↠ Phoebe ↞
Alex se la ha pasado cantando en su asiento desde el avión despegó hace más de dos horas... si no la amara, ya la habría lanzado por la puerta.
—Alex... —le dice papá claramente ya alterado — ¿Recuerdas cuando solíamos jugar a quien hacía más silencio?
—No era un juego, solo querías que me callara.
—Exacto, hazlo ahora, linda —le dice mi padre con una linda sonrisa. Mamá y Kenzie comienzan a reír y continúan en sus cosas.
— ¿Mamá? ¿Crees que pueda tener un elegante? —pregunta Theo desde la parte trasera del avión.
—No puedes tener un elefante, Theo.
— ¿Por qué no? —le responde mi hermano de manera infantil.
— ¿Cómo se te ocurre llevarte un elefante a casa? No puedes tenerlo en tu habitación y tampoco en el patio... conformare con los que hay en el zoológico.
—Pero...
— ¡Theodore! —le dice papá de manera firme haciéndolo callar. Sophie comenzó a reír y Theo la miró con el ceño fruncido entre risas.
El resto del viaje fue bastante tranquilo hasta que a Alex le dio por preguntar cada diez minutos cuanto faltaba para llegar.
En el momento en que aterrizamos en Berlín para llenar el tanque y descansar un poco, fue cuando supe de inmediato que lo que sea que hubiese ocurrido entre mi hermano y Sophie, aún existía.
Se bajaron del avión uno junto al otro, y mientras atravesaron la pista, pude notar como sus manos se entrelazaron. En teoría, Theo salía con Noah ¿No? ¿Eso quería decir que mi hermano la estaba engañando?
— ¿Notaste eso? —preguntó Alex acercándose a mi lado señalando levemente a mi hermano y a Sophie quienes caminaban frente a nosotras.
—Tranquila, no creo que sea algo de que preocuparse —le dije y ella comenzó a mirar su teléfono celular.
Unos segundos después de pasar a una sala de espera bastante elegante, mi teléfono fue el que comenzó a sonar en mi bolsillo.
¡Ni siquiera tengo señal aquí en Alemania!
— ¿Hola? —contesté no muy segura.
—Linda vista, ¿cierto? Un clima perfecto para volar, y más cuando hay traidores, mentirosos y asesinos a tu alrededor, ¿No lo crees, Phoebe?
—Teddy... —dije acercándome a mi hermano que estaba jugueteando con Sophie en una esquina de la sala. No sé exactamente como estaba mi cara, pero el cambio de actitud en su mirada y la forma en la que se levantó del asiento en el que estaba.
— ¿Qué te ocurre? —Despegué el teléfono de mi oreja y observé la pantalla. La llamada había finalizado, mi teléfono seguir sin señal alguna y no el numero era desconocido —Oh Dios no... ¿A ti también? —dijo en voz baja alejándome de las personas.
—A ti te...
—Si, pero ¿Qué te han dicho? ¿Te han obligado a hacer algo?
— ¿Por qué no me dijiste...?
— ¡Dime, Phoebe! —gritó Theo, ganándose las miradas de todos a nuestro al rededor.
Me congelé al ver a mi hermano tan alterado, pero cuando papá llegó a verificar lo que sucedía, Theo simplemente se dio media vuelta para volver a su sito junto a Sophie. Algo le dijo intentando calmarlo, pero yo ya estaba observando la ventana y los aviones salir como para darme cuenta de sus movimientos.
— ¿Señor Schlesinger? —la voz de un hombre llamado a papá me sacó de la burbuja en la que estaba —Todo se encuentra listo.
Alex se levantó de un salto de su asiento y se colocó un audífono en uno de sus oídos. Sophie parecía estar conteniendo a Theo y mis tíos comenzaron a caminar junto a mi madre hasta la salida de la sala.
El vuelo a Bangkok fue más rápido de lo que imaginé y cuando bajamos del avión, una bienvenida al estilo tailandés de lo más peculiar fue la forma en la que nos recibieron.
— ¿Qué es todo esto? —preguntó mamá sorprendida acercándose a papá — ¡Charles! —lo abrazó besándolo en el camino.
—Siempre lo mejor para ti —le respondió papá besando a mi madre.
Desde niña siempre soñé con tener una relación como la de ellos, y ahora que estoy bien con Josh, quiero creer que será posible, en algún momento.
— ¡Bienvenidos a Tailandia! —dice un grupo de personas frente a nosotros en un idioma que quiero asumir es Tailandés.
— ¿Qué carajos? —dijo Theo hacinemos reír a todos.
—No tengo idea —le respondió Alex —, recuérdame comprar un diccionario —dijo entrelazando su brazo con el mío para continuar caminando.
***
— ¿Que tanto haces en el baño niña? ¿Si entiendes que todos necesitamos una ducha, verdad? —los gritos de Theo se escuchan junto a los golpes que le está proporcionando a la puerta.
—En unos minutos salgo, tonto, deja de golpear así —le riño de vuelta.
