𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐃𝐎𝐎𝐌𝐄𝐃

By lolavise

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Lola, perdió el control en una fiesta, a causa una incontrolable ira y el consumo de drogas. Toda acción tien... More

Prólogo
I: Nuevo hogar
II: Noche de hombres
III: La verdad no duele
IV: Adicto, ¿Quién?
V: Sin prejuicios
VI: TGIF
VII: Acepto
VIII: Halloween
IX: Visitas inesperadas
X: Viejos amigos
XI: Prejuicios y camiseta verde
XII: Celebración
XIII: En el momento menos indicado
XIV: No recuerdo tu apellido
XV: ¿Cómo era él?
XVI: De prejuicio en prejuicio
XVII: Noche de blues
XVIII: Tu siempre tienes apetito Lola
XIX: Revelaciones y machos alfa
XX: Tiempo récord y abstinencia
XXI: Acción de gracias
XXII: ¿El comienzo o el fin?
XXIII: TOCs y manías
XXIV: No me digas que...
XXV: Vinilo
XXVI: De Belleville a Brooklyn
XXVII: La cita
XXVIII: La propuesta
XXIX: La Cena
XXX: Víspera de Navidad
XXXI: Navidad es mi cumpleaños
XXXII:El día después de navidad
XXXIII: No fue amor a primera vista
XXXIV:¿Qué pudor?
XXXV: Celebración de año nuevo
XXXVI: Año nuevo, vida nueva
XXXVII: San Valentín
XXXVIII: Veintidós
XXXIX: First day of my life
XL: Peroné
XLI: El accidentado
XLII: ¡¿Qué mierda?!
XLIII: Jean
XLIV: Última noche
XLV: Porque yo le pedí un tiempo
XLVI: ComicCon
XLVII: No es justo
XLVIII: Lo necesito
XLIX: El cumpleaños de Mikey
XLX: ¿Puedes abrazarme?
L: El bautizo de Lena
LI: Algo que debimos hacer hace mucho
LII: El bebé de Lola
LIII: Un año fue suficiente
LVI: Este no es nuestro fin [Frank POV]
Epilogo

LIV: Mi preciada independencia

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By lolavise


A

gradecería tu voto si estás leyendo la historia.

RECOMIENDO MI OTRA HISTORIAN COMEDIA ROMÁNTICA: MI NOMBRE ES RÍO
•Se encuentra en mi perfil.

***

Durante esos cuatro últimos meses pensé que vivía mi preciada independencia, finalmente en un departamento por mi cuenta, independiente de todo y todos... pero algo pasaba, un vacío que me ahogaba en las noches no me dejaba pensar. Yo no me sentía bien, y cada día estaba más sola, más aislada, encerrada en el pequeño departamento donde vivía.

Pasaba la mayor parte en pijama, no sentía que realmente estuviese viviendo, no me sentía como persona, era un ser automático que todas sus acciones la hacía por inercia.

Sobrevivía, no vivía.

Extrañaba mucho el contacto con las personas, a mamá, a mis amigos, tener algo que hacer aparte de estar enviando correos, tener esporádicas citas con publicistas. Pero a la vez yo me aislaba, me alejaba, no contestaba mensajes ni llamadas porque me parecía doloroso pensar que estaba sola y que no podía quejarme, porque eso era todo lo que quería cuando me marché de NJ.

Mi orgullo siempre fue muy grande y en ese momento sólo debía levantar mi cabeza y tragar todo el dolor que la soledad me causaba.

Lentamente sentía como me marchitaba, que mi rostro estaba cada vez más gris, que las cosas parecían tener poco sentido y que nunca esperé crear lazos tan fuertes que extrañaba con tanta desesperación, pero suponía que los extrañaba porque en NY estaba sola, no socializaba mucho, no conocía gente, no salía a ningún lado más que los lugares necesarios, y sentía que todas mis ganas de vivir se habían drenado... y aunque Max era buen amigo, no podía depender siempre de él.

En las noches volvía al insomnio, a esa rutina que tenía cuando estaba deprimida, y me concentraba en mirar series de televisión hasta que mi mente se aturdía y dejaba de pensar, pensaba muchas cosas, como me sentía casi maldita por la serie de eventos desafortunados que me habían pasado en los últimos meses, como si una maldición no me dejara vivir en paz.

