Un Chico Enigmático

By HarukoMinLee

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Nunca pensó que un accidente cambiaría su vida por completo dándole una segunda oportunidad. *Este trabajo se... More

Sinopsis
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20.
21.
Final

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By HarukoMinLee

Hello!! Soooorpresaaaa!!!
Nuevamente por estos lados a dejar algo para ustedes mis fieles lectores🤩🙌❤️

SHAWOL2MIN Niccole_am miracleTM asashawol113💋💋💋 gracias por tanto❤️🙌😊

♾️♂️♾♂️♾♂️♾♂️♾

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Minho a Yoona, sorprendido de verla en su oficina un sábado por la mañana. 

—Estoy tratando de adelantar algo de trabajo —contestó ella sin dejar de mover un lápiz rojo—. Y tu excusa, ¿cuál es? 

"Evitar la tentación", pensó Choi sin atreverse a confesarlo. 

—En toda esta semana no has rendido ni cinco minutos, ¿por qué tratar ahora de remediarlo? 

—Eso no es cierto. 

—¿Que no? Vamos a ver, esta semana has contestado a tres o cuatro llamadas telefónicas, has escrito una carta… En resumen, has estado toda la semana ahí 
sentado contemplando los muebles. 

—Estaba leyendo —alegó Minho sin rendirse. 

—¡Aaaa! —exclamó Yoona escéptica. 

Y por supuesto hacía bien en no creerlo. Minho había sostenido entre las manos periódicos y revistas sobre temas legales durante horas, y de vez en cuando había pasado una página. Pero no había leído una sola palabra. 

¿Cómo hubiera podido, si lo único que era capaz de hacer era recordar el llanto de Minhyuk

Choi se dejó caer sobre el sillón del despacho, hundiendo la cabeza en las manos. Durante todos aquellos años le había guardado rencor a Chung-ha por negarle la posibilidad de ser padre, y de pronto descubrio que no servía para ello. 

—¡Minho, eh, eh, Ming! Suéltalo, vamos —lo animó Yoona preocupada. 

No era de extrañar que Chung-ha ni siquiera le hubiera consultado, ni que los ojos de Taemin mostrarán aquellas sombras al mirarlo. El niño y Taemin sabían que no… 

—¡Eh, eh! Tú eres el jefe, ¿recuerdas? —volvió a arremeter Yoona—. Si quieres tomarte unas vacaciones de vez en cuando, ¡adelante! ¿Por qué no te tomas la semana que viene entera? Podrías pasarla en casa, con tus… invitados. 

—¡No! —exclamó Minho a pesar de ser lo que más deseaba. 

Echaba de menos a Minhyuk. Había vuelto tarde a casa todas las noches durante la semana a propósito. Al llegar había comido algo delicioso que Taemin le había dejado servido en la mesa, había subido las escaleras directamente hacia la habitación del niño y, sin poder evitarlo, había acabado por acariciarle la espalda hasta conseguir que hiciera esos estupendos gorgoteos y luego se quedara dormido. Después, en silencio, se había quedado al lado de la cuna observando los gestos del bebé mientras dormía y escuchando sus adorables ruiditos. El padre de Minhyuk también hacía gestos mientras dormía, recordó Choi con una sonrisa en los labios. Se sentía como un curioso y un mirón observándolo dormir, pero tampoco podía evitarlo. Estaba preocupado por él, era evidente que estaba trabajando mucho, la sala y living estaban limpios todos los días, había aparecido ropa limpia y planchada en su armario que ni siquiera recordaba que tenía, y aquellos magníficos olores a comida casera llenaban todos los rincones de la casa. 

Por las noches, tras observar a Minhyuk, Minho necesitaba acercarse también a la habitación de Tae para colocarle las mantas, para arroparlo, para retirarle el cabello de su rostro y susurrarle las gracias por todo lo que hacía. 
Sin embargo no hubiera sido necesario que se inclinará además para besarlo en la mejilla. Y ésa era otra de las razones por las que no podía quedarse en casa. En la oficina era capaz de convencerse a sí mismo de que Lee Taemin era un hombre como cualquiera, pero en cuanto escuchaba las tonterías que le decía a Minhyuk o veía sus ojos brillar o sus labios curvarse en una sonrisa… deseaba besarlo, abrazarlo, llevarlo arriba y… 

—¡No! —repitió de pronto. 

