Drakhae [l.s]

Von _eversinceale_

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«Hubo un tiempo en el que no tenías miedo...» Saga Dragonscale #2 Han pasado seis años tras la batalla por el... Mehr

♛ d r a k h a e ♛
.♛ Introducción ♛.
.♛ p a r t e u n o ♛.
♕ 01: Imperio. ♕
♕ 02: Peligro. ♕
♕ 3: Padres del año. ♕
♕ 4: Lagartijas. ♕
♕ 5: Solelum. ♕
♕ 6: Ayuda. ♕
♕ 7: Extraño. ♕
♕ 8: Ambición. ♕
♕ 9: Incoherencias. ♕
♕ 10: Veredicto. ♕
♕ 11: Juego perdido. ♕
.♛ p a r t e d o s ♛.
♕ 13: Secuestro. ♕
♕14: Zheelya ♕
♕ 15: Explicaciones y Peticiones.♕
♕ 16: Trono. ♕
♕ 17: Zombie. ♕
♕ 18: Traición. ♕
♕ 19: Lealtad. ♕
♕ 20: Planes. ♕
♕ 21: Familia. ♕
♕ 22: Recompensa. ♕
.♛ p a r t e t r e s ♛.
♕ 23: Recuerdos. ♕
♕ 24: Gélida. ♕
♕ 25: Inquebrantable. ♕
♕ 26: Juicio. ♕
♕ 27: Frareh. ♕
♕ 28: Lazo. ♕
♕ 29: Hogar. ♕
♕ 30: Llamas. ♕
♕ 31: Fuego y sangre. ♕
♕ 32: Tormenta. ♕
♕ 33: Tiempo. ♕
♕ 34: Luz - FINAL. ♕
♛ Epílogo. ♛

♕ 12: Oscuridad. ♕

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Von _eversinceale_

Maratón 13K • Marzo 2020
3/3




Tras la cena de ese día, Harry había vuelto con los niños a su habitación para dormir.

Dejó que Louis hablara mientras caminaban a través de los pasillos casi oscuros del Krestum, con las antorchas iluminando de a poco su camino de suelos brillantes y muros sólidos. Los guardias los acompañaban como siempre y sus hijos, ya somnolientos, estaban a un paso de caer rendidos por el día.

Jaekhar iba de la mano de Harry, tallándose el ojo derecho en señal de sueño, bostezando a cada dos por tres. Louis llevaba a Daerys en brazos, el pequeño ya estaba dormitando sobre el hombro de su padre mientras este hablaba sobre que Nadine y Niall habían ya llegado con seguridad al norte. Harry escuchaba a su esposo hablar, e intentaba, con todas sus fuerzas, pegar atención a cada palabra que saliera de los labios de Louis... pero recordaba la forma en que la princesa Perrie se le había insinuado momentos atrás y sentía un espasmo desagradable recorrerle el cuerpo entero.

Se debatió en si debía decirle a Louis lo que había ocurrido.

Sabía que ya de por si, sabidos los puntos que su esposo tenía con los hermanos extranjeros eran malos, tenía por seguro que si le contaba lo que había ocurrido en la sala de estrategia, Louis explotaría de un momento a otro en ira... sabía lo personal que esto se pondría ahora, y no estaba muy seguro de qué medidas podría tomar el omega ante la revelación de Kargem.

También pensó en que ocurriría si no le dijera nada.

Al fin de cuentas, los extranjeros estarían fuera de Dragonscale al día siguiente, dejarían el Krestum y  el paso por las vidas de los Akgon se desvanecería en unas cuantas semanas. Si Harry optaba por no decirle nada a Louis, este no se molestaría, este no se estresaría más de lo debido, y haría todo esto más fácil.

Fue entonces cuando Kargem se debatió en qué hacer cuando Louis acompañó a los niños a la cama y Harry se quedó a la deriva en el centro de su habitación.

Pensó profundamente, cada idea, cada camino y salida se proyectó en su cabeza, intentando desesperadamente encontrar una solución; pero también pensó en la noche anterior cuando Louis estuvo todo tenso, nervioso y pálido. ¿Sería lo mejor guardarse eso solo para él? O lo correcto sería ¿contarle a Louis lo qué esa princesa había intentado hacer?

