↠ Phoebe ↞
—Entonces por eso es que estoy tan mal... —mamá asiente y me acaricia el cabello pausadamente.
—Tranquila, cariño.
—No puedo estar tranquila, mamá. Me siento fatal, y me da miedo lo que pueda suceder, para ser honesta.
—Sabes que siempre he creído que Josh es una persona increíble. Es muy bueno y te trata excelente. Además, de ser una pareja, son amigos, Phoebe. Desde niños se conocen y pase lo que pase, estoy segura que nada podrá cambiar eso.
— ¿Estás segura?
—Completamente —mamá me besó la frente mientras me abrazaba. Ella realmente canceló una junta con tal de hablar conmigo... siento que finalmente estoy comenzado a tranquilizarme —, aprovecha el tiempo que tienes con él ahora.
Al terminar la conversación que tanto necesitaba, Marie, su asistente apareció con dos tazas de té en sus manos.
—Mi abuela siempre dice que el té el es mejor remedio para cualquier mal, incluidos los del corazón —dice dejando las tazas en la mesa que tenemos al frente — ¿Más tranquila, Phoe?
—Lo estaré.
—Ya verás que todo se arreglará.
—Gracias, Marie.
Cuando mi hermano volvió por mi, estuvo demasiado pendiente del teléfono todo el tiempo. Intenté perder mi cabeza en la música pero el teléfono de mi hermano no dejaba de sonar.
— ¿Por qué no contestas de una vez?
—Porque estoy al volante y no quiero que nos matemos. ¿Contestarías tu, por favor? —dice sin dejar de mirar la calle.
Tomé el teléfono de mi hermano y observé el nombre de Noah en la pantalla.
—Es tu novia tonta —le informé. Él rodó sus ojos y me observó rápidamente.
— ¡Contesta!
Contesté la llamada y un sonido extraño se generó al otro lado.
—Teddy, ¿Dónde estás? ¡Estoy volviéndome loca aquí!
—Soy Phoebe, Noah... Theo está conduciendo.
—Dios mío, lo voy a matar... ¿Dónde están, linda?
—Saliendo de la oficina de mi madre —unas voces se escuchan al fondo. Más bien, una voz en específico que reconocería en cualquier parte del mundo.
— ¿Le podrías decir a Theo que se apresure, por favor? ¡Gracias, Phoebe!
Noah finalizó la llamada antes de yo poder decirle algo.
—Déjame adivinar, ¿Quiere que me apresure porque estoy tarde, o me ama mucho y no podía vivir sin escuchar mi dulce voz un minuto más?
—Quiere que te apresures, se escuchaba algo exaltada —la cara de decepción que finge mi hermano provoca una pequeña sonrisa en mi —. ¿Qué hace Noah con Josh?
La mirada de mi hermano me lo dice todo, él lo sabe.
— ¿Q-que te dijo? —titubeó nervioso.
—Solo que te apresuraras, ¿Qué sabes, Theo?
—Nada, solo iremos rapidamente a casa de Noah.
Unos minutos de silencio después la residencia de los Phillips está frente a nosotros, pero lo extraño es el auto de Josh aparcado en frente.
Realmente espero que no sea lo que tengo en mente.
Cuando me bajé del auto de mi hermano, algo en mi me dijo, "Corre" y eso hice, corrí hasta la puerta, que para suerte mía, estaba medio abierta.
Pero cuando la atravesé una de mis pesadillas comenzó a tomar forma en frente de mi.
—Mi corazón deja de latir cada vez que estás junto a mi, no soy el mismo y mi ser se pone a tu merced. Te amo tanto que...
Mi alma abandonó mi cuerpo en cuestión de segundos. Sentí que mi alrededor comenzó a hacerse más pequeño, y no pude controlar mi respiración. Antes de darme cuenta mis lágrimas estaban cayendo en grandes cantidades, resbalándose por mis mejillas.
La mirada de Noah se encontró con la mía y su sonrisa se evaporó. Miró a Josh con cierto pánico y él terminó su discurso. Sus manos siguen juntas sosteniéndose mutuamente, pero él me mira en ese momento.
No sé de donde saco la fuerza, pero mi mano termina en su mejilla, haciendo que esta se voltee. Noah deja escapar un pequeño grito y antes de darme cuenta mi hermano está en la puerta con sus ojos muy abiertos.
—Phoe, no sé que escuchaste, pero te juro que no es lo que crees...
Josh intenta llegar a mi, pero yo ya estoy atravesando la puerta en donde mi hermano me detiene.
—Tranquila ¿A dónde vas? —no le contesto, solo me alejo ignorando sus llamados.
No tengo idea de lo que hago, estoy llorando y corriendo por las calles de este barrio residencial al que nunca había venido. Solo corro y mis pulmones piden a gritos un poco de aire... siento que explotarán en cualquier segundo.
