A un mes de estar viviendo con Mikey, ya podía sacar conclusiones de nuestra convivencia.
Él pasaba mucho tiempo encerrado en su habitación escribiendo, y eso era debido a que trabajaba desde casa, lo hacía de manera freelance, y cuando no estaba en eso, iba a quedarse donde Sara. Comía poco, consumía mucho café, no le agraban los cereales, no cocinaba bien y adoraba los programas de remodelación de casas. No era callado pero tampoco muy conversador, pero notaba que disfrutaba las conversaciones largas, y no esas superficiales sobre temas poco relevantes.
Como compañero de departamento estaba bien, me daba el espacio que necesitaba y quizás mucho más que eso.
- ¿Nos vamos juntos o prefieres esperar a Frank? No me molesta lo que decidas - Mikey se movía por la sala de estar buscando algo.
- Uhm, creo que esperaré a Frankie, si no te molesta
- Está bien, iré a buscar a Sara -Vistió su chaqueta y salió del lugar, estaba nervioso porque Jo le había pedido ser el padrino del bebé.
Esa tarde de día sábado Ray y Jo tenían la celebración de revelación de genero de su futuro bebé... sinceramente pensaba que sólo existían los babyshowers, ¿Pero una fiesta para revelar el género de un bebé?
- No lo sé, pero me parece un poco ridículo - Frankie se quejó, me había pasado a buscar, y luego de la fiesta nos iríamos a su casa, me quedaría allá.
- ¡Ni lo digas! Lo he pensado desde que recibí esa invitación a mi correo, es que no será ¿mucho?
- ¡Lo sé! No le llevo nada de regalo, y por lo que veo tú tampoco, no creo que Ray se moleste
- Sólo es una fiesta para saber si es niño o niña, no creo que sea necesario un regalo.
La casa de Ray estaba adornada completamente por biberones, globos, lienzos entre otras cosas, todo de dos colores, rosa y celeste - ¡Bienvenidos! - decía Jo con una barriga de al menos unos siete meses
La saludamos, y Frank tomó de mi mano para desplazarnos por la sala de estar que estaba llena de gente que no conocía, probablemente amigos de ella, comían y bebían hablando entre ellos.
- ¡Ray! - lo saludamos alegremente, él se veía estresado. Nos ofreció unas cervezas y sólo yo acepté.
Estábamos "los de siempre" conversando entre nosotros hasta que Ray que fue a buscar una cerveza para mí, volvió con una chica. Era un poco alta, curvilínea, morena, tenía un afro de definidos risos, hermosa
- Ella es hermana de Jo, Amelie, ellos son Gerard, Frank, Lola, Sara y Mikey - la presentó.
Todos saludamos al unísono, pero era imposible no ver como los tres hombres sin contar a Ray la miraban casi boquiabiertos, porque era divina.
- Siento hacer esta pregunta, pero es que Jo es tan...- preguntó Gerard con su desbordante personalidad, casi guiñándole un ojo.
- ¿Pálida? ¿Pelirroja natural? - ella sonrió entretenida - Sí, lo sé, somos hermanas con diferente padre, soy afrodescendiente - explicó con una gran sonrisa.
- Eso lo explica todo - sonrió Frank.
Ella sacó una caja metálica, y de ahí tomó un cigarrillo que suavemente dejó en sus labios, vi como Frank y Gerard sacaban un encendedor al mismo tiempo ¿Qué mierda?, ambos idiotas sonriendo ampliamente.
Sara me dio una rápida mirada, y yo respiré hasta tres. ¿Qué era eso?
- No deberías fumar dentro de la casa - aconsejó Ray que aún estaba junto a nosotros.
- Oh, sí, gracias de todos modos - le sonrío a Gerard entregándole el encendedor.
- ¿Y qué haces? ¿Eres de acá? - Sara no se quedó indiferente frente a ella.
- Soy de todas partes, ahora estoy en Texas, pero fui de aquí alguna vez, pero no soporto el frío... este lugar es tan decadente - miró a su alrededor con cierto desdén.
- A mí me encanta New Jersey, no me imagino un lugar mejor - Frank arrugó su frente como si se hubiese ofendido.
