Aburrida. Puaj. Estaba aburrida porque no tenía nada bueno qué hacer.
Primero:
Michael y yo no nos podíamos ver hoy porque estaba estudiando para el parcial que tenía. Sí, el mismo de física.
Segundo:
Arielle y yo no podemos hacer ninguna tontería hoy porque era el Marcus Day. Sí, se iba a ver con Marcus hoy. Me sentía ofendida porque yo aún no lo conocía, primero porque ellos estaban empezando, segundo porque nunca se presentaba la oportunidad, cuando ellos podían, yo estaba con mi Michael, y cuando yo podía, ellos necesitaban estar solos. Múerdanme, por favor.
Tercero:
No tenía muchos amigos debido a mi situación económica, en este círculo nadie le interesaba la amistad, pero si el dinero.
Cuarto:
Mis padres estaban hoy hasta el medio día, eso significaba que tendría que aguantarme todos los hits de mi mamá para mi.
Creo que estos días de vivir al extremo me estaban afectando porque días atrás, esto me parecería de los más normal, ¿qué se hace? Estaba que iba y me inscribía en uno de esos deportes extremos que salen en la TV.
Bajé y no vi a nadie en la sala de estar, entonces me asomé a la cocina y vi a mama haciendo cupcakes, qué delicia, mientras tarareaba una canción. Retrocedí antes de que se diera cuenta de mi existencia, la amo, pero es muy cansona.
-Te puedo ver desde aquí, pequeña.-Palidecí.
-Mamá, un día de estos me vas a dar un infarto si sigues haciendo eso.-Confesé tocando mi pecho con mi mano exageradamente.
-Si dejo de hacer eso, la que tendrá un infarto seré yo.-respondió con los ojos puestos en los cupcakes.
-¿Dónde esta papá?- Pregunté intentando tomar uno de esos cupcakes que me estaban diciendo: cómeme. Les aseguro por Megan Fox que estaban hablándome.
-Está en la habitación.- Mamá me dio una palmada para evitar que tomara uno. Auch.- No invadas mi territorio personal.
-Okay.- dije sobando mi mano yéndome de allí.
Subí a la habitación de mis padres y estaba papá viendo TV. Qué cosa más aburrida, veía noticias, sé qué es importante, pero hasta un punto, yo creo que papá hasta tenía sueños con los noticieros. Creo que ser reportero era su sueño frustrado.
-Hola, pá.- Me acosté en la cama al lado de él.
-Hola, pequeña.- Rodé los ojos. Era una pequeña con novio.
-¿Por qué estás viendo noticias? Deberías darle una oportunidad a los demás programas, en serio.- Le toqué el hombro en broma. Él rió.
-Chlo, ¿has pensado en lo que te dije?- Ahí vamos otra vez con eso.
-Papá...-Me interrumpió.- Chlo, escúchame...-Me miraba con ojos preocupantes. Ahora si estaba preocupada. A papá algo le estaba ocurriendo.-Tienes que darme una respuesta antes de que...
-Cupcakes para las dos personas más hermosas en este mundo.- Mamá entraba con una bandeja de cupcakes y con una sonrisa radiante, pero ya yo no tenía hambre, estaba preocupada por mi padre. ¿Qué era lo que le preocupaba? ¿Qué tenía que ver con mi decisión? ¿Esto está relacionado con lo que me ha pasado últimamente? Mi cabeza iba explotar con tantas cosas, así que decidí ignorarlo porque, en serio, ellos me estaban hablando.
-¿Qué hablaban?- preguntó mamá curiosa como siempre.
-Nada. Sólo le estaba diciendo a papá que me pegaste.- Señalé mi dorso para que vieran el enorme rojo que se estaba formando. No sé si estaba equivocada, pero papá me miró con agradecimiento, como si estuviese aliviado de no haberle dicho nada a mamá. Ahora sí ya estaba entrando en pánico.
-Te lo merecías. Invadiste mi territorio.- Me acusó mamá.
-Chlo, ¿estuviste en la cocina?- preguntó papá volviendo a la tierra. Sí, estaba distraído.
-No exactamente. Yo me iba a ir, pero luego ella me detuvo.- me encogí de hombros.
Luego de estar un par de horas de haber compartido un hermoso momento con mis queridos cupcakes, ah, y con mis padres, volví a estar aburrida.
Michael no llamaba, Arielle tampoco... Oh, esperen... Llamada...Mmm. Fui en busca del tonto papel que se cayó cuando organizaba mis pantalones.
