Drakhae [l.s]

By _eversinceale_

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«Hubo un tiempo en el que no tenías miedo...» Saga Dragonscale #2 Han pasado seis años tras la batalla por el... More

♛ d r a k h a e ♛
.♛ Introducción ♛.
.♛ p a r t e u n o ♛.
♕ 01: Imperio. ♕
♕ 02: Peligro. ♕
♕ 3: Padres del año. ♕
♕ 4: Lagartijas. ♕
♕ 5: Solelum. ♕
♕ 6: Ayuda. ♕
♕ 7: Extraño. ♕
♕ 8: Ambición. ♕
♕ 9: Incoherencias. ♕
♕ 10: Veredicto. ♕
♕ 11: Juego perdido. ♕
♕ 12: Oscuridad. ♕
.♛ p a r t e d o s ♛.
♕ 13: Secuestro. ♕
♕14: Zheelya ♕
♕ 15: Explicaciones y Peticiones.♕
♕ 16: Trono. ♕
♕ 17: Zombie. ♕
♕ 18: Traición. ♕
♕ 19: Lealtad. ♕
♕ 20: Planes. ♕
♕ 21: Familia. ♕
♕ 22: Recompensa. ♕
.♛ p a r t e t r e s ♛.
♕ 23: Recuerdos. ♕
♕ 24: Gélida. ♕
♕ 25: Inquebrantable. ♕
♕ 26: Juicio. ♕
♕ 27: Frareh. ♕
♕ 29: Hogar. ♕
♕ 30: Llamas. ♕
♕ 31: Fuego y sangre. ♕
♕ 32: Tormenta. ♕
♕ 33: Tiempo. ♕
♕ 34: Luz - FINAL. ♕
♛ Epílogo. ♛

♕ 28: Lazo. ♕

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By _eversinceale_










Liam Payne se reclinó sobre una de las murallas del Krestum y suspiró.

Qué vistas, qué hermosa se veía la ciudad desde ese punto, todo en marcha, todo en orden. El cielo pálido de la tarde se mostraba impoluto ese día, ni una sola nube en el. De vez en cuando un dragón pasaba volando y se perdía en la lejanía, pero en sí, se encontraba bastante pacífico.

Se mantuvo admirando el resto del imperio de los Akgon hasta que escuchó unos ligeros pasos resonar a sus espaldas, se irguió y de inmediato se sintió nervioso. Una punzada relajante fue mandada por el lazo segundos después, Zayn había hecho lo que le pidió, ahora era su turno de la misión. Suspiró de nuevo cuando se giró y se preparó para la reunión que estaba por tener.

Entonces a través del marco de arenisca, se abrió paso una figura; su silueta delgada y curva, su andar relajado y un tanto perezoso, aún así, se notaba recta como si sus huesos estuviera hechos de acero valyrio. El cabello blanco enmarcó su bello rostro y esos punzantes ojos verdes le dirigieron una mirada tan fría como las tierras de Gélida..., pero había una sonrisa en sus labios, tan imperceptible que si Liam no la conociera, pensaría que estaba burlándose de él. (Probablemente lo estaba haciendo.)

Skyler Akgon estaba frente a él, tan..., distinta a como la recordaba pero aún así luciendo familiar. Con el cabello más corto, con la gracia de la mujer que era ahora. La última vez que la vio, seis años atrás, ella todavía era una chica. Pero Sky siempre fue una guerrera y ella peleó hasta el último aliento de Liam. Le constaba que volvería a hacerlo si la situación lo ameritaba.

Él la había extrañado.

Una sonrisa nerviosa se abrió pasos entre sus labios. Liam bajó la cabeza como saludo hasta que la princesa detuvo su andar, el vestido que llevaba ese día tenía uno que otro diamante entretejido sobre la seda, el sol los atrapaba y los hacia brillar como si fuera un manto lleno de estrellas en pleno día.

—Hola zombie —saludó con ese tono burlón que la caracterizaba—, tu pequeño esposo me dijo que estabas buscándome, ¿qué no sabes que una princesa como yo podría estar ocupada?

Liam apretó los labios en un intento de detener la siguiente sonrisa que se le escapaba.

—Lamento haberte interrumpido, te prometo que no será mucho tiempo —murmuró el alfa. Skyler alzó las cejas como si de repente pareciera aburrida y se recargó sobre la barda que rodeaba el balcón.

—Espero que no se trate de algo delicado, después de todo lo que he tenido que vivir esta última semana, no tengo humor para enfrentarme a algo así durante un largo tiempo —comentó un tanto distante, su mirada se perdió en el reino sobre las montañas.

Liam suspiró, de nuevo.

—Espero que no encuentres esto... delicado, ¿Cómo podría serlo para ti? Eres la mejor guerrera que he conocido, estoy seguro que podrías con ello —soltó cruzándose de brazos, recargándose también sobre la barda. Estaban separados casi a dos metros de distancia.

Sky se irguió solo un poco, Liam captó el rápido rayo que cruzo por sus ojos, como un especie de realización. Él solo le sonrió un poco, ella se mantuvo quieta mientras sus ojos se paseaban alrededor de su cuerpo, como si Skyler pudiera ver a través de su alma.

—Tú... —comenzó, frunció el ceño y terminó de erguirse por completo. Adoptó una posición de alerta—, suenas como... como si...

— ¿Como si hubiera pasado los últimos seis años dormido? Sí, de alguna manera se siente así, no muerto, sin embargo. Aunque para ser sincero, no me gusta cómo me has llamado, eso de... zombie, mi hijo no lo entiende del todo y no me gustaría tener que explicárselo, al menos no mientras solo tenga cinco años.