Extrañaba a Frank, pero respetaba el acuerdo, que ambos tomáramos un camino era lo más sano para los dos, y por la foto que vi con esa chica, daba por hecho que él estaba bien, si aún iba a terapia, seguía limpio de sus adicciones y problemas, todo estaría bien y me alegraba por él. Finalmente encontraba paz.

Con el tiempo comencé a culparme por todo, pero hacer eso sólo me hacía sentir peor y quizás eso quería... sentirme aún más mal de lo que ya estaba, porque ya no existía la rabia de algunos meses, ya no había emociones ni sensaciones, todo era gris, no había matices, sólo un aburrido color que teñía mi vida, mis días...

Vivía en un constante estado de cansancio, melancolía y un gran vacío que no llenaba con nada.

El cumpleaños de Gerard el día nueve de abril, pero ellos vendrían el día sábado once. Aunque lo había llamado para saludarlo, me sentía ansiosa de verlos a todos, me habían prometido dormir en mi casa, incluso cuando apenas tenía un sofá cama para invitados, ellos dijeron que se arreglarían con eso y quizás un saco de dormir ayudaría. Que eso no era problema.

Por mucho tiempo no experimentaba esa sensación de emocionarme por algo, de querer hacer algo, de que algo me diese la motivación suficiente para levantarme de mi cama donde había pasado las últimas dos semanas. No creía estar deprimida, simplemente estaba... en un estado letárgico que se había prolongado por semanas.

"Llegamos, abre" - un mensaje de Sara me llegaba al teléfono.

Me miré al espejo del baño, mi rostro se veía cansado, no había dormido mucho la noche anterior, de hecho no había dormido nada porque casi no dormía, ver series, entumecer mi mente, no pensar en nada y volverme un ser automático era en lo que me había convertido los últimos meses, y no podía quejarme por mi pálida apariencia si yo la había creado.

- ¡Hola! - al abrir la puerta Gerard me tomaba en sus brazos girándome en el aire.

No esperaba que él sintiera tanta emoción de verme, yo hubiese querido demostrar lo mismo, pero algo me detenía, no sabía que era, una nostalgia en el fondo de mi corazón que en lugar de alegrarse, se sentía miserable. Intenté sonreí pero fue inútil, los últimos días mi rostro casi no movía músculos, no creaba sonrisas hace mucho.

- Bienvenidos - les dije a todos sintiéndome espantosamente melancólica.

Verlos ahí me recordaba New Jersey... Y aunque nunca pensé que eso pasaría, extrañaba poderosamente ese lugar.

- ¿No llegamos en buen momento? - preguntó Mikey mirándome con sus cejas arqueadas.

- No, no es eso ¿Por qué lo dices?

- No lo sé, te ves...

- Tienes cara de culo Lola - respondía Gerard por él.

Él no cambiaría nunca, siempre sería el Gerard imprudente y muy directo de siempre.

Solté una risita casi forzada.

- Sólo estoy cansada, pasen, tengo algunos bocadillos, cerveza, té, café, no sé qué quieren.

Les serví cerveza y calenté en el microondas los bocadillos que tenía, en un rato nos iríamos a algún lugar a celebrar el cumpleaños Gerard.

Todos comían menos yo, había perdido mi apetito hace semanas. Sara miró a Mikey y luego se acercó a mí - ¿Segura que estás bien?- susurró a mi oído.

- ¿Por qué preguntan eso? Es como si no sé, yo fuese un bicho raro.

- La última vez que te vi fue en febrero, mitad de febrero, días antes de San Valentín... y Lola has perdido mucho peso desde ese tiempo. ¿Te has hecho un chequeo médico o algo? No lo digo como Gerard que es un cretino con poco toque, pregunto porque me preocupa verte con ojeras, pálida... muy delgada.

- Subí de peso cuando llegué a New Jersey, vivía comiendo, quiero decir todos me invitaban a comer y supongo que ahora estoy en mi peso ideal, además no me he maquillado- mentí porque si lo había hecho, y aun así me veía pálida, con un aspecto casi lúgubre- me tendrán que dar unos minutos para eso - intenté sonreír excusando mi apariencia.

Yo no estaba mal, simplemente estaba cansada, me sentía sola, eso me afectaba un poco y mi apetito desaparecía.

Luego de un rato Gerard abrió el gran ventanal que daba salida hacia un antiguo balcón hacia la ruidosa ciudad.

- ¿Me acompañas? - decía mostrándome una cajetilla de cigarrillos, pero él sabía que yo no fumaba.