- No lo discuto, no hay nada escrito en gustos, simplemente prefiero algo donde pueda alinear bien mis chakras, sentirme en armonía conmigo misma y la naturaleza, un lugar abierto, con...
- Lo entendimos - la cortó Ray de golpe - Vamos a ver a Jo, ya deberíamos partir el pastel.
Ambos caminaron hasta la cocina y miré seriamente a Frank, no había sido mucho lo que hizo pero esa clase de mirada la conocía.
- ¿Qué hice? - reía nerviosamente como si se excusara de como la había mirado.
- Ustedes, todos mirando a esa chica como si fuera un trozo de carne - regañó Sara a los tres.
- Soy vegetariano Sara...- respondió Frank
- Sabes lo que dice - agregué y nos largamos de ahí con mi amiga.
- Lola...- escuché su voz detrás de mí pero la ignoré.
No estaba realmente molesta, simplemente un poco celosa, es que Amelie era hermosa.
En la fiesta no sólo estábamos los amigos de ellos, sino también los padres de ambos, en una mesa de la sala de estar donde estaba la comida, llegó Amelie con un gran pastel.
- Cuando esto se parta, sabrán cual es el género del bebé ¿Están listos? - Amelie habló en un fuerte tono de voz para que todos escucháramos.
Con Sara bebíamos mirando de lejos.
De un momento a otro Jo y Ray partieron el pastel por el medio con un gran y afilado cuchillo, al separarlo un poco comenzaron a caer pequeños dulces de color rosa, sería una niña. Escuché como todos emocionados comentaban el género del futuro bebé, pero ahí seguíamos con Sara, en un rincón bebiendo aburridas de lo que todos comentaban, el tema del bebé nos parecía un poco tedioso.
De lejos mirábamos donde estaba Frank y Mikey quienes se reían junto a Gerard a carcajadas como unos adolescentes.
- Felicidades - me acerqué a Ray y Jo
- Gracias - respondieron ellos felices - será una pequeña Jo, no puedo estar más feliz - comentó Ray bastante emocionado.
Pastel, pequeños bocadillos, algunas cervezas y ver como Gerard coqueteaba con la hermana de Amelie, eso era lo más entretenido de la noche, ver cómo él intentaba seducirla era todo un espectáculo.
- Es muy joven para él, debe tener al menos unos diecinueve años - comentó Mikey mientras todos mirábamos en dirección hacia donde ellos estaban.
- Veinte a lo mucho, eso es casi pedofilia - Frank agregó mirándolos de lejos.
- Lola cumplió recién veintidós - rió. Sara
- Es diferente - se excusó algo extrañado.
- ¡No seas pesada! - reí por su comentario
- ¡Son sólo cinco años, lo haces ver como si fuera más de una década! - se defendió abrazándome pero me quedé rígida - ¡Lola! - se quejaba al no ver reacción mía
Sólo bromeaba, le sonreí y hundí mi cabeza en su cuello para luego besar su mejilla.
***
El mes de marzo llegó con mucho estrés, mis labores en la agencia, mezclado con trabajar para Gerard me estaba agotando. Llevaba trabajo a casa y eso me estaba matando lentamente, pero no todo era tan gris y negativo, ya que agradecía que llegara la primavera, aunque siguieran las lluvias durante todo el mes. De a poco podía ver como la nieve había desaparecido y unos pequeños brotes de hojas salían en los árboles, dándole vida a sus desnudas ramas. Aparte de eso... estaba Frank quien alegraba mis días, diariamente contaba las horas para verlo.
El penúltimo domingo de marzo me quedé sola en casa, Mikey había pasado la noche donde Sara, y como la madre de Frank había llegado del crucero donde trabajaba, prefería que él pasara ese fin de semana con ella, pero le había pedido que fuese esa tarde por un rato,ya que necesitaba "su ayuda".
Le había pedido a mi hermano si podía dejarme sola esa noche en el departamento, tenía algo que hacer con Frank, pero nunca especifiqué nada, quizás el dejó volar su imaginación... poco me importó.