Por fin creía entender a qué se refería Taemin al hablarle del perdón en relación a Chung-ha. Lo entendía mejor al comprender que también cometía errores al igual que el resto de la gente, Choi Minho no era perfecto. 
Sin embargo Taemin merecía algo más de lo que podía darle, así que cuanto menos se vieran, mejor. Además el bebé y él se irían pronto, y… Ahí experimentaría entonces la verdadera soledad, suspiró. 

—¡Está bien! —contestó Yoona soltando el lápiz—. Está bien, siéntate ahí y llora todo lo que quieras. Pero como no te aclares de una vez por todas sobre lo que está sucediendo te aseguro que renunció. 

—Oh, vamos, Yoona, no estás… 

De pronto Yoona rompió el lápiz en dos. Minho se quedó mirándola y gruñó. 

—No me sueltes otra vez la eterna y aburrida canción, cariño. Desde que te conozco no has hecho más que trabajar, Choi. Incluso durante lo que tú llamas tus vacaciones no haces otra cosa que ir a ver a tu hermano a Seúl y ayudarlo en su trabajo. No tienes aficiones, amigos, ni vida amorosa. Nada —resumió Yoona contando con los dedos—. Y de repente un día, así, como quien no quiere la cosa, llamas a Soo-young por teléfono y le encargas que te compre un dormitorio infantil completo, que vuelves con un niño. ¿Pero para qué? 

Yoona tiró el lápiz roto a la papelera y respondió ella misma a la pregunta sin esperar respuesta por parte de Minho.
 
—Para nada. Así de sencillo. Sin explicaciones. No me cuentas nada, y ni siquiera te traes una foto del supuestamente magnífico bebé. Entras en la oficina como si no ocurriera nada —terminó, casi gritando. De pronto bajó la voz y continuó—. Pero algo sí que te ha ocurrido, y quiero saber qué es. 

Minho trató de negarlo, pero ella rechazó su respuesta antes incluso de que comenzara a dársela. 

—Escucha, Choi Minho. Nunca te he dicho nada a pesar del tiempo que llevamos juntos trabajando, y eso que es evidente que algo te está carcomiendo por dentro. Cualquier tonto se daría cuenta. Hasta mi marido con todas sus cosas en su cabeza se daría cuenta que algo te está pasando. Pero ahora hay un bebé en medio de todo este asunto, y tú estás de tan mal humor que ni siquiera puedes hacer nada. No puedes ni trabajar, así que suéltalo, Minho, o me voy ahora mismo. 

Minho se colocó de pie dispuesto a salir de su despacho y cerrar la puerta de un portazo. Si Yoona quería renunciar que renunciará, no iba a vender su alma. Sin embargo, tras el primer paso, Minho se detuvo.
Las palabras comenzaron a salir de su boca imparables, como las fichas de una máquina tragamonedas. Minho se escuchó a sí mismo contarle el accidente junto a la corriente de agua y el parto de Lee. Después volvió atrás y le contó la historia de Chung-ha y, finalmente, le describió su desastrosa experiencia con Minhyuk, sin ahorrar un sólo detalle de su patético fracaso. 

—¿Comprendes? —terminó Choi, preguntándose por qué para seguir el consejo de su cuñada de dejar de compadecerse de sí mismo tenía que hablar precisamente sobre aquello que durante tantos años había evitado. Hablar de ello aquella vez, sin embargo, le había resultado menos doloroso—. Me he pasado todo este tiempo soñando con algo que no podía tener, que era imposible que tuviera porque…no valgo. 

—Déjame que trate de aclarar esto —intervino Yoona torciendo los labios—. ¿Has estado escondiéndote en la oficina durante toda esta semana sólo porque el bebé no dejaba de llorar? 

Minho frunció el ceño. Minhyuk no era un bebé cualquiera, era el bebé de Taemin. Y no era suyo por mucho que lo deseara. 

—No me estoy escondiendo —contestó automáticamente—. ¿Pero es que no has escuchado una sola palabra de lo que te he contado? Traté de calmarlo por todos los medios, pero estuvo llorando durante una hora entera. 

La risa de Yoona resonó en toda la oficina. 

—Minho, me voy a morir de la risa —dijo ella al fin, cuando pudo parar de reír—. Escucha, mi hija Seohyun, en una ocasión, estuvo llorando una semana. ¿Sabes montar en bicicleta? 

—¿Y qué tiene eso que ver con…? 

