Alma gemela

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Eres una puta. Eres el puto amo. Eres una zorra. Eres un machote. Eres una regalada. Eres un campeón. E ah... עוד

El comienzo de todo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince. 》》 Primera parte.
Capítulos dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo Veintinueve

Capítulo veintiséis

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נכתב על ידי WriterEK

Era lunes, y después de unos largos días, estaba lista para volver a la universidad. Cuanto más rápido pasarán los días, más pronto terminaría.

Estacione mi auto en la universidad, bajando de él rápidamente. Colgué mi cartera en mi hombro, y tomé dos libros entre mis brazos, caminando con tranquilidad hasta mi salón de clases.

Casi automáticamente mi vista voló hasta el rincón donde solía esperarme Jazmín cada día, lo cuál había dejado de pasar hacía algunos días.

Mi amiga había cambiado, y eso era innegable. Sin embargo, en absoluto juzgaba sus acciones. Ella se había enamorada realmente por primera vez, y podía entenderlo.

Podía entender su cambio conmigo, y el haber salido en una misma cita con mi ex novio, y una chica.

De alguna manera quería despejar mi mente de cualquier pensamiento negativo, y entre ellos, sorprendentemente entraba Jazmín.

Abrí mi casillero para guardar uno de los libros que traía, encontrando dentro de él, una rosa. Sorprendida, la tomé entre mis manos.

—Una rosa, para otra rosa.

Sonreí al escuchar ese comentario tan cursi, a mis espaldas.

—Yo no soy una rosa.—Murmure.—De serlo, ya no tendría pétalos.

Me giré entorno a él.

—Dudo que tú puedas quedarte sin pétalos.

Sonreí, acercando la rosa a la altura de mis labios.

—Yo no lo dudo.

Travis se acercó hasta a mí, con una sonrisa divertida plasmada en su rostro.

—¿Eso que huelo por ahí es tristeza?

Giré los ojos de malas maneras, girando mi cuerpo hacía mi casillero, el cuál estaba cerrando con la rosa dentro, mientras escuchaba a él chico tras de mí.

—Eso que hueles es tras noches por exámenes.

—La verdad, lo dudo bastante.

—No me conoces lo suficiente como para saber si te miento, así que creo que deberías creerme.

Él me giró lentamente, dedicándome una serena mirada, llena de seriedad.

—Tienes razón.—Me concedió.—Solo me preocupa el hecho que te rompas en pedazos, por mantener a otros completos.

Lo observé a los ojos, un poco acojonada por su comentario.

—¿Y porque crees que yo haría algo así?

Travis se encogió de hombros.

—La chica del bar, era tu amiga.—Murmuró.—Estaba con ellos, incluido Dylan, tu ex novio. Supongo que eso te lastimó, ¿o me equivocó?

Sorprendida, me crucé de brazos a la defensiva.

—¿Y como sabes tú eso?

—Soy un poco observador.—Confeso, para luego rápidamente agregar; Aunque no hace falta serlo, solo con ver tu mirada hacía ella, dejaba todo en claro.

Lo observé con los ojos entre cerrados, desconfiando de sus palabras.

—No me puedo creer que hayas atinado a la primera. Dime la verdad.

Travis sonrió con gracia, defendiéndose al instante.

—Tu le dedicaste una mirada llena de dolor. ¿Porqué alguien observaría con dolor a una chica en un bar? Si ella no era quién estaba de pareja con tu ex, solo quedaba una posibilidad; Era tu amiga.

Me acerqué a él con los ojos de la misma manera, como quién desconfía de sus palabras. Pero la verdad era, que le había creído. Sonaba lógico.

—Me sorprendes Travis. Me sorprendes tanto, que sigo dudando de tus palabras.

Terminé de hablarle sonriendo, por lo que él al ver mi sonrisa juguetona, se unió a ella rápidamente. Estuve apunto de alejarme, pero él me detuvo posando su mano en mi cintura.

—¿Tan rápido te alejas, bombón?

Rode los ojos sin poder esconder la sonrisa estúpida en mi rostro, para responderle; Que apodo más horrible, la verdad.

Él se hizo el ofendido, abriendo su boca para responder al instante, pero fue interrumpido por un carraspeo. Ambos nos giramos casi por unísono de donde había provenido dicho sonido, encontrando a Jazmín.

Si, a Jaz.

Su mirada se encontró con la mía, para luego bajar con poco disimuló hacía las manos de Travis, que ya hacían en mi cintura. Casi por instinto me alejé de Travis, y él retiró lentamente las manos de mi cintura, llevándolas hasta los bolsillos de su pantalón.

