Drakhae [l.s]

By _eversinceale_

811K 84.1K 391K

«Hubo un tiempo en el que no tenías miedo...» Saga Dragonscale #2 Han pasado seis años tras la batalla por el... More

♛ d r a k h a e ♛
.♛ Introducción ♛.
.♛ p a r t e u n o ♛.
♕ 01: Imperio. ♕
♕ 02: Peligro. ♕
♕ 3: Padres del año. ♕
♕ 4: Lagartijas. ♕
♕ 6: Ayuda. ♕
♕ 7: Extraño. ♕
♕ 8: Ambición. ♕
♕ 9: Incoherencias. ♕
♕ 10: Veredicto. ♕
♕ 11: Juego perdido. ♕
♕ 12: Oscuridad. ♕
.♛ p a r t e d o s ♛.
♕ 13: Secuestro. ♕
♕14: Zheelya ♕
♕ 15: Explicaciones y Peticiones.♕
♕ 16: Trono. ♕
♕ 17: Zombie. ♕
♕ 18: Traición. ♕
♕ 19: Lealtad. ♕
♕ 20: Planes. ♕
♕ 21: Familia. ♕
♕ 22: Recompensa. ♕
.♛ p a r t e t r e s ♛.
♕ 23: Recuerdos. ♕
♕ 24: Gélida. ♕
♕ 25: Inquebrantable. ♕
♕ 26: Juicio. ♕
♕ 27: Frareh. ♕
♕ 28: Lazo. ♕
♕ 29: Hogar. ♕
♕ 30: Llamas. ♕
♕ 31: Fuego y sangre. ♕
♕ 32: Tormenta. ♕
♕ 33: Tiempo. ♕
♕ 34: Luz - FINAL. ♕
♛ Epílogo. ♛

♕ 5: Solelum. ♕

40.3K 2.5K 15.3K
By _eversinceale_

Dedicado a:

💛 AAmeSaGa 💛
💛 LiaaGomezz 💛



Harry inventó una excusa y dejó un recado para el maestro de moneda antes de salir de la mano de su esposo por las puertas principales del Krestum.

Dejó a sus guardias encargados de sus hijos y pidió que mantuvieran todo en orden -o al menos la mayoría-, mientras él se ausentaba por un par de horas, a lo que la prakhane dorada de Kargem aceptó sin rechistar. Dejando que Harry casi corriera de la mano del omega en dirección a la explanada de dragones.

Entre risas y mejillas ruborizadas, llegaron a la superficie rocosa y poco uniforme en donde los dragones reales solían pasar la mayor parte de su tiempo cuando no estaban volando o cazando. Pero, para su buena suerte, no muy lejos, una cola blanquecina se hallaba entre unas rocas, guiando al resto de un cuerpo que nunca dejaba de crecer, cubierto en escamas de color hueso y con pequeños detalles en dorado.

Hace unos años, cuando Louis había llegado al sur, lo reconoció como una de las bestias más grandes que había en Dragonscale. Meses después lo vio en batalla, abriendo sus fauces para derramar fuego a través de la guerra y sintió mucho más respeto por él. Aún así, ese siempre sería quien lo había llevado a conocer Vulkam por primera vez. Había sido la primera criatura que habia bajado la cabeza para ser tocado por él, un extranjero, un príncipe omega del norte que pensaba solo haber venido al sur para trazar una alianza con los Akgon.

Pero ahora, años tras ese momento, se hallaba dos, tres, cuatro veces más grande de lo que era. Tan imponente, tan bello y extremadamente intimidante. Se giró ante ellos con brusquedad antes de reconocer su olor y mostrarse dócil solo frente a ellos.

—Hante Reikon, —saludó el omega mientras la bestia se acercaba y se dejaba acariciar por las suaves manos del príncipe. Siempre respetuoso bajo su toque.

— ¿Dónde habías estado? —preguntó Harry en un perfecto vhestry. —Tenía días que no te veía, ¿acaso te aburres del sur?