Otro rayo de luz asaltó los ojos de la princesa, Liam juró haberla visto palidecer, pero su piel era tan blanca que bien pudo haber sido algo en su cabeza.

—Zayn hizo un encantamiento —explicó el alfa—, se lo pedí porque yo... estaba en un lugar muy oscuro cuando me trajo de vuelta de la guerra. Viví seis años así, pero siempre supe que faltaba algo; después de regresar, de estar aquí de nuevo... no quiero huír más de esos recuerdos. Quiero enfrentarlos. Y yo... debí venir aquí y agradecerte, te quedaste ahí, hasta el final, peleaste conmigo y yo nunca pude agra-

De un momento a otro, el cuerpo de la princesa estaba sobre él, abrazándolo.

Y Liam siempre pensó que Skyler Akgon era un dragón, que era dura como el acero, fría como el norte..., pero en ese momento, la sintió frágil contra su cuerpo y nunca pensó que la escucharía llorar hasta que sollozó sobre su pecho. Liam estaba demasiado impresionado, pero por el recuerdo de ella cubierta en ceniza, peleando hombro con hombro con él, le recordó lo que había sido antes de dejar esa vida: su amiga. Tal vez la mejor que tuvo, la mejor que tendría. Liam le regresó el abrazo.

—Eres un idiota —murmuró pasados unos segundos, Liam dio un respingo, pero antes de que pudiera preguntar por qué, Skyler le atizó un puñetazo en el estómago.

No fue tan fuerte como para sacarle el aire, pero si lo suficientemente dañino como para causarle un alarido de dolor.

— ¡Si una disculpa es lo que pides, entonces no te la daré! —soltó la rubia mientras se apartaba y lo miraba con todas esas llamas en sus ojos. Las lágrimas sobre sus mejillas parecieron evaporarse de un momento a otro, le atizó otro golpe en el hombro, igualmente, inofensivo—. ¡¡Lloré tu muerte, tú, alfa tonto!! ¡Te tiraste ahí en la nieve mientras te dejabas morir! ¡¿Sabes la cantidad de pesadillas que tuve por tu culpa?!

—Skyler-

—¡¡Pude haberte salvado, idiota!! —ella le soltó otro puñetazo en el brazo izquierdo.

—¿¡Quieres parar con los golpes, princesa?! —exclamó el alfa.

— ¡No! —y entonces Skyler tenía lágrimas en los ojos de nuevo, las llamas extintas en sus ojos—. Voy a golpearte, una y otra vez por el resto de tu vida por hacerme eso —dijo sorbiéndose la nariz—, ¿Sabes lo que es vivir con la muerte de alguien en tu conciencia? ¡Yo soy la que debe disculparse, tarado! ¡Fui yo la que te dejé morir ahí!

—Sky, tú no hiciste eso, no había forma de salvarme, estábamos rodeados, tenías que irte, tú tenías más oportunidades que yo.

—No era así, podía haberte salvado y lo sabes —lo señaló acusadoramente con un dedo. Una ligera brisa de viento llegó y le hizo volar el cabello, sus ojos verdes se calmaron un poco, las pecas en su rostro parecían bailarle por la piel mientras Skyler se sonrojaba y luego palidecía por la furia. Liam nunca la había visto así. En realidad... nunca la había visto fuera de su mirada aburrida, de su pose tensa y su estado burlón. Ahora mirándola gritando y llorando por él, la hacían ver como el verdadero dragón que era bajo su figura humana—. No te habría dejado a ti, eras mi amigo, me habría quedado ahí hasta el final, aun así si me hubieras odiado por eso. Pasé años odiándome por ello, por haberte dejado, por no haber vuelto por ti. Y yo habría muerto por ti, Liam, eras mi jodido amigo así que no digas que yo tenía más oportunidades porque te las habría cedido.

El alfa se quedó tenso durante varios segundos.

Sus ojos castaños no abandonaron los de la princesa en ningún momento, encontró la verdad en ellos. Algo que su alma ya estaba gritándole para ese momento. Lo sabía, le constaba.

—Tu amigo —suspiró entonces—, ¿"Era"?

Las llamas se apagaron en los ojos de Skyler, apartó su mano y se relajó por completo. Se abrazó, como si de pronto sintiera frío.

—Lo eres —corrigió ella—. Siempre serás mi amigo.

—Tú también.

Murmuró, apretando sus labios, quedándose de pie frente a ella mientras los segundos pasaban. Skyler miraba a la ciudad, Liam trataba de no mirarla, pero ahora que estaba de vuelta en el sur, solo pensaba en lo mucho que la había extrañado. De pronto quiso ir con Niall, aun le faltaba reunirse con él y la pequeña Nad... o bueno, con la reina Nadine ahora. Sabía que con ellos sería mas fácil, por eso quiso reunirse con Skyler primero. Iba a decir algo, cualquier cosa solo para rellenar el silencio entre ellos, cuando la princesa murmuró:

—Entonces si yo te perdono, tú me perdonas —dijo con un tono tan bajo que casi no lo escuchó, se notaba que Sky no estaba acostumbrada a decir ese tipo de cosas nunca.

Una risa le brotó desde el fondo del estómago, pero por su propio bien —para evitar mas golpes, vaya que esa chica era fuerte—, la disimuló con una especie de tos que reprimió enseguida.

—Si no es el gran problema para ti...

