✓ DRAGONS, harry potter [#1]

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░▒▓DRAGONS! Lucy intenta encontrar respuestas a su pasado, mientras se adentra a un colegio lleno de magia y... More

𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐒
𝐆𝐑𝐀́𝐅𝐈𝐂𝐎𝐒
c.000: La carta.
c.001: Invocación.
c.002: Sara McGregor.
c.003: Al tanto.
c.004: Harry Potter.
c.005: La selección.
c.006: Primer día.
c.007 (en proceso)
8. 𝗣𝗥𝗜𝗠𝗘𝗥𝗔 𝗔𝗩𝗘𝗡𝗧𝗨𝗥𝗔
9. 𝗟𝗨𝗖𝗬 𝗛𝗢𝗟𝗠𝗘𝗦
10. 𝗧𝗥𝗢𝗟
11. 𝗖𝗘𝗗𝗥𝗜𝗖 𝗗𝗜𝗚𝗚𝗢𝗥𝗬
12. 𝗙𝗨𝗘 𝗦𝗡𝗔𝗣𝗘
13. 𝗖𝗛𝗔𝗥𝗟𝗜𝗘 𝗪𝗘𝗔𝗦𝗟𝗘𝗬
14. 𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗
15. ¿𝗠𝗔𝗠𝗔́? ¿𝗣𝗔𝗣𝗔́?
16. 𝗡𝗜𝗖𝗢𝗟𝗔𝗦 𝗙𝗟𝗔𝗠𝗘𝗟
17. 𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗜𝗗𝗢 𝗗𝗘𝗙𝗜𝗡𝗜𝗧𝗜𝗩𝗢
18. 𝗘𝗟 𝗗𝗥𝗔𝗚𝗢́𝗡 𝗗𝗘 𝗛𝗔𝗚𝗥𝗜𝗗
19. 𝗧𝗥𝗔𝗙𝗜𝗖𝗔𝗡𝗗𝗢 𝗨𝗡 𝗗𝗥𝗔𝗚𝗢́𝗡
20. 𝗖𝗔𝗦𝗧𝗜𝗚𝗔𝗗𝗢𝗦
21. 𝗔 𝗧𝗥𝗔𝗩𝗘́𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗧𝗥𝗔𝗠𝗣𝗜𝗟𝗟𝗔
22. 𝗔 𝗧𝗥𝗔𝗩𝗘́𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗧𝗥𝗔𝗠𝗣𝗜𝗟𝗟𝗔²
23. 𝗣𝗔𝗣𝗔́
━━━𝘼𝘾𝙏𝙊 𝘿𝙊𝙎
24. 𝗦𝗢𝗣𝗛𝗜𝗘
25. 𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗚𝗨𝗘𝗥𝗔
26. 𝗔𝗗𝗜𝗢́𝗦, 𝗦𝗢𝗣𝗛𝗜𝗘
27. 𝗘𝗟 𝗖𝗨𝗠𝗣𝗟𝗘𝗔𝗡̃𝗢𝗦 𝗗𝗘 𝗦𝗔𝗥𝗔
28. 𝗛𝗔𝗥𝗥𝗬
29. ¿𝗤𝗨𝗘́ 𝗘𝗦 𝗘𝗦𝗢?
30. 𝗖𝗔𝗟𝗟𝗘𝗝𝗢́𝗡 𝗞𝗡𝗢𝗖𝗞𝗧𝗨𝗥𝗡
31. 𝗦𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗟 𝗥𝗘𝗦𝗖𝗔𝗧𝗘
32. 𝗡𝗢 𝗠𝗘 𝗙𝗜́𝗢 𝗗𝗘 𝗘́𝗟
33. 𝗠𝗔𝗧𝗔𝗥𝗘́ 𝗔 𝗥𝗬
34. 𝗗𝗘𝗩𝗨𝗘𝗟𝗧𝗔 𝗔 𝗛𝗢𝗚𝗪𝗔𝗥𝗧𝗦
35. 𝗘𝗟 𝗙𝗔𝗡 𝗗𝗘 𝗥𝗬
36. 𝗗𝗨𝗘𝗡𝗗𝗘𝗖𝗜𝗟𝗟𝗢𝗦
37. 𝗘𝗟 𝗔́𝗟𝗕𝗨𝗠
38. 𝗦𝗔𝗡𝗚𝗥𝗘 𝗦𝗨𝗖𝗜𝗔
39. 𝗖𝗛𝗔𝗥𝗟𝗔 𝗖𝗢𝗡 𝗛𝗔𝗚𝗥𝗜𝗗
40. 𝗟𝗔 𝗜𝗡𝗩𝗜𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡
41. 𝗛𝗔𝗟𝗟𝗢𝗪𝗘𝗘𝗡
42. 𝗟𝗔 𝗦𝗘𝗡̃𝗢𝗥𝗔 𝗡𝗢𝗥𝗥𝗜𝗦
43. 𝗟𝗔 𝗖𝗔́𝗠𝗔𝗥𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗢𝗦 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗢𝗦
44. 𝗔𝗥𝗔𝗡̃𝗔𝗦
45. 𝗔𝗗𝗜𝗢́𝗦, 𝗗𝗜𝗚𝗡𝗜𝗗𝗔𝗗 𝗗𝗘 𝗥𝗬
46. 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗜𝗗𝗢
47. 𝗡𝗘𝗥𝗩𝗜𝗢𝗦
48. 𝗗𝗨𝗘𝗟𝗢𝗦
49. 𝗥𝗘𝗔𝗖𝗖𝗜𝗢𝗡𝗔, 𝗦𝗔𝗥𝗔
50. 𝗔𝗗𝗜𝗢́𝗦, 𝗛𝗢𝗚𝗪𝗔𝗥𝗧𝗦
51. 𝗠𝗔𝗠𝗔́
52. 𝗦𝗢𝗟𝗢 𝗘𝗦 𝗨𝗡𝗔 𝗠𝗨𝗡̃𝗘𝗖𝗔