Louis sonrió mientras Harry acariciaba con afecto al dragón, la bestia brillaba como el oro bajo los directos rayos de sol que proyectaba los días de invierno. Y mientras Kargem mimaba más a la criatura, el omega se alejó con una tierna sonrisa en sus labios. Se volvió ante los bordes de la explanada, a donde el risco de aquella montaña resguarda a muchos mas dragones reales que iban y venían a casa. Los ojos azules de Louis se perdieron en el cielo mientras buscaba con la mirada.

Sihny! —gritó a través del viento frío, su capa ondeando detrás de él mientas el eco de su voz aguda reboteaba en las montañas y a sus alrededores.

Pero nada.

Hubo silencio durante un largo rato y no parecía haber respuesta alguna. Apretó la mandíbula, Harry quedándose expectante desde su lugar con Reikon, antes de que Louis gritara otra vez.

Pero a mitad del segundo llamado, desde las profundidad del risco, un par de alas se alzaron frente al oomega, que retrocedió en cuánto la fuerte brisa lo bañó entero. La enorme cabeza apareció brevemente antes sus ojos mientras el dragon se alzaba en vuelo y daba una vuelta sobre la explanada para aterrizar no muy lejos de Kargem.

Reikon le soltó un rugido, que no era para nada una actitud hostil, si no, una señal de familiaridad entre ellos.

El dragón se quedó expectante ante Louis.

No eran tan grande como Reikon, pero quizás igual de imponente y hermoso. Sihny, un dragón de escamas azul eléctrico, que brillaba entre destellos plateados bajo la luz del sol. Tenía alas un poco dañadas, y una que otra herida a traves del cuerpo, pues este había sido uno de los dragones reales que habia ido a la guerra..., pero no solo eso.

Esta era la criatura que atrapó a un débil omega que caía a velocidad vertiginosa hacia la batalla. Louis habría muerto aquel día si este dragón no lo hubiera alcanzado. Y fue el mismo que llevó al príncipe de vuelta a los brazos de Kargem una vez que habían ganado la lucha contra los caminantes blancos.

Cuando Louis se recuperó, lo suficiente entre el embarazo de su primer hijo, salió a la explanada de dragones solo para encontrarse con este dragón que no parecía alejarse del Krestum. Louis sintió lo que solo había sentido con alguien antes: la amistad incondicional entre una criatura y él. Ollie en el norte, había sido el único ser vivo que lo quiso sin preámbulos cuando Jacob se lo tendió en su cumpleaños, un cachorro preciosos de pelo rojizo corriendo ante sus brazos. Y ahora..., esto no se comparaba con lo pequeño y tierno que Ollie fue en ese momento, ahora era un dragón adulto de inmensas alas y cuernos feroces que se lo habría podido tragar de un solo bocado, pero al final del día, la sensación era la misma, y le recorría el cuerpo dejándole un espasmo agradable por el pecho.

Lo nombró poco después, así como, tras el nacimiento de Jaekhar, tomó un par de clases de la mano de la mismísima Skyler, que era todo menos delicada cuando enseñaba o intentaba ir lento para un alma frágil como lo es Louis. La princesa Akgon lo enseñó como, según ella, había sido instruida por su abuelo cuando sus dragones fueron lo suficientemente grandes para ser montados por los tres primos de oro.

Louis creyó que, por ser un extranjero y técnicamente, el primero en poseer la capacidad de montar uno de ellos, Skyler sería un poco comprensiva..., no que lo echaría a su suerte mientras volaba de manera intrépida con su propio dragón, Drahvo, la temible bestia de naranja radiante que gruñía mucho mas fuerte que el resto de los dragones reales.

Aún así, Louis lo logró.

Eventualmente fue tomando más práctica con los años y había demostrado ser un estudiante prometedor. Aprendió de Gemma -una maestra mucho más eficaz- los comandos básicos en Vehstry, y aunque pasó semanas intentando dominar la naturalidad del acento brusco y complicado, Harry se hinchó de orgullo cuando su príncipe logró sonar como un nativo poco después.

