Alma gemela

By WriterEK

40.6K 2.4K 1.2K

Eres una puta. Eres el puto amo. Eres una zorra. Eres un machote. Eres una regalada. Eres un campeón. E ah... More

El comienzo de todo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince. 》》 Primera parte.
Capítulos dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo Veintinueve

Capítulo once

1.1K 85 30
By WriterEK

Las cosas si que podían empeorar.

Había llegado a casa. Y en el garaje, podía ver el auto de papá, y de mamá, para mi mala fortuna.

Vaya escenita familiar me esperaba, que emoción.

Sintiendo mi corazón acelerado, entré en casa. No quería pensármelo mucho, de igual forma tendría que enfrentarlos tarde, o temprano. Apenas puse un pie dentro, me encontré con mis padres en el sofá.

Me acerqué hasta uno para tomar asiento, bajo la atenta mirada de ambos.

Se respiraba tensión en el aire. Tensión acompañada de incomodidad, rabia, tristeza.. Sentimientos que muy poco nos había tocado experimentar como familia, pero ¿qué más daba? Ya sabía yo que todo cambia, el día menos esperado, y de la manera menos pensada.

Tomé aire, mirando a mis progenitores, los cuáles ya hacían con los ojos rojos. Por el rostro de papá, podía deducir que estaba enterado de algo, sin quedarme muy claro, que tanto sabía mi padre, decidí tomar la palabra.

—Mi madre te engaña.—Lo dije mirando fijamente a mi papá. Ni por error había volteado a ver a mi madre.—Con una mujer, y si quieres saber quién es, espera que te diga que invitará a comer en casa, a su amiguita la pelirroja.

Mi padre me regañó con la mirada. Pero no me importó, pensaba mantenerme firme, hasta que mi madre entendiera, la gravedad del asunto. Toda la novela que creo, sin una mínima necesidad.

—Hija, nunca quise engañarlos, ni lo estaba haciendo hasta hace dos años. Con Carla, fue algo que nació sin darnos cuenta. Todavía no sé cómo me enamoré de ella.

—No mamá, pero si es que el problema no es que sea una mujer, hubiese sido lo mismo de ser un hombre. Engañaste a mi padre, me engañaste a mí, y lo peor es que faltaste el respeto a nuestro hogar.

Mi padre se aclaró la garganta ruidosamente, llamando mi atención. En su rostro podía ver molestia, y sobre todo; temor.

—Madison, ya va siendo hora de que te enteres de la verdad. No quiero que juzgues a tu madre, de la peor manera, sin escucharme.

Me crucé de piernas, mostrándole toda mi atención. De lejos se podía ver la falta de respeto, en mis gestos. Me estaba burlando de ellos.

Podía sentir la rabia fluir en mí, como la sangre.

—Deslumbrame con tu historia, papá.

Él miró a mi madre, como quién pide permiso, a lo que mamá asintió. Y a mí de a poco segundos, se me agotaba la paciencia.

Hasta que papá se decidió hablar, por fin.

—Desde el instituto, tú madre y yo fuimos mejores amigos.—Él le dirigió una mirada llena de amor, a mamá.—Ella era mi mejor amiga, mi aliada, mi cómplice. Nuestros padres se dieron cuenta de esa complicidad, y pronto nos quisieron para esposos. Sabes, seguir con lo que habían hecho nuestros abuelos, padres, seguir con la tradición de casarse con personas de tu misma posición social.

Me parecía gracioso, como ellos en un momento así, me contaban ese pedazo de historia, que me habían contado hace almenos unas onces veces. Sin embargo, yo seguía prestando atención.

Yo sabía desde entonces, que a tu mamá le gustaban las chicas, y ella sabía que a mí me gustaban los chicos.

Sentí, como si me hubiesen lanzado un balde de agua fría. El agua fría, mojó cada parte de mí, causando en mi cuerpo un frío, inexplicable. Que con cada gota, me lastimaba más. Y el balde, bueno él golpeo mi cabeza, dejándome tonta. Por qué así era como yo les miraba, tonta con semejante confesión.

—Nuestras familias jamás aceptarían, que nosotros tuviéramos relaciones del mismo sexo. Por lo que decidimos casarnos, y darles al año un nieto a tus abuelos, era todo lo que ellos querían. Al nacer tú, todo cambió, ya no era nada más complacer a tus abuelos, ahora era criarte a ti de la mejor manera.

》》Al pasar de los años, decidimos quedarnos como una familia, con el acuerdo de qué, ella podría hacer su vida fuera de casa como quisiera, y yo la mía, sin dañarte a ti. Hija, tienes que entender que tú madre me ama, tanto como yo a ella, somos los mejores amigos que podrían existir, con la mejor hija del mundo, pero nunca existió una relación de pareja.

