𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐃𝐎𝐎𝐌𝐄𝐃

By lolavise

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Lola, perdió el control en una fiesta, a causa una incontrolable ira y el consumo de drogas. Toda acción tien... More

Prólogo
I: Nuevo hogar
II: Noche de hombres
III: La verdad no duele
IV: Adicto, ¿Quién?
V: Sin prejuicios
VI: TGIF
VII: Acepto
VIII: Halloween
IX: Visitas inesperadas
X: Viejos amigos
XI: Prejuicios y camiseta verde
XII: Celebración
XIII: En el momento menos indicado
XIV: No recuerdo tu apellido
XV: ¿Cómo era él?
XVI: De prejuicio en prejuicio
XVII: Noche de blues
XVIII: Tu siempre tienes apetito Lola
XIX: Revelaciones y machos alfa
XX: Tiempo récord y abstinencia
XXI: Acción de gracias
XXII: ¿El comienzo o el fin?
XXIII: TOCs y manías
XXIV: No me digas que...
XXV: Vinilo
XXVI: De Belleville a Brooklyn
XXVII: La cita
XXVIII: La propuesta
XXIX: La Cena
XXX: Víspera de Navidad
XXXI: Navidad es mi cumpleaños
XXXII:El día después de navidad
XXXIII: No fue amor a primera vista
XXXIV:¿Qué pudor?
XXXV: Celebración de año nuevo
XXXVI: Año nuevo, vida nueva
XXXVII: San Valentín
XXXVIII: Veintidós
XXXIX: First day of my life
XL: Peroné
XLI: El accidentado
XLII: ¡¿Qué mierda?!
XLIII: Jean
XLIV: Última noche
XLV: Porque yo le pedí un tiempo
XLVI: ComicCon
XLVII: No es justo
XLIX: El cumpleaños de Mikey
XLX: ¿Puedes abrazarme?
L: El bautizo de Lena
LI: Algo que debimos hacer hace mucho
LII: El bebé de Lola
LIII: Un año fue suficiente
LIV: Mi preciada independencia
LVI: Este no es nuestro fin [Frank POV]
Epilogo

XLVIII: Lo necesito

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By lolavise

N/A: QUIERO PROMOCIONAR MI NUEVA HISTORIA// SI LES GUSTA ESTA, LO MÁS PROBABLE ES QUE LES GUSTE MI NUEVA HISTORIA:

La historia se desarrolla en una clínica para rehabilitación de adicciones; Thomas, es un chico con ansiedad social, introvertido, nervioso, inseguro, enamorado de su novia y de temperamento corto con bastantes secretos que prefiere guardar, y en la estadía en la clínica, conoce a la explosiva y extrovertida Pandora. ¿Qué pasará cuando se conozcan?

▪︎ ESCÁPATE CONMIGO ▪︎ la encuentran en mi perfil si les interesa leerla💖

***

La muerte de Vitto fue tan repentina que se volvía violenta. Habían pasado dos días desde que falleció y el funeral sería el día viernes. Pero la vida continuaba para mí, debía seguir trabajando y hacer como si no me doliera todo lo que estaba pasando, Gerard me mantenía informada sobre Frank, él había pasado todos esos días en su departamento, yo no lo había visto desde la noche que Vitto falleció.

— Te daré el día libre – decía esa mañana de día viernes – será un día largo, yo me iré ahora donde Frank, está donde su mamá, llegó anoche –

— Gracias – fue lo único que pude decir.

Mikey arreglaba su negra corbata frente al espejo del baño de invitados. No quería pensar que iba a un funeral, no se sentía normal, jamás había ido a uno donde realmente quisiera al difunto, de hecho nunca había ido a uno que realmente me importara.

— ¿Lista Lola? – decía Sara haciendo sonar sus altos zapatos al caminar por mi habitación.

— Sí, todo listo – miré el retrato que había hecho con carboncillo para el padre de Frank. Era una fotografía que tenía de Vitto que había sido tomada para mi cumpleaños.