—Contesta —ordenó Yoona. 

—No se puede comparar un bebé con una bicicleta. Montar en bicicleta es una habilidad que se aprende, pero ser padre es cuestión de instinto. O se tiene o no se tiene. Y yo no lo tengo —añadió Choi pasándose la mano por la cabeza y escuchando su propia voz llena de angustia sin molestarse en ocultarla. Estaba harto de esconder sus propios sentimientos—. No tenía ni idea de cómo hacer feliz al bebé, ni siquiera sabía lo que quería. Soy un tonto —se lamentó disgustado, sacudiendo la cabeza y metiéndose las manos en los bolsillos—. Todo este tiempo lamentándome de lo injusta que había sido mi suerte, y sin embargo… 

—Vamos, Ming —lo interrumpió ella sin darle importancia. Aquella mujer ni siquiera respetaba su desesperación, pensó Choi—. Tengo dos hijos, soy una experta. Y te aseguro que el instinto sólo te hace desear cuidar de un bebé, no te dice cómo. Cada niño, cada edad es diferente. Lo que funciona con uno puede ser un desastre con otro. Se aprende a ser padre ejerciendo, así que… ¿por qué no te vas a casa y tomas unas cuantas lecciones con ese bebé tan maravilloso por el que has perdido la cabeza? Y con su padre —añadió Yoona sonriendo cómplice—. Porque estás loco por ese chico también, ¿no es así? 

Minho sintió que se ruborizaba. 

—Yo no… 

Por mucho que lo deseara, Minho no iba a arriesgar su corazón por Lee. Al fin y al cabo sólo se le había concedido una oportunidad, y él había visto lo peor de su personalidad. En reiteradas ocasiones. Él lo rechazaría, y además…

—Es que es viudo. 

—Eso sólo significa que su marido ha muerto —observó Yoona—. Él no ha muerto. Por supuesto que tendría que estar muy desesperado para relacionarse con un tipo como tú, pero… —bromeó Yoona haciendo una pausa para observar el semblante de Choi, que parecía incómodo—. Dios, Minho, a veces eres un completo idiota. Pero básicamente eres un buen hombre, mereces ser feliz. Y si es a ese tal Taemin a quien quieres, ¡Ve por él! 

Minho se pasó una mano por la barbilla. Había olvidado afeitarse aquella mañana. Nada más levantarse había olido los waffles y había bajado a desayunar a toda prisa a la cocina. Taemin cocinaba de maravilla. 

—Y si él te necesita… —continuó la secretaria interrumpiendo sus pensamientos—, no dejes que nada se interponga en tu camino. 

En realidad él no necesita a nadie. 

Sin embargo hacer el amor con Taemin durante los próximos cuarenta o cincuenta años, mientras veía crecer a Minhyuk, resultaba mil veces más atractivo que ir en busca de una mujer que lo dejará frío porque no tenía los ojos del mismo color del rubio. 

—El amor también se aprende con la práctica —añadió Yoona—. Así que, por favor, ¿quieres marcharte de una vez? ¡Vete a casa, no puedo seguir trabajando contigo merodeando por aquí! 

El deseo recorría las venas de Minho, pero también la ansiedad. No, el terror, en realidad.

¿Qué ocurriría si le propusiera a Taemin matrimonio, aunque fuera un matrimonio de estricta conveniencia, y él reaccionara tan negativamente que adelantara su partida?

¿Qué ocurriría si volvía a intentar comportarse como un padre y lo hacía mal?

¿O qué ocurriría si por fin aprendía a amar?, se preguntó Minho. 

Quizá debiera de concederse a sí mismo una segunda oportunidad. Una segunda oportunidad con el bebé, un segundo tanteo con Taeminie para observar si se mostraba receptivo a su sugerencia… Si era así, quizá pudiera disfrutar al fin del futuro que se le había negado, de un futuro con un niño, con una familia propia. 

¿Acaso era posible?, ¿acaso podía tener a Taemin?, se preguntó sorprendido Minho. 

—Maldita sea, Yoona, tienes razón. ¡Soy el jefe, y me voy a casa!

♾♂️♾♂️♾♂️♾♂️♾

Bueno, y nuestra Pepe grillo Yoona lo hizo reaccionar al fin.

Espero se encuentren bien, recuerden respetar las normas en esta pandemia que nos afecta como mundo y hasta la próxima!!❤️😊🙌

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