- Sí.

Cerró el ventanal detrás de mí y encendió un cigarrillo.

- A mí no me engañas - tiraba humo por su boca rápidamente mientras se mecía sobre sus pies.

- ¿De qué hablas?

- Sé que acá estás muy sola Lola.

- ¿Por qué dices eso? - pregunté confundida, ¿A qué venía esa clase de comentario?

- Porque así te veo, así te siento, cada vez que hablamos por mensajes, sola, miserable.

- No sé cuál es el punto de hacer esta clase de comentario, lo dices como si fuera infeliz acá.

- No es eso, pero lo veo en tus ojos, ya no tienes ese brillo que solías tener, se apagó.

Solté una carcajada por sus cursis palabras.

- Ríete pero si mentalmente te pones a retroceder en el tiempo. ¿Dónde estabas peor? ¿Acá o New Jersey?

Él nunca quiso que me fuera y sentía que de esa manera sólo intentaba buscar una discusión.

- Estás muy delgada, pálida, ojerosa, te ves lúgubre. Estás viviendo acá, "finalmente tranquila", buscabas esa paz que no pudiste lograr en Belleville después del accidente, y estás viva, saliste ilesa de ese accidente, ¿Pero estás realmente viviendo Lola? Te miro y ahora no tienes ninguna emoción en tu rostro, incluso cuando llegué, era como abrazar a otra persona, te movías y sonreías casi automáticamente, sin emoción alguna.

- Me molesta lo que me dices, no le veo sentido que vengas a criticarme... - me quejé

- ¿Te molesta que te diga la verdad?

- No, que un poco más digas que parezco estar muerta en vida. Estoy tranquila aquí, no creas que extraño New Jersey - mentí.

Suspiré hondo, no necesitaba esa clase de comentarios la única noche que pasaría con ellos después de cinco meses.

- Sólo quiero verte bien, Hope me ha dicho que evitas sus llamadas.

- ¿Gerard en serio? No nos vemos en meses, no es necesario que me reprendas o que vengas a decirme lo que ya sé - me quejé.

- Es que si no lo hago, no lo hará nadie. Estás deprimida, lo veo.

- Como sea

- A mí no me engañas, sé que tenías que ir a terapia luego de tu accidente, Hope me dijo que el médico te lo sugirió, podrías tener un cuadro depresivo, podrías volver con las crisis de angustia, o tener síndrome post traumático... perdiste un bebé, estuviste en un accidente que por poco te mata, saliste ilesa milagrosamente. Lola no te hagas la dura como si nada importara... esos problemas se tratan, no se ignoran para que drenen tu vida...

- No me digas que hacer, no soy una niña. Además ya pasé por terapia cuando tuve "mis problemas de ira" y jamás ayudó- sacudí mi cabeza y entré a la sala de estar.

Sinceramente no sabía que esperaba que hiciera, ¿Que volviera a New jersey porque mi aspecto físico había cambiado en lo más mínimo y porque él asumía que estaba deprimida, porque necesitaba terapia?

No respondía las llamadas de mamá porque cada vez que hablábamos ella terminaba llorando y eso era mentalmente desgastante. Se preocupaba por mí cuando no era necesario, yo estaba bien... todo estaba bien ahora.

A las diez de la noche salimos a un bar, durante todo el trayecto me quedé en silencio. Verlos no me había hecho bien, quizás ya era hora de dar vuelta la página, renunciar a la agencia de Gerard y buscar otro trabajo dejar de tener contacto con ellos, porque sólo me hacían cuestionar mi vida, recordar cosas tristes, que ya eran pasado y que yo debía olvidar de una vez.

Llegamos a un bar que jamás había ido, de hecho no lo conocía, pero como vivía en un lugar bastante bohemio, quedaba a unas cuadras de donde vivía.

Pedí una cerveza y fue todo lo que pretendía beber durante la noche, no tenía ánimo de estar ahí con ellos, no después de los comentarios que Gerard me habían hecho. Estaba sentida y ellos habían llegado apenas hace unas horas y ya Sara y Gerard me criticaban por mi aspecto físico, y emocional, creyendo que podían opinar de mi vida como si supieran lo que pasaba... era patético. Ellos no sabían nada.

No conversaba con ellos, sentía que no tenía tema para hablar, ellos hablaban de cosas que yo poco entendía, de Kay, de cosas que pasaban en la agencia, de lo que habían hecho el último fin de semana, de Ray, de Lena, de temas que ahora eran ajenos a mi realidad.

