Alma gemela

By WriterEK

40.6K 2.4K 1.2K

Eres una puta. Eres el puto amo. Eres una zorra. Eres un machote. Eres una regalada. Eres un campeón. E ah... More

El comienzo de todo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince. 》》 Primera parte.
Capítulos dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo Veintinueve

Capítulo veintitrés

871 68 32
By WriterEK

Mi primer instinto fue correr.

Correr por mí, y por mi vida. Ya para estos momentos, temía de todo lo que pudiera hacerme el cerdo que tenía frente.

Comenzando a correr lo más rápido que mis piernas me permitían, me giré en torno a mi habitación. Entré en ella, girando rápidamente para cerrar la puerta con pestillo, pero me fue imposible, porque algo no me permitía cerrarla por completo.

Con desespero comencé a empujarla con fuerza, pero la puerta con ninguno de mis esfuerzos cedía. Busqué rápidamente que era eso que detenía la puerta, encontrando su pies entre la puerta, y la pared.

—¡Ahh! —Grité empujando con más fuerza.

Sentía que estaba dejando todo de mi en ese momento, y ya para cuando la puerta de a poco comenzó arrastrarme hacía atrás, abriéndose, sentía las inmensas ganas de llorar inundar todo mi sistema.

La puerta terminó por abrirse, dejándome ver a un sonriente Ryan un poco agitado, pero para nada, tan agitado como estaba yo. Que de a poco comenzaba a faltar mi respiración.

—¿Que quieres Ryan?

Él me empujó, haciéndome caer de espaldas a mi cama. Mi respiración de a poco se comenzaba a volver entrecortada. Estaba agitada, y temerosa, eso era lo único certero en esta situación.

—No te voy hacer daño. No esta puta vez.

Lo observé con desconfianza en los ojos, temerosa de que en cualquier momento se lanzara sobre mí.

—¿Entonces?

Él levantó mi móvil, dejándome sorprendida. ¿En qué momento lo había tomado? Si hacía nada, yo lo había tenido en mis manos enviando el mensaje a mi amiga.

Jaz.. ¿Le tomará mucho tiempo llegar aquí?

Era obvio que si, no vivíamos lo que se dijera exactamente cerca.

—Quiero que llames a Dylan, y le pidas que no se vuelva acercar a ti, porque como lo haga, te juro que esta vez si no pienso contenerme.

Al hombre frente a mi, estaba más que claro, que se le había ido la olla. No hacía falta tener demasiada inteligencia para darse cuenta.

—Yo estoy con quién me de la gana.

Él sonrió, dando cortos pasos hacía mi. Por instinto, comencé a deslizar mi cuerpo hacía atrás.

Ryan me detuvo tomando mi cabello. Solté un jadeo de dolor.

—Tú no estás entendiendo Madison, ya esto no es un puto juego de celos. De estas con él, y estás conmigo.

¿De qué mierda estaba hablando? No me hacía falta escuchar mucho más para darme cuenta que se había vuelto completamente loco.

—Esto ya es algo mucho más grande.—Murmuró apretando el agarre en mi cabello. Incliné mi cuello para no sentir tanto dolor.—Quiero que lo llames, y cortes toda relación con él de una puta vez.

Sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, murmure; Él ya ha roto conmigo, y tú lo sabes de sobra.

—Si, y ahora quiero que tú cortes con él.—Me soltó, lanzando el móvil a mis piernas.—Quiero que le llames, y le digas que toda su relación fue una puta broma que planteaste conmigo.

Las lágrimas comenzaron a salir por mis ojos, y casi con una sonrisa sarcástica, le respondí; Éstas loco, yo nunca haría algo así.

Él llevo su mano derecha hasta por su espalda, sacando de por detrás de él, una puta arma. La impresión me llevó a deslizar mi cuerpo con desespero hacía atrás, pero ya no podía más, mi espalda ya chocaba contra la pared.

Ryan se acercó a mí, tomando mi cuello con brusquedad, para obligarme a mirarle. No pasó demasiado tiempo, cuando sentí algo frío posicionarse en mi cuello.

—Yo que tú me lo pensaría.

Ya para ese entonces, no podía controlar mis lágrimas. La respiración se me había vuelto pesada, y sentía que incluso no podría hablar.

—Vale, vale, si lo haré.—Murmure.—Pero quita eso de mi cuello.

Ryan retiró el arma lentamente, haciéndome un gesto de que tomará el móvil de una vez.

Lo tomé temblorosamente, marcando el número de Dylan.