— Es hiperrealismo puro, parece una fotografía en blanco y negro

— Lo sé – me tragué las lágrimas y envolví el cuadro en papel de envolver blanco, pasé una cinta de cáñamo teñida negra alrededor.

Ese día estaba caluroso, el verano no daba tregua y caminar por el cementerio hasta el lugar donde sería el funeral me estaba matando, no sólo por el clima, sino porque no quería verlo como ese día... mal, pero eso era imposible. Apenas me bajé del auto con anteojos oscuros en mi rostro ya comenzaban a bajar tímidas lágrimas de mis ojos.

— ¡Lola! ¡Mikey! – mamá también estaba ahí, trabajaba junto a Frank y su padre en el conservatorio, motivos de sobra tenía para asistir al funeral.

Había olvidado a mamá por completo desde que llegué de San Francisco.

La saludamos y caminamos con ella hasta donde se realizaría el funeral. Aunque el ambiente era triste, la ceremonia fue alegre, una orquesta tocó diferentes canciones de jazz, todas instrumentales, el padre de Frank tocaba unos tambores.

Al finalizar el pequeño espectáculo de la orquesta, Frank se sentaba frente al féretro con su madre y padre, su cabeza siempre se mantuvo baja, llevaba un traje negro de pies a cabeza, lo único que cambiaba de color era su camisa blanca. Se había afeitado, ya no lucía esa descuidada barba que había visto hace unos días.

De lejos lo observaba, mi actitud frente a él sería pasiva, comprendí el mensaje el día miércoles y no lo molestaría. También había entendido cuando Gerard me dijo que Frank no me quería cerca y lo respetaría.

Todo era triste, nunca había estado en esa situación, era nueva para mí y cuando Frank dio una reseña de la vida de su abuelo sentí como estomago se revolvía, cada palabra que decía estaba llena de dolor, su voz se quebraba, le costaba hablar y no terminaba las oraciones porque su voz se apagaba.

El féretro bajó lentamente y sentí como si me estuviese ahogando en ese momento, no podía entender cómo alguien lleno de vida hace una semana, ahora estaba siendo sepultado frente a mis ojos. No quería aceptarlo, no podía.

— Esto lo hice para ti – le dije al padre de Frank una vez que todos se habían acercado a él para darle las condolencias. Él aún con lágrimas en sus ojos lo aceptaba e intentaba sonreírme, me acerqué torpemente a él para abrazarlo.

— Lola – la mamá de Frank me hablaba por la espalda – ¿Te vas con nosotros?

— ¿Qué quiere decir con me voy con ustedes? – pregunté sin comprender.

— Iremos a mi casa, obviamente estarás allá ¿no?

— Yo...

¿Cómo le decía que Frank y yo no estábamos juntos? De seguro no sabía, quizás él no había tenido tiempo para decirle.

— Irá Hope, iremos todos – las palabras del padre de Frank me calmaban.

— Sí, pero creo que me iré con mamá

— Al fin la conoceré – decía Linda con una sonrisa.

Se sentía raro, todo era extraño. La casa de Linda estaba repleta de gente que no conocía aparte de mi círculo de amigos. Intenté quedarme lejos de él.

— Al fin nos conocemos – le decía Linda a mamá.

— Si, un poco tarde – el sentido del humor de mamá no me agradaba, no en ese momento.

— Lo sé, pero no creo que sea algo duradero – supuse que se referían a la ruptura.

Yo estaba ahí, junto a ellas y podía escuchar todo lo que hablaban, pero simplemente hablaban como si estuviesen solas.

— Frank está pasando por un mal momento, todo se arreglará Lola – me decía Linda con una sonrisa en su rostro.

¿Qué mierda? Le sonreí sin ánimo alguno y me alejé de ellas. De lejos podía ver a todos conversaban con Frank en un improvisado círculo donde yo no estaba incluida.

— ¿La sostienes por un segundo? – era Amelie que tenía a Lena, la hija de Jo mientras ella y Ray hablaban con Frank.