—Mad, ¿podemos hablar?

Al escuchar la pregunta de Jazmín, le dediqué un asentimiento de cabeza. Claro que quería hablar con ella, pero no ahora.

No estaba preparada para escuchar lo que fuera que tenía por decir. No, de hecho estaba preparada, siempre lo he estado para situaciones difíciles, más bien era que no me aparecía escucharle aún.

—Vale, de hecho ya yo me iba bomb..Mad.

No me pasó desapercibida la mirada que le echo Jazmín a Travis, apenas escuchó lo que estuvo por llamarme. Bombón.

No me agradaba para nada la sensación de que lo observará como con desagrado, si apenas le conocía de nada, no podía observarlo con esa mirada, como si él fuese culpable de algo.

Observé a Travis, con una sonrisa.

—¿Almorzamos juntos?

No podría asegurar quién era el más sorprendido, si Jaz, trav, o si quizás yo.

Eché una ojeada a mi amiga, quién me observaba con una mueca de sorpresa. Estaba claro que para nada se esperaba, que yo me atrevería almorzar con alguien más que no fuera ella. Pero por estos momentos, era lo adecuado.

Travis sonriendo, asintió en mi dirección.

—Claro que si bombón, nos vemos.

Él comenzó a alejarse, y yo sin darme cuenta, solo le miraba con una sonrisa estúpida, al haber tomado en cuenta, que me había llamado bombón.

Jazmín carraspeo en mi dirección, llamando mi atención. La observé con un gesto casi igual al de ella, con seriedad.

Ella con notable incomodad, decidió tomar la palabra.

—¿Que es lo que ha sido todo eso en el Bar?

Me sorprendió su manera de iniciar nuestra conversación, por alguna extraña razón me esperaba más, un '¿te encuentras bien?' Vaya ingenuidad por mi parte.

Me encogí de hombros, sin tener mucho por responder. Ella se cruzó de brazos.

—¿Ahora sales con Travis? —Preguntó con una sonrisa despectiva en sus labios al mencionar su nombre.—¿Siquiera sabes todo lo que se dice de él?

Su pregunta me desconcertó. La verdad era que en mi vida, había escuchado algún comentario de Travis, ya fuera bueno, o malo. Ninguno.

Tomé la misma postura que mantenía ella, la cuál era muy serena, pero a la vez se le podía notar muy tensa, y llena de sarcasmos. Era extraño ver actuar a Jazmín de esa manera.

—Bueno si sé lo que se dice de mí, y la mayoría de las cosas, no son verdad.

Ella dejó salir una risa llena de ironía, la cuál me molestó más de lo que debería. Para nada, me estaba gustando que juzgara a Travis por lo que según se decía de él.

—Vale, pero por si te interesa, que sepas que se dice que el chico ha golpeado a una chica.—La observé un poco sorprendida. Aunque quise ocultarlo, no lo logré del todo.—Ella estudia aquí diseño, va en segundo. Todos lo saben.

—¿Y como lo sabes tú?

Ella desvió la mirada, lo que quería decir que estaba nerviosa. Deje caer los brazos a mi costado, en señal de frustración.

—No me digas que has estado preguntando por él, Jazmín.

Ella me enfocó al instante, con un gesto de indignación.

—¡Solo quería protegerte Mad!

Negué con la cabeza al escucharla, sin poder creer lo que acababa de confesar.

Agradecía que ella se preocupara por mí, pero esa no era la manera de protegerme. Jaz no tenía porqué husmear en la vida privada de nadie.

—¡Vaya manera de hacerlo Jazmín! —Exclamé tomando con fuerza mis libros.

—Estas actuando como una mal agradecida, que lo sepas.

—¿Tú comienzas a husmear la vida de una persona, y yo soy la que actúa mal? —Deje salir una risa que carecía de gracia.—Tú estas muy mal amiga.

Ella suplanto aquella mirada que traía desde el momento que se acercó a mí, la cuál era muy impropia en su persona, por una evidentemente dolida ante mis palabras.

Al instante me arrepentí de haberle hablado de aquella manera.

—Jaz.. Yo lo siento.—Me acerqué a ella unos pasos.—Sé que solo te preocupas por mí, y lo agradezco de verdad, pero no ha sido la manera de hacerlo.

Mi amiga, dejando salir una risa que carecía de gracia, se alejó dos pasos de mí. La observé sorprendida.