Los ojos verdes lo buscaron de nuevo; ella se irguió. Y cruzo de brazos sobre su cuerpo, el sol desató más destellos sobre la tela de su vestido.

—Tal vez me tome un tiempo acostumbrarme a ti de nuevo, en realidad —dijo alzando las cejas.

—Oh ¿enserio?

—Si, después de todo, seis años son seis años —murmuró la chica con una leve sonrisa entre sus labios, Liam copió el gesto—, pero, creo que puedo intentarlo. Te ves un poco delgado, tal vez necesites que te entrene.

Fuel el turno del alfa de alzar las cejas.

— ¿Entrenarme?

—Si, alfa, sé que los de tu clase son bastante orgullosos, pero aquí en el sur tendemos a hacer excepciones con ustedes.

Entonces Liam dejó salir esa carcajada finalmente, sonora y cantarina entre ellos, pintó a su alrededor un aura dorada, la felicidad se esparció entre los dos, Skyler se rió un poco también. El alfa terminó asintiendo.

—Supongo que sería un honor, después de todo, tú eres la campeona de cada torneo.

Skyler se sonrojó un poco y una bonita sonrisa curvó sus labios. Estuvo finalmente tranquila, sus hombros dejando de estar tensos, su postura más relajada. Suspiró.

—Pues bien, es un trato, Lincon —murmuró como despedida, Liam alzó las manos como un gesto de indignación mientras la princesa se reía—, ¿Qué? Dijiste que Zombie no te gusta, por algo tendré que llamarte, ¿no?

— ¡Por mi nombre, tal vez! —murmuró el alfa de manera divertida mientras ella se daba la vuelta y se encaminaba dentro del castillo de nuevo.

—Veremos si puedo recordarlo tras nuestra primera sesión de entrenamiento.

Liam negó con la cabeza mientras la rubia se reunía con una figura un tanto desgarbada que la esperaba recargado sobre el mismo marco por el que entró. Liam no lo había visto hasta entonces, pero no tuvo problemas en reconocer al chico, Christopher, quien había sido prisionero de los Akgon hasta hace poco. Él lo saludo con un rápido asentimiento de cabeza que Liam correspondió antes de girarse con la princesa y acompañarla por los pasillos.

(...)

Skyler le había dicho a Christopher que lo acompañara a la armería; tras el secuestro de sus sobrinos, la princesa Akgon, comandante de las fuerzas militares del sur, había mantenido una sola orden: dispónganse a lo largo de Goré y encuéntrenlos. Así que varios grupos de soldados salieron durante toda la semana en tandas que rodeaban todo el continente. Cuando finalmente localizaron a Perrie y fueron al norte para recuperar a los príncipes, las órdenes cambiaron. Ahora el resto de los caballeros de Dragonscale buscaban a la bruja y mantenían informada a la princesa Skyler sobre cualquier anomalía en las tierras de Kargem.

Ahí es a dónde irían entonces, a revisar informes, a verificar los puntos estratégicos donde sus capitanes y caballeros más leales realizaban el sondeo por cada ciudad y pueblo de Goré.

Con Christopher, quien no parecía querer separarse de ella desde que fue perdonado por la familia dragón. Skyler le había dicho que podía ir a cualquier lado, que podía salir del castillo, que intentara conocer el resto de la ciudad o hacer lo que quisiera, no tenía porqué estar pegado a ella. Pero Christopher aún se veía temeroso de los guardias, aún temía acercarse a las ventanas y si veía algún atisbo de cabello rubio dorado, como el de algunas sirvientas del castillo... aún palidecía entero.

Entonces Skyler no volvió a mencionarlo.

Dejó que la siguiera por el resto de los días, a demás que era tan callado que a veces no sentía su presencia hasta que se giraba y lo veía de pie junto a ella. Era casi una cabeza más alto, pero aún así Sky podría dejarlo inmóvil en el piso de una sola maniobra. Así que lo dejaba estar, aunque... a veces lo atrapaba mirándola; sus ojos perdidos en la tela de su vestido, en sus manos cuando revisaba una que otra carta, en su pelo, cuando la brisa se lo removía. Pero la mayoría de veces estaría mirando su rostro, cuando Skyler lo notaba y lo miraba, Christopher apartaba rápido la mirada pero ella lo veía sonrojarse.

Y a ella nunca le gustó que la miraran así, hasta que Chris comenzó a hacerlo.

Era algo nuevo, interesante, casi... eclipsante. La forma en que una calma suave y cálida se colaba entre sus huesos cuando ella se giraba y lo veía ahí, cerca. Como si su sola presencia fuera parte de ella ahora, lo cuál —pensaba—, era un tanto absurdo, pues recién lo había conocido, unas tantas semanas atrás. Pero lo sentía, algo que trató de ignorar desde ese día en el torneo, el día después del cumpleaños de Harry. Esa... sensación, como un hilo invisible a través de su pecho que se tensaba cada que los ojos de Christopher caían sobre ella. Desde esa mañana, cuando entró en el comedor y él se le quedó viendo como... como si también lo sintiera en el pecho.

Se sintió como si lo hubiera conocido por toda su vida.

Así que ambos caminaban juntos, en el silencio usual que Skyler se negaba romper, no sabía qué preguntarle, cómo hablarle, aún se encontraba descifrando eso. Normalmente pasaba noches enteras intentando pensar en algo y cuando conseguía una idea, a veces trastabillaba en su nerviosismo y ella nunca había sido una persona nerviosa. Nunca. Aún eso la enfurecía por momentos y como no sabía entender bien sus emociones, optaba por quedarse callada.