— Seguro – tomé a Lena, estaba grande, tenía al menos unos tres meses.

En segundos Amelie desapareció por completo y me dejó ahí, con mis manos ocupadas en Lena que dormía plácidamente en mis brazos.

— Gracias – decía el padre de Frank acercándose a mí mientras mecía al bebé.

— De nada

— Lo guardaré por siempre – sonreía complacido – La hija de Ray es adorable – pasó su mano por el claro cabello de Lena – algún día tendré nietos o eso espero – suspiró

No dije nada, me pareció incomodo su comentario.

— Está molesto, confundido. Y no sólo contigo, ya viste como me trató ese día, que yo era mal padre... – arqueó sus cejas – pero esto de ustedes, no sé cuál fue la razón del término de su relación pero sea lo que sea, hay algo seguro y es que ustedes se quieren– suspiró hondo – tú lo quieres mucho, lo he visto, he sido testigo de eso hace un mes, vi cómo sin necesidad alguna cuidaste a Frank por más de un mes, dejaste tu vida de lado para dedicarte a... él, tan sólo dale un tiempo.

¿Darle un tiempo? Si ya le había dado mucho, y ya pensaba que no había futuro entre nosotros. Ahora podía comenzar a aceptar que se había terminado para siempre.

De un momento a otro Lena se despertó y no veía a Amelie, menos a Gerard... ya me imaginaba lo que podrían haber estado haciendo. No quería acercarme donde estaban todos, no quería acercarme a Frank, pero Lena lloraba en mi oído y sus padres parecían ignorar totalmente el hecho que era el único bebé en ese lugar.

Debía entregarle a su hija, me abrí paso para ir donde estaban y en el camino me detuvo Linda que seguía conversando con mamá.

— Te ves adorable – decía Linda deteniéndome, y Lena seguía llorando, corrijo...gritando.

— Mamá ayúdame – le pedí angustiada por los gritos del bebé.

— ¿Y su mamá? – preguntaba tomándole las manos.

Suspiré hondo y me moví hacía donde todos estaban. Jo se dio vuelta cuando finalmente escuchó que su hija lloraba.

— ¿Estabas con Lola? – decía mientras la quitaba de mis brazos.

Pude ver en ese exacto momento como Frank rodaba sus ojos y desaparecía del lugar. Sentí que ese despreció me rompió el corazón.

— Me vengo a despedir – les dije a todos de manera general.

— ¿Tan luego? – preguntaba Mikey sin comprender

— Sí, mamá se quiere ir, iré a su casa a cenar – mentí.

No sé dónde fue Frank y no me importaba a esas alturas, sabía que pasaba por un pésimo momento, quizás unos de los peores de su vida y que no soportaba que yo estuviese ahí, porque me lo acababa de demostrar, pero también me dolía, lo de Vitto y sus desprecios que los hacía tan públicos.

Cuando ya me despedí de todos, caminé donde mamá y le pedí que nos fuéramos, inventé que no me sentía bien y ella aceptó inmediatamente pero antes se despediría, asentí y me dirigí al baño que estaba ocupado. Subí al segundo piso recordando que ahí había otro baño.

— ¿Me estás siguiendo? – era Frank detrás de mí, su mirada era diferente, ya no se veía tan perdido como hace dos días.

— No, iré al baño – caminé rápidamente para abrir la puerta y la cerré.

Lavé mis manos y me miré al espejo, suspiré hondo y cuando estaba a punto de limpiar el maquillaje que se había corrido debajo de mis parpados debido a mi lloriqueo, la puerta se abrió de golpe, era él.

— Ya me voy – le dije como si justificara mi presencia ahí.

Me miró de pies a cabeza y no dijo nada. Bloqueó la salida poniéndose de pie frente a la puerta.

— Ya me iré.

De un momento a otro se abalanzaba para abrazarme. Lloraba enterrando su rostro en mi hombro, sus manos se clavaban en mi espalda.

— Está bien, está bien – mi voz era tan suave que se volvía inaudible, con mis manos abiertas tocaba su espalda, deslizándolas subía y bajaba intentando tranquilizarlo.