Era imposible describir como me sentía. Con palabras, no lo podría explicar. Es cuestión de vivirlo, de estar en mi piel, sintiéndo esto tan asfixiante que provoca el enterarte de una verdad así.

—El día.. El día que te encontré llorando en la cocina, ¿qué era entonces?

—Que sabía que muy pronto debía contarte la verdad. Ya eres toda una mujer Madison, y lo que menos queremos tu madre y yo, es perderte. Te mentimos, si, ¿merecemos tu perdón? Probablemente no. Pero sé, que si hay alguna persona en este mundo, que entendería esta situación, eres tú.

Tomé mi rostro entre mis manos, con frustración. Pequeñas lágrimas caían por mis mejillas, sin poder controlarlo.

Era algo muy difícil de digerir. De la noche, a la mañana, mi familia se convirtió en una mentira. En algo totalmente falso, algo que existió por obligación de mis abuelos, no por amor.

No podía quejarme por mis padres, eran lo mejor de esta puta vida, tanto mi papá, como mi mamá. Poco me importaba su preferencia sexual, poco me importaba lo que hicieran con sus vidas, solo me importaba su felicidad. Pero si todo lo hubiese sabido en mi crecimiento, hubiese sido más fácil. Hubiera estado consciente de no sé, que me trajo la jodida cigüeña, porqué a mis padres no les gustaba follar entre ellos. El saberlo así, de una manera tan directa, de un día para otro, era sofocante.

Me sentía lo suficientemente cercana a mis padres, para intentar comprender sus razones, y aunque no era nada fácil, no podía juzgar algo que no me tocó vivir a mí. Me da que pensar, ¿hubiese hecho yo lo mismo? Quizás, no descarto la posibilidad, por lo que muy en el fondo, sé que lo correcto es disculparles.

Aceptar las decisiones que tomaron en el pasado, y hoy nos han traído aquí. A estar juntos.

—Somos una familia, muy disfuncional debo decir, pero lo somos. Les disculpo sus mentiras de mierda.—Pequeñas lágrimas de deslizaban aún por mis mejillas.—Pero no quiero conocer a nadie, aún. Si tenéis pareja, bien, pero denme tiempo de asimilar que ya no estáis juntos, ni lo habéis estado nunca.

Mis padres me miraban con sorpresa, sin poder creer lo que escuchaban. Mi papá tomó mi mano, con rapidez.

—No me importa si son mujeres, o hombres. O lo que sea, solo necesito tiempo. Solo les pido eso. ¿Vale?

Mi padre apretó mi mano, mientras mi madre con lágrimas en los ojos, abrazaba a su esposo de mentiras, Gerard.

Vale se que eso ha sido cruel. Hasta para mí. Pero debía bromear conmigo misma, porque como no lo hiciera, se me iba a ir la olla, con tantas confesiones como éstas.

—Sabía hija, yo sabía, que si alguien podía entendernos eras tú. Tú eres Madison, la mejor decisión de toda mi vida. —Algo en mi corazón, volvió a unirse, de la manera más bonita al escucharle.—Y si tu me odiaras, de igual forma volvería a tomar esa decisión cien veces más.

—Yo de ser tú, no sé cómo habría actuado, al recibir dos noticias así, de mis padres. Quiero que siempre des por sentado, que tu madre te ama, hija.

Tomé las manos de mis padres, dándoles un leve apretón, mientras me ponía de pie. Me acerqué a ambos, dándoles un abrazo al unísono, para luego comenzar a caminar hacía mi habitación.

—Pues igual y se pueden dar las gracias así mismos, digamos que algo bueno han hecho conmigo.

Escuchando las afirmaciones de los dos, entre en mi habitación.

***

Hacía al menos cinco horas había llegado de la universidad. Todavía no era demasiado tarde, apenas y estaba anocheciendo, pero con tantas noticias en dos días, solo me apetecía salir, y no de fiesta.

Ya había dormido al menos dos horas, y me habia duchado, así que sin mucho pensarlo, llamé a la persona con la que por muy extraño que parezca, me apetecía estar en estos momentos, tan difíciles.

Marqué el número de Dylan, y casi en el último tono, descolgó el móvil.

—¿Si?

—Dyl, ¿gustas salir? Es que mis padres me han dicho unas cosas, que no sabes. Me encantaría conta..

Él aclaró su garganta interrumpiendo lo que le estaba diciendo, y con la respiración levemente agitada, habló; Lo siento, estoy ocupado.

Con arrepentimiento por haberle llamado, estuve apunto de decirle que bien, nos veíamos luego. Pero fue cuando escuché su voz; Dylan, ¿hablar por móvil, es más importante que tener sexo conmigo?