53. 𝗗𝗔𝗥𝗜́𝗔 𝗠𝗜 𝗩𝗜𝗗𝗔 𝗣𝗢𝗥 𝗟𝗔 𝗧𝗨𝗬𝗔
54. ¡𝗡𝗢 𝗟𝗔 𝗧𝗢𝗤𝗨𝗘𝗦!
55. 𝗥𝗘𝗖𝗢𝗡𝗖𝗜𝗟𝗜𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡
56. 𝗗𝗜́𝗔 𝗗𝗘 𝗦𝗔𝗡 𝗩𝗔𝗟𝗘𝗡𝗧𝗜́𝗡
━━━𝘼𝘾𝙏𝙊 𝙏𝙍𝙀𝙎
57. 𝗥𝗔𝗪𝗥𝗔𝗤
58. 𝗡𝗢 𝗖𝗥𝗘𝗢 𝗤𝗨𝗘 𝗦𝗘𝗔 𝗧𝗢𝗡𝗧𝗢
59. 𝗨𝗡𝗔 𝗡𝗜𝗡̃𝗘𝗥𝗔
60. 𝗧𝗨́ 𝗟𝗢 𝗧𝗥𝗔𝗡𝗤𝗨𝗜𝗟𝗜𝗭𝗔𝗦
61. 𝗘𝗟 𝗧𝗘́ 𝗗𝗘 𝗟𝗨𝗖𝗬
62. 𝗘𝗟 𝗗𝗘𝗠𝗘𝗡𝗧𝗢𝗥
63. 𝗠𝗔𝗟𝗢𝗦 𝗔𝗨𝗚𝗨𝗥𝗜𝗢𝗦
64. 𝗛𝗜𝗣𝗢𝗚𝗥𝗜𝗙𝗢
65. 𝗕𝗢𝗚𝗚𝗔𝗥𝗧
66. 𝗛𝗢𝗚𝗦𝗠𝗘𝗔𝗗𝗘
67. 𝗟𝗔 𝗛𝗨𝗜𝗗𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗦𝗘𝗡̃𝗢𝗥𝗔 𝗚𝗢𝗥𝗗𝗔
68. 𝗟𝗔 𝗗𝗘𝗥𝗥𝗢𝗧𝗔
69. 𝗝𝗔𝗠𝗘𝗦 𝗣𝗢𝗧𝗧𝗘𝗥 𝗬 𝗦𝗜𝗥𝗜𝗨𝗦 𝗕𝗟𝗔𝗖𝗞
70. 𝗧𝗘𝗥𝗖𝗢 𝗬 𝗚𝗥𝗨𝗡̃𝗢́𝗡
71. 𝗟𝗔 𝗦𝗔𝗘𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗙𝗨𝗘𝗚𝗢
72. 𝗘𝗟 𝗦𝗟𝗬𝗧𝗛𝗘𝗥𝗜𝗡 𝗜𝗡𝗧𝗘𝗥𝗘𝗦𝗔𝗗𝗢 𝗘𝗡 𝗟𝗨𝗖𝗬
73. 𝗬𝗢 𝗦𝗢𝗬 𝗟𝗔 𝗖𝗛𝗜𝗖𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗖𝗔𝗥𝗧𝗔
74. 𝗖𝗟𝗔𝗥𝗢 𝗤𝗨𝗘 𝗠𝗘 𝗔𝗧𝗥𝗔𝗘 𝗛𝗔𝗥𝗥𝗬
75. 𝗘𝗟 𝗜𝗡𝗦𝗢𝗣𝗢𝗥𝗧𝗔𝗕𝗟𝗘
76. 𝗟𝗔 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗗𝗘 𝗤𝗨𝗜𝗗𝗗𝗜𝗧𝗖𝗛
77. 𝗟𝗔 𝗘𝗝𝗘𝗖𝗨𝗖𝗜𝗢́𝗡
78. 𝗘𝗟 𝗕𝗘𝗦𝗢 𝗔𝗖𝗖𝗜𝗗𝗘𝗡𝗧𝗔𝗟
79. 𝗘𝗟 𝗗𝗥𝗔𝗚𝗢́𝗡, 𝗘𝗟 𝗣𝗘𝗥𝗥𝗢, 𝗘𝗟 𝗚𝗔𝗧𝗢 𝗬 𝗟𝗔 𝗥𝗔𝗧𝗔
80. 𝗦𝗡𝗔𝗣𝗘 𝗘𝗦 𝗠𝗔𝗟𝗙𝗢𝗬
81. 𝗔𝗦𝗤𝗨𝗘𝗥𝗢𝗦𝗔 𝗥𝗔𝗧𝗔
82. 𝗩𝗔𝗟𝗘𝗡𝗧𝗜́𝗔
83. 𝗙𝗨𝗜́ 𝗬𝗢
━━━𝘼𝘾𝙏𝙊 𝘾𝙐𝘼𝙏𝙍𝙊
84. 𝗙𝗔𝗬𝗡𝗔 𝗙𝗜𝗡𝗡𝗜𝗚𝗔𝗡
85. 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗔𝗟𝗘𝗖𝗜𝗘𝗡𝗗𝗢 𝗘𝗟 𝗩𝗜́𝗡𝗖𝗨𝗟𝗢
86. 𝗗𝗘 𝗥𝗘𝗚𝗥𝗘𝗦𝗢 𝗔 𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗚𝗨𝗘𝗥𝗔
87. 𝗢𝗟𝗩𝗜𝗗𝗢
88. 𝗖𝗘𝗡𝗔 𝗘𝗡 𝗙𝗔𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔
89. 𝗘𝗟 𝗧𝗥𝗔𝗦𝗟𝗔𝗗𝗢𝗥
90. 𝗘𝗡 𝗕𝗨𝗦𝗖𝗔 𝗗𝗘 𝗔𝗚𝗨𝗔
91. 𝗕𝗔𝗚𝗠𝗔𝗡 𝗬 𝗖𝗥𝗢𝗨𝗖𝗛
92. 𝗟𝗔𝗦 𝗠𝗔𝗦𝗖𝗢𝗧𝗔𝗦
93. 𝗟𝗢𝗦 𝗠𝗨𝗡𝗗𝗜𝗔𝗟𝗘𝗦 𝗗𝗘 𝗤𝗨𝗜𝗗𝗗𝗜𝗧𝗖𝗛
94. 𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗥𝗖𝗔 𝗧𝗘𝗡𝗘𝗕𝗥𝗢𝗦𝗔
95. 𝗠𝗢𝗥𝗧𝗜𝗙𝗔𝗚𝗢𝗦
96. 𝗖𝗘𝗟𝗘𝗦𝗧𝗘, 𝗥𝗢𝗦𝗔 𝗬 𝗥𝗢𝗝𝗢
97. 𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗠𝗜𝗡𝗢 𝗔 𝗛𝗢𝗚𝗪𝗔𝗥𝗧𝗦
98. 𝗘𝗟 𝗧𝗢𝗥𝗡𝗘𝗢 𝗗𝗘 𝗟𝗢𝗦 𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗠𝗔𝗚𝗢𝗦
99. 𝗥𝗔𝗪𝗥𝗔𝗤 𝗘𝗦 𝗨𝗡 𝗖𝗔𝗦𝗢 𝗘𝗦𝗣𝗘𝗖𝗜𝗔𝗟
100. 𝗧𝗘 𝗘𝗡𝗖𝗔𝗡𝗧𝗔
101. 𝗖𝗟𝗔𝗦𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗡 𝗠𝗢𝗢𝗗𝗬
102. 𝗦𝗘𝗡𝗧𝗜𝗠𝗜𝗘𝗡𝗧𝗢𝗦 𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔𝗡̃𝗢𝗦