No dejó de llorar, de hecho su llanto parecía empeorar mientras me abrazaba cada vez más fuerte. En ese momento mi teléfono comenzó a sonar, era mamá. Él se alejó limpiando sus lágrimas con las mangas de su chaqueta.

Contesté de mala manera, me interrumpía ese momento.

— Te estoy esperando para irnos

— Ya me fui – mentí – te esperé y no te despedías nunca

— Lola...

— Lo siento, no puedo hablar ahora, te llamo más tarde – colgué rápidamente.

Apagué el teléfono y observé como limpiaba sus ojos. Yo también quería llorar, pero sabía que debía mantenerme firme porque tenía que darle apoyo, seguridad, y él no quería escucharme lloriquear.

— ¿Necesitas algo? – no sé por qué pregunté eso, pero no sabía que más decir.

— No– sacudía su cabeza suavemente mirándome a los ojos.

— Está bien, quizás debería irme – no quería dejarlo, pero sabía que él quería espacio.

Se movió de la puerta dándome paso para quitarle el seguro, me acerqué lentamente esperando que él se arrepintiera y así fue, tomó mi brazo con el que estaba a punto de quitar la seguridad.

— ¿Puedes abrazarme? – preguntó con un hilo de voz – Lo necesito

Sentí como me derretía por dentro y no sólo eso, un nudo se formaba en mi garganta. Estaba tan vulnerable, tan herido, tan... destrozado. Me acerqué a él y volví a abrazarlo, con una mano acariciaba su pelo y él simplemente hundía su cabeza en mi hombro como lo había hecho hace un rato, su llanto era con sentimiento, su cuerpo vibraba y las lágrimas mojaban mi hombro.

— No alcancé a decirle adiós – susurró a mi oído – no alcancé a decirle nada – su llanto ya no era explosivo, aunque si parecía ahogarse en él – Nunca debí haberme ido de gira, si tan sólo hubiese sabido que esto pasaría, me habría quedado y quizás nada de esto estaría pasando.

Su pensamiento era poco lógico, irracional... no tenía mucho sentido pero no dije nada. A la edad de Vitto cualquier cosa podría haberlo matado, yo lo quería mucho pero podía entender que esas cosas pasaban.

— No sé qué haré los días domingos, ya siento un vacío de tan sólo pensarlo ¿Qué haré éste domingo? – se separó de mí y con sus ojos rojos llenos de lágrimas buscaba una respuesta.

— Ya veremos, yo estaré siempre para ti y tu mamá estará acá, ella dijo que te quedarías unos días acá.

— Gerard le contó a papá lo de...

— ¿Lo de qué? – pregunté curiosa.

— Lo que no me dejaste hacer el otro día... ya sabes.

— ¡¿Gerard le contó a tu papá?! – ¿Qué mierda? Hasta yo sabía que Frank no tenía cinco años como para acusarle a sus padres lo que hacía.

El asintió – No creo que haya sido de mala intención, no lo sé, a estas alturas no me importa, porque nada importa.

De seguro el papá le dijo a la mamá y con lo intimidante que es Linda, no me asombraría que de un grito le hubiese dicho Frank "te vas conmigo o te vas conmigo".

Apoyado en la puerta se deslizaba hasta llegar al piso – No quiero volver a mi departamento solo y pensar en toda esta mierda, no quiero pensar, no quiero estar aquí.

Me senté a su lado apoyándome entre la puerta y la pared, con la vista hacia adelante no dije una palabra. Lo dejaría hablar a él.

— Él te quería – susurró – me preguntaba cuando tendríamos hijos – soltó una risa que parecía forzada.

— Cuando te fuiste de gira él me comentó lo mismo, quería tener bisnietos – reí mesurada pero genuinamente

— Miro a mi alrededor y sólo falta él, pienso que en cualquier momento debo ir a buscarlo al hogar pero eso ya no pasará – sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.