Estaba en un dilema, demasiado tenso, demasiado nervioso. Se sentó a la orilla de su cama y se pasó las manos por el cabello rizado, suspirando.

—Harry tenemos que hablar. —Louis habló de la nada y eso causó que el rey diera un respingo.

Kargem alzó la cabeza con rapidez y se encontró con el gesto serio de su esposo en la entrada de la habitación. Su cuerpo entero se tensó de golpe.

¿Acaso lo sabía ya? ¿Alguien se lo había dicho, un guardia, o la misma princesa Perrie en una búsqueda desesperada por quedarse? Harry sintió su boca secarse y un verdadero espasmo de miedo le recorrió la columna esperando lo peor.

—Yo... —el mayor se puso de pie e intentó acortar la distancia entre él y su esposo, pero Louis se abrazó a si mismo y rompió la expresión seria para darle paso a una mueca bañada en preocupación.

—Tuve una visión. —sentenció de golpe, con una voz aguda y débil que se tintaba por una pizca de angustia.

Harry se congeló. ¿Louis había visto lo qué pasó con Perrie en la sala de estrategia? Tragó saliva.

—U-una ¿visión..,?

El omega asintió lentamente, lo vió tragar saliva.

—Fue cuando fui con Niall a ver a Allenya... creo que ella... no esta solo enferma. —explicó mientras el abrazo propio que se daba se tensaba todavía más y sus bellos ojos azules se ristalizaban por las lágrimas.

¿Cuándo fueron a ver a Allenya...? Eso había sido recién terminado el almuerzo, antes de que Niall y Nadine dejaran el sur. Habían pasado casi doce horas tras eso... ¿Por qué habia esperado tanto para decirlo?

— ¿Qué ocurre? —pregunto ahora mas tenso. — ¿Qué fue lo que viste?

—No... no lo vi por completo. No sé que es exactamente lo qué pasó, pero esta vez fue diferente y-

— ¿Diferente?

—Si, —Louis lo miró con ojos llorosos. —Yo..., toqué un pedazo de pergamino y tuve una visión... completamente despierto.

Harry abrió la boca pero no encontró palabras por decir. Louis lo notó por lo que alargó su explicación.

—Todo se volvió borroso, y... era como... como si cada movimiento se desvaneciera como una nube. No era como las visiones que había tenido antes... no era una visión en realidad, era como un... recuerdo. Fue como si yo... —dijo dándose cuenta. —estuviera viendo el pasado.

— ¿Qué fue lo que viste?

—Allenya, en su habitación... fue la noche de tu cumpleaños, cuando soltaron los fuegos artificiales... se veía a través de la ventana.

— ¿Dónde estaba ella?

—Aquí, en el castillo, estaba en su alcoba. Fue como si estuviera pasando enfrente de mi, —siguió, hablando más rápido, más inquieto. —Estaba ella, sola... no había nadie más en la habitación. La puerta estaba cerrada desde adentro, y ella... buscaba entre sus cajones... parecía querer escribir algo, una especie de... mensaje o algo.

— ¿Un... mensaje?

—Si, parecia muy tensa y... y- cuando estuvo a unto de hacerlo, hubo un golpe en su puerta. Pero no era como si alguien estuviera tocando, fue... como si alguien... hubiera querido derribar la puerta.

El rizado se le quedó mirando con los ojos abiertos y la quijada un poco caída.

Louis no habia tenido una visión en años, no tras la guerra. Pensaron que había perdido aquel don, y realmente no le había importado, después de todo, Louis estaba demasiado ocupado cuidando de sus hijos y sonriendo contra el pecho de Harry como para preocuparse por algo más. Pero ahora... otra visión. ¿Qué significaba? ¿Quién buscaba a Allenya? ¿Por qué estaba en el castillo si se suponía que todos estaban festejando en Dorado?

—Alguien quiso hacerle daño, Harry... —dijo el omega de nuevo, con un hilo de voz que tenía tendencias a romperse en cualquier momento. —Pero... lo que no entendiendo es... por qué...

— ¿Y ella qué te dijo?

Louis arqueó las cejas y lo miro directo a los ojos.

—Allenya duerme, ella no esta consciente ahora.

—Pensé que... ¿tenía un resfriado?

—Es lo que todos creen, pero no es así... Según los doctores tiene fiebre, incluso Niall cree que estará mejor pronto pero no tiene sentido...