Pasé mil horas buscando el estúpido papel. Yo tendré que pegar un cartel en mi habitación en grande que diga: Busca en tu bolsillo.
Comencé a marcar el número en mi teléfono, un poco nerviosa, claro, agregué el número como Chase:) y enseguida le hablé por iMessage.
Vaya, qué ingenioso. ¿Eres ilusionista? Te debo un helado. :P
Leí el mensaje una y otra vez, y para mi estaba bien, hasta que se lo envíe, ahora sonaba como una necesitada disimulando necesidad. Para mi suerte, contestó.
Jajajaja. Es un talento. :) ¿Cuándo te dignarás a pagarme lo que me debes, Meg? Tu deuda va subiendo...
¿Estaba intentando decirme que saliéramos? ¡Ay, no! ¿Leyó el mensaje de manera equivocada? ¿Por qué estoy nerviosa? ¿Por qué hoy era el Marcus Day? ¿Por qué Michael era estudioso? ¿Por qué papá estaba preocupado?
¡Sólo van tres días! Deja de burlarte de mi, no es gracioso. -.-
¿Qué dices? ¿Estas libre hoy?
¿Qué le digo? Si Michael se llega a enterar, pegaría el grito en el cielo, pero... ¿Se enteraría? Además, ¿quién lo manda a no dedicarme tiempo? Lo sé estaba excusándome. Igual Chase y yo nos estamos conociendo, podemos ser amigos, ¿no?
De acuerdo. Sólo porque me extrañas. ;)
Luego Chase dijo que vendría por mi a salir por ahí. Sí, no me quiso decir dónde.
Mis padres ya se habían ido cuando bajé a avisarles que iba a salir. Bueno, mejor para mi, ¿no?
-Hola, Megan.- rodé los ojos.
-¿Nunca vas a superar ese hecho? Pasemos de página, amigo.- Le respondí dándole un beso en la mejilla. Creo que enrojecí cuando sentí esa corriente que siempre me atormenta.
-Creo que nunca voy a superar el hecho de que estás de confiada conmigo.- Ahora si me puse roja haciéndole competencia al tomate.
-Lo siento... Pensé que... Lo siento.- Chase me miraba con ojos divertidos y como si... Esperen, ¿se estaba burlando de mi? Oh, sí.
-¡Eres un idiota!- le golpee el hombro riendo.
-¿Estás segura que ese título me corresponde a mi?- Preguntó riendo. Me estaba viendo la cara.
-Eres un grosero.- Dije seriamente. Seguí caminando y él se quedó atrás.
-Meg...- Tomó mi mano para detenerme. Dios, no pude sostenerla más porque iba a comenzar a temblar.
-¿Qué?- Contesté indiferente. Podría ver que sus ojos estaban divertidos.
-Es por allá.- Señaló el lado contrario al que yo me dirigía. Estaba que se reía. ¡Qué vergüenza!
-Vamos. Puedes reírte.- rodé los ojos.
-Lo... Lo siento... Te prometo que... No volveré a burlarme de ti...- Decía mientras reía. Esa risa era la mejor melodía que podía tener en mi iPod. ¿Sería psicópata si lo grababa riéndose?
-Creo que me tendrás que pagar por entretenimiento.- bromeé.
-No lo dudes.- respondió tocandose el estómago. Oh, por favor, déjame tocarlo por ti. ¿Qué estoy diciendo? Lo reprendo.
-Hablando de entretenimiento, si eres ilusionista, me gustaría aprender ciertos trucos. Ya sabes, como poner papeles con mi número de teléfono en los bolsillos.- Rió. Tendría que hacerlo reír más seguido. Jamás me iba a cansar.
-Requiere de práctica, ya sabes, tienes que conocer gente todos los días.- Enarqué una ceja.
-No me digas que eres una súper estrella.- Dije sarcástica, pero el no contestó nada.
-¿Y bien...?- Le animé.
-Dijiste que no te dijera.- Se encogió de hombros. Reí.
-Qué gracioso, Chase. Avísame cuando sea el momento de reírme.
No sé si tenía algo que ver como todo lo que estaba pasando en mi vida últimamente, pero mientras estaba con Chase no sentí miradas extrañas o alguien vigilandome como cuando estaba con Michael, sola o con Arielle. ¿Qué estaba pasando?
-Browne, ¿Correcto?
-Es correcto. Tienes talento. Deberías ser adivino.- le sonreí. Chase me había llevado a una heladería no muy lejos de mi casa.
