Nunca Lo Imaginé ||Libro 3||...

By EMM1498

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Él tiene treinta y cinco, y yo veinte. Ross Gring es un mujeriego sin escrúpulos. Annie Smith es una chica fu... More

Prologo
Capítulo 1: Propuesta
Capítulos 2: Despedida
Capitulo 3: Idiota.
Capitulo 4: Nueva etapa
Capitulo 5: La presidente
Capítulo 6: Tenemos que celebrar
Capitulo 7: Otros ojos
Capitulo 8: Travesuras
Capitulo 9: ¿Bailamos?
Capitulo 10: ¿Qué paso anoche?
Capitulo 11: Una noche especial
Capitulo 12: Día familiar
Capítulo 13: Un día de mierda
Capítulo 14: Un juego es de dos
Capítulo 15: Tenemos que hablar.
Capítulo 16: ¿Quien eres realmente?
Capítulo 17: Enojo.
Capítulo 18: Te quiero lejos de mí.
Capítulo 19: No, otra vez no.
Capítulo 20: Complot
Capítulo 21: Todos contra Ross.
Capítulo 22: Bienvenue à Paris.
Capítulo 23: Deseo
Capítulo 25: Decisión.
Capítulo 26: No quiero.
Capítulo 27: Temor y culpa.
Capítulo 28: Drs. Hernández.
Capítulo 29: ¿Esto es lo mejor?
Capítulo 30: Esta es mi familia
Capítulo 31: Una oportunidad.
Capítulo 32: Solo un problema a la vez.
Capítulo 33: Necesito tiempo.
Capítulo 34: Un evento desafortunado.
Capítulo 35: Al descubierto.
Capítulo 36: ¿Qué es lo que quieres?
Capítulo 37: El tiempo podría ayudar.
Capítulo 38: Futuro.
Capítulo 39: Mas de una trampa.
Capítulo 40: Nunca me lo perdonare.
Capítulo 41: Libertad.
Capítulo 42: Cuidado.
Capítulo 43: Mudanza
Capítulo 44: Giros de la vida.
Capítulo 45: Nunca lo imaginé.
Epílogo.
Agradecimiento.

Capítulo 24: No más.

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By EMM1498

Annie.

Salgo de la habitación dejando a Ross ebrio y me dirijo nuevamente a la fiesta, necesito hablar con mis tíos y saber que no están enfadados con Ross. Salgo de la casa y Malik se acerca para pedirme que baile con él, me niego y él continua insistiendo.

Malik es uno de los amigos de Kate, es el idiota que me asusto y encerró en una de las habitaciones de la casa, no me cae mal e incluso me pareció graciosa su forma de acercarse a mí, pero en casi toda la noche no se me ha despegado y eso ya me molesta un poco. Me encantaría poder subir a una habitación con él y tener un polvo de una noche, sin embargo, no me apetece y menos ahora que Ross me pidió sucumbir al deseo que sentimos el uno por el otro y, lo que él aun no entiende que lo mio es algo más que un simple deseo.

Me disculpo y lo esquivo a Malik para ir en busca de mis tíos, a medio camino me encuentro con Kate y me pregunta que es lo que paso con su hermano, intento tranquilizarla diciéndole que no se preocupe y que lo único que paso fue que Ross se pasó un poco de tragos y más nada. Se que no me cree del todo y para mí buena suerte una de sus amigas llega pidiendo que la acompañe, cuando la veo alejarse continuo con mi búsqueda.

Recorro todo el lugar y no los encuentro, así que decido entrar en la casa y ver si se encuentran allí. Veo en el primer piso y no los encuentro por ninguna parte, así que subo al segundo para poder ver si se encuentran en su habitación.

Cuando llego a la puerta de la habitación escucho algunos susurros y sé que ambos se encuentran allí, tomo una bocanada de aire y toco la puerta. Espero algunos segundos hasta que tío Edmon abre la puerta, en cuanto me ve me sonríe y abre a un más la puerta para que pueda pasar.

Al entrar veo a tía Sophie sentada al borde de la cama y está limpiándose las lágrimas, me acerco a ella y en cuanto me ve rompe en llanto nuevamente, me siento junto a ella y la abrazo para poder consolarla. Se que le duele mucho el comportamiento de Ross, sobre todo lo que casi le dice a tío Edmon y sé que fue el alcohol quien hablo por él.

–Es mejor que te tranquilices, cariño –le pide tío Edmon a tía Sophie –. Mañana hablaremos con él.

–No sé qué es lo que le sucede –dice entre lágrimas, tía Sophie –¿Cómo lo viste Annie?