Y colgué.

¡¿pero hasta dónde iba a llegar mi estupidez?! ¿Hasta qué niveles? ¡joooder! No debí llamarle, jamás debí hacerlo.

Jodide teléfono, ¿porqué debías existir?

Las ganas de pegarme en el rostro contra la pared, aumentaban de segundos que pasaban. Pero yo no era así, debía controlarme y respirar, al final solo fue una simple y estúpida llamada, nada que pueda humillarme demasiado.

Decidí, que dormir temprano esa noche, sería lo mejor.

Y eso hice.

***

Habían pasados cinco días desde la confesión de mis padres. Cinco días que me habia tomado, para tomar una decisión.

Quería mudarme. Lo necesitaba.

Quería darle más privacidad a mis padres, sobre como llevar su vida en su matrimonio falso, o en hablar entre ellos, con privacidad de su separación. Mis padres no estaban de acuerdo con mi decisión, no hace falta decirlo. Pero no les quedo más remedio, que aceptar.

Aún me veían como su pequeña niña, pero es hora de contarles, que esa niña creció.

La segunda razón, es que faltaba solo una semana para cumplir mis veintiún años. Yo necesitaba mi espacio, un lugar donde yo pueda explotar mis emociones sin molestar a nadie. Donde pueda andar desnuda, por todas partes. Gritar, llorar, estarme con mi habitación desordenada.

No sé, la idea me parecía maravillosa.

Comencé a mirarme apartamentos de soltera, hasta que encontré el perfecto. Estaba de puta madre.

—Mira Jaz, la cocina es hermosa. Madre mía.

—Pero si tu no cocinas ni un huevo, Mad.

—Arruinas mi momento de felicidad, que lo sepas.

Mi amiga, me sacó la lengua, para seguir conociendo, la que sería mi nueva casa.

Después de darles unas diez vueltas al apartamento, de detallar hasta la alfombra, y mirarle los motivos de porqué no debería mudarme sola, a petición de Jazmín.

Yo acepté.

Ese sería mi puto nuevo hogar.

Claro está que yo no lo pague, fueron mis padres. Pero era otra de las razones, por las cuáles quería vivir sola, quería buscar un empleo, el cuál me permitiera independizarme totalmente de mis padres.

Después de que yo me pudiera permitir, estar cómoda en mi nueva casa, ya comenzaría a pagarles el dinero del apartamento a mis padres. Hasta el último dolar les pagaría.

—Jazmín, no seas tan precipitada con esta decisión, piénsatelo bien ¿si?

Sonreí mirando a mi amiga.

—Esté apartamento es mío, Jaz. Tiene mi nombre en él. No tengo nada que pensarme.

Jazmín sonrió, aún dudosa, de que yo pudiera valerme por mi misma más de dos días.

Ahora, después de una semana de vivir sola en mi apartamento, yo le sonreía a ella.

Una semana, reconfortando la relación con mis padres. Mejorando todo lo que se había roto, por lo pasado. Les he ido a visitar cuatro días esta semana, a petición de ellos, claro. Aún siguen recriminadome que les he abandonado, vaya dramáticos.

Siete días, de ir a la universidad, simplemente limitándome a estudiar. Hablando a compañeros, y por supuesto a Jazmín, pero rechazando cualquier invitación a salir.

Nunca había sido demasiado amante al orden, ni muchísimos menos a las responsabilidades. Pero creo que, de alguna manera mis padres me empujaron a tomar esta decisión. A tener que por un momento, dejar las fiestas, y mi vida alocada, para centrarme en comenzar la cruda vida de un adulto.

—Mad, ¿dónde guardas el café?

—Junto al refrigerador.

Mi hogar se había convertidon como en el lugar de escape de Jazmín. Escaba de las exigencias de sus padres por unas horas, de las obligaciones que ellos le imponían, y de todo. Ya le había ofrecido venirse a vivir conmigo, nunca le cobraría por vivir en mi piso, así que el dinero nunca supondría un problema. Pero ella me ha dicho, que se lo iba a pensar, no era fácil abandonar a sus padres, a pesar de como la presionan.

Después de unas deliciosas tazas de café, mientras hablábamos de trivialidades, Jaz se despidió, diciendo que era tarde y debía volver a su casa. Le acompañé hasta la salida, y hasta que no la vi subir al ascensor que estaba al final del pasillo, no cerré la puerta.

EK.

Continue Reading

You'll Also Like

148K 7.1K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
33.2M 4.3M 46
[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has e...
1.4M 75.4K 71
-Soy una niña buena- susurro adormilada -claro que sí nena - dice daddy acurrucandonos más en la cama. - ahora toma tu biberón baby- escucho a papi...