Sihny signficaba azul..., Harry se lo dijo, cuando Louis notó que probablemente su dragón debería llevar un nombre. Kargem apuntó una serie de razones por las que era un buen nombre, entre las tantas estaban sus ojos, el color de la casa de los Tomlinson y meramente, el tono del dragon. Louis estuvo de acuerdo, era lógico y mil veces más fácil de pronunciar que los cientos de nombres que Skyler le soltó en un complicado acento Vehstry solo con saña, esperando que Louis tuviera problemas con la pronunciación.

Aún así, ahora Louis Tomlinon tenía un dragón y era precioso.

— ¿Crees qué el tuyo sea tan rápido como Reikon? —preguntó el rey, usando ese tono divertido que tanto le gustaba a Louis. Supo las intenciones de las palabras de su esposo en cuánto las dijo.

—El mío puede ser incluso más rápido que Reikon. —Contestó con orgullo mientras pasaba sus pequeñas manos por las escamas del dragón.

—Sabes que esa es una mentira vil, lo cual es raro, porque te la pasas diciéndole a nuestros hijos que no lo hagan.

—Oh no, Kargem, yo en realidad puedo probarlo, si usted me deja. —retó de manera elegante mientras profesaba una reverencia llena de sorna. Harry se rió, encantado.

—Reto aceptado, mon paret. Será para mi un honor hacer una carrera contra usted. —Harry imitó la reverencia de manera más exagerada mientras daba la indicación a Reikon para dejarlo subir.

Louis no perdió más tiempo, trepó a traves de las escamas y de un momento a otro, estaba acomodándose sobre el lomo de su dragón.

El día se tornaba pálido, la ventisca pareció hacerse un poco más helada: no había nubes en el cielo y el día seguía avanzando. Kargem y el príncipe se vieron el uno al otro sobre sus dragones, con miradas socarronas y orgullosas entre sus gestos. Y aunque Louis y Harry fueran un par de adultos hechos y derechos, casados y con hijos, habían momentos de debilidad en donde la infantilidad gobernaba sus vidas.

— ¿Cuál es la meta, Kargem? —preguntó el omega mientras acariciaba a su dragón.

El rey pareció pensárselo durante unos segundos y miró al cielo con los ojos entrecerrados. El viento contra sus rizos, el cuerpo fuerte y tonificado bajo el traje que llevaba ese día. Una hermosa sonrisa decoró sus labios y Louis casi pudo haber soltado un suspiro enamorado cuando su esposo lo miró.

—Vulkam. —apuntó el rey, mientras una sonrisa juguetona se hacia en el rostro del príncipe. Estuvo de acuerdo.

—Bien.

— ¿Qué obtendrá el ganador? —preguntó Kargem con una sornisita que denotaba picardía.

—Lo discutiremos cuando llegue yo primero. —Louis le guiñó con el ojo y de un momento a otro su dragón estaba preparado para salir volando. —Autemm, Sihny!

El dragón azul del príncipe se alzó en vuelo tras un gruñido y Harry intentó no sonreír como un bobo mientras daba el mismo comando a Reikon, quien se precipitó sobre los cielos para seguir a Louis.

Ambos se perdieron entre las nubes.

(...)

Louis era buen aprendiz, siempre inteligente y astuto, aprender a volar su propio dragón no le resultó tan difícil. Aún así, él seguía siendo un extranjero, y no podía competir con Harry, el Akgon que había nacido destinado para gobernar la tierra de dragones. Y claro, antes de que Louis llegara y cayera en la vida del rey como un meteorito, derrumbando todos sus esquemas, el rizado pasaba el noventa por ciento de sus días volando al rededor del sur.

Y por mucho que Louis aprendiera cada vez más de su esposo, Harry siempre tenía un truco bajo la manga.

Así es como había conseguido ganar aquella carrera en los cielos. Louis llegó al risco de una de las montañas de Vulkam, para cuando Kargem ya estaba en tierra firme, recostado con los brazos cruzados detrás de su cabeza, sobre la hierba verde y esponjosa, sus piernas cruzadas sobre una roca.