103. 𝗜𝗠𝗣𝗘𝗥𝗜𝗢
Interrogatorio exclusivo
104. 𝗟𝗔 𝗖𝗜𝗧𝗔
105. 𝗩𝗜𝗦𝗜𝗧𝗔𝗡𝗧𝗘𝗦
106. 𝗘𝗟 𝗖𝗔́𝗟𝗜𝗭 𝗗𝗘 𝗙𝗨𝗘𝗚𝗢
107. 𝗘𝗦𝗧𝗔́𝗦 𝗘𝗡𝗔𝗠𝗢𝗥𝗔𝗗𝗔 𝗗𝗘 𝗘́𝗟
108. 𝗟𝗔𝗥𝗚𝗢, 𝗜𝗠𝗕𝗘́𝗖𝗜𝗟
109. 𝗘𝗦 𝗣𝗢𝗥 𝗠𝗜 𝗦𝗔𝗡𝗚𝗥𝗘
110. 𝗘𝗟 𝗣𝗜𝗡 𝗗𝗘 𝗦𝗔𝗥𝗔
111. 𝗘𝗦𝗧𝗔́𝗦 𝗟𝗢𝗖𝗔
112. 𝗔𝗬𝗨́𝗗𝗔𝗠𝗘, 𝗟𝗨𝗖𝗬
113. 𝗣𝗘𝗥𝗩𝗘𝗥𝗧𝗜𝗗𝗔𝗦
114. 𝗖𝗢𝗡𝗖𝗘́𝗡𝗧𝗥𝗔𝗧𝗘, 𝗛𝗔𝗥𝗥𝗬
115. 𝗣𝗥𝗜𝗠𝗘𝗥𝗔 𝗣𝗥𝗨𝗘𝗕𝗔
116. 𝗟𝗔 𝗕𝗜𝗕𝗟𝗜𝗢𝗧𝗘𝗖𝗔
117. 𝗟𝗔 𝗙𝗜𝗘𝗦𝗧𝗔
118. 𝗗𝗘𝗦𝗖𝗔𝗡𝗦𝗔, 𝗣𝗢𝗧𝗧𝗘𝗥
119. 𝗗𝗢𝗕𝗕𝗬
120. 𝗟𝗔 𝗜𝗡𝗩𝗜𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗗𝗘 𝗨𝗡𝗔 𝗩𝗘𝗘𝗟𝗔
121. 𝗨𝗡𝗔 𝗣𝗔𝗥𝗘𝗝𝗔 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗟𝗨𝗖𝗬
122. 𝗟𝗔 𝗜𝗡𝗩𝗜𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗗𝗘 𝗥𝗢𝗡
123. 𝗘𝗟 𝗕𝗔𝗜𝗟𝗘 𝗗𝗘 𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗¹
124. 𝗘𝗟 𝗕𝗔𝗜𝗟𝗘 𝗗𝗘 𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗²
125. 𝗘́𝗟 𝗡𝗢 𝗧𝗘 𝗠𝗘𝗥𝗘𝗖𝗘
126. 𝗟𝗔 𝗣𝗥𝗜𝗠𝗜𝗖𝗜𝗔 𝗗𝗘 𝗥𝗜𝗧𝗔 𝗦𝗞𝗘𝗘𝗧𝗘𝗥
128. 𝗘𝗟 𝗕𝗔𝗡̃𝗢 𝗗𝗘 𝗣𝗥𝗘𝗙𝗘𝗖𝗧𝗢𝗦
129. 𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗥𝗔𝗥𝗢
130. 𝗦𝗘𝗚𝗨𝗡𝗗𝗔 𝗣𝗥𝗨𝗘𝗕𝗔
131. 𝗟𝗔 𝗣𝗘𝗡𝗔 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗛𝗔𝗥𝗥𝗬 𝗣𝗢𝗧𝗧𝗘𝗥
132. 𝗘𝗟 𝗥𝗘𝗚𝗥𝗘𝗦𝗢 𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗡𝗨𝗧𝗢
133. 𝗔𝗠𝗘𝗡𝗔𝗭𝗔𝗦
134. 𝗡𝗢 𝗗𝗘𝗝𝗔𝗥𝗘́ 𝗤𝗨𝗘 𝗡𝗔𝗗𝗔 𝗠𝗔𝗟𝗢 𝗧𝗘 𝗦𝗨𝗖𝗘𝗗𝗔
135. 𝗡𝗢 𝗦𝗘 𝗔𝗣𝗔𝗥𝗧𝗘𝗡 𝗗𝗘 𝗣𝗢𝗧𝗧𝗘𝗥
136. 𝗨𝗡 𝗗𝗘𝗦𝗠𝗔𝗬𝗢
137. 𝗧𝗘𝗥𝗖𝗘𝗥𝗔 𝗣𝗥𝗨𝗘𝗕𝗔¹
138. 𝗧𝗘𝗥𝗖𝗘𝗥𝗔 𝗣𝗥𝗨𝗘𝗕𝗔²
139. 𝗟𝗔 𝗗𝗘𝗦𝗣𝗘𝗗𝗜𝗗𝗔
140. 𝗘𝗟 𝗖𝗢𝗠𝗜𝗘𝗡𝗭𝗢 𝗗𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟
━━━𝘼𝘾𝙏𝙊 𝘾𝙄𝙉𝘾𝙊
141. 𝗟𝗘𝗫𝗔 𝗖𝗨𝗡𝗛𝗔𝗢
142. 𝗟𝗔 𝗟𝗟𝗔𝗩𝗘
143. 𝗛𝗘𝗥𝗠𝗔𝗡𝗜𝗧𝗢𝗦
144. 𝗥𝗬 𝗘𝗫𝗣𝗨𝗟𝗦𝗔𝗗𝗢
145. 𝗟𝗔 𝗛𝗨𝗜𝗗𝗔
146. 𝗠𝗜 𝗥𝗘𝗬 (+18)
147. 𝗗𝗘 𝗥𝗘𝗚𝗥𝗘𝗦𝗢
148. 𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗜𝗠𝗜𝗘𝗡𝗧𝗢
149. 𝗨𝗠𝗕𝗥𝗜𝗗𝗚𝗘
150. 𝗥𝗢𝗡
151. 𝗟𝗔 𝗖𝗔𝗥𝗧𝗔
152. 𝗥𝗘𝗨𝗡𝗜𝗢́𝗡
153. 𝗘𝗟 𝗘𝗝𝗘́𝗥𝗖𝗜𝗧𝗢
154. 𝗟𝗔 𝗖𝗜𝗧𝗔
155. 𝗟𝗔 𝗛𝗜𝗦𝗧𝗢𝗥𝗜𝗔
156. 𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗
157. 𝗩𝗜𝗦𝗧𝗢
158. 𝗦𝗡𝗔𝗣𝗘
159. 𝗚𝗥𝗔𝗪𝗣
160. 𝗟𝗔 𝗗𝗘𝗥𝗥𝗢𝗧𝗔 (𝗙𝗜𝗡)
SEGUNDA PARTE
NUEVA VERSIÓN