Localizo un parque bastante grande en una esquina, reconozco esta calle, es la única. Se que he estado aquí antes.
Me senté cerca de una caja de arena, y dejé que mis lagrimas comenzaran a correr libremente.
—Las chicas lindas no deberías de llorar de ese modo —de nuevo esa voz.
Sabia que conocía esta calle. Tal parece que él últimamente es el que me rescata cuando estoy hasta el fondo.
Sentí su calor a mi lado, y antes de siquiera poder mirarlo a los ojos, sus brazos estaban redondamente y yo lloraba en su hombro.
No sé cuanto tiempo pasó pero cuando al fin me sentí exhausta, me detuve.
— ¿Quieres hablar de ello?
— ¿Por qué las personas hieren a los demás? ¿Qué les da el derecho de herir?
— ¿Qué sucedió, Phoebe?
—Encontré... no importa, solo... Josh me hirió.
Su respiración se tensa, y puedo ver como su ceño comienza a fruncirse.
— ¿Te lastimó?
—No, no físicamente.
—Debe ser un idiota completo para menospreciar a una chica como tu —no estoy en condiciones para sonreír, pero sus palabras hacen que me siente un poco mejor.
— ¿Por qué siento que cada ve que me desplomo, tú estás ahí para levantarme? —él sonríe mirando al césped.
—Te dije que siempre estaría aquí para ti, ¿No?
El silencio a nuestro alrededor no era incomodo, era tranquilizante.
— ¿Sabes algo? Tengo mucho tiempo de no jugar en un parque —dice Blake, levantándose de su lugar.
—Nunca fui a un parque a jugar, tenía mis propios juegos en casa.
— ¿Bromeas?
—No, ¿Es difícil de creer?
—No tienes idea, Schley. Ven.
Estuvimos en los columpios, y las cajas de arena, la noche cayó sobre nosotros y juro que por todo ese tiempo, el nombre de Josh Pearson había desaparecido por completo de mi cabeza.
—Debo volver a casa. Probablemente han de estar furiosos conmigo por desaparecer así.
— ¿Te llevo?
—No es necesario, puedo volver sola —mentí. Quería que él me llevara, pero no le diría eso directamente.
—Olvídalo, no dejaré que camines hasta tu casa sola en medio de la noche. Vamos —su ano tomó la mía, y nos dirigimos a su auto, que estaba aparcado a un lado de la calle.
En camino a mi casa, Blake se las ingenio para mantenerme con una sonrisa todo el tiempo.
—Dobla aquí —le indiqué, y él me miró confundido.
— ¿Que no es prohibido entrar por ahí?
—No si vives aquí —le dije en broma.
—Como diga su alteza.
Todas mis cosas están en el auto de mi hermano. No tengo mis llaves, ni mi bolso. Nada.
Cuando Blake se coloca en frente del gran portón cerrado, una pantalla con cámara se enciende a nuestro lado, en donde Fred, uno de los oficiales de seguridad de casa aparece y lo saludo con mi mano.
—Señorita Schlesinger, ¿Olvidó sus llaves de nuevo? —pregunta entre risas mientras los portones comienzas a abrirse.
—Lo siento —le respondo despidiéndome. Blake ingresa y se detiene frente a la puerta principal de mi casa. Ambos bajamos y él me abraza sin previo aviso.
— ¿Estarás bien?
—Eso creo, debo hacerlo.
—Siempre estaré aquí para levantarse, Schley.
—Gracias, Blake. Podría contratarte como guardaespaldas, suelo tropezarme mucho —bromeé.
—No necesitas pagarme para que esté a tu lado, Phoe.
Sus dedos recorren mi mejilla de manera suave, su presencia me abruma y juro que quiero besarlo... pero mis emociones y mi corazón no me lo permiten, porque por más latidos que esté generando por la cercanía de Blake, no es a él a quien le pertenecen.
Giré mi cabeza y sus labios aterrizaron en mi mejilla. Él me observó entendiendo mi punto, y me dio otro beso en la frente antes de que la puerta se abriese de par en par.
—Phoebe.
—Señor Schlesinger —dice Blake en forma de saludo.
Papá lo observa, me observa a mi, y se lo que viene. Una larga noche me espera...
Maldigo mil veces cuando veo a la persona que está detrás de mi padre.
— ¿Phoebe donde estuviste?
¿Qué hace aquí? Después de todo lo que dijo, ¿Cómo se atreve a venir aquí? Por un segundo planeo decirle eso, pero veo en sus ojos la incertidumbre y el dolor. Sus ojos están algo rojos, o eso es lo que puedo ver, lo veo mirarme dolido y es que mis manos siguen entrelazadas con las de Blake.