Louis bufó audiblemente cuando Sihny finalmente aterrizó pocos metros junto a Reikon. Rodó los ojos cuando Harry lo miró con una sonrisa triunfal, los párpados caídos y la luz punzante del sol proyectaba mechones dorados entre sus rizos. Louis se apresuró a bajar.

—Entonces ¿qué obtendrá el ganador?  —preguntó Harry, orgulloso por su victoria, sin moverse de su pose de chulo. Louis se aproximaba ante él con los brazos cruzados.

—El ganador pasa una semana entera sin bañar a los niños. —contestó el omega, deteniéndose de pie frente a sus esposo, mirándolo desde arriba.

Harry abrió la boca y frunció el ceño, en una mueca de completa indignación.

— ¡Eso no es justo! —exclamó mientras Louis luchaba por no reírse en su cara.

— ¿Qué esperabas, amor? —dijo el omega en un tono serio tintado de sarcasmo y socarronería. —Hiciste trampa porque yo-

Sin previo aviso, Harry se lanzó contra las piernas de Louis y envolvió la cintura del omega para atraerlo a su regazo. Este dio un respingo cuando se encontró sentado y aprisionado entre los brazos de su esposo, pero una enorme sonrisa nació entre sus labios y se giró rápidamente ante su rostro para atrapar los ojos verdes que lo miraban con cariño infinito.

— ¿Yo hice trampa? Tú fuiste el que saliste primero, sin aviso —murmuró en una voz baja y grave contra el oído del omega. El suspiro cálido de sus labios causó un espasmo en su esposo.

—No tienes pruebas que puedan inculparme —exclamó el castaño. Harry se rió, acercando a Louis más a su pecho.

—Bueno, independientemente de quién ganó o no, ese no puede ser el premio.

— ¿No? —preguntó el omega. — ¿Que recompensa sugiere, Kargem?

Una sola mirada en los ojos del rizado le vasto para entender.

—Ven aquí. —le pidió a su esposo, tomándolo de sus manos para ayudarlo a ponerse a horcadas sobre su regazo. Louis obedeció de buena manera, pasando sus piernas a cada lado de los muslos del mayor, sin tardarse en rodear sus brazos al cuello  y apegarse a su rostro.

Harry eliminó la distancia entre ellos y dejó un casto beso sobre los labios del omega. Apegó su frente a la de Louis.

— ¿Recuerdas la primera vez que vinimos aquí? —preguntó en un tono bajo, ambos tenían los ojos cerrados.

Louis sonrió.

—Si.

—Éramos dos príncipes inexpertos, ingenuos. —comentó Kargem. —Hablábamos de cómo iba a sacarte de fiesta antes de que regresaras al norte. ¿Recuerdas eso?

Louis se rió y sintió como Harry dejaba besitos alrededor de sus pómulos, su rostro calentándose bajo sus mimos.

—Recuerdo cada pequeña parte sobre ese día, en realidad. —dijo lento, suave, bajito entre la cercanía de sus rostros. —Fue el día en que me llevaste a la festhe. Cuando bailamos en las calles y miramos los fuegos artificiales en la playa.

Harry sonrió, perdido en la bruma de los recuerdos, apegándose a su esposo, recordando cada momento dorado de su vida en el que encontró el amor.

—Fue el día en que me besaste por primera vez. —dijo antes de guiar sus labios hasta los de Harry y hacerlos colisionar suavemente.

Harry abrazó a Louis por la espalda baja y lo apegó lo más posible a su pecho mientras su tierno beso se tornaba aún más profundo, con los rostros de ambos girándose levemente para lograr llegar cerca. Imposiblemente más cerca.

Louis tenía las manos sobre el rostro de su esposo, sus dedos cepillando suavemente el mentón de Harry, raspando débilmente la tenue barba que decoraba su piel un par de días después de afeitarse. Eso era un leve recordatorio de cómo su joven rey se hacía mayor y eso, en vez de mostrarse como un efecto negativo en su esposo, le era muchísimo más reconfortante. Le gustaba como los años dejaban en Harry más experiencia, como lo hacían más sabio e intimidante. Como su gente parecía respetarlo más a través de los meses y como sus decisiones eran más acertadas.