Observé a Ryan cuando llevé el móvil a mi oído, y éste murmuró en mi dirección; Como se te ocurra hacer alguna locura, te cuento que tengo dos balas. Una para ti, y la otra para tu noviecito.

El corazón se me oprimió al escuchar todo casi por unísono.

La respiración se me cortó al escuchar las palabras de Ryan, y la voz de Dylan al otro lado de la línea.

—¿Madison?

Su voz. Su maldita voz tan perfecta.

Cuanto lo echaba de menos al desgraciado.

Casi por un instante me permití olvidar a Ryan, y disfrutar de la suave respiración al otro lado de la línea.

Él hombre con el arma frente a mí me hizo reaccionar, moviendo su pistola de un lado hacía el otrro, como la aguja de un reloj.

Respiré profundamente intentando encontrar mi voz, que parecía haberse perdido.

—¿Sa..sabes? Tú..tu no has roto conn..conmigoo.

La voz me temblaba tanto, que siquiera podía hablar.

Ryan lo notó, por lo que sin mucho pensarlo, me volvió a tomar del cabello con brusquedad, poniendo el arma cerca de mi cuello. Se acercó hasta mi oído, murmurando muy suavemente; O hablas bien, o no voy a pensarlo dos veces para apretar el puto gatillo.

Me soltó con fuerza hacía atrás.

—¿Que dices? —Preguntó Dylan, y podía escuchar la confusión en su voz.—Madison, ¿estás ebria?

Casi quise insultarlo, pero era imposible que él siquiera se imaginará lo que me estaba pasando.

Controlando las ganas de seguir llorando, y mi respiración, comencé hablar, encerrando mi corazón, y mis sentimientos, en una jaula.

—¿Borracha, dices? No.—Hablé con firmeza.—En mi vida te hablaré más claro que hoy, Dylan.

Podía escuchar su respiración al otro lado de la línea. Él estaba a la espera, de lo que yo tenía por decirle.

Presione mi mano contra mi sábana, tomando las fuerzas que necesitaba para decirle todo, lo que Ryan me obligaba a decirle.

—Nunca estuve enamorada de ti.—Comencé a reír con burla, para hacer todo más creíble.—Para mi, el único siempre fue Ryan.

Un silencio en la línea se hizo presenté, poniendo mis nervios de punta.

—¿Porqué mierda me dices eso? Mentirosa.

Podía escuchar la molestia en su voz, y la tristeza, quizás.

—Por el simple hecho que sepas que nunca me heriste. Siempre fui yo quién jugó contigo, bueno, jugamos todos, porque Ryan lo sabía.

Ryan se acercó a mí, murmurando una oración en mi oído.

A él puto chico se le había ido la olla.

Yo no podía decirle eso, simplemente no podía. Las ganas de llorar regresaron, y solo podía rezar para que Dylan no creyera nada de lo que yo le estaba diciendo.

—¿Sabes? —Murmure sintiendo como las lágrimas volvían a salir por mis ojos, al tener que decirle lo que Ryan me obligaba.—Melany siempre lo supo, ella solo intentaba protegerte de mí.

En la última palabra mi voz se quebró, por lo que tape mi boca con mi mano libre, silenciando mi llanto.

—¿Y porque cojones me dices todo esto ahora? —Escuché su risa, que carecía de gracia.—¿Quieres que te felicité? Pues enhorabuena Madison, te ha salido todo de puta madre.

No me podía creer que se estuviera creyendo las estupideces, que le estaba contando.

Pensé en decirle algo, de alguna manera hacerle saber lo quee estaba pasando, pero me era imposible. De hablar, creo firmemente que Ryan me metería un tiro en la sien.

Una idea cruzó mi mente, como una estrella fugaz. Que de salir mal, sería mi puto fin.

—¿Sabes? Tengo muchísimas ganas de emborracharme con Ryan, tanto, que al desesperarnos, pensemos que estamos casados.

Comence a inhalar aire, echando ojeadas hacía Ryan, quién parecía estar creyéndose todo lo que yo decía. Su sonrisa, lo decía todo.

—¿Estas sola, Madison?

Mi respiración comenzó acelerarse al escucharlo. Había tomado mi indirecta.

—No.—Observé a Ryan, quién tenía su mirada puesta en mí.—No quiero hacer nada contigo, he dicho Ryan.

Escuché ruido al otro lado de la línea, por lo que la esperanza comenzó a crecer en mí.