— ¿Se lo dijiste? —preguntó el rey. — ¿Lo qué viste?

Louis se congeló, pero segundos después comenzó a negar lentamente con la cabeza.

No... no sabía que era lo que estaba viendo, además, no tenía más información mas que una visión incompleta. Nadine tenía que volver al norte...

Harry asintió débilmente, pues entendía cómo funcionaban las visiones de Louis, como las había tenido, de vuelta en los tiempos de la guerra; cada vez serían más largas, cada vez tendría un panorama más expuesto para encontrarles sentido.

— ¿Fue todo lo que viste? —la preguntó el rizado a su esposo. Louis se había recargado contra el muro a sus espaldas y parecía diez veces más pequeño, diez veces más frágil y delicado.

—Si...

Harry iba a acercarse, lo abrazaría con fuerza y le diría que todo estaría bien. Cepillaría su cabello con sus dedos hasta que el omega se encontrara pacíficamente dormido entre sus brazos y durmieran por fin tras un largo, largo día.

Eso sería lo que haría en cualquier otro día, pero... si Louis le había dicho lo que habia visto, si Louis nunca le ocultaba nada a Harry... él tampoco debía hacerlo.

—Yo... tengo que decirte algo tambien.

Louis alzó la vista, secándose las lágrimas tensas que había acumulado dentro de sus ojos. El omega palideció ante el tono que Harry había usado para hablar.

— ¿Qué pasó?

—Primero ven aquí, parece que te vas a desmayar en cualquier momento... —sonrió el rizado, intentando aligerar un poco la tensión, incluso cuando sabía que lo que estaba a punto de decir iba a acabar con el último deje de estabilidad de su esposo por el día.

— ¿Está todo bien? —Louis caminó hasta Harry de manera dubitativa, sin romper el contacto de sus ojos mientras se movía con lentitud hacia su esposo y este lo guiaba hasta la orilla de la cama.

—Siéntate aqui, por favor... —dijo el mas alto, mientras el castaño cedía y se sentaba como Harry lo pedía. Miró a su esposo con exasperación.

—Harry.

—Escucha, Lou, sé que ambos hemos tenido días muy tensos últimamente, pero por favor, tranquilo, quiero que me escuches por completo...

— ¿Qué hiciste?

—No... no, yo no hice nada, es solo que... —Los ojos de Louis parecieron de repente dos glaciares. Su mirada fría le causó un espasmo a Harry que no le agradó en lo más mínimo y los músculos del rey se volvieron a tensar. Decidió ir por el camino directo y rápido. — ¿La princesa Perrie?

El gesto del omega se endureció, su quijada se tenso.

—Bueno ella... fue a hablar conmigo, en la sala de estrategia, ¿si? Y-

— ¿Qué fue lo qué hizo? —los ojos de Louis se oscurecieron, sus pequeñas y frágiles manos se apretaron en puños. Harry tuvo pánico.

—B-bueno ella... estaba actuando toda... extraña y yo, intenté ser educado, pero parecía tener otras intenciones y ella..., se acercó mucho y... ella quería... quería...

Louis se levantó de golpe.

—Espera, Louis, dije que me dejarás explicarte...

— ¿¡Qué es lo que ella quería?! —el omega se giró con los ojos escupiendo fuego, Harry trago saliva, intentó tomar la mano de Louis pero tampoco quería que se molestara más.

Una mirada en los ojos de Harry y supo a lo que se refería.

Ese había sido el colmo, la gota que derramó el vaso. Meterse con Gemma, meterse con él... pero ¿Con Harry? O al menos ¿Intentarlo? Eso había llevado al omega al límite.

—La quiero fuera, —dijo con un tono de voz bastante preocupante. Miraba a Harry con los ojos muy abiertos, como si la amenaza fuera para él, enojado, furioso como nunca antes, Louis parecía a punto de prenderse en llamas.

—Si, yo-

— ¡Quiero que se marche, no quiero verla aquí, no quiero que-!

—Lou, escúchame, por favor-

—Si la vuelvo a ver cerca de ti, si tan solo te mira, o respira cerca de ti, yo voy a tomar a Sihny y te juro que-

—Ella se irá mañana.

Louis se giró a verlo con brusquedad ante las palabras de sus esposo.