–Ahora se encuentra durmiendo –le comunico para que se tranquilice un poco –, pero créeme que se siente muy mal por lo que ocurrió en la fiesta y vine aquí para dejarlos tranquilos.

Tía Sophie asiente con la cabeza y me agradece que haya estado con Ross, le digo que no es nada y me despido de ellos para poder dejarlos descansar, sé que mi tía lo necesita. Salgo de la habitación y camino hasta la habitación que mis tíos me han dado en la casa, no pensaba quedarme pero viendo la situación supongo que eso será lo mejor. Ya veré si mañana me arrepiento de esta decisión.

Una vez en la habitación comienzo a quitarme el vestido, lo tomo y lo dejo sobre la silla del tocador para que no se arruine y mañana se lo devolveré a Kate. Decido tomar una ducha rápida, y que la necesito después de todo lo que ha pasado durante el día, sobre todo porque necesito quitarme las palabras de Ross de mi cabeza.

«Te deseo como jamás he deseado a una mujer»

Y con esas simples palabras él logro que mi corazón quisiera salir de mi pecho, pero llegaron tarde o más bien, no son las palabras que hubiese querido escuchar de su parte y es que por más ridículo que suene mi corazón a un espera que él diga que me quiere. Se que él jamás me querrá como yo lo quiero, pero si él solo me quisiera la décima parte de lo que yo lo quiero sería más que feliz...

Sacudo mi cabeza para quitarme esos pensamientos, no necesito pensar en esto ahora y menos antes de ir a dormir. Cierro el agua y salgo de la ducha, tomo una de las toallas y envuelvo mi cuerpo, dejare que mi cabello se seque durante la noche y es que no tengo ánimos para ponerme a secarlo.

Seco mi cuerpo y voy al cajón de la ropa interior, y encuentro algunas bragas viejas, tomo una sin ningún tipo de estampado ridículo y es que casi toda la ropa que tengo aquí es de cuando tenía doce años o menos, hace mucho que no vengo a quedarme aquí. Cuando ya tengo las bragas puestas camino hasta el pequeño armario y busco alguna camiseta que pueda usar para dormir, mañana tendré que pedirle algo prestado a Kate o a tía Sophie.

En mi búsqueda por el armario de Annie de doce años, no encuentro nada que me quede bien y es que al parecer mi torso es mucho más largo que antes. Me coloco una camiseta que apenas toca mi ombligo, es una camiseta que pensé que había perdido hace años y es que antes no me la quitaba por nada del mundo, y la única forma de quitármela era cuando necesitaba ser lavada pero en cuanto volvía a mi armario me la colocaba.

La Annie de doce años amaba esta camiseta porque Ross se la había mando hacer especialmente a ella, es una camiseta del equipo para él que jugo alguna vez y tiene el número que tenía la camiseta de Ross. Mi vida está llena de recuerdos con él, a veces me gustaría que no sea así y hay veces que deseo no haberme enamorado de él y haberlo hecho de otro u otros chicos, pero que no sea Ross.

Me siento en la cama y tomo mi teléfono para ver si mis padres me han enviado algún mensaje pero ellos no me han enviado nada, sin embargo, tengo un mensaje de Ross en el que solo dice: Lo siento. Medito sobre si responder o no, pero me decido que lo mejor será que no y es que seguro ya debe estar durmiendo, lo mejor será no despertarlo y esperar a mañana.

Unos golpes en la puerta hacen que despierte, miro a mi alrededor y veo que el sol ya salió pero mis ganas de salir de la cama son pocas, bufo y me giro para quedar boca abajo en la cama, entierro las cabeza en las almohadas con la esperanza de ya no escuchar los golpes en la puerta. Vuelven a golpear la puerta y decido salir de la cama para ver quién es, puede ser que solo sea alguno de mis tíos aunque no lo creo, ellos no suelen molestar y menos si saben que anoche estuvimos de fiesta. Camino hasta la puerta y aun media dormida abro la puerta.

–Necesito... –comienza a decir Ross y mi sueño se desvanece. Él recorre mi cuerpo con la mirada y entonces recuerdo que solo llevo unas bragas y una pequeña camiseta, antes de que continúe hablando entro en la habitación y con desespero busco algo con lo cual cubrirme, pero no encuentro nada y eso me desespera aún más. Siento como Ross me toma del brazo y me giro para mirarlo. –Solo vengo a disculparme por lo de anoche.

–Bien –suelto en apenas un susurro.

Ambos nos miramos y su mirada es tan penetrante que un escalofrío me recorre desde los pies hasta las puntas de mi cabello, lo veo abrir la boca para decir algo y nada sale de esos hermosos labios que me encantaría probar. Me doy cuenta que mi mirada esta clavado en sus labios y la desvió, lo último que necesito es que él piense que me muero por besarlo, aunque es así pero él no tiene por qué saberlo.