Ya llevábamos tres meses de manera oficial como novios, y no quería seguir restringiendo ningún sentimiento.
Lo quería, lo quería más de lo que hubiese esperado, y aunque estaba consciente de que estaba a punto de hacer una de las cosas más cursis en mi vida, eso ya no me importaba.
Celebraría por primera vez nuestro aniversario, era veintidós de marzo y se habían cumplido tres meses desde que habíamos ido a cenar a casa de su madre, él se molestó y terminamos estacionados a unas cuadras de la casa de Linda porque él sin pensar le dijo que éramos novios. El acuerdo fue mutuo, desde ese momento ya no salíamos, éramos novios.
Me llevó más de dos horas hacer una cena, vegetariana obviamente, y una hora más para un postre, había estado todo el día cocinando y adornando todo. Quería ayuda, probablemente de Sara pero sabía que ella estaba con Mikey.
Frank se desocuparía a las siete de la casa de su mamá, me enviaría un mensaje cuando estuviese en la entrada del edificio.
"No sé por qué quieres que te espere acá abajo, pero ya llegué" - una ruidosa notificación, me avisaba que era él.
Tomé una bufanda y corrí a buscarlo, apreté persistentemente el botón para bajar. Al verlo me abalancé a él y lo besé repetidamente.
- No pensé que me extrañarías tanto, apenas nos vimos ayer - bromeó
- ¡Pesado! - pegué suavemente en su brazo y me incliné sobre él- Ven, deja ponerte eso.
Me miró extrañado, tenía una bufanda en mis manos y estaba a punto de tapar sus ojos- cincuenta sombras de Lola - bromeó con una sonrisa en sus labios.
- Oh sí, soy esa clase de millonario misógino que disfruta quitarle la virginidad a estudiantes universitarios, y tú eres mi sumiso del mes- solté una risita, simplemente porque estaba nerviosa.
- Lejos de la realidad, pero sólo quería fantasear - bromeó
- ¿Eso te gusta? - pregunté curiosa.
- No me molesta si quieres probar algo nuevo...
- Como meter un gran dildo por tu trasero, todo bien por mí, ojalá tenga un arnés - al pronunciar eso, podía ver como sus labios se retorcían.
- ¡Lola! Estás matando todo el misterio, ¿Lo sabes?
- Tú comenzaste - tomé su mano y subimos al ascensor.
- ¿De qué va todo esto?- quería quitarse la bufanda pero no lo dejé.
Sentí que mi estómago se revolvía de nerviosismo, respiré hondo al abrir la puerta, tomé de su cintura y mano, él daba pequeños pasitos. Me ubiqué detrás de él y saqué la bufanda.
¡Feliz aniversario! Señalaban unos globos, y unas guirnaldas colgaban del techo. Él estaba sorprendido al ver alrededor. Había preparado una cena romántica especialmente para él, sabía lo cursi que era pero ya nada importaba, si iba a serlo, lo sería en grande.
- ¿Aniversario? - me miró confundido, no esperaba que se acordara.
Suspiré hondo mientras él seguía de pie atónito, no entendía lo que estaba pasando.
- Durante los últimos meses te he dado diferentes regalos... y no sé si has notado la fecha en que te los doy - me miró como si intentara recordar algo
- Me diste una camiseta de franela el enero, y recuerdo que llegaste con un pastel pequeñito, de nutella, me gustó mucho... luego a unas semanas después de San Valentín me regalaste esas zapatillas... y también llegaste a casa con una caja de cupcakes. Sinceramente pensé que no te gustaba como me vestía, aún sospecho eso - soltó una risa aguda.
- ¿No recuerdas las fechas?- él negó con la cabeza - ¿No te da cuenta tampoco supongo?
- No, lo siento.
- Cada veintidós te daba algo... cada veintidós cumplíamos un mes, desde que formalizamos como novios...
- Pero eso fue para tu cumpleaños, que fue en navidad.
- No, no fue ahí, fue cuando fuimos donde tu mamá, y terminamos hablando de lo que había pasado en su casa cuando tu dijiste que yo era tu novia, y terminó siendo así...