Me tomé mi tiempo para secar mi cabello. Al ser la primera vez que veníamos a Tailandia, no teníamos idea de cómo sería el hotel, normalmente papá compra algo enorme, lujoso y cómodo, pero ésta vez, por hacerle caso a mamá, dio la autorización de que ella tomará las riendas del asunto, dejándola a cargo de todo junto con Kenzie.
Estamos hospedados en algo llamado "Hotel de la Vida" o al menos eso fue lo que logramos traducir con el pequeño diccionario que Theo compró cuando salimos del aeropuerto.
— ¡Phoebe, por el amor a Dios, apresúrate! —los gritos, esta vez de Alex eran los que hacían eco.
—Un minuto
— ¡Llevas un minuto desde hace una hora! —Terminé de secar mi cabello y abrí la puerta.
—Listo, ¿contentos?
— ¡Gracias!
— ¡Al fin! —dice Theo, mientras comenzaba a pelear por quien entraba al baño.
El lugar es bastante agradable, pero lo que mamá no sabía era que este es un lugar espiritual de rejuvenecimiento del alma y muchas cosas raras más...
Y solo hay un baño.
Así es, estamos en suites, ya que al ver el lugar, simplemente papá no podía quedarse callado, y luego de horas discutiendo con Kenzie y mamá, al final accedió siempre y cuando nos hospedáramos en las mejores habitaciones que el establecimiento pudiera darnos.
Y éramos bastantes personas.
El "Hotel de la Vida" solo contaba con dos suites de un tamaño bastante acogedor, y dos suites imperiales, que a lo único que se diferenciaba de las otras era que tenía una pequeña cocina incorporada. La cara de asco que papá hizo fue épica, pero como accedió a otorgarle total control a mamá, y créanme eso pasa muy escasas veces, no tuvo más opción que hacer la peor cara posible y rendirse.
Alex, Theo y yo estamos en una de las suites pequeñas. La habitación tiene dos camas algo pequeñas, mi cama en Nueva York es diez veces más grande, y como debíamos dormir los tres juntos, juntamos ambas camas para hacer una mas grande, que ni siquiera así se acercaba a la mía, y solo teníamos un baño, lo que ha sido toda una odisea desde que llegamos. Garrick, Louise y Sophie están en la suite junto a la nuestra y en las imperiales están en una mamá y papá, y en la otra la Kenzie y Mike.
Thailandia es caliente, y muy húmedo, así que he tenido que recoger mi cabello y usar pañuelos en medio para que no llegara el cabello adelante, se veía bastante bien.
—Me gusta —dice Alex sonriendo.
—Si, quedó bien —digo viéndome en el pequeño espejo junto a la puerta.
—Prométeme que será la última vez que nuestras madres elijan donde serán las vacaciones, o al menos la estadía.
—No te discutiré eso, este lugar es... —que puedo decir para que no suene espantoso.
— ¿Horrible?
—Iba decir, diferente.
—Es horrible Phoebe, quiero mi propia habitación, soy capaz de ir a cualquier otra por más fea y desaliñada que sea, juro que si Theodore ronca una noche mas...
—Dime que harás Alex —responde mi hermano junto a la puerta del baño usando solo una toalla rodeando su cintura.
—Dormirás en la piscina.
—Este lugar no tiene piscina, tonta.
—Pues harás una y te meterás en ella, y luego dormirás ahí.
—No peleen —dije para calmar el asunto.
Lo único bueno es que las actividades, debido a todo lo sucedido con el hotel, son planeadas por papá y Mike, lo cual agradezco infinitamente.
—Iremos a ver los elefantes, Theo —dijo papá a mi hermano sonriendo.
Theo realmente ama los elefantes.
— ¡Al fin! —dice como niño pequeño, Sophie comienza a reírse besa la mejilla de mi hermano en el segundo en que él la abraza de los hombro mientras ella pasa sus brazos por su cintura.
—No te burles —le dice —, sabes que los amo.
—Lo sé —Sophie acaricia la mejilla de mi hermano y el sonríe de inmediato. Esto es tan extraño...
—Los elefantes son grandes, gordos, grises... —dice Alex animadamente mientras nos encaminamos a la reserva.
—Todo inicia con G —digo clavando mi mirada en un árbol muy a lo lejos.
— ¿Qué?
—Mira ahí —le digo señalando a uno de los elefantes bebés a lo lejos.
—Es adorable.
—Vamos Sophie, no debes tener miedo —le dice Theo intentando convencer a Sophie de que se suba a uno de los elefantes justo como el lo está haciendo en este momento.
—Está bien, ya voy —dice Sophie y se sube a otro de los elefantes, mamá también lo hace y después Mike.
— ¿Desean montar uno señoritas? —nos pregunta un joven con un notable buen Inglés.
—No, gracias —dijo Alex sacando su teléfono para capturar algunas fotos de su padre quien llamaba su atención.
— ¿Señorita? —me pregunta esta vez a mi.
— ¿Es...seguro?
—Completamente
—Esta bien —digo finalmente, quiero pensar que es como montar un caballo. Un enorme, lindo y gordo caballo.