–Mírame –pide Ross –. Annie, por favor mírame.

–Con respecto a lo de anoche... –comienzo a decir –, no es necesario que te disculpes y como te dije anoche, no tienes por qué disculparte si no sientes lo mismo.

–¿A caso tu no me deseas? –al escuchar aquello viro y lo miro a los ojos –¿No lo haces?

–Si...

–Entonces si sentimos lo mismo –dice con deprisa. Frunzo el ceño y me zafo de su agarre –, ambos nos deseamos y podemos...

–¿Qué, Ross?, ¿Qué es lo que podemos hacer? –pregunto con enojo –Se que las relaciones no te van y lo tuyo es un polvo de una noche, así que nosotros no podemos tener nada y ya. Además, nosotros ya tuvimos un polvo de una noche y lo que sea que haya sido lo que paso en la cocina de mi casa y en mi oficina.

Lo veo negar con la cabeza y da algunos pasos hacia atrás, esta conversación no nos va llevar a nada y es que ninguno de los dos busca lo mismo. Yo quiero a alguien que me quiera y él solo busca a su amante de turno, yo por mi parte no quiero volver a ser la amante de nadie. Ross camina hasta mí y toma mis mejillas entre sus manos, hace que lo mire y no puedo negar que con este simple tacto mi cuerpo reacciona a él.

–No quiero que seas un simple polvo de una noche –dice y apoya su frente contra la mía –, eres una mujer que merece más que eso y es que eres la única mujer que despierta todo esto en mí, y...

–Y soy única, y soy la mujer que más deseas, y una chorrada de mierdas más –le interrumpo y me aparto de él –. Ross no olvides que crecimos juntos, no olvides que se cómo endulzas a las mujeres para llevártelas a la cama. Pues conmigo vas mal.

–Lo digo en serio –espeta con seriedad y yo me mofo –¿Sabes si quiera que es lo que quiero pedirte?

–¡¿Y tú sabes que es lo que yo quiero?! –grito. Esta conversación me está desquiciando –¡¿Alguna vez pensaste que es lo que yo quiero?! –él niega y yo rio sin ganas –Siempre espere al hombre que me quiera como mi padre quiere a mi madre. Él la quiere con todos su defectos, los cuales son muchos, pero para papá ella es perfecta y la ama con locura, él la eligió para toda la vida y eso es lo que quiero. Un hombre que me quiera para toda la vida y sé que ese hombre no eres tú.

Veo a Ross asentir con la cabeza y sin decir palabra alguna sale de la habitación. Se que de ahora es más lo único que habrá entre nosotros es un lazo de familia y trabajo, espero que con esto mi corazón decida sacarlo de su sistema o que por lo menos deje un pequeño espacio para que otro hombre entre en él.

***

Entro en mi piso y dejo mi equipaje en la entrada, camino hasta la cocina y voy por un vaso con agua, luego del viaje de regreso me siento mucho más cansada de lo que ya estaba y lo único que quiero es dormir lo que resta de la semana. Bebo el agua y dejo el vaso en la mesada, luego lo lavo y guardo como se debe.

Camino hasta mi habitación y a mitad de camino mi teléfono comienza a sonar, lo busco y veo que se trata de Lee. Contesto de inmediato y él me informa que tengo programado para dentro de dos días, le agradezco y antes de terminar la llamada me pregunta si Emma está conmigo.

–No, ella se fue a casa de sus padres –le digo –. Pero si quieres le digo que te llame.

–No es necesario –se apresura a decir –, solo queria saber si había vuelto y más nada. Nos vemos el miércoles en la oficina.

Lee termina la llamada antes de que pueda despedirme, me parece algo extraño todo esto pero intento no tomarle mucha importancia a esto. Por suerte tendré estos dos días libre para mí y descansare cuanto quiera, además, Emma no está en casa y eso me vendrá bastante bien.

Voy hasta mi habitación y me desplomo sobre mi cama, me quito los zapatos y me acomodo mejor para poder dormir un poco y no tardó mucho en caer en un profundo sueño.

Pasadas unas horas despierto y afuera ya es de noche, busco mi teléfono y lo encuentro debajo de las sabanas. Miro la hora y veo que es casi media noche, he dormido varias horas y es que dormí más de cinco horas seguidas, mucho más que en varias semanas.