—Yo se lo ordené, yo... me enojé tanto como tú y-

—No parecías tan enojado.

— ¡Estaba preocupado por cómo lo tomarías!

— ¿¡Qué cómo lo tomaría!? —gritó exasperado. — ¡¡Una extranjera intentó seducir a mi esposo...!!

El omega caminó en círculos por la habitación, furioso, Harry lo admiraba desesperado por calmarlo.

—Yo no iba dejar que sucediera, te amo demasiado, ¿desconfiarías de mi?

—...¡¡Una extrajera que nunca me agradó y que ahora odio y quiero ver FUERA DE AQUÍ!!

— ¡Louis!

— ¿¡Qué!? —gritó el omega, deteniéndose de golpe.

—Estará fuera del castillo mañana, —explicó de nuevo, siendo lento, suave. —Yo se lo ordené. No iba dejar que nada pasara entre nosotros, cometió traición, no quiero verla aquí tampoco.

Louis lo miró durante varios segundos y Harry presenció cómo las llamas dentro de sus ojos poco a poco se iban extinguiendo. El rey se quedó quieto mientras el omega cerraba sus ojos por fin y suspiraba.

—Confías en mi, ¿verdad, Lou? —preguntó con voz trémula mientras los ojos azules de su esposo se abrían de nuevo.

—Harry, claro que confío en ti. —dijo ahora más calmado, pero se notaba completamente que seguía tenso.

—Pues bien, ella y su hermano se irán por la mañana. —sentenció. —Allenya estará bien y tú descubrirás lo que ocurrió, como siempre lo haces. Todo estará bien, estaremos bien ¿o no?

El omega suspiró de nuevo, ablandándose ante la suave voz de Harry y ese tono dulce que nunca fallaba con él. No tomó más de tres segundos para que Louis asintiera y agradeciera a todos los dioses que su esposo se acercara y lo envolviera en un abrazo tan necesitado.

El príncipe se sujetó con fuerza al cuerpo del rey, escondiendo su cabeza en su pecho e inhalando la esencia de su esposo. Se calmó de repente, recordando que ellos siempre encontraban la salida a todos sus problemas y que si, en efecto, estarían bien si se tenían el uno al otro.

Harry besó la punta de su cabeza y tras unos segundos, apretó el agarre antes de soltarlo un poco.

—Vamos, mon paret, vayamos a la cama, —sugirió Kargem mientras guiaba a su lindo esposo de vuelta. —Durmamos ahora, mañana sera un día menos estresante.

—Más te vale que ahora si tengas razón, —suspiró el omega mientras dejaba que Harry le dejara otro beso en la cien.

(...)

Louis se durmió contra el pecho de Harry, un lugar cálido y suave en donde se perdió en la intensa bruma del sueño.

Un sueño pacífico que lo arrullaba y lo mantenía preso de un merecido descanso; una noche más donde dormiría entre los brazos del hombre al que amaba más en el mundo, seguro, arropado, protegido...

Protegido de todo... menos de los sueños.

Los sueños que se convertían en visiones.

Louis se creía plenamente dormido cuando despertó por el frío, una muy baja temperatura que le congelaba los huesos, que le perturbaba su tan preciada paz...

Él frunció el ceño.

Porque cuando su cuerpo estuvo completamente despierto, y sus ojos se movían bajo sus párpados cerrados, notó a través de sus manos, sus hombros, su cintura y sus piernas..., que él no estaba durmiendo sobre su cama.

Fue ahí cuando abrió los ojos.

Louis se encontró entonces... en el los suelos de mármol del salón del trono. Rodeado de un frío intenso que guiaba una brisa invernal.

«¿Qué...?»

Supo de inmediato que era una visión pero aún así se sintió asustado, desconcertado... ansioso. Sabía que sus visiones nunca habían traído buenos augurios.

Era de noche, y todo se mostraba levemente borroso, oscuro y poco reconocible. Una luz pálida y azul bañaba de a poco las superficies de su alrededor, pero tan pronto sus ojos se comenzaron a acostumbrar a la falta de luz... retuvo la respiración.

Si, estaba en el salón del trono... pero muy poco quedaba de él.

El techo se había caído a pedazos, como si hubiera sido derribado a la fuerza; mostraba un cielo oscuro carente de estrellas y un abismo de muerte que hacía que Louis se sintiera pequeño, endeble, frágil y desolado. Las paredes del gran salón estaban destruidas por partes, oscurecidas por los bordes...