Pero sobre todas esas cosas...,

Louis amaba como Harry mejoraba con su toque, la delicada presión que ejercían sus manos sobre los puntos más indicados. Como parecía conocer cada día con más certeza, cada centímetro del cuerpo del omega, como si fuera el suyo mismo. Como entendía cada gesto de Louis, cada frase o cada mirada que le profesaba.

Con el tiempo, Harry conocía más y más a su esposo, incluso tras años de dormir en la misma cama, entrelazados bajo las sábanas, pues siempre había algo nuevo que descubrir y decirse el uno al otro.

Y no es que rechazara por completo la imagen del joven Harry en su cabeza, no, en absoluto; amaba cada faceta de su esposo, incluso aquellas que nunca conoció y solo podía imaginar tras relatos de su madre o hermana, tiempos en donde el rey de Goré aún era un niño rebelde y orgulloso que violaba cada regla que su padre le ponía... Pero le agradaba mucho más en la versión que Harry se convertía día con día, semana a semana, mes tras mes, en una mejor versión de si mismo, siempre puliendo la persona que era y adaptando un porte bastante más respetable, más interesante, más atractiva...

Louis suspiró a mitad de uno de los besos de Harry e hizo que este riera maravillado.

— ¿En qué estás pensando? —le preguntó Kargem de manera  divertida mientras paseaba sus manos sobre la espalda del traje de Louis.

—En ti, —contestó. —En lo orgulloso que estoy de ti y en lo feliz que me pone el seguir viendo como te conviertes en una mejor versión cada día... —Louis suspiró, abriendo los ojos y topándose con el par de jade que brillaba ante el. —Pienso en lo mucho que amo tenerte conmigo. Como rey, como esposo y como padre de mis hijos.

— ¿Quieres hacerme llorar? —bromeó Harry, aún así, encantado con cada palabra que salía de los labios de su consorte. Louis rió. —Porque no me importaría, sigue hablando.

—Si sigo hablando, entonces no sólo llorarás tú, lloraré yo y no tenemos tiempo para llorar, dejémoslo para el brindis de tu cumpleaños.

Harry sonrió encantado.

—Bueno, ¿pero creí que teníamos tres horas? Seguro tenemos cinco minutos para llorar.

Louis rodó los ojos mientras Kargem reía.

—Corrección, teníamos tres horas. —aclaró. —Después de volar hasta acá, tenemos una hora y media, casi dos, antes de que tengamos que volver.

— ¿Y no podemos abrir un tiempo para llorar dentro de estas casi dos horas?

Louis lo miró un poco exasperado.

— ¿Tu crees que vinimos hasta acá para llorar? —preguntó con severidad. Harry intentó no soltar una carcajada en su rostro. Louis apretó los labios un par de segundos antes de dirigir sus pequeñas manos hasta los botones de la camisa de Harry. — Aquí, en la mitad de la nada donde nadie puede  vernos ni oírnos, ¿crees que te traje para llorar?

Harry apretaba los labios mientras su rostro se tornaba rojo por contener la risa. Había algo increíblemente encantador en cómo Louis se deshacía de su ropa.

—Claro que no, soy un hombre listo, Louis, no cualquiera llegar a ser Kargem. —aclaró con socarronería.

— ¿Entonces por qué te esmeras en que te haga llorar? —dijo mientras abría la tela de su camiseta y dejaba al descubierto el pecho de Harry, comenzando a bajarle por los hombros la tela costosa de su traje.

Harry no aguanto más y dejó salir una sonora carcajada mientras Louis intenaba no reírse y se mantenía muy enfrascado en la tarea de desnudar a su esposo.

—Dos horas, Harry —le recordó de un momento a otro antes de que el rey pareciera rendirse ante Louis.