Suspiró mientras daban la vuelta en la siguiente esquina, pero entonces Christopher habló.

— ¿Cómo fue ir a la guerra?

Skyler se frenó un poco, no detuvo su andar, pero si lo alentó lo suficiente para igualarse a Chris. Sus ojos resplandecieron con la sorpresa de su pregunta y sopesó las palabras antes de decirlas.

—Como conocer el infierno —exclamó sin un ápice de delicadeza, la mueca en el rostro del rubio la hizo querer arreglarlo—. Es... duro. Salvaje, no hay lugar para descansos, es vida o muerte, no hay más opciones. Eres tú luchando y nada más.

Los ojos azules del joven se llenaron de chispas de curiosidad, frunció un poco el ceño.

— ¿Por qué lo preguntas? —murmuró la princesa, explorando el rostro de Christopher, las leves pecas que pintaban sus mejillas, no eran como las de ella. Skyler siempre las había tenido y no se iban nunca, las de él comenzaron a aparecer por el sol del sur, aun así, era casi imperceptibles bajo cierta luz.

—Te oí... cuando... le gritaste a ese alfa. Liam. No sabía... no sabía que había ido contigo.

Skyler alzó las cejas, paseó sus ojos por los labios de Chris, por su mandíbula recta, por el tono dorado que estaba adquiriendo su piel.

—Liam es un gran caballero, un guerrero increíble, o bueno, al menos lo era seis años atras. Pero no le digas que lo he dicho —amenazó de manera divertida, una sonrisa en sus labios pareció alegrar al rubio—. Pero sí, peleamos juntos en la batalla por el amanecer. Entrenamos juntos los meses previos a eso y aunque cuando vino al sur no me agradaba en absoluto... se convirtió en mi amigo.

—Tu amigo.

—Si. Sé que no sabes la definición de eso, pero, en pocas palabras..., confiaba en él.

La sonrisa en los labios de Chris se acrecentó, reconoció la broma en el tono de la princesa. Pero tenía razón, él nunca tuvo un amigo, nada ni nadie más allá que su hermana, pero él trataba de no pensar en eso. Se mantuvieron caminando lentamente por los pasillos del Krestum, la brisa de la primavera comenzaba a llegar al sur.

Pasaron unos minutos antes de que la curiosidad le pegara a Chris de nuevo:

— ¿Te heriste de gravedad? En la batalla, quiero decir —soltó después de imaginarse a la princesa tranquila a su lado portando una de esas pesadas armaduras que estaban dispuestas por todo el castillo. Se la imaginó sangrando, con el furioso sonrojo sobre sus mejillas por el esfuerzo. Los ojos verdes de Skyler lo escrutaron de nuevo.

—Soy la mejor guerrera que este continente ha visto —sonrió orgullosa—, tengo algunos rasguños, pero nada que un hilo y aguja no pudieran sanar.

Fue turno de Christopher para alzar las cejas, así que la princesa se frenó por completo y se alzó ambas mangas de su vestido hasta los antebrazos para luego acercarlos al joven y mostrárselos. Él tragó saliva; la piel blanquecina de la princesa estaba repleta de cicatrices de todas formas y tamaños. Tenían un color rosáceo sobre su piel pero de cierta manera, no parecían desentonar con ella en absoluto.

Como hermano de una bruja, Christopher habia visto a los aldeanos de Nivhas buscar a Perrie como sanadora. Ella conocía remedios y pociones que aceleraban la curación, así que había visto muchas lesiones sangrantes en su vida. Desde cortes profundos hasta heridas infectadas, la paga que le daban a su hermana por curarlas los había mantenido alimentados aunque vivieran en las calles.

Pero estas cicatrices... no eran como las que había visto en el pasado.

Un latido y sus manos estaban sobre los antebrazos de Skyler. Tomó entre sus dedos los brazos de la princesa como si aún después de todos esos rasguños leves y profundos, rectos o irregulares, ella pudiera romperse bajo su toque. Una punzada en su pecho y sintió la respiración de Sky entrecortarse. Pasó las manos sobre algunas y supo que todas esas heridas habían sido producto de una joven chica peleando por lo que amaba, otra punzada en su pecho y sintió su propia respiración entre cortarse.

Soltó los brazos de la princesa con suavidad.

—Cr-creo que... la peor fue la que tengo en el hombro —soltó ella como si las palabras estuvieran empujando en su garganta para salir.

— ¿En el hombro?

—Si, una... lanza de hielo me raspó en la batalla. Fue bastante profunda, unos centimentros más y me habría desangrado hasta la muerte unos cuantos minutos después —explicó y un hilo al fondo del pecho de Christopher se tensó—, gracias a los siete dioses que no fue así.

Ella había usando un tono divertido, pero eso no desvaneció la tension que trepó por la columna del rubio, la tensión que se ensroscó en su cuello cuando ella alzó uno de sus hombros y retiró la tela brillante de su vestido plateado para desnudar su hombro. Christopher pudo haberse roto la mandíbula de lo fuerte que la apretó cuando ella le mostró aquella cicatriz larga e irregular que recorría transversalmente la piel de su hombro.

De pronto se molestó, no con ella sino con quien fuera que hubiera tirado esa lanza en su dirección. Unos centímetros más, dijo Skyler... unos centímetros más y él no estaría con ella en ese pasillo. Seis años atrás, había sido hacía tanto, pero Chris juraba que ella aún escuchaba los ecos de la guerra, lo veía en sus ojos, lo veía en sus cicatrices. Chris de pronto quiso besar su piel, quiso aprender a pelear solo para que ninguna otra cicatriz se pintara en el cuerpo de la princesa.