¿Fuego? El Krestum... ¿se había incendiado?

Louis se levantó poco a poco con sus antebrazos, quedando sentado sobre los pisos de mármol que lucían cuarteados, su triste reflejo deslizándose entre ondas como si fuera agua. Se giró a su alrededor y todo yacía destruido, oscuro... en ruinas.

Louis sintió una punzada en su pecho, el terror puro cuando enfocó en lugar donde yacían los tronos de oro... y se topó cuatro sillas deshechas por la estancia como si se hubieran derretido por el suelo.

«Harry...»

Louis se irguió, tan rápido como pudo y corrió hasta donde lo que había sido oro sólido... se transformó en charcos dorados que se amoldaron a los suelos en formas abstractas. Sus ojos azules siguiendo el camino del oro derramado y encontrándose con uno que otro ladrillo entre los escombros del castillo.

«Skyler» llamó con una voz lejana que no parecía la suya, pero como era de esperar... nadie respondió.

Sus lágrimas lo hicieron todo aún más borroso, una angustia inmensa se ciñó a su pecho y comenzó a arrancarle la respiración.

No sentía su cuerpo, sus piernas flaqueaban y eventualmente comenzó a trastabillar en su camino desesperado a encontrar a algo, a alguien.

No podía ser, no podría ser verdad... no el Krestum, no el sur, no su hogar.

El oro derramado, los tronos deshechos, el castillo de imperio más poderoso de poniente resumido a ruinas... Alguien había peleado con los Akgon... y habían ganado.

Y esos tronos... no se fundirían con un incendio cualquiera...

«¡HARRY!» gritó de nuevo, angustiado, preso completamente por el miedo.

¿Dónde estaba él, dónde estaban sus hijos? ¿Dónde estaba su familia?

Se habían... ido.

No.

No... no podía ser verdad, esto no era una visión, no podía serlo. Solo era una pesadilla, la peor que había tenido en su vida... si, tenía que serlo, porque nadie, en su sano juicio, pelearía con los Akgon, nadie jamás... enfrentaría a los dragones.

¿Verdad?

Nadie...

Nadie podría...

Luego escuchó el crujido de unas pisadas y el omega retuvo la respiración cuando se giró hacia atrás.

Entre todas las ruinas y escombros, en donde las puertas enormes de madera se resumían a cenizas y el resto del castillo derrotado se alzaba ante sus ojos... encontró la figura altiva de...

La princesa Perrie...

Su estómago se retorció, la furia coloreó instantáneamente su rostro de rojo y un grito entero de frustración se formó en la base de su garganta.

Debió haberlo sabido, tuvo que verlo antes... ella..., él nunca confío en ella, ella tenía la culpa, ella había causado todo, ella...

Ella...

¿Una mujer, común y corriente? ¿Una extranjera le había hecho eso al Krestum...? ¿Solo ella?

«¿¡Que eres!?» gritó, comenzó a dirigirse hasta la chica. Comenzando con pasos frágiles, luego con pisadas decididas. Louis no paró, no frenó, hasta que notó que estaba corriendo y Perrie lo miraba directo a los ojos hasta que Louis estuvo solo a unos centímetros.

Ella no se movía, no parecía tenerle miedo, no parecía perturbada ante la imagen del omega... tampoco parpadeó o mostró señales de estar respirando.

Y Louis la admiró..., tan bella, tan pura. Con un rostro esculpido a mano, con un cabello dorado y torcido en bucles. Con una figura imponente y una belleza enorme desbordándose de cada centímetro de piel blanquecina. El omega frunció el ceño, pero no apartó sus ojos de los de ella...

Azules, como el mar, azules como el cielo en verano... azules... con una pizca de dorado.

No. Un haz dorado... un... brillo tan... inusual.

Un brillo que se le hacía... vagamente familiar. Si. Louis lo había visto antes, en un par de ojos en particular. Lo recuerda porque tan pronto cuando supo qué significaba... no se le borró de la cabeza nunca.

Ese haz dorado lo había visto el día en que conoció a Zayn Malik... un tipo de brillo que habría pasado por alto si lo hubiera encontrado en la mirada de Akraham... pero no, este un tipo de brillo que en algunos libros se le asociaba con...