—¿Estás con ese hijo de puta? —Escuché la respiración agitada de Dylan, por lo que parecía que estaba corriendo.

—Si, Ryan es la única persona que quiero.

—Maldito hijo de puta, lo mataré.—Cada palabra que salía de sus labios, estaba llena de ira.

Yo solo estaba llena de adrenalina, al saber que Dylan estaba entendiendo todo a la puta perfección.

Pero al escucharlo, inmediatamente recordé el detalle más importante de todo, el arma en la mano del hombre frente a mí.

Pensé en que podía decirle, que hiciera referencia a eso, y solo se me ocurrió una idea, mitad tonta, mitad descabellada, pero a la mierda.

Por ahí dicen que hay una delgada línea entre la locura, y la genialidad.

—No me apetece estar nunca más en modo romántico contigo, que lo sepas.—Sonreí despectivamente al hablar, observando a Ryan.—Putas películas de balaceras que me hacías mirar, eran tan malas, como tú en la cama.

Sonaba tan ridículo todo lo que estaba diciendo, y Ryan solo sonría mientras me escuchaba hablar.

—¿Películas de balaceras? —Murmuró Dylan.—Mierda, ¿te tiene esposada? O no sé, ¿está armado?

Escuchaba el desespero en su voz, mientras yo no cabía de la alegría, al saber que después de todo, ya no estaba tan sola.

—Siempre fuiste la segunda opción.

Escuché una maldición del otro lado de la línea.

—Vale, vale, está armado.

Mi vista casi por instinto volo hacía Ryan, al escuchar a Dylan. Él parecía no caber de la felicidad, al verme diciendo a Dylan, las cosas que él quería que le dijera.

—Si, y te agradecería que no me llamarás nunca más.

Ryan asentía frenéticamente, mientras hacía gestos de Victoria. Mientras pasaban más los segundos, más miedo sentía, al ver lo loco que se había vuelto Ryan.

—Voy de camino, y llamaré a la policía ¿vale? Por favor cuídate mientras llegamos.

Respiré profundamente, sabiendo que colgaria el móvil, y ahora si quedaría completamente sola.

—Adiós Dylan.

Y colgué.

Ryan me observaba con una sonrisa extendida por su rostro, casi podía darme miedo. Dejé el móvil a un costado de mí, pero él lo tomó inmediatamente, guardando el objeto en su bolsillo.

Guardo su arma, por lo que yo pude respirar mucho mejor, y atreverme hablarle con más confianza.

—¿Y ahora que Ryan? Creo que ya deberías irte.

Él me observo con confusión en su rostro.

—¿Y todo lo que dijiste qué? —Levantó un poco la voz.—¿Una puta mentira?

Negué con la cabeza rápidamente, antes de permitirle sacar ningunas conclusiones.

—No, claro que no. Pero necesito tiempo Ryan, todo esto ha sido muy..Confuso.

Él comenzó a relajar su entrecejo, confiando en mis palabras. Lo observé a los ojos, dándole toda mi confianza, y él parecía creer en mí.

—Vale, vale..—Comenzó a inhalar, y a exhalar.—Haremos esto. Yo me iré, y todos estaremos bien.. Mientras tú no te acerques a Dylan, claro. Aunque después de lo que le dijiste dudo que vuelva a querer escucharte.

Le dediqué un asentimiento de cabeza.

—Yo me iré Madison, y volveré en unos días, cuando te hayas pensando todo mejor ¿vale?

Yo seguía asintiendo como si fuera una máquina. No quería decir, o hacer, algo que le hiciera cambiar de opinión.

Él se acercó hasta a mí, dispuesto a darme un beso, pero justo en el momento, yo giré el rostro.

—Dame tiempo, por favor.—Murmure atemorizada.

Él asintió, alejándose de mí.

Él se giró, comenzando a salir de la habitación, yo me quedé justo donde estaba incapaz de moverme un centímetro.

No pasaron demasiados segundos cuando escuché un golpe ensordecedor. Yo, llena de nervios, sin pensármelo mucho caminé apresuradamente a la puerta de mi habitación, pasando el pestillo.

Fuera lo que pasará fuera, no quería estar cerca de Ryan.

Pero, ¿y si era Dylan, y estaba solo?

Por nada del mundo podía permitir que Ryan le hiciera daño a Dylan, y menos por mi culpa.

Dejando de lado el miedo que sentía, y todas las emociones revueltas que tenía, abrí la puerta.

Llevándome la sorpresa de mi vida.

