netflix.

Mi papá todavía no ha llegado a casa, pero es entendible, dijo que llegaría tarde, así que estoy sola desde temprano.

Mis sábados no suelen ser emocionantes, siempre termino viendo alguna película o leyendo un libro, nada del otro mundo.

Después de tanto buscar, buscar y buscar, no encuentro nada interesante para ver y me rindo. Decido enviarle un mensaje de texto a Lara, para preguntarle que está haciendo y ver si se puede pasar por mi casa.

Escribo un mensaje saludándola y al segundo siguiente presiono el botón de enviar. De inmediato, me llega un mensaje de ella respondiéndome. 

Larita: ¡Holaa!

Le respondo al instante.

Yo: ¿Estás ocupada?, ¿No quieres venir a hacerle visita a tu linda mejor amiga?

Larita: No, no estoy ocupada, y sí, sí quiero ir a tu casa. Estoy allá en diez. 

Su mensaje hizo que una gigantesca sonrisa se formara en mis labios.

Yo: ¡Te adoro, nos vemos! 

Por último, le mando un tierno Emoji de besito.

Lara cumplió con su palabra. Pasan exactamente diez minutos y el timbre de mi casa suena. Bajo a toda prisa de mi habitación y voy corriendo hacia la puerta principal para poderle abrir.

Lo primero que tenía planeado hacer al verla, era saludarla, pero cuando la veo, me doy cuenta de que tiene una maleta colgando de su hombro derecho.

—¡Pijamada! —dice en un tono muy alegre—. Espero que no te moleste, mi casa es un caos.

Sonrío, entendiéndola.

—Claro que no me molesta, amo tenerte en mi casa —le soy sincera—. Pero... ¿Qué pasó?

—Mi hermano pasó —no oculta el desánimo, dejando la alegría de hace unos segundos atrás, mientras le doy paso para que entre—. Pero no me gusta hablar sobre él, ni con él. Espero que comprendas.

—Comprendo —le digo junto con una sonrisa—. Tú solo pasa.

Ella entra del todo a la casa y subimos las escaleras para entrar y acomodarnos en mi habitación. Cuando llegamos, Lara deja su maleta en el suelo a un lado de mi armario, se sienta en mi cama y yo hago los mismo del otro lado.

—¿Vemos una película? —le sugiero para tratar de animarla un poco.

—Sí, por favor —acepta—. También podríamos hacer palomitas.

—No, palomitas no —la detengo—. Tengo que bajar las escaleras y cocinar para eso —le digo con un aire perezoso en mi voz.

—¡Pero que perezosa eres! —me recrimina—. ¿Cómo es que no te da pereza hacer las tareas?

—¡También me da pereza hacer tareas! —me defiendo—. Pero prefiero hacer tareas a tener que volver a limpiar la cocina. ¡Se va a volver toda grasosa!, además, no quiero defraudar a mi madre y a mi padre, eso lo sabes.

—¡Bien! —concuerda—. Entonces pidamos una pizza.

—Está bien, pero tú bajarás por ella —le advierto, señalándola.

—No hay problema —estableció—. Busca una buena película mientras la pido.

—¡No! —la contradigo de inmediato—. Tú búscala y yo pido la pizza. Ahora pasé más de una hora buscando una, y al final, no encontré nada.

—Okey —acepta para contentarme—. Entonces, yo busco la película y tú llama a la pizzería.

—Me parece perfecto.

No tardo nada en tomar mi celular para llamar a la pizzería más cercana y, por supuesto, nuestra favorita; la Pizzería de Boo's. Después del tercer timbre, me contestan y encargo una pizza grande de pepperoni con doble queso y una adición de orégano. Esa es la que siempre pedimos, y me informan que llegará aproximadamente en cuarenta y cinco minutos.

—Listo —le digo a Lara—. ¿Qué película escogiste?

—Crepúsculo, así podemos hacer un maratón y quedarnos despiertas hasta tarde.

—Me encanta —le sonrío por la buena elección.

—¿Esperamos a que llegue la pizza o la empezamos a ver de una vez? —me pregunta Lara.

—Es mejor empezarla de una vez —le sugiero—. La pizza tardará un poco...

Ella concuerda conmigo y nos ponemos cómodas, para seguidamente, Lara darle play a la película.

No pasan más de quince minutos desde que comenzamos a ver la película y decido interrumpirla haciéndole una pregunta a Lara, pregunta que desde hace tiempo tengo en mi mente, la cual no me deja en paz.

—Puedo preguntar... ¿Qué fue lo que hizo tu hermano?

—Él... —Lara se pelea entre qué decir—. Suele discutir con mis padres, pero no tengo ni idea del porqué.

—Oh —no sé qué más decir.

Me pregunto por qué el hermano de Lara pelea tanto con sus padres, es algo que me da demasiada curiosidad, pero eso no es asunto mío, por ende, es mejor no meterme, así que, decido dejar atrás el tema de las peleas de la casa de Lara y aprovecho que estamos hablando sobre su hermano para hacerle otra pregunta un poco menos privada.

—¿Cómo se llama tu hermano?

Lara pone pausa a la película para fijar su completa atención en mí, pero antes de que ella pueda responder, el timbre de mi casa suena, indicándonos que llegó la pizza.


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