Se acomodó en el suelo y puso su cabeza en mi regazo. Me sentí excesivamente nerviosa cuando hizo eso, la misma sensación que tenía cuando aún no salíamos y él se acercaba a mí, cuando la cercanía con él parecía ser una clase de privilegio.

Con cuidado llevé una mano a su pelo y comencé a tocarlo como lo había hecho tantas veces, lo extrañaba, lo extrañaba tanto, que el simple hecho de acariciar su cabeza me hacía sentir tan feliz.

— No debí haber ido Lola, no debí – susurraba y sentía como mi regazo comenzaba a mojarse por las lágrimas de él que caían en la tela de mi vestido.

— No sé qué decir – finalmente de mi boca salía algo que realmente sentía y no esas frases prefabricadas que sólo eran para agradar y no molestar.

Se sentó y quedó frente a mi mirándome directo a los ojos – la gira sólo trajo mierda –llevó una mano a mi rostro y la dejó en mi mejilla, la acariciaba con la yema de los dedos, cerré los ojos por un momento y sentía su respiración cerca. ¿Qué lo detenía?

— ¿Frankie? – era su papá, abrí los ojos y él rápidamente se levantó de golpe.

— Ya voy – contestó y me levanté del suelo.

Abrió la puerta y salió, me quedé ahí pensando que había pasado. ¿Me odiaba realmente o simplemente estaba enojado con todos como dijo su padre?

— Pensé que te habías ido – decía Mikey cuando me vio salir del baño

— No, me iré ahora

— Ya se han ido casi todos, Frank estaba perdido ¿estabas con él?

Asentí con la cabeza, y no dijo nada. Linda se despedía de las pocas personas que quedaban, no veía a Frank ni a su padre en ninguna parte y por cómo los buscaba con la mirada, pero no estaba.

— Tenían algo que ver en el hogar – me susurró Mikey, él había notado que lo buscaba.

No me fui con Sara y Mikey, me fui donde mamá, le había dicho que cenaría con ella. Al tocar la puerta, ella parecía no esperarme, porque se veía sorprendida por la expresión de su rostro.

— Pensé que te habías ido a tu departamento

— No, sólo tenía algo que hacer – contesté dejando mi bolso en el comedor.

— La mamá de Frank no sabía que ustedes habían terminado, quiero decir, sabía pero pensaba que era algo no lo sé... como de adolescentes, que volverían –

— No quiero hablar de eso

— Entiendo, ¿cómo estás?

Aparte de aun no entender o quizás aceptar que Vitto falleció porque tengo la estúpida idea que él está en su habitación en el hogar de retiro, que el día domingo lo visitaré y todo será tan normal como siempre, aparte de eso...

— Bien –mentí

Y no considerando el hecho de ver sufrir a Frank que me parte el corazón porque no puedo acercarme o tocarlo en lo más mínimo por temor a que me rechace y cagarla como ya la he hecho múltiples veces...

— Todo bien – mentí nuevamente

— Es normal si tienes pena por Vitto, o si estás mal por Frank, eran novios –

— Estoy bien mamá

— A mí no me engañas

— Estoy bien

Esquivé su mirada y abrí el refrigerador para mirar que tenía, pero no aguanté. Comencé a llorar desconsoladamente.

— Ven aquí, Lola – mamá me abrazaba cálidamente, me sentía como una niña, volvía a mi infancia al escuchar su suave todo de voz – todo estará bien, los duelos son normales, yo perdí ambos padres ¿recuerdas? Era muy joven, casi de tu edad. Todo mejora – intentaba consolarme pero yo no sabía que me dolía más, el hecho de ver mal a Frank o saber que Vitto se había ido para siempre.

Esa noche no llegué a mi departamento, me quedé con mamá y no pude dormir durante toda la noche. Mi vieja habitación estaba llena de recuerdos y eso me causaba más tristeza de la que ya tenía, añoraba ese tiempo que todo parecía estar en perfecta armonía.

¿Desde cuándo todo se volvió un caos otra vez?