El aliento abandonó mis pulmones al ver a Dylan, junto a mi padre, y tres policías más, que tenían esposado a Ryan.

Instintivamente me lancé a los brazos de mi padre, explotando en llanto. Necesitaba dejar salir todas las emociones que sentía, todas, en los brazos de mi padre.

Me sentía culpable por haber callado lo que me paso una primera vez, con Ryan. Debí haberlo contado a todos, sobre todo a mis padres, y quién era mi novio en ese momento.

Ellos hubieran sabido como ayudarme, y acabar con esta pesadilla desde su primer ataque. Me dolía el pensar, que de haberlo contado, nada de esto hubiera ocurrido hoy.

Observé por el rabillo del ojo como sacaban a Ryan de mi departamento, y pude vislumbrar pequeñas gotas de sangre en su camiseta.

Mi vista voló hasta Dylan, quién tenía su mano levemente herida, lo que me comprobó lo que me imaginé. Él había golpeado a Ryan, de nuevo.

Me alejé de mi padre, quién tenía los ojos llenos de lágrimas.

—No me ha hecho nada, papá.

Él tomó mi rostro entre sus manos.

—Si hija, esta vez. ¿Pero, y si pasaba otra? Madison, Dios mío, ¿porqué no me lo has contando, cariño?

Comencé a limpiar las lágrimas que ya hacían en mis mejillas.

—Por idiota, papá, por estúpida.

Él nego con la cabeza, abrazando mi cuerpo de nuevo.

—Nada de eso cariño, perdóname por no haber estado contigo.

Negué con la cabeza al escucharlo, controlando las lágrimas.

—No papá, no es culpa de nadie, más que de Ryan.

Lo dije alto, y firme, para que Dylan escuchará cada palabra, y se quedará grabado en su sistema.

Escuché unos pasos alejándose casi al instante en el cuál yo hablé, por lo que me alejé de mi papá buscando a Dylan con la mirada.

Para mi sorpresa fue mi padre quién lo detuvo, cuando estuvo por cruzar la puerta de entrada.

—Muchacho, muchas gracias por buscarme, de no ser por ti, quizás que hub..—Dylan lo interrumpió.

Y justo en ese momento reparé en sus ojos, los cuáles estaban muy irritados.

—No lo agradezca.

Le respondió de manera cortante a mi padre, por lo que Dylan sin palabras, me contó el daño que le seguía haciendo esta situación.

Quizás nunca me quiso al igual que yo a él, pero una cosa si estaba segura, y era que lo que Ryan me intentó hacer una primera vez, fue el final de nuestra relación para él, apenas se enteró.

Se siente culpable, y nunca lo fue. Ni lo será.

—Dylan.

Él se detuvo en seco con mi llamado. De alguna manera, podría apostar, que él no se esperaba que le hablará.

Tenía en su mente, esa absurda idea, que no le permitía siquiera mirarme, y era muy frustrante.

Aclaré mi garganta, intentando encontrar la voz, que pensé que había perdido. Apesar que él no me miraba, yo si que me permití el tiempo de observar su perfil, y su espalda.

Lo echaba de menos, y eso era más que cierto, pero no pensaba rogarle. Así que sin pensarlo mucho, le dije lo único que debía decirle; Muchas gracias por ayudarme, de no ser por ti, no sé que habría seguido pasando.

Él asintió, para luego desaparecer por la puerta.

Sentía como si de alguna manera, mi vida se estuviera cayendo en pequeñas boronas, ante mis ojos.

Era frustrante el pensar, como hace unas semanas atrás, comenzaba a tener mi futuro previsto con una persona.. Y ahora todo se había ido a la mierda.

Me giré hasta mi papá, quién me dedicó una mirada llena de tristeza. Podía imaginar lo difícil que era todo para él. El tener que enterarse de algo así, y venir a salvar a su hija de dicha situación, no era algo del todo fácil.

Ningún padre quiere pasar por algo así.

Me acerqué hasta él, rodeando su cuerpo en un abrazo, que juntos necesitábamos.

***

Mis padres me habían básicamente obligado a dormir en su casa, unos pocos días, y para que estuvieran tranquilos, lo hice.

Mi madre al enterarse, se había vuelto completamente loca. Sin mentir, había llorado durante dos días, en los cuáles solo sabía abrazarme, insultar a Ryan, y recriminarme el hecho de no haber contado nada.

Expliqué mis razones, y la console diciendo la verdad. Ryan, gracias a Dios, nunca me hizo nada que pudiera pertubarme tanto, como para no dejarme vivir.