Desbloqueo mi teléfono y veo que tengo varios mensajes de mis padres, incluso parece que han estado aquí en mi piso, pero se fueron en cuanto vieron que me encontraba durmiendo y prefirieron dejarme descansar. También tengo algunos mensajes de Kate, Mike y Meme, me enviaron una invitación para salir esa noche y es que todos juntos volvimos a Los Ángeles, les escribo rápidamente que paso de salir y les deseo una bonita noche.

Salgo de la cama y voy hasta el baño para poder asearme un poco, mientras lo hago me doy cuenta que la regla se ha ido, parece que esta vez solo fueron pocos días y no me sorprende mucho porque suelo ser irregular. Voy a mi armario por un pijama y mientras busco uno encuentro dos camisetas de Ross, debería tirarlas pero todavía no creo que sea el momento de hacerlo y es que en algún momento lo hare pero ese día no será hoy.

Me coloco la camiseta con la que volví de casa de Ross aquella noche que pasamos juntos y salgo de mi habitación para poder ir por algo de cenar, no tengo hambre pero no puedo estar sin comer, además que me salte el almuerzo y no hare lo mismo con la cena. Ya en la cocina comienzo a buscar algo para comer y no encuentro nada, no he hecho las compras y pues no hay nada más que agua y agua.

Vuelvo a mi habitación por mi teléfono y veo que restaurantes están abiertos, cerca de aquí solo tengo una cadena de comida rápida y creo que esa será mi cena de esta noche. Tomo mi billetera y las llaves del coche, antes de poder salir de mi habitación recibo una llamada, veo la pantalla de mi teléfono y veo que se trata de mi padre. Deslizo mi dedo y contesto la llamada.

Veo que has despertado –espeta mi padre ni bien contesto.

–Eso parece –digo con gracia y escucho la voz de mi madre regañando a mi padre –¿A qué debo esta hermosa llamada?

Queria saber si ya habías despertado.

–Pues lo he hecho y ahora mismo estoy por salir por algo de comer –le comunico mientras comienzo a caminar hasta el ascensor –¿Qué hacéis ustedes?

Acabamos de salir de una fiestas y estamos cerca de tu piso –musita papá –, ¿Qué te parece si pasamos con tu madre y llevamos la cena?

Acepto de inmediato y les digo que los estaré esperando, también les digo que no hay más que agua para beber y sé que a papá le gusta beber vino durante la comida, a mamá también, pero a ella no le importaría si no hubiera. Papá me dice que él solucionara todo y que yo simplemente me quede en casa esperándolos para poder cenar juntos, nos despedimos y termina la llamada.

No se cuánto tiempo tardaran en llegar, así que decido desarmar mi equipaje y en el proceso decido comunicarle al guardia del edificio que mis padres vendrán a verme y que los deje subir sin problema, el chico me asegura que así será y entonces vuelvo a ordenar mi ropa. Para cuando termino de ordenar mis padres aún no han llegado y entonces me decido por acomodar la mesa que se encuentra en el comedor, al terminar mis padres todavía no han llegado, así que voy hasta la sala para poder ver la televisión o hacer otra cosa.

Pasada una hora mis padres llegan con una gran pizza familiar, me acerco a mamá que es la que trae la caja de pizza y se la arrebató de las manos, ni siquiera saludo a mis padres; solo me concentro en aplacar el hambre que tengo. Mi madre comienza con su drama de madre o más bien lo usual, ella me dice que primero debería saludar y luego atacar la comida, paso de ella y voy hasta la sala para poder comer más tranquila.

Dejo la caja de pizza sobre la mesa ratona y tomo una porción de esta majestuosa comida, luego me siento en el sofá y comienzo a devorar mi porción. Mi padre me pregunta por las copas y con gestos le indico que se encuentran en el comedor, después de todo no lo vamos a usarlo.

–Cariño eres un desastre –espeta mi madre y se sienta junto a mí.

–Tu a esa edad eras peor, amor –intervine mi padre cuando vuelve a la sala con las copas –. Te recuerdo que a esa edad andabas follando con varios hombres...

–Y tú con varias mujeres –remata mamá, frunzo el ceño y niego con la cabeza –, además, ¡Te casaste!

–No necesito escuchar esta clase de conversación –los detengo –, quiero comer y no vomitar. ¿Puedo tener una cena tranquila?

Mamá rueda los ojos y se sirve una rebanada de pizza, por su parte papá abre el vino y lo sirve para luego pasarnos una copa con esa deliciosa bebida, no soy amante del vino, bueno del alcohol en sí pero ahora mismo lo necesito. Los tres pasamos una cena amena y llena de recuerdos vergonzosos sobre mí y mi hermano, en más de una ocasión mamá intento hablar de lo que está sucediendo en la empresa y sé que está molesta con mi hermano, pero eso es algo entre nosotros.