Ahora nos encontrábamos sentados cada uno con helados, el con macadamia y yo con browne, mejor conocido como Peter Segundo. ¿Qué? Puede que me encante ponerle nombre a mis helados, pero eso no significa que sea buena en ello, ¿de acuerdo?
En todo el rato que estuvimos hablando, me estaba contando de su vida, me dijo que tenía dos hermanos, que tenía diecinueve años, pronto era su cumpleaños, que estaba estudiando administración de empresas, quería estar en el negocio al igual que su padre y hermanos, vaya, y yo que al menos hubiese deseado uno para que le tocara esa responsabilidad a él y no a mi, pero desafortunadamente no es así.
-Chase, ¿sabes como se llaman Batman y Robin?- Tenía que preguntarle eso, no podía dejar de pensar cuales serían sus verdaderos nombres.
-¿Qué ellos no te lo dijeron?
-Si te pregunto es porque no, ¿no crees?
-Entonces no sé.-Se encogió de hombros y le dio una probada a su helado. Mmmm. Qué labios. Sacudí mi cabeza.
-Con eso acabas de aceptar que si sabes.-Le acusé.
-Si ellos no te lo han dicho, ¿por qué yo debería decírtelo?
-Vamos, seré tu mejor amiga por siempre.- hice un puchero y junté mis manos en tono de súplica.
-¿Disculpa?-Enarcó una ceja.- Los amigos no se sobornan mutuamente.
-¿Qué tal los especiales?- Pregunté dudando. Que eso no haya sonado en otro sentido, yo tengo novio, amo a Michael infinitamente, y eso nadie lo va a cambiar.
-Nop. Lo siento. Qué te digan ellos.
-Eres malvado.-Dije sacando la lengua y echándole un poco de helado en la nariz.
-¡Oye!
-Creo que tienes un poco de helado aquí.- Señalé el lugar, pero con mi nariz.
-Anda, tú también.- después de decir eso me untó de helado en la nariz ensuciando un poco mis dedos.
-Eso es trampa.-Le reclamé.
-Eso es ser rápido.- Sonrió. Creo que estaba como mi helado en la nariz: derretida.
-Bien, creo que es hora de despedirnos.- dije tímidamente.
-Sí. Fue muy divertido salir contigo hoy. Espero que volvamos a hacerlo algún día.- Sé que soy una virgen, pero eso no me hace santa, no pude evitar mal pensar lo ultimo.
-Lo mismo digo. No me extrañes mucho.-dije divertida.
-No te prometo nada.- Mi estómago me dio una mala jugada, creo que Peter Segundo no se estaba llevando bien con el. Era por Peter, ¿no?
-Tonto.-Le empujé.-Envíame un texto cuando llegues.
-Creo que la que me está extrañando es otra.- Dijo divertido.
-Ya quisieras.-Rodé los ojos.-Cuídate.- Le di un beso en la mejilla. Sentí que todos mis sentidos se iban de este cuerpo llamado Megan Fox.
-Hasta luego, Megan. Cuídate.- Respondió y comenzó su camino.
Cuando entré a mi casa, me di cuenta que mis padres aún no habían llegado. Qué extraño, pero lo ignoré, después que mamá no me cantara uno de sus hits, todo estaba bien para mi. Me dispuse a subir a mi habitación cuando suena el teléfono.
-¿Hola?- Dije contestando el teléfono.
-Hola, ¿quién habla?- preguntó una voz gruesa del otro lado.
-Chloe. ¿Quién es usted?- respondí.
-¿Esta es la casa de los Adams?- Estaba segura que había escuchado esa voz, pero no sabía dónde, me odiaba por eso.
-Si. ¿Quién es usted?- Repetí.
-Keyve. Dígales que los estoy necesitando.
-¿Keyve? Ellos no se encuentran en estos momentos, ¿qué necesita?
-Que llamen.-Lo dijo en tono muy grosero, y luego de eso colgó.
¿Qué le pasaba a este tipo? ¿Quién era él? ¿Por qué llamaba a mis padres? Ellos iban a tener que explicarme muchas cosas.
Meg, Meg, Meg... Inocente e ingenua como siempre, incapaz de ver lo que está sucediendo a tu alrededor. Tu tiempo de poder escapar han terminado. Vas a ser prisionera, ¿para siempre?
Hola!!!! Tarde, pero eficiente. Lol. Espero que les guste. Qué intriga. *se come las uñas.* Gracias por todo. No se les olvide regalarme un voto con un comentario.
Las amo con amor.