Me encontraba más tranquila ahora que sabía que estaba tras las rejas, y seguiría estándolo por mucho más tiempo, según había dicho mi padre.

Cometió distintos delitos al hacerme todo lo que me hizo, y eso conllevaría un juicio, y hasta ahora, gracias a todos los cielos, mi padre había logrado que no le concedieran libertad condicional.

Como era de esperar, en la universidad todo el mundo se había enterado, y esta vez si que no fue por Melany, porqué desde el suceso, ella no había dado ni sus sombras por el lugar.

Yo tampoco había ido. Todo lo que sabía era por Jazmín, quién como era obvio seguía yendo a la universidad, pero sabía como sacarse su tiempo para visitarme cada cuánto podía.

Jaz rompió récord al pedirme disculpas unas mil veces, por no haber entendido a mi mensaje de ayuda. Por lo que me contó, estaba en ese momento con Chase, muy ocupados, machacando su flor.

Todo estaba marchando lo que se podía decir normal. Estaba tranquila, con mi familia, y ahora eso era lo único que me importaba.

Ya estábamos a viernes. Hoy era la invitación a salir de Zara, y su hermano Travis.

Después de pensármelo mucho, y divagar entre sí lo mejor sería quedarme en casa, o salir unas cuántas horas, me he decidido por salir.

Como lo he dicho, y sentido, desde un principió.. No pienso encerrarme, y quedar temerosa a la vida, por culpa de Ryan. Lo que él me hizo, sé que pronto solo será un recuerdo, que no producirá nada en mí. Siquiera asco.

Ese cerdo pasaría mucho tiempo en prisión para pensar en las cosas malas que ha hecho en la vida, y así quizás salga como un hombre nuevo, aunque yo no quiero estar ni de cerca, para verlo.

Solo deseo que Ryan, y la mayoría de personas de esa universidad, algún día solo sean un recuerdo.

Quiero irme muy lejos, y olvidarme de todo.

Por lo pronto, para mi suerte, solo debía tomar una decisión en mi vida, y era salir el día de hoy. Y lo haría.

***

Estando lista, marqué el número de Travis. Por alguna razón desconocida para mí, estaba muy nerviosa.

No nerviosa por salir, si no, por de alguna manera hablarle a él. Temía, que al no verme en la universidad, se haya olvidado de mí, y de la invitación.

Escuché un último pitido, cuando descolgaron el móvil.

—¿Madison?

Mi corazón se disparó, al escuchar su voz.

—¿Travis? —Pregunté de la misma forma, que patética.—Digo, si, hola.

Escuché su corta risa.

—¿Como va todo?

—Pues muy bien, ¿y tú?

—Muy bien.

Escuché como aclaró su garganta al otro lado de la línea.

—¿Te has animado a venir con nosotros?

Sonreí al escuchar sus palabras. Que bueno que se había acordado de la invitación.

—La verdad es que si.

Un leve silencio hizo aparición en la línea.

—¿Estás segura?

Por un instante no supe que responder, porqué sabía por qué era su pregunta.

Seguramente se había enterado de lo de Ryan, al igual que todos en la universidad.

Aclarando ni garganta, respondí; Yo si, ¿o es que tú no quieres pasar mí?

Quería de alguna manera, relajar el ambiente, así fuera con una broma tan tonta como esa.

Escuché su risa.

—Envíame la dirección, y estaré allí en menos de diez minutos.

Eso hice. Envié la dirección, y guarde el móvil en mi cartera.

Baje las escaleras de casa de mis padres, encontrándome con ellos en el sofá de la sala de estar. Me acerqué en su dirección.

—Hija, ¿segura que quieres ir? —Murmuró mamá, apenas reparó en mi presencia.

Mi padre posicionó su mano, en la pierna de mi madre, de manera tranquilizadora.

—Scarlet, deja a la niña tranquila.. Que salga, y se divierta, como lo ha hecho toda su vida.

Sonreí en dirección a mi padre.

—Si mamá, ahora que ese imbecil está en la cárcel, nada me impide hacer mi vida con normalidad.

—Y normalidad para ti, siempre será fiesta. ¿No es así? —Al verme asentir, mi madre hizo un pequeño puchero.—Vale, pero cuídate ¿si?

—Si, cualquier cosa prometo avisarles.—Me acerqué hasta ellos, depositando un beso en la mejilla de cada uno.—Que paséis buena noche. Divertios.