—Te desconozco Madison.—Murmuró Jaz.—Quizás sea cierto lo que dice Chase, y tus nuevos amigos te han cambiado.

Sus palabras me dejaron sin aire. No me podía creer que el imbécil de Chase haya dicho nada sobre mí. Y mucho menos, algo así.

—¿Tú me ves como una persona que le influyan las amistades Jazmín?

Ella guardo silencio, por lo que yo seguí hablando.

—Hasta donde yo sabía, yo era quién le influía a las personas. O eso decían.

Su silencio cada vez me daba más la razón.

—¿Que es todo lo que te ha metido tu novio en la cabeza? —Murmuré.

—¿Me ha metido mi novio en la cabeza, dices? —Comenzó a levantar la voz.—¡Todo lo que ha dicho Chase hasta ahora ha sido cierto!

Comencé a reír, como si de repente la olla se me hubiera volado. Ella siguió hablando.

—Me he dado cuenta que él es lo más real que he tenido en mi vida hasta ahora. No busques meterle cizaña, no lo lograrás.

La observé con el ceño levemente fruncido.

—¿Te fias más de él, que de mí?

—Él ha resultado ser más honesto que tú, Mad.—Murmuró.—Yo.. Él siempre ha tenido razón. Yo no soy más que tú sombra.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. Acaso, ¿todo este tiempo Chase ha estado diciéndole ese tipo de cosas a Jazmín? Era increíble.

—Jazmín tú nunca has sido mi sombra.—Me acerqué aún más a ella, si es que eso era posible. Pero ella sólo se alejaba con pasos cortos.—Tú eres simplemente tú, y eso es más que suficiente para que nadie pueda superarte jamás.

Jazmín dejando salir una risa muy cínica, comenzó a frotar su rostro con las palmas de sus manos.

—Si, bueno, Chase ya me abrió los ojos Mad.—Murmuró, observando mis ojos.—Es hombre, y supongo que eso le ayuda a ver la maldad en las personas.

La miré sorprendida, sin poder creerme que ella estuviera haciendo un comentario como ese. Tan fuera de lugar.

—No entra en el tema que sea hombre, Jazmín.

—Claro que si. Tú me tenías viviendo en esa fantasía de la igualdad de género, pero la vida real no es así Madison.

—Pero, ¿de que mierda me estas hablando tú?

— La vida real son mis padres. Mi madre siempre sigue las órdenes de mi papá, nunca le contradice delante de las personas, y sigue sus ideales.

—Esa no es la vida real, Jaz.—La observé a los ojos.—Me da pena por ti que intentes normalizar esas conductas, cuando no son correctas, y lo sabes.

Ella miró aún costado, evadiendo mi mirada.

—No voy a pasar mi vida como tú, de chico en chico. He encontrado al indicado, y no por su forma de pensar, tan parecida a la de mis padres, le voy a dejar.

—Pues que pena con la vida de mierda que tendrás.

Comencé a caminar, ya harta de la conversación que no nos estaba llevando a ningún lugar.

—No tanto como la tuya.

Me giré en torno a ella, ya sintiendo como la furia comenzaba a crecer dentro de mí.

—¡Tu error está en pensar que Chase es el sexo superior de la relación! —Solté levemente agitada.—Tienes el autoestima tan jodidamente bajo que te conformas con una mierda de chico, que solo te esta utilizando a su puto antojo. No eres su puta muñeca. ¿Te enteras? Tienes pensamientos propios, úsalos.

Al ver sus ojos lastimados con mis palabras, me encamine a mi primera clase. No podía seguir de pie ahí, viendo su mirada dolida. Creo que eso me lastimaba más a mí, que a ella.

Yo era fuerte, y sabía lo frágil que podía llegar a ser Jazmín muchas veces.

Sentí una pequeña mano posarse en mi hombro, por lo que apenas me giré, sentí unos brazos rodear mi cuello. Era ella, era Jaz.

Le devolví el abrazo con la misma fuerza, sintiendo al instante como su pecho daba rápidas sacudidas. Estaba llorando.

—No quiero la vida de mierda que tienen mis padres, Mad.

Acaricie su cabello, para de alguna manera tranquilizarla.

—Y no la tendrás Jaz.—Murmuré contra su oído.—Solo tienes que permitirte lo que mereces, para atraer lo que necesitas. Y siento decírtelo, pero no necesitas a Chase en tu vida.

Se alejó un poco de mí, dejándome ver pequeñas lágrimas deslizándose por su rostro.