—Bien, aprovechémoslas al máximo. —aceptó Kargem, así que sin previo aviso, tomó a Louis de la cintura y le dio vuelta sobre la hierba de aquel risco en una alta montaña en las tierras de Vulkam.

Louis dio un respingo cuando fue él quien estuvo de espaldas al suelo caliente, que le recordaba que estaban en una zona volcánica y plagada de dragones, pero eso pareció ser lo último en su lista de prioridades cuando las manos de Harry se inmiscuyeron bajo su ropa y tocaron la suave piel de su pecho.

Sus labios se encontraron de nuevo, Harry besándolo ferozmente mientras sus manos expertas le quitaban la ropa a su príncipe. Louis fundiendo sus manos en los rizos color caoba de su esposo, tirando de ellos un poco; aquello fue suficiente para que Harry gimiera a través del beso. Louis lo sintió crecer contra su entrepierna y eso lo hizo sonreír.

Harry lo besaba fuerte, con pasión, desbordado en el cariño eterno que le tenía, mientras que Louis luchaba por apegarlo, sintiendo una terrible necesidad de tenerlo tan cerca, pero tan malditamente cerca, que su piel pudiera fundirse con la suya y que se volvieran uno solo.

No pasó mucho para que la tela de seda, marcada con distintos bordados dorados y diseños elegantes, cayera a través de los hombros fuertes y tonificados de Kargem, revelando su piel de tono marfil un tanto bronceada, suave e irregular por partes al tacto, pues ahora mostraba un torrente de cicatrices como si el torso de Harry fuera el cielo y cada rasguño se tratase de una constelación diferente.

A Louis le encantaba.

Le gustaba como se reflejaba la lucha en su cuerpo, los estragos que tomaba conseguir una victoria. Le gustaba besarlas en momentos y marcar la silueta de la piel cicatrizada con las yemas de sus dedos; pero ahora no tenían tanto tiempo y prefiero dejar eso para otro día. Por lo qué ayudó a su esposo a quitarse su propia camiseta. Y a sentirse hervir a través de su piel, derretirse como si fuera capaz de hacerlo en realidad. Se sentía líquido, mareado, sensible y maleable entre las manos de Harry, pues este no dejaba de besarlo y sus manos, sus grandes manos tan fuertes y delicadas al mismo tiempo, lo tomaban como si el omega pudiera desvanecerse entre su toque. Louis en realidad creía que aquello podría pasar en tiempos como ese.

Se desnudaron, por completo, y continuaron su ronda de besos con breves separaciones para recuperar la respiración. Aún así, sus cuerpos se mantenían frotándose el uno con el otro y no pasó mucho tiempo para que Louis comenzara a gemir el nombre de Harry, una protesta que no requería de más detalles. El rey estuvo dispuesto a complacer su petición y de un momento a otro, estaba entrando en él; Louis sintió su cuerpo chorrear gotas brillantes de sudor que recorrían cada centímetro de su piel, ahí, acostado de espaldas entre la hierba verde que se mezclaba entre su cabello cuando el omega intentaba echar la cabeza hacia atrás, cada que Harry empujaba más fuerte dentro de él, deleitándolo, afirmándole a su esposo lo bien que lo estaba haciendo sentir.

Y era hermoso.

Louis mantenía sus pequeñas manos en la espalda baja del rizado, sintiendo cada músculo y tendón moverse bajo la piel, abrazando la cintura de Harry con sus muslos, apegándolo como si tuviera miedo de perder su toque. Jadeaba mientras los labios de su esposo dejaban besos húmedos a través de toda la base de su cuello y el rey se impulsaba más profundo todavía, buscando aquel punto que siempre hacía que Louis se derritiera entre gemidos. Siempre lo hallaba, siempre encontraba el camino en dónde el omega respingaba y comenzaba a enterrar sus dedos en la piel de Harry, a veces rasgando la piel levemente, a veces dejando simples rasguños que irritaban su piel hasta la mañana siguiente, cuando Kargem se levantara para otro día ajetreado en la ciudad y Louis sonreiría con el rostro caliente y sonrojado por ver el desastre que le dejó por toda la piel.