Salí de casa, chocando con el aire frío de la noche. Abracé el abrigo que llevaba puesto, en un intento por cubrirme un poco más.

No pasó demasiado tiempo, cuando un auto negro aparcó frente la casa, por lo que lentamente me acerqué, buscando la manera de asegurarme que fuera Travis.

Él bajó la ventanilla del auto, dedicándome una sonrisa, por lo que rápidamente terminé por acercarme, sonriendole de vuelta.

—¿Adelante o detrás? —Pregunté, ya que no sabía si buscaría a alguien más.

Él se encogió de hombros.

—Si quieres jugar a que soy tu chófer, por mi no hay problema.

Dejando salir una risa burlesca, subí de copiloto.

Observé a Travis, quién vestía una chaqueta negra, con una camiseta roja, un pantalón negro, y unos tenis negros. Se miraba muy atractivo, ni para que negarlo.

Su mirada se dirigió hasta mí, observando toda mi vestimenta, o cuerpo. Vete tu a saber.

Pero eso solo pasó por unos escasos segundos, en los cuáles yo también lo observé a él.

Su mirada se dirigió casi de forma automática al frente, comenzando a conducir el auto, hasta el bar.

—¿No pasará por Zara? —Pregunté dedicando una mirada en su dirección.—¿O por alguien más?

Travis negó con la cabeza, echando cortas ojeadas en mi dirección.

—No, Zara se ha ido con los demás.

Lo observé con confusión.

—Pero si vivís juntos.

Él sonrió con gracia.

—Ella está loca, Madison.—Murmuró riendo.—Se ha hecho la idea de nosotros dos, desde aquel día en el almuerzo, y quería que estuviéramos solos.

Lo observé sorprendida.

Me gustaban las personas directas, y desde luego, podía notar lo directo que era Travis.

De ser otra persona, no se habría atrevido a contarme dicha razón. Me gustaba lo poco que había conocido de su forma de ser, y él en general me estaba comenzando a intrigar demasiado.

No le convenía intrigarme, en absoluto.

Por otro lado, podía entender porqué razón Zara nos visualizó. Desde un inicio, hubo conexión entre los dos, de manera innegable.

Y por supuesto, también contribuye mucho el hecho que la niña quiere una chica a su alrededor. Es obvio, que intentará juntar a su hermano, o alguno de sus amigos, con alguna chica.

—¿Me lo juras? —Me hice la sorprendida.—No te lo puedo creer. Vaya locura.

Él sonrió en mi dirección, con aquella sonrisa derretidora, que tenía el muy suertudo.

—Si bueno, para mí no suena tan descabellada.

Observé su rostro con una expresión entré sorprendida, y juguetona, pensando en lo interesante que era ese tío. Él, ignorando mi mirada, comenzó a cambiar la emisora, dejando escuchar tormenta de arena.

—Vale, pues suerte con eso.

Él sonrió, mientras hacía el cambió de marchas.

Me recoste en el asiento, relajando mi cuerpo.

Con cada segundo que pasaba, me preguntaba si estaba haciendo lo correcto, o de un principió debí haberme quedado en casa.

En casa para pensar más en Dylan, claro.

Me sentía extraña, porque ahora con cada segundo que pasaba, podía pensar, y sentir lo joven que era yo, y lo muchísimo que tenía por vivir.

Aún estaba a tiempo de seguir viviendo la vida como me gustaba. De gozar, disfrutar, tomar alcohol, y tener sexo cada cuanto quisiera.

Era libre.

La puta libertad era mía.

¿Porqué pensar en un chico, que en absoluto me quiere, teniendo a mi lado a éste hombre? A éste hombre que se come solo.

A éste hombre que le gustó, y él a mí me pone muchísimo.

A la mierda todo.

Porque ahora la que retoma su vida, ¡voy a ser yo!

EK.

Continue Reading

You'll Also Like

105K 17.6K 44
¿Y si es muy tarde para empezar de cero? Cuando Gia Davies se muda a Nueva York, está huyendo. Se ha dado cuenta de que su carrera no le gusta, su re...
64.2K 3.6K 146
Valentina una chica con una vida normal hasta que el divorcio de sus padres cambiaría su vida por completo volvería los próximos años en los peores d...
50.4K 1.8K 38
en esta historia seras Mia 🔞
267K 14.5K 40
Ayla Walker pasó de ser una simple fan de la formula 1, que sólo fue a una carrera gracias a un concurso, a ser la nueva novia de Charles Leclerc, pi...