El día sábado estuve donde mamá nuevamente, aunque había vuelto al departamento durante la noche. No había nadie, estaba completamente sola, Mikey se había ido donde Sara y me había dejado una nota, el día domingo Jo nos invitaba a su casa.

El bautizo será el veintidós de septiembre, pero ya saben es algo totalmente no religioso, quiero decir será una ceremonia espiritual– decía Amelie

Había ido a casa de Jo y Ray pero sinceramente no sabía qué hacía ahí, lo hacía para distraerme, con una mínima ilusión que Frank también fuese, pero eso era casi imposible.

— Mikey será el padrino espiritual de Lena y yo su madrina, estaremos todos vestidos de blanco, será aquí mismo. Pensábamos en la playa para conectar con nuestro...– perdí el hilo de su conversación, no la estaba escuchando en lo más mínimo

Estábamos en la terraza, bebiendo vino blanco y de alguna manera celebrando el futuro bautizo de Lena, pero yo no quería celebrar, no creía que fuese el momento adecuado.

Me había sentado junto a Gerard para poder preguntar sobre Frank, pero algo mejor que eso pasaba, ellos se enviaban mensajes en ese momento y yo a su lado podía ver la conversación perfectamente.

— Hey, es privado – decía él al darse cuenta que de manera poco disimulada leía lo que hablaban mirando la pantalla de su teléfono

— Lo siento

— Sólo dice que...

— Sólo dice que su mamá no hace nada más que cocinarle cosas, ya lo leí – intenté sonreír

— Ella también lo encontró muy delgado – susurró

— Está delgado

— No es por lo que crees, hablé con él y fueron unas tres veces, nada más. Lo que viste ese día le quedó de cuando volvieron de Delaware.

— ¿Debería creer eso?

— Yo le creo – se encogió de hombros

No sabía que pensar, observé el rostro de Gerard buscando alguna expresión que lo delatara pero no encontré nada.

— ¿Por qué le dijiste a su padre sobre eso?

— ¿Por qué no? Cuando yo tuve problemas con drogas nadie me ayudó, tuve que pedir ayuda solo, él no está sólo – tenía razón, no lo había visto de esa manera.

— Ayer...– no pude terminar de hablar

— ¡Lola, Gerard! Estoy hablando, es el bautizo de Lena, todo debe salir perfecto, silencio por favor – nos callaba Amelie.

Ya había escuchado unas cinco veces que el bautizo espiritual de Lena sería ahí en el patio trasero porque era muy difícil hacer que todos fuesen a la playa, blablablá. Me importaba una mierda su bautizo, ese bebé apenas hablaba, de seguro que si supiera la mierda hippy que estaban por hacerle, se habría negado.

— ¿Aún te cae bien? – me preguntaba Sara apuntando con su copa a Amelie que se desplazaba por el gran patio trasero.

— No podría importarme menos – musité sin mirar donde estaba ella.

— Es tan neurótica, quiere que todo sea a su manera o su manera y el bebé no es suyo.

Escuché la voz de Frank, pero no podía ser él. Sabía que esos días se quedaría con su mamá y que recién estaba hablando con Gerard.

— ¡Frankie!– Mikey se acercaba a él para saludarlo con un gran abrazo.

Mis oídos no me fallaban, era él. Aún se veía un poco demacrado, sus ojos estaban hinchados y la expresión de su rostro no era la misma de siempre, parecía perdido.

— ¿Quieres sangría? – preguntó Jo con Lena en sus brazos.

— Estoy bien, gracias. Vine porque...

— No tienes que dar explicaciones – le decía Ray tocando su hombro.

— ¿Quieres ir con el tío Frank? – la voz de Jo se volvía aguda cada vez que le hablaba a su hija.

Frank se veía confundido, como si no entendiese lo que Jo estaba a punto de hacer. Le pasó a Lena en sus brazos y él sin mover un musculo la aceptó. Estaba tieso sosteniéndola.

— No creo que esta sea una buena idea – decía él y Jo se marchaba a ver lo que estaba haciendo Amelie con Gerard.