La magia.

Zayn... él... él no estaba muerto, no había desaparecido tras la guerra. Él estaba vivo. Miraba a través de una ventana en dirección al mar. Él no estaba en Goré...

Pero estaba vivo...

Con ojos brillantes, un haz dorado por...

La hechicería.

Él era un brujo.

Con ese brillo que se denotaba no solo en sus ojos, si no en su piel. Los... "poseedores del pecado" brillaban ante los ojos de un hombre inocente. Quienes practicaban la magia irían a la tierra de la oscuridad, y la magia había levantado a los caminantes blancos... lo leyó el día en que supo cómo matarlos.

Louis nunca lo había pesando hasta ese mismo momento...

Perrie era... una bruja.

Ahora todo tomaba sentido.

En cuánto lo entendió, la imagen de Perrie se desvaneció frente a él, de deshizo en mil pedazos y apareció más al fondo de los pasillos. Sonreía, como si supiera lo mucho que Louis ahora quería deshacerse de ella; él omega corrió en su dirección...., pero se desvaneció de nuevo.

Apareció a la izquierda.

Fue tras de ella de nuevo, pero volvió a evaporarse. Luego a su derecha y luego atrás. Louis se mantuvo trastabillando en el mismo lugar, dando círculos mientras ella aparecía en cada lado, mil réplicas de su figura a su alrededor, arriba, abajo, a lado, a cualquier lado... todas mirándolo con un par de ojos dorados que brillaban como el sol.

La respiración del omega se volvió entrecortada y mientras se giraba para admirar a cada una de ellas a su alrededor... se percató de que estaban en los jardines del castillo. Cada rosal, cada arbusto y fuente... resumido a cenizas. Hojas quemadas, ramas calcinadas, los muros de el preciado Krestum de los Akgon estaban derrumbados...

Y Perrie se reía.

Ella... ella había venido por el castillo, había venido por el trono... por la corona.

«Harry...»

Ella se reía, cada vez más fuerte. Carcajadas ensordecedoras que lo rodeaban como un aura de la que no podía deshacerse. Todo en su cabeza le daba vueltas, todo intentaba aclarase pero el ruido no le dejaba.

Pensó en Gemma y el brazalete que se rompió aquella noche que le gritó a su hermano.

Era uno de los brazaletes que llevaba Perrie... magia.

Pensó en Allenya, intentado escribirle un mensaje y fallado en el intento... ¿habría sido Perrie quien la durmió?

¿De verdad existían unas tierras en peligro en Ali, o solo habría sido un tipo de trampa para deshacerse de los soldados del sur?

¿Seducir a Harry...? ¿Para qué, si ella quería deshacerse de ellos, por qué intentar atraerlo a él?

Las carcajadas seguían golpeando cada pared de su cabeza y aunque había puesto amabas manos contra sus oídos, el ruido comenzaba a generarle un intenso dolor de cabeza que le hacía querer gritar. Así que lo hizo.

Louis gritó y de pronto la ilusión de tantos clones de la rubia se evaporaron como humo. El lo miró todo con ojos asustados, la ansiedad derramándose sobre él como una pesada lluvia, una tormenta con rayos y granizo que lo mantenían congelado.

El miedo... el miedo reverberando por su cuerpo.

Luego la encontró de nuevo, no muy lejos, no muy cerca.

Perrie lo miraba con una sonrisa que le inquietaba tanto...

Louis intentó retroceder, pero entonces ella negó con la cabeza, un movimiento que erizó la piel del omega en su totalidad. El mundo se detuvo cuando ella alzó su antebrazo llena de brazaletes y los pliegues de las mangas en su vestido púrpura, se doblaron, cayendo al rededor de su muñeca cuando entre sus dedos, apareció una pequeña figurilla de arcilla...

Una de las figurillas con las que sus hijos jugaban.

Jaekhar.

Daerys.

«No. De todas las cosas...

No.

No... ¡¡No, ellos no!!»

Perrie apretó la figurilla hasta que la hizo pedazos entre sus dedos.

El corazón de Louis casi se paró y cuando intentó huir, él cayó al suelo, pero no se golpeó con nada, no dejó de caer, no dejó de sumirse en la oscuridad.