Sus manos tambien se aventuraron a la piel de ella, y tal vez no debió —después de todo ella era Skyler Akgon, princesa del sur, prima hermana de Kargem—, pero se acercó tanto para admirar la herida, tanto que estaba rebasando el límite de algo casual, pero algo muy dentro del él le daba la confianza necesaria para eso. Y, extrañamente... Skyler no se movió, ni siquiera un poco, ni se amedrentó por la cercanía. Ella solo alzó sus ojos y lo vio analizar su cicatriz.

Christopher miró la piel, las pecas no se detenían ahí. Se abrían paso desde su rostro, unas cuantas bajaban por su cuello y luego se repartían por sus clavículas para luego salpicarse en sus hombros. La piel blanca parecía brillar como los diamantes de su vestido al sol. Lo hermosa que se veía con ese vestido... ella no había usado frente a él un vestido como ese hasta ese día y lo notó porque no apartaba sus ojos de ella nunca.

Otra punzada en su pecho, pero como todas y cada una de ellas, no dolía. Siempre era una especie de llamado, casi como una invitación.

Christopher alzó sus ojos y miró a los de Skyler.

Supo que era ella... ella lo estaba llamando, fue ella lo que tiraba de su pecho. Fue ella cuando la vio aquella primera mañana en el Krestum, fue ella conversando con él antes del torneo, fue ella yendo a verlo en las celdas del castillo. Y Skyler tambien lo descifró en ese mismo instante.

Un hilo invisible entre ellos.

Christopher tiró de él solo para asegurarse, Skyler regresó el tirón como respuesta, él se quedó absorto en ella.

Entonces un montón de pasos y voces se hicieron oír a través de los pasillos y ellos se giraron al frente al mismo tiempo que cuatro figuras giraron en ese pasillo para encontrárselos de relleno.

Christopher sintió la tensión que envolvió su pecho, no era ajena, era suya y de ella, lo sentía. Skyler pareció palidecer para luego tornarse completamente roja de un momento a otro, Chris seguro fue una réplica pues sintió el calor sobre sus mejillas cuando ella daba un paso hacia un lado y se acomodaba el vestido.

Era Kargem junto a su esposo.

Era el príncipe Niall y su esposa la reina Nadine.

La boca se le secó y las palmas comenzaron a sudarle.

Los cuatro monarcas se frenaron súbitamente cuando los encontraron. Skyler se preguntó como debería haber lucido esa escena frente a ellos. Ella, bajo las manos de Christopher, tan... cerca. El hombro descubierto, el vestido arrugado y luego esas mejillas sonrosadas con los ojos brillantes. Sky quería llamar a Dravho y lanzarse por la ventana más cercana para desaparecer en los cielos durante el resto de su vida.

— ¿Qué es esto? —exclamó Harry con el ceño fruncido, el comienzo de unas llamas repiqueteando dentro de sus ojos.

— ¿Qué esta sucediendo aquí? —el siguiente en hablar fue Niall, el calmo y alegre esposo de Nadine Tomlinson que anteriormente había tratado con amabilidad a Christopher, ahora lucía ofendido frente a él.

Skyler estaba demasiado avergonzada para hablar, Nadine se había congelado en su sorpresa pero príncipe Louis fue el único que pareció consciente en ese momento.

—Harry, por los dioses, es Skyler —por su tono, se notaba que el omega también estaba sorprendido por lo que veía pero únicamente él se encontraba en posición para actuar como si no.

—Sé que es Skyler, pero ¿qué estaban haciendo? —soltó Kargem, apretando sus manos en puños, dirigiendo el blanco de esa furiosa mirada en Christopher.

—Eh... nosotros, estábamos.... —empezó el rubio con el terror envolviéndolo como un manto.

— ¿Estaban qué? —exclamó Niall a un lado de su primo—. ¿Qué no se supone que tú eras un prisionero?

— ¡Niall! —saltó Nadine, tomándolo del antebrazo para llamar su atención. La vista del principe regresó ante su esposa con los ojos desorbitados.

— ¡Era un prisionero! Es hermano de la bruja que retuvo a Bella, Nad.

—Era un prisionero, se le dio la libertad después de ayudarnos, Niall —dijo el príncipe Louis con la voz baja y sin quitarle un ojo de encima a los otros. Skyler quería que los muros se abrieran y se la tragaran. Christopher no parecía mejor.

Kargem no se movió ni un ápice.

— ¿Qué estabas haciéndole a mi prima? —murmuró con una voz tan profunda, que un espasmo nervioso le recorrió a Chris desde la punta de la cabeza hasta los pies. Entendió por qué él era el dragón respirando fuego, por qué se sentaba a la cabeza de ese imperio... una sola mirada y Christopher estaba cerca de temblar por el miedo.

Gracias a los siete dioses, Skyler logró salir de su trance.

—Nada, tarado sobreprotector —le soltó la princesa a su primo—, no estaba haciéndome nada. Estabamos de camino a la armería, solo eso.

El sonrojo aún pintaba las mejillas de la rubia, pero la convicción había vuelto a sus ojos, su pose se tornó dura de nuevo. Un poco de esa seguridad se estableció en el pecho de Chris tambien, le dio el leve empujón para no aterrarse bajo la mirada de la gente más poderosa de Poniente.