–Lo mejor será que nadie intervenga –le digo a mamá –, este es un problemas entre hermanos y más nada. Ustedes siempre me han dicho que si tengo un problema con alguien lo tengo que solucionar con esa persona y más nadie debe intervenir.

–Jaque mate, preciosa.

–No eres gracioso Caleb –musita mamá de forma seria y papá le guiña –, no me agradan cuando ambos se ponen en mi contra. Lo que suele ser siempre.

Con papá nos damos una mirada de complicidad y rompemos en risa, lo que hace que mamá se enoje mucho más y comience a decirnos que somos muy malos con ella y que seguro algún día lo sufriré con mis hijos, además, que me desea que así sea para que viva lo que ella vive siempre que papá y yo nos aliamos contra ella. Lo que ella jamás entiendo fue que papá solo me defiende de sus grandes dramas, en realidad todos en la familia intentamos evitar los dramas de mamá y sobre tomo mi hermano y yo, ambos hemos vivido por muchos años esa clase de dramas.

Amo a mamá aún más que a papá, ella es un ejemplo de mujer para mí y papá es papá. No sé cómo describir bien nuestra relación y es que yo no podría vivir sin ellos, sé que en algún momento alguno se ira de este mundo, pero para eso faltan demasiados años y es que ambos deben estar conmigo la misma cantidad de años que estuvieron con Ethan.

Ellos me tuvieron a una edad bastante avanzada, tampoco es que eran unos viejos cuando me tuvieron, y es que mi hermano ha pasado mucho más tiempo con ellos que yo y eso me hace tenerle celos. Mis padres con sus defectos y todo, son los mejores padres y son mi ejemplo de relación, bueno, no un ejemplo de su relación sino más bien son el ejemplo de lo que es el amor.

–Preciosa, antes de que comiences con tu drama lo mejor será irnos –espeta papá y se pone de pie –, ya es tarde y seguro mi princesa necesita descansar.

–¿Han venido con chofer? –pregunto.

–Esta noche no –responde mamá –, tu padre quiso conducir y sabes que muy cabezota como para hacerlo cambiar de parecer.

–No podéis iros –sentencio y me pongo de pie –. Lo mejor será que se queden aquí y ya mañana se podrán ir, Emma no esta y pueden usar su habitación o la mía, lo que mejor les apetezca.

–Gracias princesa, pero no nos quedaremos –dice papá y me besa en la frente –. No queremos incomodarlas, Emma puede volver en cualquier momento y va a querer su habitación.

–Ella no vendrá –le aclaro –, pasara la noche en casa de sus padres y piensa quedarse por allí toda la semana o por lo menos hasta que Ethan comience a volverla loca. Por lo menos esta noche no vendrá.

–Pensé que no nos querías cerca –interviene mamá con gracia –, por ello te mudaste de casa ¿no?

Ruedo los ojos y continuo insistiendo para que se queden en casa, no quiero que papá conduzca a estas horas y que las calles son muy oscuras de regreso a su casa y me preocupa que algo les pueda llegar a pasar. Luego de tanto insistir mamá accede y me ayuda a convencer a papá, les indico que se queden en mi habitación y que yo pasare la noche en la habitación de Emma, después de todo si llega a aparecer no le molestara encontrarme allí.

Le indico a mamá que si quiere puede buscar algo en mi armario para poder domir cómodamente y a papá le digo que en mi armario tengo una camiseta que le puede quedar, él no me pregunta porque tengo una camiseta y solo asiente con la cabeza. Mientras ellos se acomodan en mi habitación voy hasta la habitación de Emma para buscar si ella tiene ropa que le pueda quedar a papá, no me lleva mucho buscar ya que al parecer mi querida sobrina tiene un cajón lleno de ropa de hombre.

Salgo de la habitación y voy hasta la mía para poder entregarle a mi padre unos pantalones cortos, al llegar a la puerta escucho algunos murmullo y en cuanto me doy cuenta a donde van esos murmullos me apresuro a tocar la puerta. ¡Dios! Mis padres no pueden tener sus manos lejos del cuerpo del otro y me da mucho asco saber que podrían estar a punto de hacerlo en mi cama, creo que luego de esta noche lo mejor será que cambie de colchón.

La voz de mi padre me pide unos minutos y luego él mismo me abre la puerta, lo examino con la mirada y veo que tiene el cabello completamente despeinado, no me quiero imaginar cómo se encuentra mi madre. Doy un paso al frente para entrar a la habitación y mi padre se interpone, frunzo el ceño y él mira hacia el interior para luego abrirme paso.