De lejos una batería comenzaba a tocar, no prestaba mucha atención, sólo los escuchaba hablar y hablar. Aburrida me arrepentía de haber salido, hubiese preferido quedarme en casa, acostada mirando alguna serie, intentando evitar cada pensamiento que cruzaba mi mente. Y lo peor es que no sólo me arrepentía de eso, sino de todo, de haberlos visto, de haberlos invitado a mi departamento y de pensar que tendría que aguantarlos toda la noche.

Ya no éramos amigos, todos habíamos cambiado, yo había cambiado.

Suspiré hondo sin entender lo que hablaban, sentía que yo sobraba ahí, me voltee a ver de dónde venía la música y una conocida voz cantaba de fondo. No podía ser.

Miré a Sara completamente asustada, sentía como si mi corazón saliera corriendo por mi boca.

Era Frank.

- No fue mi idea - dijo ella excusándose.

- Ni la mía - lo siguió Mikey.

- Fue mía - sentía como los brazos de Gerard me abrazaban por la espalda y me llevaba hacia adelante.

¿Por qué hacía eso?

- No quiero, no quiero verlo, ¡Gerard suéltame! - protesté confundida, entre rabia y melancolía.

- Porque sé que lo extrañas, porque no se me olvida esa noche que me llamaste llorando diciendo lo mucho que extrañabas New Jersey y que no podías olvidar a Frank - sentí como si me regañaba y aunque me esforzaba por no avanzar con él, su fuerza era mayor a la mía y ya me había llevado a la primera fila.

Había olvidado por completo esa llamada a Gerard, me sentía desesperada esa noche y había bebido media botella de vodka, al día siguiente vomité todo y tuve una de las peores resacas que recordaba en mi vida, y la primera resaca en mi nuevo hogar.

Ver a Frank me ponía los nervios de punta, porque me causaba tantas emociones, la vergüenza y culpa que sentía por haberlo juzgado, haber sido cruel y culparlo por el accidente que tuve, por gritarle a su cara que lo odiaba, y a la vez porque a pesar del tiempo que había pasado, algo en él aún me causaba nerviosismo. Estaba delante de mí en ese gran escenario, sonreía, me sonreía.

Sentí como mi cuerpo temblaba, no podía estar ahí - Debo irme - dije de la manera más cobarde que pude, pero Gerard me dio una dura y poco amigable mirada.

- Te quedas aquí, si me vas a llamar ebria en la madrugada diciendo que aún amas a tu ex novio, tendrás que aceptar las consecuencias, porque él también siente lo mismo que tú Lola, pero has sido tan terca, culpándolo por algo que él no tuvo ninguna responsabilidad - sus palabras eran duras, me lastimaban - él ha intentado comunicarse contigo y lo has bloqueado de todo. Hasta te negaste cuando fue donde vivías con los amigos de Hope. Lola, él ha cambiado mucho, no está bebiendo, asiste a terapia una vez a la semana, no es ese Frank de hace un año. Está bien y todo lo que quiere es hablar contigo, sin compromisos.

Gerard me refrescaba la memoria de cosas que había olvidado por completo. Frank había ido un día a casa de Paul y Marla, al saber que era él, preferí decir que no me sentía bien, que no quería ver a nadie.

- Deja de actuar como una adolescente, tienes una oportunidad para dejar de ser miserable y es ahora, reconocer tus errores. Nadie te dice que estés con Frank, creo que ni él lo diría, pero aprende a perdonar, y a ser perdonada, a disculparte por las fuertes acusaciones que hiciste... - suspiró hondo y volvió a mirarme- todos sabemos lo mucho que te dolió perder tu bebé, a mí también me dolió, me emocioné tanto cuando me contaste que estabas embarazada, lo supe antes que Frank, o que Mikey, fui uno de esos privilegiados de verlo en vivo pero estas cosas pasan, la muerte pasa, los accidentes pasan y se superan, tú no deberías estar encerrada en tu departamento sola, deberías buscar ayuda, buscar compañía, aprender a decir que estás mal, que necesitas que alguien esté para ti, y puedo ser yo, tu mamá, Mikey, Sara... incluso Frank, debes salir de ese estado que no deja vivir Lola - no quería llorar, pero sentía como lentamente mis ojos se ponían vidriosos. - él no tuvo la culpa de tu accidente, tuvo la culpa de muchas cosas pero no del accidente y eso lo sabes. Ahora sólo quiere hacer las cosas bien, no te pide nada más que una conversación.

