¿Ya dije que odiaba los lunes? Pues hoy es la excepción, la nueva semana me dio la buena noticia que el edificio estaría listo para dentro de siete días, mi cara de incrédulo fue digna de ser fotografiada a medida de que Kyungsoo me iba explicando los detalles.
Hoy habíamos quedado después de clases con Kim JunMyeon, el hijo del alcalde y él mismo lideraría el proyecto.
Sinceramente, no lo conocía mucho, no me codeo con la creme de la creme de la isla, aunque mi mujer tenía una relación de amistad con la suya, eran de edades similares, bueno tal vez Ji Eun fuese un poco más mayor —nunca le pregunté a Ji Eun, preguntar la edad a una mujer es de muy mala educación — y sabía que de vez en cuando quedaban para ir de compras o simplemente para beber algo y ahí aprovechaba yo para ver a mis amigos, o sea a Kyungsoo o Chanyeol.
¡Qué triste! ¡Tengo que hacer más amigos!
Contento, voy ordenando a mis alumnos que vayan recogiendo, prácticamente ya es la hora, siempre les aviso cinco minutos antes para prepararse, algunos son lentos y necesitan más tiempo.
Mi clase consta de cinco alumnos y los agrupamos por edades y no por la problemática que puedan llegar a tener, obviamente que los muchachos con alguna minusvalía psíquica se les pone en clases adecuadas a su nivel.
LuHan ya cierra sus libros, sé que hoy la última clase le aburrió, tocaba química y los conocimientos que estamos dando los tiene más que asimilados, temo que se aburra en mis clases y eso le retraiga, por eso estuve barritando cómo motivarlo, Kyungsoo no me objetó nada de proponerle temario superior a lo que damos en clase, lo que pasa es que yo simplemente soy un profesor de educación especial y por ejemplo las matemáticas ya estaría a un nivel del último curso de instituto.
Soy bueno en ciencias, pero no soy un Einstein.
Tengo que buscar alguna manera de ser capaz de explicarle, que siga avanzando para que no se encierre en su caparazón y pierda interés en mis clases.
Ya veo algunos padres que vienen a recoger a sus hijos, yo mientras tanto preparo el temario de mañana, sé que las pasaré canutas porque a primera hora toca lengua y literatura coreana y LuHan lo detesta, no son como las matemáticas que todo tiene una explicación racional y perfecta a través de los números, le cuesta entender lo que es la ironía o el humor en un texto y ya ni hablar de los grandes escritores nacionales, no entiende qué le aporta a él saberse sus vidas.
Guardé los formularios en las agendas de los chicos por si se quieren apuntarlos al curso de jardinería, pero con el LuHan prefiero dárselo en mano a Hye Sun, explicarle lo importante que es que asista y lo beneficioso que sería para él.
Esta vez llega dos minutos antes de lo que suele venir, tampoco era necesario que corriese desde su instituto hasta aquí para venir a recogerlo, como si se sintiera culpable de llegar tarde el viernes pasado y ahora quiere resarcirse.
Me sabe mal por ella, no iba a ponerle una cruz encima por lo sucedido.
Contento me dirijo a ella con el formulario en las manos, veo que está saboreando un caramelo de palo, lo remueve hasta que sus labios quedan impregnados de ese color rosáceo, posiblemente sea de fresa.
Me quedo embobado observándola, viendo cómo sus labios aprietan ese caramelo entre sí, sé que no está bien que lo haga, pero la delicia visual provoca en mí sensaciones placenteras que me niego a renunciar.
Es sensual sin proponérselo y ese aire de inocencia que la rodea alimenta mis fantasías con ella.
En Seúl vivía acostumbrado a ver a centenares de jovencitas jugando a ser mayores, se ponían las faldas más cortas, iban maquilladas y hasta alguna se atrevía a desabotonarse algún botón de su camisa, era ya algo tan normal que ni siquiera me llamaba la atención, con pero Hye Sun es diferente.
No explota su sexualidad y lo es sin quererlo.
Cuando estaba a dos metros de ella, me sonríe y me pierdo en esos labios brillantes rosáceos recubiertos del caramelo.
—Buenas tardes profesor Byun.
—Ho...hola —carraspeo, intento concentrarme en el formulario y procurando borrar las sensaciones que me está provocando su boca de fresa y sus ojos del color de la miel —quería entregarte esto en persona, es un taller que jardinería que pondrá en marcha el colegio la semana que viene, ojalá que tu madre le dé el visto bueno y LuHan pueda asistir.
—Un taller de jardinería...
—Sí, aprenderán a cuidar las plantas y será un buen espacio para la interacción de los muchachos —ella me mira no muy convencida, dios, tengo que llamar a la caballería porque necesito que ella me ayude por si su madre se muestra reacia —sería tres veces por semana y por supuesto nosotros sufragamos los gastos.
¿Habrá funcionado?