–Aquí he conseguido unos pantaloncillos para ti –le extiendo la prenda a mi padre y él la toma, miro a mi madre y ella se encuentra sentada en la cama. –. Bueno os dejo, antes de irme me gustaría pedirles que no hagan cosas indebidas en mi cama.

–Lo que para ti es indebido –comienza a decir mi madre –, para tu padre y para mí es placer.

–¡Dios, mamá! –grito apenada –Solo... no lo hagan.

Salgo de prisa de mi habitación porque necesito salir de aquí lo más rápido posible, a veces mi madre se olvida que soy su hija y no una de mis tías, sé que mamá tiene una forma de ser un poco peculiar y de vez en cuando tengo que recordarle que soy su hija y que no debe decirme las cosas que hace con papá. Vuelvo a la habitación de Emma y acomodo la cama para poder acostarme, antes de acostarme recuerdo que olvide el teléfono en la sala y voy por él, lo necesitare para poder distraerme un poco y es que no tengo sueño.

Al salir intento no hacer tanto ruido y por suerte no escucho a mis padres, lo que me alivia ya que la parecer me han hecho caso y no están teniendo sexo como lo suelen tener casi a diario, por no decir siempre. Llego a la sala y veo que se encuentra sobre la mesa ratona, lo tomo y justo en ese momento me entra una llamada y el numero me aparece privado, por lo que decido no contestar. Además, ¿quién cojones llama a las cuatro de la mañana?

Vuelvo a mi habitación y entro en la cama, tomo el teléfono y reviso algunos correos de trabajo. Mientras lo hago vuelven a llamarme y paso de la llamada, no pienso coger la llamada y menos si la otra persona oculta su número, y por trabajo no creo que sea porque nadie en su sano juicio lo haría a las cuatro de la mañana.

Aquel número continua llamando con insistencia, ahora medito si contestar o no y es que puede ser alguna clase de emergencia, porque las llamadas a estas horas pueden ser dos cosas: uno, alguna mala noticia referida a alguien de la familio o dos, algún ex y por mala suerte yo tengo uno. Deslizo el dedo para contestar y ruego que sea una equivocación o que sea Henrry molestando, no soportaría una mala noticia referida a mi familia y es que los quiero demasiado a todos como para perder a alguien.

–Hola –hablo con voz temblorosa y nadie responde del otro lado –¿Hola?, ¿Hay alguien ahí?

¿Eres Annie? –pregunta una voz femenina.

–Si.

Así que tú eres la perra que me está robando a mi hombre –espeta aquella voz y frunzo el ceño por no entender nada –. Quiero decirte que no podrás hacerlo, porque yo soy mucho más mujer que tú y además, no entiendo que vio...

–Te has equivocado de numero –la interrumpo antes de que continúe –, yo no sé quién es tu hombre y tampoco me interesa saberlo. Y déjame darte un consejo, si tu hombre no sabe valorarte pues aléjate de él y busca alguien que te sepa querer, pero no llames a otra mujer para atacarla ya que ella no te debe nada a ti, sin embargo, tu pareja es la que te debe respeto y fidelidad.

¡Es tu culpa que él no quiera follar conmigo! –grita desde el otro lado –¡Me ha mandado a la mierda en cuanto me vio desnuda y todo por una pelirroja que lo tiene vuelto loco! ¡Estoy segura que esa maldita perra pelirroja eres tú!

–¡No más! –exploto sin importarme nada, y es que esta mujer no vendrá a insultarme como quiera –Estas de coña si crees que dejare que me insultes como te plazca, no te conozco ni a ti ni al idiota que tienes como pareja...

Ross –me interrumpe y al escuchar aquel nombre las palabras se traban en mi garganta –, Ross Gring ¿te suena ese nombre?

¡Mierda, mierda, mierda, mierda y más mierda!

Cierro los ojos y exhalo con fuerza. Una vez que obedezco lo que siempre me ha pedido Ross y ahora es él quien no quiere que olvide mi capricho, ya no sé qué hare con él y este sube y baja que se ha convertido nuestra relación. Ahora tengo que lidiar con una loca que me llama a las cuatro de la mañana para decirme que Ross no quiere follar con ella, seguro en alguna otra vida fui una terrible persona porque para que me pasen estas cosas es porque alguien me quiere hacer sufrir por algún viejo pecado.

La mujer continua gritándome insultos y exigiéndome que me aleje de él, me encantaría decirle que eso es imposible ya que somos familia y que además, que trabajamos juntos pero creo que dar esa información sería una terrible idea y es que está loca se podría aparecer por la empresa y armar un gran escándalo. Termino la llamada y la dejo a medio insulto, lo que sé que la hará cabrearse mucho más y eso no me puede importarme menos, ese será un problema de Ross, que lo lidie él con la locura de su... lo que sea que sea esa mujer en su vida.