Odiaba que él tuviera razón, odiaba que me dijera eso porque sabía que era verdad, todo lo que decía era verdad.

Tomó de mis hombros con sus manos y me mantuvo frente al escenario- Ahora disfruta el show. - susurró a mi oído.

Estoy cansado de actuar duro cuando debería haber hecho algo mejor

Nuestras palabras se atascan

Justo cuando piensas que piensas que no puede ponerse peor

Siempre empeora

Sentí un escalofrío recorriendo mi espalda, sentía como si estuviese cantándome a mí, a nuestra situación vivida.

¿Soy yo? ¿Soy yo quien te hace sentir tan triste?

Te extraño tanto

¿Soy yo? ¿Soy yo quien te deprime?

Sigo enamorando cuando debería haber hecho algo mejor

Intentaba no mirarlo, miraba a Kay que movía su cabeza al tocar el teclado o a Fez que tocaba la batería. Pero era imposible no fijarme en él, llevaba la correa que decía Lola, ¿Por qué la usaba aún? ¿Que no lo había superado como yo?

Suspiré hondo exhalando el aire que había tomado, me ponía tensa, nerviosa... como siempre lo había hecho. Cuando terminó de tocar esa canción sentía que debía salir de ahí, no me sentía bien, sentía un nudo en la garganta y veía como Gerard le tiraba besos a Kay con su mano pero con la otra seguía manteniéndome firme en ese lugar.

Frank se acercó al micrófono y con ambas manos lo tomó - Esta canción es para Lola- sonrió, pero yo sólo apretaba mis labios, no podía sonreír, no después de cómo lo traté.

Déjame hablar

Hay algunas cosas que creo que deberías saber

Cuando respiras

Siento que me dará un ataque al corazón

Y no puedo esperar

A ver el mundo escurrirse

Hubiese querido que no me mirara mientras cantaba, hubiese querido que Gerard me hubiese soltado, se sentía casi como un acto masoquista verlo.

No tengo miedo a la pelea, tengo miedo a la caída

Porque no puedo alejarme demasiado de la persona que amo

Y esto se rompe y te duele hasta los huesos

Una y otra vez

El tiempo no cura nada, sólo entierra las heridas

Si el tiempo no significa nada ¿Por qué seguimos observando el caminar de nuestros relojes?

Necesito sentir algo más

Tocaron tres canciones de las cuales dos las vi en primera fila. Pero una vez que terminó de tocar, caminé hacia la barra donde estaba Sara y Mikey, sintiendo que Gerard me miraba con cierta expresión de reproche.

- No era necesario que me forzaras ir adelante. - murmuré molesta

- Por favor - Gerard rodó sus ojos, él parecía más irritado de lo que yo estaba.

De lejos vi como Frank se acercaba a la barra y como una cobarde me escabullí, salí de ese lugar. Escuchaba la voz de Gerard que me gritaba, no podía aguantarlo, eran muchas emociones por esa noche, demasiadas para mi gusto cuando había pasado meses sin sentir nada, sin poder identificar la rabia de la tristeza.

Al cruzar la puerta de salida sentí como el frío me golpeaba en el rostro, me dejaba respirar.

- Lola - era él, me había seguido.

- Frank no...

- Tenemos mucho de qué hablar

- ¿Por qué? ¿Por qué ahora?

- Porque ya ha pasado el tiempo suficiente, ya estoy mejor, veo las cosas diferentes, te quiero ayudar si necesitas mi ayuda, yo sé que no has estado bien y sólo te quiero dar una mano, como tú lo hiciste cuando yo no estaba bien.

- ¿Quién te dijo eso? Yo no necesito ayuda.

- Gerard... tu mamá... no le contestas las llamadas, te niegas a verla Lola...

- No puedo Frank, lo siento - sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas, él me recordaba muchas cosas, muchos momentos que había decidido enterrar.

Caminé hacia la calle siguiente pero él me seguía, hice parar un taxi pero fue inútil.

Seguí caminando y nuevamente estiré mi brazo, esta vez sí funcionó. Me subí al taxi y él de un salto se sentaba conmigo.

- No te irás tan rápido, no esta vez- decía cerrando la puerta. -mírame Lola.