—¿Dice que será tres veces por semana?
—Ajá, en el formulario está explicado con más detalle, pero serían los martes y jueves después de acabar las clases y los sábados por la mañana a las 10h —me sigue poniendo mala cara y siento que estoy fracasando —sé que para ti es un sacrificio quedarte después de clases y traerlo los sábados por las mañanas, pero le hará bien, créeme, además, así podrás ver a tu novio mientras dejas a LuHan aquí, qué te parece —le digo como último cartucho.
Ella toma el formulario seria, demasiado seria, le estaba poniendo en bandeja poder ver a su novio un rato a solas y parece que esa idea le desagrada, no sé si habrá pasado algo entre ellos desde el día de la playa, y la verdad, no estoy muy seguro si prefiero que se aleje ese perla de su vida, no me cae bien.
—Hablaré con mi madre, haber qué le parece, pero no le prometo nada —dice por fin doblando el formulario en dos partes y guardándoselo en el bolsillo de la chaqueta.
—Genial, espero que pueda venir.
Ella me sigue mirando seria, vuelve a meterse ese caramelo en la boca, le da vueltecitas con el palo, y yo me veo obligado a desviar la vista a LuHan que permanecía sentado en una silla esperando para marcharse.
—¡Bueno LuHan! ¡Hora de irse a casa! —exclamo sonriente, ahora mismo lo único que deseo es que ella se vaya —te veo mañana.
Él se levanta en silencio, se recoloca la mochila y luego sale del colegio, ella le sigue detrás pero antes se gira y me mira.
Los segundos pasan ¿Por qué no se va? ¿Por qué me está poniendo tan nervioso?
—Sabe LuHan lo del taller ése.
—Claro Hye Sun y además le encanta la idea.
Ella asiente con la mirada y se despide de mí inclinándose, veo cómo se alejan del colegio, su figura cada vez se hace más pequeña y me entra una extraña sensación de desasosiego.
—Baekhyun —me llama Kyungsoo ya listo para marcharse —vámonos ya.
—Sí claro, voy por la chaqueta.
—¿Te pasa algo?
—¿Eh? Nada nada, sólo estoy un poco cansado.
—Yo te veo más bien decaído ¿seguro que estás bien?
—Que sí Kyungsoo, no siempre puedo ser el jovial y alegre Baekhyun ¿no?
Él me mira clavando su mirada estática en mí, a pesar de que es mi amigo, no puedo decirle abiertamente lo qué me pasa porque ni yo mismo me lo explico.
Sigo pensando en ella a pesar de que hace diez minutos que se fue, en esos labios impregnados de caramelo y por qué parezco un idiota adolescente con las hormonas revolucionadas.
Me fustigo a mí mismo por esa falta, sintiéndome mal por Ji Eun, y precisamente ella es la que me vuelve a situar en mi centro de gravedad, me sonrío, quizá tuve una tentación pasajera pero mi amor es solamente para ella.
Llegamos al terreno que iban a construir el edificio, Kim JunMyeon estaba dando instrucciones en unos planos a los operarios y me sorprende ver a su lado a Chanyeol.
—¡Hoola chicos! ¡Ya estamos trabajando en ello! —nos saluda Chanyeol con su característico buen humor.
—Sí, sentimos la demora, no podíamos irnos sin que se fuesen antes los chicos —se excusa humildemente Kyungsoo inclinándose.
—Hola —nos dice JunMyeon alargando la mano —eres el marido de Byun Ji Eun ¿verdad? Es una lástima que hasta ahora no hayamos tenido la oportunidad de conocernos —acepto su mano, la verdad es que le conocía a través de mi mujer, sabía que era un hombre sumamente ocupado y se pasaba los días o en el mar revisando la recolección de algas o en la fábrica para tratarlas.
—Un placer, Byun Baekhyun.
—Kim JunMyeon.
Hechas las presentaciones, mira a Kyungsoo, que le veo un poco retraído, ya sé que es tímido por naturaleza pero tampoco era para ponerse así aunque fuese el hijo del alcalde.
—Encantado de verte de nuevo Kyungsoo, mi padre sólo tiene elogios para ti —y le estrecha la mano igualmente.
¡Ah carajo! ¿Ya se conocían? ¿Y por qué nunca me lo dijo?
—Lo mismo te digo JunMyeon.
El silencio se hace entre nosotros, hasta que Chanyeol lo rompe posando sus manazas en los planos que había en la mesa.
En todo caso ¿Qué puñetas estaba haciendo él allí?
—Chicos, por cómo lo pensó JunMyeon esto va quedar estupendo, incluso hará un techo cristalero con ventanas por si queréis luz directa, además será fácil construir un aparte para guardar todo el material para que quede recogido —nos explica señalando los planos y detallando la distribución el terreno cultivable y una zona para de las macetas —también se hará un riego interno de hasta cinco velocidades.