127. 𝗛𝗔𝗚𝗥𝗜𝗗

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    De forma que esa noche, después de cenar, los cuatro volvieron a salir del castillo y se fueron por los helados terrenos del colegio hacia la cabaña de Hagrid. Llamaron a la puerta, y les respondieron los atronadores ladridos de Fang.

—¡Somos nosotros, Hagrid! —gritó Harry, aporreando la puerta—. ¡Abre!

No respondió. Oyeron a Fang arañar la puerta, quejumbroso, pero ésta siguió cerrada. Llamaron durante otros diez minutos, y Ron incluso golpeó en una de las ventanas, pero no obtuvieron respuesta.

—¿Por qué nos evita? —se lamentó Hermione, cuando finalmente desistieron y emprendieron el regreso al colegio—. Espero que no crea que a nosotros nos importa que sea un semigigante.

—Claro que no, esas estupideces no deben importarle a tus amigos —dijo Lucy con el ceño fruncido—. Jamás nos importaría si Hagrid fuese mitad dinosaurio o algo así.

Pero parecía que a Hagrid sí le importaba, porque no vieron ni rastro de él en toda la semana. No hizo acto de presencia en la mesa de los profesores a las horas de comer, no lo vieron ir a cumplir con sus obligaciones como
guardabosque, y la profesora Grubbly-Plank siguió haciéndose cargo de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas. Malfoy se relamía de gusto siempre que podía.

—¿Se ha perdido su amigo el híbrido? —le susurraba a Harry siempre que había algún profesor cerca, para que éste no pudiera tomar represalias—.
¿Se ha perdido el hombre elefante?

Había una visita programada a Hogsmeade para mediados de enero.
Hermione se sorprendió mucho de que Harry pensara ir.

—Pensé que querrías aprovechar la oportunidad de tener la sala común en silencio —comentó—. Tienes que ponerte en serio a pensar en el enigma.

—¡Ah...! Creo... creo que ya estoy sobre la pista —mintió Harry.

Lucy entrecerró sus ojos, observando a Harry con atención. Estaba más que claro que mentía, observaba hacía la derecha siempre que lo hacía y jugaba con sus manos.

—¿De verdad? —dijo Hermione, impresionada—. ¡Bien hecho!

Harry, Ron, Lucy y Hermione salieron del castillo el sábado, y atravesaron el campo húmedo y frío en dirección a las verjas. Al pasar junto al barco anclado en el lago, vieron salir a cubierta a Viktor Krum, sin otra prenda de ropa que el bañador. A pesar de su delgadez debía de ser bastante fuerte, porque se subió a la borda, estiró los brazos y se tiró al lago.

—¡Está loco! —exclamó Harry, mirando fijamente el renegrido pelo de Krum cuando su cabeza asomó en el medio del lago—. ¡Es enero, debe de estar helado!

—Hace mucho más frío en el lugar del que viene —comentó Lucy—. Supongo que para él está tibia.

—Sí, pero además está el calamar gigante —señaló Ron. No parecía
preocupado, más bien esperanzado.
Hermione notó el tono de su voz, y le puso mala cara.

—Es realmente bueno, ¿saben? —dijo ella—. No es lo que uno podría pensar de alguien de Durmstrang. Me ha dicho que esto le gusta mucho más.

—Yo lo creo —soltó Lucy, comenzando a caminar lentamente y sus amigos la siguieron sorprendidos.

—¿Sí? —preguntó Hermione.

Lucy se encogió de hombros mientras veía la nieve caer al suelo y luego sus zapatos hundirse bajo ella.

—Sí, me agradó su experiencia en dragones.

Mientras recorrían la calle principal, cubierta de nieve enfangada, Harry estuvo muy atento por si vislumbraba a Hagrid, y propuso visitar Las Tres Escobas después de asegurarse de que éste no estaba en ninguna tienda.

La taberna se hallaba tan abarrotada como siempre, pero un rápido vistazo a todas las mesas reveló que Hagrid no se encontraba allí. Desanimado, Harry
fue hasta la barra con Ron, Lucy y Hermione, le pidió a la señora Rosmerta tres cervezas de mantequilla, y lamentó no haberse quedado en Hogwarts escuchando los gemidos del huevo de oro.

—Pero ¿es que ese hombre no va nunca a trabajar? —susurró Hermione de repente—. ¡Miren!

Señaló el espejo que había tras la barra, y Lucy vio a Ludo Bagman allí reflejado, sentado en un rincón oscuro con unos cuantos duendes. Bagman les hablaba a los duendes en voz baja y muy despacio, y ellos lo escuchaban con los brazos cruzados y miradas amenazadoras.

Lucy se dijo que era bastante raro que Bagman estuviera allí, en Las Tres
Escobas, un fin de semana, cuando no había ningún acontecimiento relacionado con el Torneo y, por lo tanto, nada que juzgar. Miró el reflejo de Bagman. Parecía de nuevo tenso, tanto como lo había estado en el bosque aquella noche antes de que apareciera la Marca Tenebrosa. Pero en aquel
momento Bagman miró hacia la barra, vio a Harry y se levantó.