A veces no solo eran rasguños.

A veces, Harry era tan fuerte que terminaba marcando las siluetas de sus dedos al rededor de la cintura del omega cuando empujaba más fuerte, cuando iba más profundo. A veces Louis dejaba chupetones por el cuello de su esposo en momentos de perdición total entre la bruma pesada e incontrolable del placer que sentía, y se arrepentía totalmente cuando las camisas o túnicas del rey del sur dejaba ver las consecuencias de una noche en la que amó con locura a su esposo. A Harry le encantaba, le ponía orgulloso ir por los pasillos de su castillo con las marcas violáceas sobre su piel blanquecina, Louis se enrojecía por completo cuando alguien más se percataba en su presencia, pero el rizado siempre estaba ahí para abrazarlo por la cintura y dejar un beso sobre su cien.

Pero ahora, esos momentos se reducían a débiles estrellas, brillando alejadas dentro del espacio oscuro que era su cabeza cuando Harry estaba dentro de él. En el ahora, en el que estaban recostados en la hierba húmeda de Vulkam, eran sólo ellos, perdidos en el toque del otro. Harry se impulsaba dentro de él, ambas manos a la par de la cabeza del omega, que mantenía los ojos cerrados y la boca abierta mientras su esposo rodaba las caderas y ellos mantenían una constante fricción, piel con piel, gimiendo y deshaciéndose de placer, sin miedo a ser tan ruidosos, sin miedo a que de un momento a otro alguien los interrumpiera. Harry se empujaba a si mismo dentro de su esposo, maravillado, completamente entregado a la imagen de un pequeño omega que gemía su nombre entre brillos dorados, entre cabellos castaño que soltaba un mechón blanco entre el resto del cabello color caoba.

Harry se sentía orgulloso mientras Louis apretaba sus dedos en la espalda y le pedía por más'. Kargem siempre correspondía a las peticiones de su esposo, casi sonriendo entre sus propios jadeos, pues amaba la imagen que tenía enfrente, la sensación de Louis envolviéndolo con todo su cuerpo mientras él seguía impulsándose con una tortuosa velocidad que aumentaba y se alentaba por momentos, manteniéndolos a ambos disfrutando del placer del momento por más tiempo.

Harry se maravillaba con cada gemido que escapa de aquellos labios delgados, cada gesto que decoraba su rostro y el placer que se reflejaba en cada centímetro de su piel. Harry amaba lo suyo que Louis lucía ahora, como había renunciado a todo por él y cuánta devoción había en cada estocada que el rey daba y alcanzaba ese pequeño y frágil espacio donde Louis se sentía flotar.

—Te ves hermoso ahora, ¿lo sabes? —murmuró Kargem a través de una voz ronca y grave que se quebró en algunas partes a través de sus propios gemidos. Se hallaba entre los muslos del omega, con las rodillas contra el césped y sus manos sosteniéndose a los costados de la cabeza de Louis, haciendo rodar sus caderas mientras entraba y salía de su esposo, profundo, lento y delicioso, tal vez un poco con más fuerza entre dulces estocadas que mantenían al omega sudando y gimiendo bajito.

— ¿Puedes ir-ah, más rápido? —pidió Louis como si de verdad se encontrará sufriendo por ello. A Harry le encantaba y ciertamente lo divertía. Era uno de sus hallazgos favoritos; sabía lo mucho que torturaba el hecho de ir lento, seguro, pero aún así, Louis parecía disfrutarlo de igual forma. El secreto estaba en que a Harry le gustaba escucharlo de sus labios.

–Dake mon paret, si lo quería solo tenía que pedirlo, —sonrió el rey mientras sus manos se levantaban del suelo para aferrarse el torso de Louis , encontrándose con las curvas suaves de su piel, como si espalda levemente ancha se tornaba más y más reducida en cuanto llegaba a la cadera, como sus manos calientes del rey, llenas de anillos de oro, causaban cosquillas al presionar la carne y encontrar las costillas de su esposo.

