— Cobra
Cobra es un hombre delgado, de estatura media y piel morena, con el pelo de punta de color rojizo o carmesí que es peinado al alza, además de un mechón que cubre su frente y dos flequillos enmarcando su rostro. Se ha observado que tiene características de serpiente, con los ojos rasgados de alguna manera similares a Natsu, una nariz más bien plana y prominentes caninos. También luce un pendiente circular simple en la oreja izquierda.
Él tiene una cicatriz en su ojo derecho el cual lo mantiene cerrado.
— Valla, menuda manera de recibirme — Comentó el chico de cabellera carmesí descruzamdose de brazos mientras negaba una y otra vez con su cabeza — Seguis todos exactamente igual, incluso en aspecto — dijo este mirando con sus ojos entre cerrados a la peli azul.
— ¿¡Por qué me miras justo a mi!? — gritó exaltada la peli azul mientras lágrimas caían de manera cómica.
— No era por ofender — afirmó Cobra alzando sus hombros con algo de desinterés acercándose al grupo de los pecados — Lo que si que es raro es que una chica esté abrazando a Natsu, generalmente las chicas huyen de él.
— Al menos a mi no me abandonó mi serpiente — comentó el peli rosa entre cerrando sus ojos mientras de manera inconsciente acariciaba la parte de atrás de la cabeza de la blonda.
— Golpe bajo
— ¡Yo creo que eso fue un contra ataque! — gritó Gajeel dando un salto al aire, pero gracias a su torpeza a causa de la borrachera cayó al suelo de espalda haciendo que se quejara de dolor.
— 2 minutos — afirmó Sting mirando con cierta extrañeza y a el peli negro — nuevo récord
— Patético — comentó el hombre con la Cicatriz negando una y otra vez con su cabeza.
— ¡¡Cayate escamoso!!!
— ¿Escamoso?
— Déjalo, Gajeel-san siempre pone motes extraños — comentó Wendy con una pequeña gota de sudor cayendo por su cien.
— Pero eso no explica cómo es que hay una mujer abrazada a el cabeza hueca — indicó Cobra señalan a la princesa la cual parecía que se había quedado dormida por la borrachera en los brazos del peli rosa — ¡No estoy envidioso! ¡Deja de pensar eso! — gritó exaltado el pecado de la cabra de la lujuria mirando con sus ojos entre cerrados y su ceño fruncido a el dragon Slayer.
— es imposible no hacerlo, la has mirado de tal manera que demuestras que te gustaría estar en su lugar — comentó Sting colocando sus manos sobre su rostro mientras negaba una y otra vez con su cabeza.
— ¡¡No empieces con tus mariconadas Sting!! — protestó Cobra lanzandole un ataque de veneno a el rubio el cual de un rápido movimiento lo esquivó.
— ¡Cayate y vete a por tus serpientes cabron! — protestó Sting-san rodeando su mano derecha en magia de luz.
Mientras se volvía a desatar una de las típicas batallas entre los dragon slayers y Wendy se escondía junto a Happy debajo de la barra de el bar abrazándose con fuerza.
Pero.....
¿Donde están el pecado de la ira y la princesa?
El peli rosa subía las escaleras hacia las habitaciones. La blonda maga celestial estaba siendo sujetada por el dragon slayer, estando esta apoyada contra el pecho de el peli rosa. Con su rostro y barbilla apoyado sobre el hombro de el peli rosa además de tener sus manos apoyadas sobre el pecho de el ojo jade. Natsu la sujetaba de las piernas para que no se cayera al suelo y teniendo sus piernas alzadas.
— Valla, te ves preocupado
— ¿Cómo no estarlo? Pienso que algo malo está pasando, ella comenzó a recordar — susurró con cierto tono molesto el peli rosa acabando de subir las escaleras.
— No tienes por qué preocuparte, sabes que no es tan fácil que ella recuerde.
— Lo se pero — el peli rosa bajó su cabeza mientras mordía su labio inferior, parecía estar recordando algo horrible. Enarqueo sus cejas con preocupación.
— Te preocupas por ella.
— Más que de mi propia vida
La rubia de cabello largo, pequeña estatura y ojos jades se colocó en frente de Natsu, aquellas pequeñas alas de su cabeza se movieron en un rápido movimiento. Sus ojos estaba entre cerrandos mirando con ternura al pelo rosa.
— El amor nos hace decir locuras eh — dijo la blonda juntando sus manos en frente suyo mientras desviaba su mirada hacia un lado.
Ella tenía una mirada nostálgica y ella misma comenzó a asomar una leve sonrisa melancólica en su labios.
— Mavis, tu deberías entenderme mejor que nadie — el peli rosa sin ningún cuidado atravesó el cuerpo fantasmal de Mavis para sujetar el pomo de la puerta.
La rubia de cabello largo se separó rápidamente de Natsu mientras inflama sus mejillas cual niña pequeña apretando sus puños con fuerza.
— ¡No me atravieses! ¡Es extraño! — protestó la rubia .
— No te pongas en medio
Natsu abrió la puerta y volvió a sujetar la pierna de la blonda. Podía sentir el aliento de la respiración de Lucy en su cuello, no sabía por qué pero eso le daba en algunos casos escalofrío.
El peli rosa acercó a la dormida rubia a la cama y la dejó con una extraña delicadeza sobre la cama y sobre las sábanas. La blonda se quedó allí tumbada con una de sus manos sobre su estómago mientras que su otra mano la tenía al lado de su cabeza.
El pecho de la blonda subía y bajaba por su respiración, su boca entre abierta y su cabello levemente desordenado. Sus mejillas están levemente sonrojadas por el alcohol.
— Hacía mucho que no la veía así — dijo con cierto tono nostálgico el peli rosa poniéndose de cuclilla al lado de la cama estando justo en frente del rostro de la blonda.
— ¿Borracha?
— Tranquila — contestó el peli rosa.
Natsu alzó su mano y la colocó sobre la mejilla de la blonda acariciando con su dedo pulgar la mejilla de la maga celestial la cual soltó una especie de ronroneo con una sonrisa boba en sus labios.
El peli rosa apoyó su rostro sobre su brazos el cual lo tenía apoyado sobre la cama con una sonrisa en sus labios. Sin embargo en sus ojos se reflejaba algo de melancolía.
— Te asustaste cuando viste sus ojos ¿Cierto? — Cuestionó la rubia colocándose al lado del peli rosa mirando de la misma manera a la princesa.
— Pensé que la hiba a volver a perder, y yo no quiero que — la voz de el dragon slayer comenzó a quebrarse levemente
— Natsu — se escuchó la voz de Lucy mencionarlo con un tono triste, la blonda seguía dormida pero parecía estar hablando en sueños — No, no, por favor, no te vallas — gimió entre quejidos la blonda.
— No te preocupes Luce, nunca dejaré que te alejen de mí.
Continuará ...
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