Yo asentía alucinando, la verdad es que no me esperaba tanto, me valía con un terreno, cuatro paredes y un techo, pero parece que vayamos a poner un vivero profesional.
¿De dónde se piensa sacar el dinero para realizar el proyecto?
—Es estupendo —dice Kyungsoo —agradezco los esfuerzos de tu padre.
—Nada nada, somos un pueblo pequeño pero damos lo mejor de nosotros mismos.
JunMyeon nos seguía explicando, realmente si todo lo que nos decían se iba a convertir en realidad iba a quedar espectacular. Parecía que ya no había mucho más qué decir, habíamos estado cerca de una hora y calculé que Ji Eun estaría por caer ya.
Tenía muchas ganas de verla.
—¿Vamos los tres a tomar algo? —propuso Chanyeol notando que estaba deseando que dijésemos que sí.
—Gracias Chanyeol, pero Ji Eun pronto volverá de Shinji-myeon, creo que esta tarde quería comprar unas cosas en el pueblo.
—No puedo Chanyeol —le dice igualmente JunMyeon —me encantaría pero tengo mucho trabajo qué hacer, otro día será.
El pobre lanza un mohín, y mira a Kyungsoo, como si fuera su última esperanza y hasta le pone ojos para inspirar pena para que no le diga que no.
—Ya Chanyeol...ni tengo esposa ni tengo trabajo ahora, así que deja de poner esa cara y vamos.
Cuando nos estábamos despidiendo, apareció Kim Jongdae, noté la incomodad en Chanyeol y JunMyeon, mientras que Kyungsoo y yo no sabíamos qué hacer.
—JunMyeon... —murmuró él con su voz cansada y gastada.
—Jongdae, por favor, no vuelvas a lo mismo —le ruega, se pasa la mano por las sienes y hasta se le escapa un largo suspiro —deberías pasar página ya, sé que te duele, pero el caso está cerrado y debes asumir que tu hermana se fugó con ese tipo.
—Sabes que no es verdad JunMyeon —negaba lastimosamente con la cabeza —la conoces muy bien, jamás haría eso, jamás desaparecía voluntariamente dejando a mis padres de esa manera...
Chanyeol se le acerca y hasta le pone las manos sobre sus hombros, el pobre parece que está a punto de derrumbarse, debe ser muy duro tener que soportar durante dos años la ausencia de una hermana que no sabes si está viva o muerta.
Sentía muchísima lástima por él.
—Jongdae, iba a tomar una copa, por qué no te apuntas, deberías intentar retomar tu vida de nuevo, no puedes quedarte anclado por lo que sucedió hará dos años.
—Sí, Chanyeol tiene razón —interviene JunMyeon —podría hablar con mi padre, para ver si existe alguna vacante en el instituto, tú eres el primero que debería ayudar a tus padres, ya son mayores y pronto se jubilarán.
—¡Iros a la mierda los dos! ¡Dejaos de compadeceros de mí! —les chilla apartándose bruscamente de Chanyeol —¡No pienso parar hasta que la policía vuelva a reabrir el caso!
—Jongdae por favor... —murmura el Chanyeol —no hagas las cosas más difíciles, te lo pido por la amistad que nos une o por lo menos, la que nos unía tiempo atrás...
—Me cago en vuestra puta amistad —reniega escupiendo en el suelo —a un amigo no lo dejas de lado y mucho menos esparce rumores de que si me volví loco.
Kyungsoo y yo conteníamos el aliento, parecía que estábamos presenciando una película y que de un momento a otro alguno iba a soltar su puño.
No sabía realmente si estaba loco pero me daba motivos para que lo fuera.
Veo que Chanyeol le hace un gesto a Kyungsoo para marcharse, éste duda, incluso me mira ¿Por qué coño me mira a mí? Prefiero imitar a Chanyeol y tomar el camino opuesto, despidiéndome de todos con una inclinación, impresionado por lo que acababa de presenciar.
Realmente conocía muy poco a Jongdae, sabía que era profesor de literatura y lengua coreana en Busán y cuando sucedió lo de su hermana, pidió una excedencia en su trabajo y volvió a Wando-eup.
Lleva dos años luchando por abrir el caso, un esfuerzo inútil que provocó que la mayoría de la gente del pueblo le diera la espalda.
Sigo caminando hacia mi casa, tomo la calle del paseo marítimo para contemplar la bella puesta de sol, el cielo rojizo se plasma sobre ese mar tranquilo, me sonrío, realmente desde que vivo aquí me di cuenta que el ser humano necesita muy pocas cosas para ser feliz.
Veo la parada de bus que suelen tomar LuHan y Hye Sun, y el recuerdo de sus labios caramelizados vuelve a mí sin saber por qué, desvío la mirada rápidamente, intentando racionalizar lo qué me estaba pasando, o en todo caso, vetando en mi mente esa fantasía que comenzaba a preocuparme.