Mi teléfono comienza a sonar pero no cojo la llamada, no tengo ganas de escuchar a aquella mujer. Pasada una hora aquella mujer no ha parado de llamarme, así que decido llamar a Ross para que solucione este estúpido problema.

Llamo a Ross y él no contesta la llamada, continuo llamando pero algunos de mis intentos son fallidos ya que se cruzan con las llamadas de la loca de la cual no se su nombre. Apago mi teléfono móvil y voy por el teléfono de casa, desde allí llamare a Ross, mañana tendré que pedirle a Lee que cambie mi número telefónico y que se encargue de informarles a las personas más importantes de ese cambio. Marco el número de Ross y no me responde, así que decido dejarle un mensaje de voz.

–No sé qué mierda pasa con tu vida –comienzo diciendo y es que me cargo con un cabreo gigantesco –, pero tus problemas no me los vas a cargar a mí y menos que uno de tus polvos me esté llamando a las cuatro de la mañana para decirme que pudo follar contigo. Soluciona tus putos problemas, pero a mí no me pongas como excusa ¡Cabron!

Corto la llamada y tiro el teléfono hacia el sofá, y este rebota para luego caer en el suelo y hacer un terrible sonido, suelto un taco y voy a por él. Lo tomo para colocarlo en su lugar y cuando lo hago camino hasta la cocina, con este cabreo no creo que pueda dormir y es que necesito sacar todo este enojo de mi sistema.

Al entrar en la cocina comienzo a caminar de un lado hacia el otro, algunos minutos después me siento sobre la mesada y sin pensarlo las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas, estas lagrimas no son de tristeza, sino de rabia. Me las limpio con prisa y enojo, voy a por un vaso para poder servirme agua y así tranquilizarme un poco.

Una vez que me sirvo el agua llevo el vaso hasta mi boca para poder beber, al terminar dejo el vaso sobre la mesada y en ese momento un dolor en mi vientre hace que deje con más fuerza de la necesaria el vaso sobre la mesada, haciendo que este se rompa. Suelto un enorme taco y no sé si es por el dolor que estoy sintiendo en el vientre o la cortada que me acabo de hacer en la mano.

–Annie ¿Qué paso? –escucho la voz de mi madre y la miro, ella al darse cuenta de situación abre los ojos con demasía –¡Dios! Ten cuidado, nena.

–No pasa nada.

Ella niega con la cabeza y se acerca hasta mí, me aleja de los vidrios rotos y me lleva hasta el grifo para poder limpiar la sangre, así ver que tan grave es la cortada. Cuando el agua le lleva la sangre nos damos cuenta que apenas y es una cortada leve, solo que a veces la sangres es extremadamente exagerada.

–Toma asiento, que yo limpio –me indica y no me da oportunidad a contradecirla.

Hago caso a lo que me dice porque yo tampoco tengo muchos ánimos de limpiar todo ese desastre, veo a mamá limpiar los vidrios y ambas permanecemos en completo silencio. Observo cada movimiento de ella y me doy cuenta que está un poco desalineada, lo que me hace pensar que es porque acaba de despertar o porque paso una noche de amor con mi padre.

–Mami ¿puedo hacerte una pregunta?

–Claro, cariño –dice y continua limpiando, pero no me mira.

–¿Por qué el amor duele? –al decir aquello mi madre deja de limpiar y me presta toda su atención.

–Es una gran pregunta y debo decirte que no tengo respuesta –dice y toma asiento junto a mí –. Yo sé lo que es sufrir por amor y lo sufrí por mucho tiempo, puede que haya sido mi culpa o no, pero lo sufrí. Dime ¿Quién es el imbécil que gano tu corazón y lo hace sufrir?

–Nadie por quien preocuparse –espeto y desvío la mirada.

–Pues a mi preocupa –musita ella y acaricia mi cabello –, siempre me preocupare por mi hermosa bebé y más si hay un imbécil que te hace sufrir. Se que conmigo no tienes la misma confianza que tienes con tu padre, pero créeme que no te juzgare ni nada, además, ¿quién soy yo para hacerlo?

–Te quiero –le digo y me lanzo sobre ella para abrazarla.

Mamá me abraza como solo ella puede hacerlo y no sabía que lo necesitaba este abrazo hasta que ella me lo dio, entonces también me doy cuenta de otra cosa y es que me siento completamente cansada de todo. Me aparto de mi madre y al mirarla a los ojos rompo en llanto, ella vuelve a abrazarme y me pide que me tranquilice, que todo lo que sea que me esté pasando ya pasara.