Y lo único que gritaba, era el nombre de sus hijos.

Pero ella seguía riendo...

(...)

Despertó entre gritos y respiraciones agitadas.

Su cuerpo entero estaba en combustión, daba patadas y sus manos intentaban apartar la oscuridad como si fuera algo sólido a su alrededor. Lágrimas incontrolables corrían por sus mejillas mientras gritaba palabras ininteligibles, y algo lo rodeaba, algo lo intenaba retener, y él buscaba con todas sus fuerzas deshacerse de ello, pero no veía, él no veía nada...

— ¡¡LOUIS!! —saltó una voz que si al principio no logró calmarlo, lo hizo ahora, por qué la reconocía. Y no era ella, no se reía, no era ella...

El omega abrió los ojos, boqueó por aire, intentó buscar algo a lo que sujetarse, dejar de caer, sostenerse a lo único que le salvaría de la muerte, de la oscuridad, de ella...

Y encontró unos fuertes brazos ceñidos a su cintura, a su espalda. Unas manos grandes que lo tomaban con fuerza y delicadeza a la vez. Con su fuerte olor inundando sus fosas nasales y calmando al menos una parte de su ansiedad... Louis había abierto sus ojos y se encontró con las pupilas verde oliva que habrían calmado su angustia, su pena, su dolor.

Y era su hogar.

Harry lo miraba el pánico ardiendo a través de su gesto preocupado, el cabello esponjado y desordenado, los rizos cayendo por su frente mientras revisaba el resto de Louis.

En cama.

En su habitación.

Despertando de su sueño... ¿Una visión?... ¿o una pesadilla?

—Harry —gimió en busca de consuelo; se abrazó con fuerza ante su esposo, la calidez familiar lo recorrió de un momento a otro y él... ya no estaba cayendo, ya no la oía reír, está bien, estaba a salvo.

—Louis, ¿qué soñaste, estás bien? —Harry lo apretó contra su pecho. Lo besó en la punta de la cabeza, en las cienes, en las mejillas, sobre la nariz y sobre la mandíbula. —Lou, Lou, cálmate, respira, por favor.

Él ya no la oía, Louis estaba en casa. Él estaba bien, Harry estaba a salvo. Ella no estaba ahí, ella ya no se reía... no se reía...

—Harry... —Louis estaba llorando, sosteniéndose de manera desesperada a su esposo como si este fuera a desvanecerse como las miles de figuras de a aquella chica. Su respiración agitada chocaba contra el cuello de Harry y se sentía a sí mismo bañado en sudor, con sus articulaciones y músculos tensos, su cerebro dentro de su cabeza intentando salir de esta. No dejaría de sostener a Harry, no lo soltaría, no ahora, no nunca, ella no estaba allí, ella no le haría daño.

Él ya no la escuchaba reírse...

Ya no...

—Louis, ¿qué pasó? ¿Qué fue lo que viste? —preguntó de nuevo, Harry estaba frenético.

El omega negó con la cabeza, las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos, el shock circulando por sus venas, sus pulmones jalando y expulsando aire de manera vertiginosa, la tensión reteniendo su alma quieta y su mente saturada.

«Vi nuestro hogar en ruinas. Vi tu trono deshecho, todo era oscuro, ella nos quiere hacer daño...» pensó, pero no fue capaz de decirlo, su boca no le respondía, sus brazos y piernas tampoco.

—Louis, ¿Necesitas un doctor? ¿Quieres qué vaya por ayuda...?

El omega negó apresuradamente.

Estaría bien, solo tenía que recuperarse del susto, del miedo que lo retenía como prisionero de su propia mente. Estaría bien, así como Harry se lo dijo, así como él no podía haber tenido una visión. Fue solo una pesadilla, ella no le haría nada a Harry, no le haría nada al castillo, no le haría nada a...

Sus hijos.

La figurilla de arcilla.

El corazón de Louis se saltó un latido.

— ¿Qué? —preguntó Harry, estresado, inquieto, rogando por una respuesta. Louis lo estaba llevando al límite de la angustia. — ¿Qué sucede, qué pasa... qué viste?

El cuerpo del omega se puso en marcha sin más reproches. Y no se sentía a sí mismo, pero se movía, y se alejaba de los brazos de su esposo y casi tropezó al borde de su cama, pero se mantuvo de pie al tomarse de unos de los postes.