—¡Un momento, sólo un momento! —oyó que les decía a los duendes, y
Bagman se apresuró a acercarse a él cruzando la taberna—. ¡Harry! ¿Cómo estás? —lo saludó; había recuperado su sonrisa infantil—. ¡Tenía ganas de encontrarme contigo! ¿Va todo bien?

—Sí, gracias —respondió Harry.

—Me pregunto si podría decirte algo en privado, Harry —dijo Bagman—.
¿Nos podrían disculpar un momento?

—Eh... bien —repuso Ron.

Los tres se alejaron de allí, dejando a Bagman y Harry hablar. Hermione y Lucy agarradas de los brazos, caminaron hasta una mesa al fondo del bar, seguidas de Ron.
 
Una vez que se sentaron, Lucy miró de reojo a Bagman y Harry, se dijo a sí misma que no debía usar sus habilidades para cosas como aquellas, así que sacó esa idea de escuchar la conversación y se centró en sus dos amigos.

—¿Estás bien? —preguntó Ron, mirando a Lucy—. Has estado rara los últimos meses, no rara de "no me hablen o los mato" —imitó una voz grabe, haciendo que Lucy frunciera su ceño con desconcierto—, sino rara de "escondo algo de lo que no puedo dejar de pensar".

—Eso es ridículo, Ron —dijo Lucy, para luego darle un trago a su cerveza de mantequilla.

—Yo... —Hermione dudó en decirlo, miró a Ron y luego volteó su cabeza para ver a Lucy— Ron tiene razón, Lucy.

Aquello fue como si un tsunami hubiera aparecido de la nada, llevándose consigo todos los pensamientos de Lucy. ¿Hermione dándole la razón al estúpido de su primo? Woah, que bajo había caído todo.

—¿Qué? —soltó Lucy en susurro por la sorpresa de las palabras de Hermione.

La castaña se removió incómoda, hasta Ron se había sorprendido, puso las manos a los lados y bebió de su cerveza de mantequilla ante las atentas miradas de ambos. Se sonrojó, dejando la jarra nuevamente sobre la mesa, miró en silencio a ambos. Lucy se señaló la parte de arriba de sus labios y Hermione se sonrojó, pasándose rápidamente el antebrazo para limpiarse el bigote de mantequilla.

—¿Y...? ¿Qué es lo que te sucede? —preguntó Hermione, tratando de salir de la incomodidad de su escena.

Lucy soltó un suspiro y se enderezó para empezar a contarles.

—Bueno, ¿te acuerdas del libro con el árbol genealógico de mí familia? —dijo la pelirroja, mirando a Hermione—. El que encontramos en la biblioteca.

—¿Hablas de tu familia de dragones o nuestra familia? —preguntó Ron confundido.

—Es lo mismo, Ron —giró los ojos Lucy—. Pero hablo de mí familia... dragón —se sintió extraña de decirlo de aquella manera.

—Sí, lo recuerdo —dijo Hermione, luego de pensar por unos minutos.

—Bien, escuchen esto —Lucy se arrimó más a la mesa, para que solo Hermione y Ron escucharan sus palabras—. Algo o alguien ha estado causando la muerte de mí familia durante años, empezando por mis bisabuelos y terminando por mí prima...

—¿Tienes una prima? —preguntó Ron sorprendido.

Tenía —lo corrigió Lucy con una seria mirada—. Esa cosa causó la muerte de todos ellos, dejando a Lucinda como la única con muerte reconocida...

—Charlie —murmuró Hermione, causando que ambos la miraran—. Charlie asesinó a Lucinda.

—"Muerte por maldición imperdonable" —susurró Lucy, recordando las palabras debajo de la imagen de Lucinda I.

—¿No dijeron que Charlie le lanzó un Avada Kedavra a esa mujer? —preguntó Ron, apoyando sus codos en la mesa y mirando a ambas.

—Sí... Pero eso quiere decir que los demás no han muerto por algo como una maldición imperdonable —dijo Lucy.

—Tienes razón —susurró Hermione, viendo con atención la jarra que tenía frente a ella—. Puede que en realidad no hubieran encontrado sus cuerpos.

—Eso no tiene sentido, Hermione —dijo  Ron—. Si así fuera, no hubieran colocado en el árbol un "en fallecimiento".

—Es "fallecido", menso —dijo Lucy.

—Eso no importa, la palabra sigue significando lo mismo —se excusó el pelirrojo.

—¿Qué decía exactamente en el libro? —preguntó Hermione, saliendo de sus pensamientos y mirando a Lucy, que estaba sentada a su derecha, frente a Ron.

—Bueno... No me acuerdo de mucho, pero decía que mí bisabuelo, Leonard Winters I, falleció en combate —explicó Lucy.

—¿En combate? ¿Qué rayos significa eso? —preguntó Ron confundido.

—Significa que murió en plena guerra —dijo Hermione—. Tal vez participó de la Primera Guerra Mágica, ya saben, cuando ya-saben-quién fue derrotado —explicó Hermione, Lucy la miraba confundido y Ron ceñudo.

—¿Cómo es que sabes eso? —preguntó sorprendido.

—En la biblioteca hay más que libros para hacer pociones, Ron —dijo Hermione.

—¿Primera Guerra Mágica? —preguntó Lucy confundida.

—Sí, cuando los padres de... —pero Hermione silenció al ver a Harry acercarse a ellos.

—¿De qué hablaban? —preguntó, sentándose al lado de Ron, viendo confundido el silencio de la mesa.

Cómo nadie se atrevió a hablar, Ron habló:

—De las muertes de los Winters y la Primera Guerra Mágica —dijo Ron, recibiendo una fulminante mirada por ambas chicas. Lo iban a matar.

Harry frunció su ceño y miró a la pelirroja.

—¿Las muertes de los Winters?

—Sí... Bueno, sus muertes me resultaron algo extrañas, pero no es momento para hablar de algo como ello —dijo la chica—. ¿Qué quería Bagman? —preguntó, cambiando de tema.

—Quería ayudarme con el huevo de oro —explicó Harry.

—¡Eso no está bien! —exclamó Hermione muy sorprendida—. ¡Es uno de los jueces! Y además, tú ya lo tienes, ¿no?

—Eh... casi —repuso Harry.

—Ajam —ahogó las palabras Lucy, tomando de su cerveza de mantequilla.