— Tener hijos es terapéutico, yo me relajo con ella, hasta me quedo dormido, la semana pasada miraba televisión y me quedé profundamente dormido con Lena en mi pecho, no sé como pero terminó en mi regazo, se fue deslizando de a poco. Estaba solo o si no Jo me habría matado... quiero decir estuvo a punto de caerse, pero ya saben, los bebes son como hechos de goma. Nunca les pasa nada – Ray como padre dejaba mucho que desear.

Con Sara nos miramos espantadas por su comentario, ella soltó una risa y yo sólo observaba lo tierno y asustado que se veía Frank sosteniendo a Lena.

— Nunca te había visto tomarla – decía Sara mientras se alejaba para ir donde Mikey que estaba junto a Amelie que movía sus manos explicando algo.

Oportunamente Ray se fue detrás de ella y quedé sola con Frank en la terraza. Sostenía a Lena como si estuviera hecha de cristal, le costó acomodarla pero ella se acurrucó en su pecho.

— ¿Cómo estás? – le pregunté sin mirarlo, no quería ahuyentarlo ni ser insistente.

— He estado mejor

— Entiendo

Volvió el silencio hasta que el bebé comenzó a inquietarse y lloriquear. Lena no lloraba, gritaba y Frank se impacientaba, no sabía qué hacer y la movía de una manera poco delicada, en su rostro podía ver la desesperación.

— ¡Mierda!  ¿por qué llora? no le hice nada– murmuró

Me levanté rápidamente y me acerqué a él para ayudarlo, ya tenía suficiente en su cabeza como para agregar más estrés con un bebé que no hacía nada más que llorar.

— Mécela – puse mis manos en la pequeña espalda de Lena y la froté.

— ¿Cómo? – preguntó desesperado cuando el llanto se intensificaba.

— Pásamela – dije sin paciencia, no soportaba escuchar ese agudo llanto y no quería que él se estresara más de lo que estaba.

La tomé en mis brazos y la mecí suavemente, él me observó asombrado al ver que ella se callaba. Tomó de su pequeña mano que le apretaba un dedo fuertemente.

— Para ser tan pequeña es muy fuerte – solté una suave carcajada por su comentario – es linda, supongo – dijo dudando de lo que salía de su boca.

— ¿Lo dices como para ser un bebé? – reí

— Algo así – soltó una genuina risa y eso me llenó el corazón de alegría. — dentro de la belleza de los bebés supongo que es linda, no lo sé, no sé nada de bebés — sonreía y yo me derretía al verlo.

— ¿Cuándo tendrán sus propios bebés? Ya los puedo imaginar, se ven bien – Ray aparecía detrás de mi haciendo ese ridículo comentario.

— No seas estúpido – la suave expresión del rostro de Frank cambió por un ceño fruncido.

Frank me miró molesto sacudiendo su cabeza como si yo hubiese hecho ese comentario, y se alejó de nosotros para ir a ver que estaban haciendo todos

— ¿Qué tiene? ¿Qué dije?

— No estamos juntos con Frank – le expliqué pasándole a Lena de vuelta.

— ¡¿Qué?! – chilló fuerte que su hija comenzó a llorar.

— Eso, no estamos juntos, hace más de un mes...

— No tenía idea, pensé que sí, pero si ustedes... ayer yo los vi... ahora– se veía confundido, no parecía entender mucho.

Me encogí de hombros y vi a Frank pasar por la puerta, sin despedirse parecía marcharse.

— ¿Qué le dijeron? – Gerard apareció con su ceño fruncido.

— Nada – sentía que me defendía de alguna forma.

— No sabía que él y Lola no estaban juntos, sólo dije que ya podía ver cuando tuvieran sus propios bebes – respondía Ray.

— Pensé que fue algo peor, anda sensible. Se fue...

Frank tenía un temperamento cambiante, pero nunca había llegado a ese extremo de marcharse de un lugar por un simple comentario, normalmente habría bromeado con Ray, pero no, él no estaba bien.

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