Intentó llamar, intentó gritar, pero la voz no le salía de la garganta.

Harry se apresuró a sostenerlo, pero Louis solo corrió por los fríos suelos de mármol; su corazón latiendo de manera desbocada, el alma soltándole espasmos dentro de su cuerpo. Su piel erizada, el miedo intentando retenerlo, pero su angustia ahora era más grande... él solo caminó a través de la alcoba y recorrió el pasillo hasta la habitación de sus hijos.

Harry le seguía desde atrás, igual de pálido, igual de aterrado...

Louis entró y se frenó debido al terror...

La ventana estaba abierta y en la cama... solo había un puñado de mantas.

Jaekhar no estaba ahí. Daerys tampoco...

Sus hijos, sus bebés... se los llevó.

El mundo le comenzó a dar giros y giros, y el pecho le punzó de una manera horrible.

— ¿Jaekhar? —exclamó Harry, se acercó a la cama y comenzó a revolver las sábanas. — ¿¡Daerys!?

Las piernas de Louis finalmente colapsaron y de un alarido de dolor, Louis cayó al suelo.

Harry se asomo por la ventana.

—Lou..., —gimió Kargem, lo miró por unos segundos antes de regresar a la cuna vacía. —¡¡Jaekhar, Daerys!!

Louis se soltó a llorar y todo su cuerpo se sintió fallar. Apretó sus piernas contra su pecho y se abrazó a sí mismo mientras miraba las camas vacías de sus hijos...

PRAKHANE! —gritó Kargem con una voz pontente que nació desde el fondo de su estómago.

Louis comenzó a ver todo borroso por momentos debido a el llanto incontrolable saliendo en forma de sollozos y lágrimas pesadas. Harry lo miró y se acercó a él de un momento a otro, abrazó a su esposo con fuerza cuando por el pasillo, entraron tres guardias dorados con las espadas desenfundadas liderados por Ser Isaak.

—Kargem —saludaron los tres guardias dorados a la vez cuando los miraron en el suelo, el príncipe Louis llorando desconsoladamente entre los brazos del rey.

Ser Isaak se congeló cuando admiró la cama de los niños y la ventana abierta.

Harry alzó la cabeza con el rostro rojo de la furia, los ojos critalizados por las lágrimas:

Nadhee otreh le prakhane, [Despierten a todos los guardias.] —soltó con la voz gangosa. —Rahbazdy mon sakhe. [encuentren a mis hijos.]

Los guardias palidecieron, pero acataron la orden de inmediato saliendo con premura y sin rechistar.

Dake Kargem —asintieron y corrieron fuera de la habitación para dar la orden.

No pasaron muchos segundos para que el resto del castillo se pusiera en marcha y las antorchas de todo el lugar se encendieran.

Comandos en Vehstry fueron gritados a través de la fortaleza y el sonido de las armaduras y las espadas desenfundarse, rondaron los pasillos.

Los dragones rugieron a las afueras del Krestum...

Se habían metido con el imperio más poderoso de poniente.

///

3/3

AHORA... ES PERSONAL, PERRIE.

Dios. Gracias por haber venido al final de la primera parte de DRAKHAE!!!!

Omg omg omg omg! Gente estoy muy contenta de cómo va este libro! Recién cambie de planes, espero que ustede les haya gustado el producto final tanto como a mi! 🥰

Primero que nada, gracias a cada alma que lea el libro, es un honor para mi contar con sus lecturas.

Otra vez llegue antes xd nunca respeto mis cuentas regresivas. Perdón Xdddd
Anyway! Feliz viernes trece. Feliz viernes de Heartbreak Weather!

¿Que esperar ahora? Parte dos de drakhae, cuando, pronto. Muy pronto.... nombre? Será "Prófugos" uwu y sabremos, que pasará ahora con nuestra GRAN VILLANA, Perrie (quien me la insulte, no recibirá NUNCA JAMÁS dedicación, es un PERSONAJE, los iré anotando en una lista negra. Primer aviso!) qué pasa con mis niños preferidos, qué pasa con Zayn... con liam... uwu.

Y ufff, SE VIENE, MON LEDRATH!

Un abrazo y comenten aquí, su parte fav del maratón:

Comenten aquí para dedicación:

Con amor, Kargem Ake.

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