—Siento que si le dejo, no volveré a encontrar a nadie que me quiera.

Negué con la cabeza, sintiendo la impotencia recorrer mis venas. No quería que Jazmín se sintiera de aquella manera, y me daba impotencia no poder hacer nada para ayudarle a cambiar su manera de pensar.

Bueno, si que podía hacer una cosa.

Hablarle.

—Cariño, debes dejarle, y no tener miedo de los nuevos comienzos. De nuevas personas, lugares, energías. Tú debes abrazar las nuevas oportunidades.

—¿Tu lo crees? —Murmuró limpiando sus lágrimas.—Porque te juro que yo solo siento que me quedaré sola. Sin nuevos comienzos, y sin ningún otro chico que se fije en mí.

Sonreí levemente, tomando sus mejillas.

—Jaz, tu eres un puto diamante en bruto. Tienes un gran valor, pero no te das de cuenta de ello. Y es muy triste de ver para mí.

Ella volvió a rodear mi cuerpo con sus brazos, uniéndonos en un abrazo. Le había echado mucho de menos.

—Eres la mejor, Mad.—De nuevo sentí pequeñas sacudidas. Estaba llorando.—Siento haberte tratado como lo he hecho, y siento mucho más haber salido con ellos, apesar que estuvo la nuevo chica del ex de mi mejor amiga.

Me era imposible negar que mi corazón sintió un pequeño pinzado al escuchar; La nueva chica.
Pero no podía permitirme sentirme así, y revivir todos los sentimientos que me estoy encargando de enterrar.

—No me molesta que hayas salido con ellos, solo me sorprendió que no me lo comentaras. Pero no pasa nada, ¿vale?

Ella se alejó de nuevo de mí, para observarme con sus potentes ojos.

—Dylan ha sido muy bueno conmigo, Mad. Él me ha aconsejado lo mismo que tú, que le dejé a su hermano.

La observé sorprendida. Ella siguió hablando.

—Él en situaciones que su hermano se ponía con las actitudes de imbécil, me defendía. La verdad es que siempre que lo necesitaba, me defendía.

Mi corazón se oprimió al escucharla. Llenándose de agradecimiento hacía él, por haber defendido a mi mejor amiga, cuando evidentemente yo no estuve.

—Es tan buena persona, para la vida de mierda que lleva.

Eso último lo dijo más para si misma, por lo que rápidamente la enfoque con mis ojos. Ella, al darse cuenta de que lo que había dicho, había llamado mi atención, comenzó a negar con la cabeza.

—Dylan se ha vuelto un gran amigo para mí.

Y aquello fue lo único que se limitó a decir, para darme a entender que no me contaría nada. Me sentí frustrada, para que negarlo.

Y era por la mayor razón; Dylan siempre estuvo para mí.

Y a mí me gustaría estar para él.

Ya una vez me había enterado de los maltratos de su padre, y lo había echado de mi casa.. O bueno, él había decidido irse de mí casa, apesar de que eso lo llevaría a volver hacía la principal razón que lo había hecho irse de la suya; Su papá.

O quizás, se ha ido a casa de su nueva novia.. O..Vale, será mejor preguntar.

Observé a mi amiga.

—Jaz, ¿Dylan está viviendo con su..Chica?

Ella me observó con el ceño levemente fruncido, para luego lentamente negar con la cabeza.

—Él vive en casa de sus padres, Mad.

Sentí como si algo dentro de mí, se hubiera encendido al escuchar sus palabras. Estaba mal que sintiera tanta alegraría de que no viviera con alguna chica.

Me alejé dos pasos de mi amiga, apunto de hablar, pero ella se me adelantó, diciendo; Hablamos en el comedor, ¿vale? Voy tarde a mi primera clase.

Le dediqué un asentimiento, respondiendo; Vale, nos vemos.

Jaz me envolvió en un rápido abrazo, para luego marcharse. Y yo, apenas me soltó, comencé a caminar como si mi vida dependiera de llegar a mi destino.

No recordaba del todo bien el horario de Dylan, pero si no estaba en error, en estos momentos estaba con literatura. Eso haría más fácil todo para mí.

Mientras me acercaba al salón de literatura, comencé a pensar en que nunca me detuve a pensar quién había desinflado las llantas de mi auto, aquella mañana que Jason se ofreció a llevarme a mi departamento.

Aunque sí debía pensarlo, no era demasiado. Todas mis sospechas apuntaban a Melany. Dios me perdonará si no era así.