–Lo siento, mami –digo entre sollozos. Ella limpia mis lágrimas y me dice que no hay nada porque disculpase –. Se que cuando te diga esto te decepcionare mucho, pero ya no puedo más.

–Jamás me decepcionaras, cariño.

–Ya no puedo estar al frente de la empresa, lo siento –suelto y la miro para ver su reacción, pero ella simplemente me sonríe con ternura –. Se que tu sentías orgullosa de que yo la llevara adelante, pero ya no puedo. No más.

–Si es lo que deseas, yo lo aceptare –espeta y acaricia mis mejillas –. Nunca te obligaría hacer algo que tu no quieres hacer y si sentiste alguna vez que te presione para tomar esa responsabilidad te pido disculpas, esa nunca fue mi intensión.

Niego con la cabeza y le aclaro que desde chiquita tenía la ilusión de hacerlo porque queria ser igual de fuerte que ella, pero ahora no me siento lo suficientemente fuerte como para estar al frente de la empresa y no sé si en algún momento lo estaré. Mamá me dice que si más adelante quiero volver a la presidencia allí estará para mí, se lo agradezco y además, le pido que no le comente a nadie esta decisión ni siquiera a papá y es que ya lo hare yo en una reunión que programare esta semana.

Seguimos hablando algunos minutos y ella intenta sacarme el nombre del hombre que me está haciendo sufrir por amor, incluso me ha preguntado si es Henrry a lo que le respondí con una gran carcajada y me sorprende que mi padre no haya despertado. Nos trasladamos a la sala y al salir de la cocina me doy cuenta que el sol ya salió, mamá continua avanzando pero yo me detengo porque me da una fuerte punzada en el vientre, el cual me hace doblarme por el dolor y esta punzada es más fuerte que la anterior.

–¿Annie? –inquiere con preocupación mi madre al escuchar mi queja.

–Estoy bien –digo para tranquilizarla e intento enderezarme, lo cual me produce dolor –, solo es una punzada y más nada.

Al mirar a mi madre y veo que está mirando mis piernas, miro en la misma dirección y veo que me gotea un poco de sangre, al parecer me volvió la regla. Doy un paso y otra punzada atraviesa mi cuerpo, y esta es aún más fuerte que la anterior.

Mamá se acerca rápidamente y acaricia mi espalda, siento como algo baja con mucha rapidez por mi pierna. Al parecer esta vez los dolores menstruales serán una mierda y es que todo me sale mal últimamente. Miro de reojo a mamá y la veo que está mirando aun mis piernas, cuando yo lo hago veo que las tengo bañadas de sangre y hasta se está formando un charco en el piso.

–¡Caleb! –grita mamá y su voz es de preocupación –. Annie, necesitamos ir al hospital. ¡Ahora!

–No... Ah –me quejo.

–¿Qué pasa? –inquiere mi padre en cuanto llega hasta nosotras y no es necesario que ninguna diga nada, él se da cuenta rápidamente y corre hacia nosotras –¡Isabella ve por la llaves del coche!

Papá me toma en brazos y mamá corre hasta la habitación, jamás la había visto correr tan deprisa y en solo segundos mamá esta junto a nosotros nuevamente, antes de salir mamá hace que papá se detenga y vuelve hacia las habitaciones. Cuando vuelve trae consigo una manta y la coloca sobre mis piernas, y es que solo llevo una camiseta puesta.

Intento persuadir a mis padres de que no me lleven al hospital, pero no lo logro y los tres entramos en el ascensor, le pido a mi padre que me baje y es que puedo andar sola pero él se niega hacerlo. Al salir del ascensor mis padres corren hacia su coche, por suerte pudieron estacionar en el estacionamiento del edificio y no tuvimos que pasar por la recepción.

Mamá abre con prisa la puerta de atrás del coche y mi padre me deja con sumo cuidado dentro, mamá se sube conmigo en la parte de atrás y mi padre corre hasta el lado del conductor. Sin haber terminado de cerrar la puerta mi padre ya tiene el motor del coche encendido y haciendo rechinar las llantas sale del estacionamiento.

–No es necesario ir al hospital –comunico –, ya no me duele y lo mejor será volver a mi piso...

–No, iremos al hospital y un médico nos dirá si solo fue un susto –me interrumpe mi madre –. Creo saber que está sucediendo y solo ruego porque sea un error, o de lo contrario...

–¿Qué? –pregunto con miedo.

–Nada –espeta mamá y deposita un beso en mifrente, luego surra algo pero logro escucharla –. Solo espero estar equivocada.

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