— ¿Y el camino a la armería se hace desnudándote o cómo? —bufó Kargem ahora con sus ojos en su prima.

—Eso no te importa a ti.

—Me importa, eres mi prima, mi hermana en todo caso —esta vez el rey se dirigió a Christopher.

Nuestra hermana —corroboró Niall.

— ¡Que sean mis hermanos no les da derecho a cuestionarme nada! —exclamó la princesa con el sonrojo vibrante bien ceñido a su rostro— Ahora los dos, dejen de mirarme como si no supiera lo que hago, ¡ridiculos!

Christopher fue el único que vio como los hermanos Tomlinson se miraban el uno al otro con una pequeña sonrisa entre sus labios. No se metieron en esa discusión, tan solo admiraron tras sus esposos.

El trío de primos se quedó mirándose con fuego en sus ojos, fue ahí cuando Chris comprendió como eran las batallas, como habia sido la guerra. Salvaje, como dijo Sky, "como conocer el infierno" había dicho, sí, bastante parecido.

—Si bueno, Skyler seguro tiene cosas mas importantes que hacer que lidiar con nosotros —murmuró Nadine pasados unos segundos. Su pequeña y delicada mano encontró la de su esposo y una vez que sus dedos se enroscaron con los de ella, Niall se giró a verla con un bonito toque de dulzura en sus ojos. Pareció relajarse entero.

—Nos veremos en la cena, de todas formas —corroboró principe Louis, mirando entonces a Christopher con un deje de tensión. A comparación de su hermana, el omega ya no lucia enteramente como un Tomlinon; si, tenía esos brillantes ojos azules y rasgos bastante similares a su hermana, por no decir idénticos. Pero mientras Nadine vestía el azul y su aura era mas invernal que otra cosa, Louis estaba besado por el sol, cálido entre las llamas que rodeaban a los Akgon, ese día vestía una túnica dorada similar a la de su esposo, eso sin mencionar esos mechones blancos entre su cabello.

Christopher volvió a sentirse nervioso bajo su mirada.

—Harry —llamó y Kargem no pareció estar listo para dejar el tema de momento, pero ese omega se posicionó a su lado y Chris casi juró haberlo visto resplandecer para Harry. Así que Kargem finalmente alejó la mirada de su prima, las llamas en sus ojos se extinguieron y su propia mano ya estaba tomando la del prinicipe—. Nos veremos en la cena entonces.

Con una corta reverencia, se despidió de Christopher, jalando a Harry consigo. Nadine lo siguió junto con Niall mientras se despedían tambien, pero la mirada de advertencia de los primos dragón le caló hasta el alma.

(...)

Un par de días después, sentados en el césped, del Krestum, Skyler, Zayn y Niall estaban junto a los niños, jugaban algo que parecía tener al príncipe Horan bastante cansado y pedía con una mano que lo esperaran unos minutos. Skyler se burlaba de él mientras que Jaekhar revoloteaba junto a Alexander, su primo, al rededor de su tío. Era un día soleado, las flores estaban floreciendo y los más pequeños tenían coronas de flores que Anne les habia hecho esa mañana después del almuerzo.

Ahí estaba Jeannie, la única niña. Con su bonito cabello rubio castaño resplandeciendo bajo las margaritas de su corona, riendo de las muecas que sus primos le causaban a su padre. A su lado, estaba Lysander, el nuevo en el grupo, aun miraba al resto de los niños con un poco de extrañeza, pero una vez que Jaekhar lo había invitado a jugar, ahora parecía más en confianza.

Pero mientras Zayn le colocaba la corona de flores de nuevo después de habersele caído, Daerys esperaba paciente para volver al juego.

El pequeño príncipe omega era el más bajo de los cinco, el más callado. Eso no implicaba que estuviera triste, sonreía a cada dos por tres y tomaba la mano de Jennie siempre que estaba cerca de ella, pero ciertamente no era un torbellino que gritaba y correteaba por los jardines como su hermano. A él no le gustaba ensuciar su túnica nueva, fruncía el ceño a las botas enlodadas de Jaekhar.

Todos estaban atentos cuando Skyler rodó los ojos y se puso de pie para tomar el lugar de Niall, dispuesta a iniciar el juego de nuevo. Jeannine ya estaba ahí junto a su gemelo, Alexander y Jaekhar peleándose por el lugar frente a su tía, pero Lysander... esperaba a Daerys. Zayn se dio cuenta de ello y apretó los labios cuando terminó de arreglarle la corona de flores al príncipe.

Daerys caminó hasta Lysander y le dio una pequeña sonrisa.

Fue así como Louis se encontró con Liam recargado sobre uno de los pilares alrededor de los jardines, miraba todo desde la sombra con una sonrisa perezosa. Se veía agotado, incluso peor que Niall. Desde que había vuelto a los entrenamientos... con Skyler, parecía a punto de desmayarse en los desayunos. Louis estaba encantado de tenerlo de vuelta, de que él volviera a sentarse en la misma mesa, de que el resto de su familia estuviera unida de nuevo, al menos en lo que Nadine volvía al norte.

El alfa pronto reconoció la presencia de su amigo, Louis también le dirigió una pequeña sonrisa cuando estuvo a su lado.

— ¿Tú no juegas? —bromeó el omega mientras Liam negaba con los ojos muy abiertos.

—A penas y puedo moverme.

—No puedo creer que no hayas entrenado en seis años —se rió su amigo resplandeciendo en su túnica de oro con bordados azules. Liam se giró completamente hacia él—, tener un hijo no es excusa.