Digavando con mis pensamientos, y el culpable de aquel suceso, rápidamente llegué hasta los frentes de la puerta, sintiendo los nervios en mi estómago, lo cuál era muy impropio en mí.

Toqué la puerta con mis nudillos, escuchando rápidamente la voz de Jason, diciendo un; Adelante.

Abriendo la puerta, entré en el salón. Mientras me dirigía hacía Jason, quién se encontraba sorprendido de verme ahí, comencé a observar los alrededores, buscando a una persona.

Lo encontré. Aún con un beanie sobre su cabeza, podría reconocerlo donde fuera.

Estaba con los brazos inclinados sobre su libro, el cuál parecía estar leyendo. Evidentemente no me había visto, ni yo a él del todo, solo me permitía ver su beanie.

Terminé por acercarme a Jason a paso apresurado, ignorando las miradas de todos los presentes en el salón. Él al verme de pie frente a él, sorprendido, me habló.

—Madison, ¿necesitas algo?

Asentí en su dirección.

—La verdad, necesito un favor.

—Claro, dime.

Pensé cuál era la mejor manera de decirlo, pero en vista que no habían, decidí decirlo como fuera.

—Necesito que le permitas salir a Dylan.

Él arqueo una ceja en mi dirección.

—¿Es enserio lo que me pides?

Asentí con la cabeza, comentando; Muy.

Él dejó salir un suspiró, como si de alguna manera yo le estuviera pidiendo algo muy difícil para él.

Jason estuvo apunto de hablar, pero un comentario lo calló por completo.

—La putita ha venido a por el profesor.

Me giré apenas escuché el comentario, seguido de risas. Con mis ojos enfoqué a la única persona que de alguna manera me importaba, en ese salón. Dylan levantó la cabeza lentamente, buscando con sus ojos que era a lo que el chico se refería.

Sus ojos sorprendidos se encontraron con los míos, dejándonos a ambos inmóviles por un instante. Un instante fue lo que le bastó para reaccionar contra el chico, poniéndose de pie.

Jason también se puso de pie, acercándose a Dylan rápidamente.

—Anda a con Madison, que te necesitan en la dirección.—Mintió.—Y tú, tienes cinco puntos menos en tu exámen, por crear disturbios en el salón de clases.

Observé como Dylan sin comprender nada, comenzó a guardar sus cosas. Tomó su bolso, caminando hacía mí.

Apenas estuvimos saliendo del salón, se logró escuchar una queja; Pero.. Profesor, eso es injusto.

Estando del todo fuera, comencé a caminar en silencio, por lo que él me detuvo del brazo.

—¿Que necesitas?

—Que vengas conmigo. ¿Puedes hacerlo?

Para mí sorpresa, él asintió, comenzando a caminar junto a mí de nuevo. Comencé a recorrerlo con mis ojos, de manera disimulada. Echaba todo de menos, con él.

Echaba de menos el despertar cada mañana junto a él, y venir juntos a la universidad. Bueno, echaba de menos incluso el caminar a su lado, escuchando sus estúpidas, y depravada historias con chicas, como cuando éramos solo amigos.

Mi mirada se detuvo en su rostro, el cuál estaba lleno de confusión, al darse cuando hasta donde habíamos llegado.

Casi quise reír al ver su entrecejo casi hecho una sola ceja, pero no lo hice.

—¿El baño?

Ignorado su comentario, entré sola al baño de chicas, él cuál revisando cubículo por cubículo, me di cuenta que estaba vacío. Volví afuera, encontrando a Dylan recostado en la pared.

Me acerqué a él, tocando su brazo con delicadeza.

—¿Puedes entrar?

Asintió aún cuando no comprendía nada, y entró en el baño. Casi quise festejar de que lo hiciera sin chistear.

Entré tras de él, cerrando con pestillo la puerta.

Me giré entorno a él.

—¿Podrías quitarte la camiseta?

Sorprendido, me preguntó; ¿Para qué?

—Solo, ¿podrías hacerlo?

Dejando salir el aire de sus pulmones con frustración, dejo caer su bolso en el lavabos, para luego comenzar a quitar su camiseta.

Me acerqué hasta él cuando ya hacía sin nada alrededor de su abdomen. Comencé acercarme a él, con la única intención de caminar hasta su espalda, y ver lo que había ahí, rezando para mis adentros, que no hubiera nada.

Él, al darse cuenta de mis intenciones, rápidamente se giró de nuevo, quedando frente a mí.

Pero olvido, que quedando frente a mí, su espalda quedaría frente al espejo.

EK.

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