Me pedía pero sentía que no podía hacerlo, porque lo veía y sentía como se me aceleraba el corazón, la culpa por cómo lo había tratado me quemaba, no podía verlo.

Tomó mi barbilla y me hizo mirarlo - Déjame ayudarte, déjame hacer lo que hiciste por mi durante meses cuando nadie me tendió una mano, sé lo que es tocar fondo, pero nunca estuve solo porque tú me ayudaste y sinceramente sin ti no podría estar aquí, estar bien, sobrio, sin beber una sola gota de alcohol y ofreciendo mi ayuda si es que la necesitas.

No podía decir nada, no tenía las agallas para mentir pero tampoco para ser sincera, y el camino a casa era corto, en silencio, sin decir una palabra me bajé del taxi.

Al bajarnos observó el viejo edificio donde vivía, me siguió sin que lo invitara.

Él hacía ver todo tan normal pero yo por dentro sentía una confusión horrible de emociones y sentimientos.

Me senté en mi sillón y él frente a mí.

- ¿Lola? ¿Qué dirás? Puedo dejar tu departamento en este momento si me dices que estás bien, pero no te dejaré sola si necesitas compañía. No te pido una relación, nada romántico porque sé que estás herida, sólo quiero devolver esa mano que me ayudó cuando estaba completamente sólo y necesitaba a alguien. Si me dices que no, saldré por donde entré... Ahora dime, ¿necesitas hablar? ¿necesitas a alguien?

Sentía como si eso fuese un ultimátum, una última oportunidad a algo que podría haber sido.

- Si no vas a hablar entonces hablaré yo- aunque quería mirarlo a los ojos, sentía que no podía, me perdería en ellos, suspiró hondo y se agachó frente- Lo siento, siento mucho lo del accidente, si decir que fue mi culpa te hace sentir mejor, entonces fue mi culpa. Pero quiero que sepas que hubiese querido a ese bebé más que a mi vida y no habría hecho nada por dañarlos, ni a ti, ni a esa vida que crecía en tu vientre, lo juro. Sé que tuve una recaída, pero eso pasa, mi terapeuta dijo que era normal, casi esperable, que era parte del proceso, lo siento, porque sé que eso te hizo alejarte de mí, eso hizo que me odiaras y lo siento mucho. He hablado con Hope para preguntarle por ti y ella siente que no estás bien, lo sabe... me dijo que debiste ir a terapia, hablar con un psicólogo cuando tuviste el accidente, perder un bebé no es algo fácil y con el tiempo sólo te hará sentir peor... yo ahora estoy aquí para eso, para ofrecerte mi ayuda como tú lo hiciste cuando murió mi abuelo, cuando estaba ebrio y apenas podía levantarme, no te dejaré sola Lola.

No pude decir nada, sólo me largué a llorar, ya no lo soportaba, había aguantado mucho en el bar y ahora las lágrimas caían libremente por mis mejillas. Puso sus manos en mis rodillas intentando ver mi rostro que yo cubría con mis manos.

- Lola di algo, por favor

Con un nudo en la garganta, y aclarando mí voz abrí mi boca - Yo no sé qué hacer, no sé qué hacer con mi vida, no se siente que esté viviendo, simplemente existo, respiro porque debo... no porque quiera. A veces pienso que fui muy injusta contigo, te culpé por lo del accidente, no fue tu culpa, no fue mi culpa tampoco, y aunque te haya pedido disculpas, me duele que te hayas dado por vencido... porque si tú me hubieses dicho que me quedara, probablemente lo habría hecho- suspiré hondo para no ahogarme en mi llanto- ese auto salió de la nada y volcó mi pequeño auto fácilmente. Aunque a veces quisiera olvidar todo, es como una pesadilla constante que pienso una y otra vez, ahora lo recuerdo todo, es tan nítido que duele, la posición que quede, completamente volteada, la sangre en mi pantalón, podía sentir esa sangre, sabía que era mi bebé, que era nuestro bebé y que la vida se le iba en ese accidente, que yo no podía hacer nada, que nadie podía hacer nada. El conductor se detuvo y luego se fugó. ¡Se fugó! Recuerdo el sonido de los metales, la sangre en mi boca, el dolor... mucho dolor.

Era la primera vez que hablaba del accidente, primera vez que le contaba a alguien.