—Gracias, Lou, eso me hace sentir diez veces mejor, mis músculos te lo agradecen mucho. Crucemos los dedos para que mañana pueda pararme.

—Dile a Zayn que te prepare algo...

—No... es..., no sé, me agrada sentir el dolor me recuerda a los viejos tiempos.

—Ah, ustedes alfas machos todopoderosos —dijo Louis poniendo los ojos en blanco—, tan orgullosos, claro.

Liam se rió. Él y Louis se giraron de vuelta a los jardines donde el juego había comenzado de nuevo, Skyler corría y buscaba a todos los niños, Jeannine gritaba de felicidad al momento en que su tía la tomaba entre sus brazos y la llevaba a otra zona, el resto de los niños se escondían para salvarse. Daerys estaba ya preso en la zona donde Sky dejó a Jennie, él le sonrió a su prima cuando se sentó a su lado, pero mientras Alexander distraía a su tía, corriendo al otro lado del jardín, Lysander apareció detras de un arbusto y llegó con Daerys para salvarlo.

Tomó la mano del pequeño omega y lo condujo hasta otros arbustos para esconderse junto a Jaekhar.

Zayn se tocó el pecho con un puchero de ternura.

— ¿Tu poderoso esposo lo sabe ya? —murmuró Liam sin borrar la sonrisa de su rostro. Louis que seguía maravillándose por aquella conexión entre sus hijos, tardó un poco en responder. Negó con la cabeza.

—Mi poderoso esposo tiene mil cosas de las que preocuparse —murmuró con las mejillas rosadas—, con lo de Perrie, el reino y el cumpleaños siete de Jaekhar, sería muy desconsiderado de mi parte decirle.

Liam volvió a reírse.

—Eso o no quieres decirle.

—Tal vez sea por eso —admitió Louis mientras seguía admirando el transcurso del juego; Jaekhar salvó a Jeannine, pero eso les costó la captura de Alex. Luego el príncipe regresó sus ojos a Liam—. Se puso como loco cuando vio a Skyler con Chris, no quiero ni pensar en como va a tomar el hecho de que su hijo pequeño es el omega de tu hijo.

—Mi hijo es un buen niño, nos aseguramos de eso —comentó el alfa ante su amigo.

—Eso lo sé y me consta —asintió el omega—, pero honestamente... me gustaría que él mismo se enterara.

— ¿Y si se entera el día que Daerys llegue con una mordida en su cuello? —Liam solo vio a su mejor amigo tensarse por completo, imaginándose el día en que su hijo estuviera emparejado. Lucía como mil años lejos de ellos.

—Que el señor de la Luz nos prepare para ello —dijo.

—Que el señor de la Luz nos prepare para tu tercer hijo —comentó Liam, con una bonita sonrisa—, Zayn me lo dijo, felicidades.

Louis sonrió de nuevo, brilló como siempre.

—Gracias.

— ¿Zayn y yo deberíamos tener otro? Tal vez tambien sea pareja de tu nuevo hijo y Kargem lo tome como un empate —Liam se soltó a reír cuando vio la mueca en el rostro de su mejor amigo.

—Respecto a Kargem... —murmuró Louis segundos después— Me pidió que te dijera que quiere hablar contigo, a solas. Estará en la sala de estrategia las siguientes dos horas.

—Oh, ¿el rey con el que te casaste aún tiene resentimientos?

—No —dijo dandole un leve golpe en el costado—, pero es importante, así que, ve, si es que aún puedes caminar hasta allá. Aunque no me importaría pedirle a mis guardias que te carguen.

—Creo que podré bajar unos cuantos escalones, gracias —murmuró intrigado mientras pensaba en qué podría estar esperándole en esa sala de estrategia.

Fue el turno de Louis para reírse.

(...)

Liam Payne no quiso hacer esperar al rey de Goré.

Se apareció frente a la sala de estrategia minutos después de que Louis se lo dijera. Frente a las pesadas puertas, dos guardias gemelos que recordaba vagamente, se alzaban rectos y serios con preciosas armaduras de oro y espadas casi tan largas como sus piernas. El alfa se presentó y explicó que Kargem lo había citado ahí, los gemelos parecían al tanto de todo ello, así que con una leve inclinación, le abrieron las puertas.

Liam reconoció la mesa tallada que llevaba la silueta de Poniente, las sillas altas con el escudo de los dragones atacando, los ventanales que mostraban la hermosa ciudad. Se encaminó en cortos pasos, erguido pero con el agotamiento de sus músculos hormiguenadole por todo el cuerpo. Skyler no conocía el significado de la misericordia.

Se aclaró la garganta cuando visualizó al poderoso hombre sentado a la cabeza de la mesa; montañas de papeles dispuestas por toda la mesa, tarros de tinta vacíos y llenos mientras que una elegante pluma se movía entre los dedos del rey. Harry suspiró cuando lo vio ahí, dejando la pluma en su sitio para luego ponerse de pie.

—Kargem, ¿necesitaba mi presencia? —se inclinó en una suave reverencia mientras las puertas a su espalda se cerraban.

— ¿Ahora vas a referirte a mi de esa manera? —bromeó Harry mientras se acercaba a una mesita con una jarra con agua, le invitó a Liam una copa con la mirada, el alfa se negó pero lo agradeció. El rizado se sirvió la suya; ese día vestía de plateado, aun así brillaba como todos los días. Los anillos de oro atraían la luz del sol. Tomó un trago largo de agua y luego dejó la copa con movimientos elegantes.