Su cara parecía hacer todo el cálculo, se acercó a mí y me abrazó fuertemente - lo siento, no pensé que esas cosas te importaban, y yo... no creo ser muy bueno con las fechas, lo siento.
- Eso no importa, yo debí haber sido más clara, menos estúpida. Reprimo tanto a veces... que ya me cansé. Te quiero Frank, más de lo que hubiese imaginado en tan corto tiempo, y esto que estoy haciendo quizás te parezca ridículo, pero quería celebrarlo, hacer algo especial para ti, porque te lo mereces y... te quiero tanto - sentí como mi corazón se aceleraba en ese momento, me sentía vulnerable frente a él desnudando mis sentimientos.
En tres meses no había sido tan demostrativa como hubiese querido, pero era simplemente por miedo, por inseguridad. Aunque nunca es tarde y ya me había dado cuenta que estaba perdida con Frank, lo adoraba y no había vuelta atrás.
- Es lindo, no lo habría esperado - murmuró atónito, lo abracé tan fuerte que sentí que podría dejarlo sin respiración.
- Calentaré la cena, ponte cómodo - le sugerí sentarse en los cojines que había puesto en el suelo.
Quizás no había sido la mejor cena, pero había dedicado una gran parte del día a eso. Hasta había cocinado tofu, y quedó horriblemente duro, pero él comió todo el trozo sin protestar.
- Espera, ya vengo por el postre
El postre era lo más cursi del mundo, un pequeño pastel de chocolate con forma de corazón que decía F + L
- ¿Quién eres y que le hiciste a mi Lola? - él al verme llegar con ese pastel sentí una vergüenza horrible por lo cursi que era.
- ¿Tan pesada soy?
- Es que esto es tan dulce, no digo que no lo seas, pero has escrito nuestras iniciales... Me siento como si tuviera no lo sé... ¿diez años?- rió observando el pastel.
- ¿No te gustó? - inconscientemente hice un puchero, lo que menos quería era hacerlo sentir incómodo, o avergonzarme a mí misma.
- ¡No! Me encanta, incluso cuando aún no lo he probado, me gusta ver estos detalles, quiero decir... sé que te cuesta cocinar y esto, todo lo que has hecho desde los globos hasta la comida es genial. Es nuevo, me siento increíblemente mimado.
No podía comer más, y al parecer el tampoco. Nos habíamos acurrucado en el largo sillón, y él había depositado su cabeza en mi regazo, mis manos suavemente acariciaban su cabello con la yema de mis dedos. - Lo que hiciste fue muy lindo - susurró repentinamente.
- Está bien, pero aún tengo un regalo - delicadamente tomé su cabeza, y él se sentó.
Corrí a mi habitación, y tomé el vinilo que había comprado para él. Era el vinilo de Bright eyes, I'm Wide Awake, It's still morning. En ese disco salía la canción que había cantado en el karaoke para San Valentín.
Estaba envuelto en papel Kraft, él lo tomó y entusiasmado lo destrozó, dejando a la vista el sobre de vinilo.
- No sé si recuerdas esa canción del karaoke de...
- Montauk... El primer día de mi vida
- Sí, ese... yo creo que... - me costó hablar, estaba nerviosa, como si declarara todo mi amor a él - esa canción es lo que define lo que siento por ti.
Sonrió ampliamente - Sigo preguntándome ¿qué le hiciste a Lola? ¿Quién eres tú?
- ¿Tan mala soy como mi versión normal? - algo ofendida arrugué mi frente.
- No, no es eso, me gustan todas las versiones de Lola, es sólo que esta en especial es tan dulce.
Suspiré hondo asumiendo que sólo bromeaba, y me acerqué a él para besarlo - Lo único malo es que Mikey no tiene tocadiscos, tendrás que escucharlo hasta llegar a casa y no quiero que te vayas, quiero que pases la noche aquí, conmigo.
Con eso finalizamos nuestra noche de aniversario, y aunque repetidas veces bromeaba con qué había pasado con Lola y quién era yo... sabía que en el fondo era por un exceso de dulzura de mi parte, que siempre temía demostrar.