- Sé que debí ir a terapia, que ahora me siento tan miserable como cuando golpeé a ese tipo, a veces tengo crisis de angustia, no puedo dormir y no sé qué hacer con mi vida, no sé a quién le miento intentando decir que estoy bien cuando no lo estoy...

- Lo siento mucho Lola, yo te ofrezco mi ayuda, Gerard también, Sara jamás te dejaría sola, ni hablar de Mikey, él te adora, pero debes dejar que te ayudemos, que salgas de esto... debes ceder.

Ahora Frank lloraba, soltaba lágrimas de sus ojos mirándome con melancolía. ¿Así me sentía yo cuando él no estaba bien? Con esa impotencia y frustración de no poder hacer nada por él porque no me lo permitía.

Los roles se invertían y ahora era yo quien aceptaba su ayuda como alguna vez lo ayudé yo a llevar su duelo de una manera menos dura, cuando estaba solo y no quería nada más que compañía, yo estuve ahí y ahora él me devolvía la mano.

- ¿No me darás un tour por tu departamento?- secaba sus lágrimas cambiando el tema bruscamente.

Lo miré confundida, no sabía si lo decía para que dejara de llorar, o simple curiosidad, ya había aceptado su ayuda, la de mis amigos, ¿Pero qué pasaría ahora? De un impulso estaba de pie ofreciendo mi mano para que se levantara.

Cuando sentí que deslizaba su mano por la mía para tomarla, una sensación de electricidad me recorría, la misma sensación que tuve la primera vez que nos besamos.

Le mostré mi habitación, el baño y la diminuta habitación que usaba como closet, no había mucho que ver, la cocina estaba junto a la sala de estar y él ya había estado ahí.

Entró a mi habitación y se sentó en la desordenada cama, yo me había quedado en el marco de la puerta sintiendo que todo frente a mí parecía algo surreal, nunca habría pensado que él estaría en mi habitación, en mi cama sentando observándome con una tierna sonrisa.

- Tenemos tanto de que hablar - decía dando palmadas a la cama para que me sentada a su lado.

Hubiese querido evitar esa conversación, no quería seguir llorando, o sentirme tan vulnerable frente a él, pero eso fue inevitable. Él comenzó la conversación preguntándome como me sentía, si comía bien, si lloraba mucho, si tenía angustia, tristeza, culpa... todo eso me pasaba, en un círculo casi vicioso que no podía salir de él.

Bromeaba que él había estudiado un semestre psicología, que "casi" era apto para conversar sobre mis problemas, eso me causaba risa porque sabía que era un chiste, me preguntaba sobre mamá, por qué no quería hablar con ella, y le respondí la verdad, que ella siempre terminaba llorando cuando hablábamos, él me decía que era normal, que todo lo que vivía yo... él parecía haberlo vivido hace unos meses cuando Vitto murió... pero con la diferencia que yo estuve para él y que él ahora estaría para mí, que eso es lo que los amigos hacen, se apoyan por sobre todas las cosas.

Entre todas las cosas nunca mencionamos nuestra relación, pero él si sintió la necesidad de aclarar algunas cosas, como lo que había pasado con Jean, que nunca pasó nada, lo juraba y yo le creía, también recalcaba sutilmente que estaba soltero, sin compromisos, y eso me causó gracia porque durante todo el tiempo en NY desde que vi la foto con esa chica, pensé que estaba saliendo con ella. Se disculpaba por todo, por lo que pasó durante el duelo de Vitto, por ser cruel, injusto, por no saber valorarme, por su comportamiento autodestructivo.

Yo sólo asentía, no decía mucho, lloraba, él secaba mis lágrimas y él volvía a disculparse por algo. Luego yo me disculpaba por haber sido cruel, por haberlo tratado tan mal, por culparlo de mi accidente, sabía que él no se merecía eso, nadie se merece ser culpado de algo que no hizo...

Me contó sobre sus logros, que estaba bajo terapia aún, que lo había ayudado con todo, que ya no bebía, no fumaba ni cigarrillo, que no volvería a cometer el mismo error dos veces, que ya había tocado fondo.

Esa noche todos volvieron a mi departamento, Gerard, Mikey y Sara me miraban con una gran sonrisa cuando abrí la puerta, no me regañaban, no me criticaban, simplemente me convencían de volver sólo un fin de semana a New Jersey, que los visitara, que viera a mi madre, que detuviera mi comportamiento solitario, ellos me ayudarían, me sacarían de ese estado, no me dejarían sola. Lo prometían.

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