—Eres el hombre más poderoso en Poniente, debo tratarte como tal ¿o no? —el rostro de Liam era serio, pero había un tono juguetón entre sus palabras.

—Lo soy, me alegro de que ya lo hayas aprendido —sonrió Kargem. Regresó a su lugar, invitó a que Liam se sentará también—. Me alegra que estés de vuelta, como... tú. Mi esposo está encantado con ello, Skyler parece molerte en los entrenamientos y Niall vuelve a tener con quien hablar de armas.

—Me alegro ser de alguna utilidad.

Harry se reclinó en su silla y ciertamente Liam supo que él ya no era el chico con el que enfrentó en duelo alguna vez. Para nada, veía a Harry y veía la cabeza del imperio, ni más ni menos.

—Y nosotros nos alegramos de tenerte, aunque, aún así me gustaría preguntarte si tienes planes de quedarte aquí en el sur —explicó Kargem. Su tono no había sido frío, solo serio, incluso sus cejas se arquearon un poco—. No te estoy pidiendo que te vayas, no lo tomes de esa manera. Pero sé que tenías un hogar en Zheelya, por lo que nos contó Sky.

Liam recordó la menuda casita que tenían sobre una colina, en donde había nacido su hijo, en donde pensó que sería todo lo que conocería por el resto de sus días.

—El sur te abre las puertas, Liam, quiero que lo sepas. Me gustaría que supieras que este también puede ser tu hogar, sigues siendo Lord Payne después de todo, pero... por eso mismo, quiero que sepas todas tus opciones antes de elegir.

— ¿Opciones? —Liam se tensó desde que el apellido de su familia resonó por el salón.

—Si, claro, puedes hacer lo que te plazca. Lo que tú y tu familia decidan estará bien, pero... esto es más formal. Una especie de... oferta, para ti.

— ¿Me hablas como amigo o como Kargem?

—Como ambos.

Liam tragó saliva, tuvo una ligera idea de a dónde iba esa conversación. Asintió, Harry se acomodó sobre su silla.

—Después de todo lo que ha pasado, después de todo lo que hemos visto... tienes un hogar aquí, con mi familia. Puedes quedarte en Dragonscale y tu casa será el Krestum. Tu hijo recibirá el mismo trato que los míos, tu esposo y tú pueden servir a la corona como familia —explicó Kargem con una voz cálida—. Y si quieres volver a Zheelya, seguiremos aquí para cuando nos necesites. Pero... sé que puedes extrañar Gélida.

La sangre de Liam se heló, un montón de recuerdos saltaron en su cabeza; su familia, su padre, su madre y sus hermanas, todos se fueron. Recuerda haber oído que su castillo también pereció seis años atrás. Pero Gélida... aún estaba ahí, cruzando el mar angosto. Aún con sus paisajes helados y sus pinos altos... ¿sería un hogar para el cómo lo fue en el pasado?

Harry sorpresivamente, continuó.

—Pero en caso de no te interese volver ahí... la casa Malik ya no es parte de mi imperio. Y necesito una familia que pueda gobernar Cinis.

Los ojos de Liam se encontraron con los de Harry.

— ¿Me estás pidiendo que me convierta en Lord de Cinis?

—No, te lo estoy ofreciendo. Si no lo quieres, no te obligaré. Solo es... una opción.

Liam se acomodó sobre sus pies asintió y abrió los ojos como platos. Él... un Lord... como su padre una vez lo fue. Él nunca sopesó ese cargo sobre sus hombros, nunca lo creyó prosible. Cuando su padre tenía sus tierras, él creció junto a Louis, y cuando Jacob fue proclamado el rey en el norte, Liam supuso que terminaría casándose con Louis. Habría sido su consorte, nunca un Lord.

Pero ahora...

Cinis, el norte de Goré. Las tierras del cultivo, en donde los Malik reinaban. A penas unas tantas generaciones antes de que Akrahm traicionara a la corona; el mismo hombre que había hecho la vida de su omega un completo infierno antes de que pudiera escapar de él. El padre de Zayn, el abuelo de Lysander. Su omega había pasado noches enteras contándole el horror que había sido ser su hijo, el miedo que sentía por ese castillo, el odio que tuvo contra Cinis...

No. No lo haría volver ahí, ni siquiera si Kargem lo obligaba.

Pero no lo hacía.

Harry supo la respuesta cuando Liam lo miró.

—No lo haré, lo siento —murmuró frente al hombre más poderoso de Poniente, este solo le sonrió como respuesta. Lo entendía.

— ¿Entonces?

Liam suspiró. Pensó en su omega, en su hijo, pensó en que le gustaban mucho más los días soleados, mucho más la compañía y la ciudad bulliciosa.

—Creo que sería bastante interesante vivir en el sur —dijo y Harry sonrió más abiertamente—, y tal vez podríamos explorar este nuevo terreno como, ¿cómo lo dijiste? ¿Amigos?

—Mientras no hagas nada para sacarme de mis casillas...

Liam se rió.

Oh, Kargem, pensó, no yo, pero tal vez mi hijo si.

///

OH, más momentos cutes!

Arriba chrisler (no la marca de autos, el ship) kakakaka

¿Qué les pareció el cap?

Esta es la canción que me inspiró uwu

Tengo muchas ganas de escribir pero al mismo tiempo lloro porque más nos acercamos al final!
!!!!!

Nos vemos pronto! Los amo.

Kargem Ake

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