—¡Bueno, no creo que a Dumbledore le gustara enterarse de que Bagman intenta convencerte de que hagas trampa! —opinó Hermione, con expresión muy reprobatoria—. ¡Espero que intente ayudar igual a Cedric!

—Pues no. Se lo he preguntado —respondió Harry.

—¿Y a quién le importa si a Diggory lo están ayudando? —dijo Ron.

—Esos duendes no parecían muy amistosos —comentó Lucy, sorbiendo la cerveza de mantequilla—. ¿Qué harían aquí?

—Según Bagman, buscar a Crouch —explicó Harry—. Sigue enfermo. No
ha ido a trabajar.

—A lo mejor lo está envenenando Percy —sugirió Ron—. Probablemente
piensa que, si Crouch la palma, a él lo nombrarán director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional.

Hermione le dirigió a Ron una mirada que quería significar «no se bromea
sobre esas cosas», y dijo:

—Es curioso que los duendes busquen al señor Crouch... Normalmente
tratarían con el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas
Mágicas.

—Pero Crouch sabe un montón de lenguas —le recordó Harry—. A lo
mejor buscan un intérprete.

—¿Ahora te preocupas por los duendecitos? —inquirió Ron—. ¿Estás
pensando en fundar la S.P.A.D.A.,o algo así? ¿La Sociedad Protectora de los
Asquerosos Duendes Atontados?

—Woah, hasta superó mí nombre completo —susurró Lucy, viendo a Ron.

—Ja, ja, ja —replicó Hermione con sarcasmo—. Los duendes no necesitan
protección. ¿No se han enterado de lo que ha contado el profesor Binns sobre las revueltas de los duendes?

—No —respondieron al unísono Harry y Ron.

—Bueno, pues son perfectamente capaces de tratar con los magos —dijo
Hermione sorbiendo más cerveza de mantequilla—. Son muy listos. No son
como los elfos domésticos, que nunca defienden sus derechos.

—Eso explica muchas cosas —dijo Lucy.

—¡Oh! —exclamó Ron, mirando hacia la puerta.

Acababa de entrar Rita Skeeter. Aquel día llevaba una túnica amarillo
plátano y las uñas pintadas de un impactante color rosa, e iba acompañada de su barrigudo fotógrafo. Pidió bebidas, y junto con su fotógrafo pasó por en medio de la multitud hasta una mesa cercana a la de Harry, Ron, Lucy y Hermione, que la miraban mientras se acercaba. Hablaba rápido y parecía muy satisfecha por algo.

—.. no parecía muy contento de hablar con nosotros, ¿verdad, Bozo? ¿Por qué será, a ti qué te parece? ¿Y qué hará con todos esos duendes tras él? ¿Les estaría enseñando la aldea? ¡Qué absurdo! Siempre ha sido un mentiroso. ¿Estará tramando algo? ¿Crees que deberíamos investigar un
poco? El infortunado ex director de Deportes Mágicos, Ludo Bagman... Ése es un comienzo con mucha garra, Bozo: sólo necesitamos encontrar una historia a la altura del titular.

—¿Qué, tratando de arruinar la vida de alguien más? —preguntó Harry en
voz muy alta.

Lucy lo felicitó internamente, porque si él no soltaba esas palabras, ella lo iba a hacer en cualquier momento. Algunos se volvieron a mirar. Al ver quién le hablaba, Rita Skeeter abrió mucho los ojos, escudados tras las gafas con incrustaciones.

—¡Harry! —dijo sonriendo—. ¡Qué divino! ¿Por qué no te sientas con
nos...?

—No me acercaría a usted ni con una escoba de diez metros —contestó Harry furioso—. ¿Por qué le ha hecho eso a Hagrid? Rita Skeeter levantó sus perfiladísimas cejas.

—Nuestros lectores tienen derecho a saber la verdad, Harry. Sólo cumplo
con mi...

—¿Y qué más da que sea un semigigante? —gritó Harry—. ¡Él no tiene nada de malo!

Toda la taberna se había sumido en el silencio. La señora Rosmerta observaba desde detrás de la barra, sin darse cuenta de que el pichel que llenaba de hidromiel rebosaba.

La sonrisa de Rita Skeeter vaciló muy ligeramente, pero casi de inmediato
tiró de los músculos de la cara para volver a fijarla en su lugar. Abrió el bolso de piel de cocodrilo, sacó la pluma a vuelapluma y le preguntó:

—¿Me concederías una entrevista para hablarme del Hagrid que tú conoces?, ¿el hombre que hay detrás de los músculos?, ¿sobre vuestra inaudita amistad y las razones que hay para ella? ¿Crees que puede ser para ti algo así como un sustituto de padre?

Hermione se levantó de pronto, agarrando la cerveza de mantequilla como si fuera una granada.

—¡Es usted una mujer horrible! —le dijo con los dientes apretados—. No le importa nada con tal de conseguir su historia, ¿verdad? Cualquiera valdrá,
¿eh? Hasta Ludo Bagman...

—Siéntate, estúpida, y no hables de lo que no entiendes —contestó fríamente Rita Skeeter, arrojándole a Hermione una dura mirada—. Yo sé cosas sobre Ludo Bagman que te pondrían los pelos de punta... y casi les iría bien —añadió, observando el pelo de Hermione.

—Llame a mí mejor amiga "estúpida" otra vez y juro que la rostizaré hasta que no queden ni sus putas cenizas —dijo Lucy, levantándose de su asiento con brusquedad.

—Vámonos —dijo Hermione, agarrando a Lucy del brazo y llevándosela con ella—. Vamos, Harry... Ron.

Salieron. Mucha gente los observó mientras se iban. Harry miró atrás al
llegar a la puerta: la pluma a vuelapluma de Rita Skeeter estaba fuera del bolso y se deslizaba de un lado a otro por encima de un pedazo de pergamino puesto sobre la mesa.

—Ahora se la agarrará contigo, Hermione —dijo Ron con voz baja y
preocupada mientras subían la calle, deshaciendo el camino por el que habían llegado.

—¡Que lo intente! —replicó Hermione con voz chillona. Temblaba de
rabia—. ¡Ya verá! ¿Conque soy una estúpida? Pagará por esto. Primero Harry, luego Hagrid...

—Como quisiera tener a Rawraq justo ahora y darle el placer de rostizar a su primer humano —dijo Lucy con los dientes apretados.

—No hay que hacer enfadar a Rita Skeeter —añadió Ron nervioso—. Se los digo en serio. Hermione, buscará algo para ponerte en evidencia...

—¡Mis padres no leen El Profeta, así que no me va a meter miedo! —contestó Hermione, dando tales zancadas que a Lucy, Harry y Ron les costaba trabajo seguirla. La última vez que Lucy había visto a Hermione tan enfadada, le había pegado una bofetada a Draco Malfoy—. ¡Y Hagrid no va a seguir escondiendo la cabeza! ¡Nunca tendría que haber permitido que lo alterara esa imitación de ser humano! ¡Vamos!

Hermione echó a correr y precedió a sus amigos durante todo el camino de
vuelta por la carretera, a través de las verjas flanqueadas por cerdos alados y
de los terrenos del colegio, hacia la cabaña de Hagrid.

Las cortinas seguían corridas, y al acercarse oyeron los ladridos de Fang.

—¡Hagrid! —gritó Hermione, aporreando la puerta delantera—. ¡Ya está bien, Hagrid! ¡Sabemos que estás ahí dentro! ¡A nadie le importa que tu madre fuera una giganta! ¡No puedes permitir que esa asquerosa de Skeeter te haga esto! ¡Sal, Hagrid, deja de...!

Se abrió la puerta. Hermione dijo «hacer el... » y se calló de repente,
porque acababa de encontrarse cara a cara no con Hagrid sino con Albus
Dumbledore.

—Buenas tardes —saludó el director en tono agradable, sonriéndoles.

—Que... que... queríamos ver a Hagrid —dijo Hermione con timidez.

—Sí, lo suponía—repuso Dumbledore con ojos risueños—. ¿Por qué no entran?

—Ah... eh... bien —aceptó Hermione.

—¿Y su dragón, señorita Winters? —preguntó curioso Dumbledore, viendo a la pelirroja.

—Se tomó sus vacaciones —se encogió de hombros.

La verdad era que Winky hacía de niñera mientras Lucy asistía a clases y demás, comenzó a tener un vínculo bueno con la elfina. Los cuatro amigos entraron en la cabaña. En cuanto Harry cruzó la puerta, Fang se abalanzó sobre él ladrando como loco, e intentó lamerle las orejas. Harry se libró de Fang y miró a su alrededor.

Hagrid estaba sentado a la mesa, en la que había dos tazas de té. Parecía
hallarse en un estado deplorable. Tenía manchas en la cara, y los ojos hinchados, y, en cuanto al cabello, se había pasado al otro extremo: lejos de intentar dominarlo, en aquellos momentos parecía un entramado de alambres.

—Hola, Hagrid —saludó Harry.

Hagrid levantó la vista.

—... la —respondió, con la voz muy tomada.

Lucy no sabía qué decir, por lo que solo metió sus manos en los bolsillos de su gabardina negra.

—Creo que nos hará falta más té —dijo Dumbledore, cerrando la puerta tras ellos. Sacó la varita e hizo una floritura con ella, y en medio del aire apareció,
dando vueltas, una bandeja con el servicio de té y un plato de bizcochos.
Dumbledore la hizo posarse sobre la mesa, y todos se sentaron. Hubo una
breve pausa, y luego el director dijo: —¿Has oído por casualidad lo que gritaba la señorita Granger, Hagrid?

Hermione se puso algo colorada, pero Dumbledore le sonrió y prosiguió:

—Parece ser que Hermione, Lucy,  Harry y Ron aún quieren ser amigos tuyos, a juzgar por la forma en que intentaban echar la puerta abajo.

—¡Por supuesto que sí! —exclamó Harry mirando a Hagrid—. Te tiene que
importar un bledo lo que esa vaca... Perdón, profesor —añadió
apresuradamente, mirando a Dumbledore.

—Me he vuelto sordo por un momento y no tengo la menor idea de qué es lo que has dicho —dijo Dumbledore, jugando con los pulgares y mirando al
techo.

—Eh... bien —dijo Harry mansamente, mientras Lucy sonreí—. Sólo quería decir... ¿Cómo pudiste pensar, Hagrid, que a nosotros podía importarnos lo que esa... mujer escribió de ti?

Dos gruesas lágrimas se desprendieron de los ojos color azabache de Hagrid y cayeron lentamente sobre la barba enmarañada.

—No importa de qué raza seas, Hagrid. Si de unicornio, araña... —Ron se removió al lado de Lucy— o un perro, sigues siendo nuestro amigos. Mírame, soy a la que deberían juzgar —dijo Lucy con una leve sonrisa.

—Aquí tienes la prueba de lo que te he estado diciendo, Hagrid —dijo
Dumbledore, sin dejar de mirar al techo—. Ya te he mostrado las innumerables
cartas de padres que te recuerdan de cuando estudiaron aquí, diciéndome en
términos muy claros que, si yo te despidiera, ellos tomarían cartas en el asunto.

—No todos —repuso Hagrid con voz ronca—. No todos los padres quieren
que me quede.

—Realmente, Hagrid, si lo que buscas es la aprobación de todo el mundo,
me temo que te quedarás en esta cabaña durante mucho tiempo —replicó Dumbledore, mirando severamente por encima de los cristales de sus gafas de media luna—. Desde que me convertí en el director de este colegio no ha pasado una semana sin que haya recibido al menos una lechuza con quejas por la manera en que llevo las cosas. Pero ¿qué tendría que hacer? ¿Encerrarme en mi estudio y negarme a hablar con nadie?

—Ya... pero tú no eres un semigigante —contestó Hagrid con voz ronca.

—¡Hagrid, mira los parientes que tengo yo! —dijo Harry furioso—. ¡Mira a
los Dursley!

—Bien observado —aprobó el profesor Dumbledore—. Mi propio hermano,
Aberforth, fue perseguido por practicar encantamientos inapropiados en una
cabra. Salió todo en los periódicos, pero ¿crees que Aberforth se escondió?
¡No lo hizo! ¡Siguió con lo suyo, como de costumbre, con la cabeza bien alta!
La verdad es que no estoy seguro de que sepa leer, así que tal vez no fuera
cuestión de valentía...

—Vuelve a las clases, Hagrid —pidió Lucy en voz baja—. Vuelve... por
favor: te echamos de menos.

Hagrid tragó saliva. Nuevas lágrimas se derramaron por sus mejillas hasta la barba. Dumbledore se levantó.

—Me niego a aceptar tu renuncia, Hagrid, y espero que vuelvas al trabajo
el lunes —dijo—. Nos veremos en el Gran Comedor para desayunar, a las ocho y media. No quiero excusas. Buenas tardes a todos.

Dumbledore salió de la cabaña, deteniéndose sólo para rascarle las orejas a Fang. Cuando la puerta se hubo cerrado tras él, Hagrid comenzó a sollozar tapándose la cara con las manos, del tamaño de ruedas de coche. Hermione le dio unas palmadas en el brazo, y al final Hagrid levantó la vista, con los ojos enrojecidos, y dijo:

—Dumbledore es un gran hombre... un gran hombre...

—Sí que lo es —afirmó Ron—. ¿Me puedo tomar uno de estos bizcochos, Hagrid?

—Ron —Lucy rodó los ojos divertida.

—Todos los que quieras —contestó Hagrid, secándose los ojos con el
reverso de la mano—. Tiene razón, desde luego; todos tienen razón: he sido un tonto. A mi padre le hubiera dado vergüenza la forma en que me he
comportado... —Derramó más lágrimas, pero se las secó con decisión y dijo—:
Nunca les he enseñado fotos de mi padre, ¿verdad? Aquí tengo una...

Hagrid se levantó, fue al aparador, abrió un cajón y sacó de él una foto de un mago de corta estatura. Tenía los mismos ojos negros de él, y sonreía
sentado sobre el hombro de su hijo. Hagrid debía de medir entonces sus buenos dos metros y medio de altura, a juzgar por el manzano que había a su lado, pero su rostro era lampiño, joven, redondo y suave: seguramente no tendría más de once años.

—Fue tomada justo después de que entré en Hogwarts —dijo Hagrid con
voz ronca—. Mi padre se sentía muy satisfecho... aunque yo no pudiera ser
mago, porque mi madre... Ya saben. Naturalmente, nunca fui nada del otro
mundo en esto de la magia, pero al menos no llegó a enterarse de mi
expulsión. Murió cuando yo estaba en segundo.

»Dumbledore fue el único que me defendió después de que faltó mi padre.
Me dio el puesto de guardabosque... Confía en la gente. Le da a todo el mundo una segunda oportunidad: eso es lo que lo diferencia de otros directores. Aceptará a cualquiera en Hogwarts, mientras valga. Sabe que uno puede merecer la pena incluso aunque su familia no haya sido... bueno... del todo respetable. Pero hay quien no lo comprende. Los hay que siempre están contra uno... Los hay que pretenden que simplemente tienen esqueleto grande en vez de levantarse y decir: soy lo que soy, no me avergüenzo. Mi padre me decía que no me avergonzara nunca, que había quien estaría contra mí, pero que no merecía la pena molestarse por ellos. Y tenía razón. He sido un idiota. Y, en
cuanto a ella, no voy a volver a preocuparme, os lo prometo. Esqueleto grande... Ya le daré esqueleto grande.

Harry, Ron, Lucy y Hermione se miraron nerviosos unos a otros. Harry antes se hubiera llevado de paseo a cincuenta escregutos que admitir ante Hagrid que había escuchado su conversación con Madame Maxime, pero Hagrid seguía hablando, aparentemente inconsciente de haber dicho algo extraño.

—¿Sabes una cosa, Harry? —dijo, apartando la mirada de la fotografía de
su padre, con los ojos muy brillantes—. Cuando te vi por primera vez, me
recordaste un poco a mí mismo. Tus padres muertos, y tú te sentías como si no te merecieras venir a Hogwarts, ¿recuerdas? ¡Y ahora mírate! ¡Campeón del colegio! —Miró a Harry un instante y luego dijo, muy serio—: ¿Sabes lo que me gustaría, Harry? Me gustaría que ganaras, de verdad. Eso les enseñaría a todos... que no hay que ser de sangre limpia para conseguirlo. No te tienes que avergonzar de lo que eres. Eso les enseñaría que es Dumbledore el que tiene razón dejando entrar a cualquiera siempre y cuando sea capaz de hacer magia. ¿Cómo te va con ese huevo, Harry?

—Muy bien —dijo Harry—. Genial.

Lucy rodó los ojos.

En el entristecido rostro de Hagrid se dibujó una amplia sonrisa.

—Ése es mi chico... Muéstraselo, Harry, muéstrales quién eres. Véncelos.

Mientras regresaban al castillo, luego de la visita a la cabaña de Hagrid, Lucy se acercó a Harry, mientras Hermione y Ron se adelantaban.

—¿Sabes que solo haces que tengan más esperanzas en ti? —dijo Lucy, enganchando su brazo con el de Harry, mientras caminaban por el pastizal.

Harry la observó por unos segundos y agachó la mirada.

—Solo trato de no pensar en ello.

—Ellos confían en ti —dijo Lucy, acariciando con su otra mano el hombro del azabache—, yo confío en ti, y sé que lo lograrás, Ry.

Harry sonrió, volviendo a alzar su mirada y viendo cómo Lucy veía al frente con una sonrisa.

—Y por cierto, enojate más seguido —pidió la chica, mirándolo con picardía.

Él frunció su entrecejo y la miró confundido. No sabía qué pensar cuando Lucy lo miraba de aquella forma.

—¿Por qué? —preguntó confundido.

—Porque, para mí... —hizo una pausa, matándolo de la curiosidad. Pero se acercó peligrosamente al oído del chico, soltando:—, te ves muy sexy.

Harry se sorprendió, quedando estático en medio del césped, pero encuanto le iba a contestar, Lucy lo soltó y comenzó a caminar a zancadas para alcanzar a Ron y Hermione.

—¡Lucy! —la llamó Harry, corriendo detrás de ella, luego de haber procesado las palabras.

Aaaaaahhhh!!!

Acá gritando por el #Lurry o #Larry... O como ustedes le digan

A ver, pongámonos de acuerdo:

¿#Lurry o #Larry?

El más votado (comentado) es el que queda.

Se vienen mis xv en cuarentena, ¡me siento afortunada!

No vendrán todos mis familiares.

Ps: mi mejor amiga se quiere escapar para llegar a mí casa xd

Además no me van a poder tirar toda la mierda esa que preparan, el coronavirus les cagó 😂😂

❤️

¿Vieron esa sexy portada?

La creo v-villanelle sophiefire

Es alta genia haciendo portadas😍😍😍

Es la portada definitiva de Dragons 🥰😍🤩

Cómo había dicho antes: ella hace puro arte 👌

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