— ¡Harry! —Louis protestó como un niño enojado, en un extraño sonido entre la risa y un jadeo. Así que el rey rió un poco mientras alejaba sus manos de aquel punto sensible y pasaba a tomar con fuerza de las caderas del príncipe para ir más rápido en sus estocadas.

Kargem se refugió en la base de su cuello y comenzó a ir más rápido.

Louis lo agradeció, pero no tardó mucho tiempo para que el rizado le hiciera olvidar todo: empezando por su nombre, su apellido, su pasado y su presente. Siguiendo por el dónde estaba y a donde se dirigiría después, pues Harry se enterraba dentro de él cada vez más rápido y cada vez más profundo, un dolor dulce apareciendo por la espalda baja del omega; gemidos incontrolables saliendo de sus labios, placer entero recorriéndole por sus venas y adormeciendo el resto de su conciencia.

Harry besaba el cuello de su esposo y Louis se sentía gemir cada vez más fuerte, calambres recorriendo sus piernas, apretando con fuerza los dedos de sus pies y, aunque ya no sintiera las manos, podía decir que estas se aferraban con fuerza descontrolada a la piel entre los omoplatos, sintiendo sus cortas uñas rasguñar la piel de su esposo, pero no había juicio en su cabeza para recordarle que estaba haciéndole daño, sus sentidos no funcionaban correctamente mientras Harry iba tan profundo y tocaba tan fuerte aquel punto dentro de él, que lo único que sentía, era placer.

Más allá de las marcas que aparecerían en su cintura al día siguiente. Más allá de los chupetones que recorrerían sus clavículas y la base de su cuello en unas horas. Más allá de lo difícil que sería caminar cuando volvieran... Louis jadeaba y gemía y de un momento a otro, estaba gritando el nombre de Harry a través de las montañas de Vulkam.

(...)

Un par de horas más tarde, Louis se abotonaba la camisa lentamente. Se sentía mareado pero en paz, como si sus músculos estuvieran adormecidos y una especie de vibración se hacía paso a través de todo su cuerpo; sentía hondas de placer recorrerle el cuerpo entero, teniendo origen en la parte baja de su estómago, sintiéndose cansado, exhausto, como si pudiera irse a la cama y dormir durante una semana entera. Pero al mismo tiempo, no quería cerrar los ojos del todo. Sus párpados caían sobre los preciosos ojos azules que miraban cristalizados la figura de su esposo vestirse de nuevo.

Suspiró audiblemente, mientras dejaba su mentón caer sobre sus rodillas y se abrazaba a sus pantorrillas; admiró a Harry subirse los pantalones y abrocharlos a la cintura, mientras miraba distraídamente a las montañas a su alrededor, sus ojos perdidos entre el verde de la vegetación que había ahí. Louis se perdía entre la hermosa espalda de su esposo, con algunos rasguños comenzando a abultarse por la hinchazón. Una parte de él, se preocupaba y se regañaba a si mismo por haberle hecho daño a Harry; pero la parte más dominante le hacía sentir una especie de placer primitivo que nacía en el centro de su pecho al saber que era suyo. Completa e irrevocablemente suyo, más allá de comprensible e imaginable. Louis amaba cada pequeño detalle de la piel de su esposo y se perdió en cada cicatriz y peca que mantenía el rastro bronceado entre los músculos, hasta que Harry se puso la camisa y se dio la vuelta para encararlo.

— Oh disculpa, ¿estabas entretenido? —murmuró el rey con una sonrisa juguetona entre sus labios rellenos. Louis rodó los ojos, pero le sonrió con dulzura al ponerse de pie cuando su esposo le tendió la mano. Una punzada de dolor le recorrió la espalda baja.

— ¡Auch! —soltó de manera aguda, el mechón blanco sobre sus cejas saltó brevemente mientras el omega se percataba del dulce ardor que iba a mostrarle muchos problemas para caminar en los días siguientes.

— ¿Estás bien? —preguntó su consorte, algo preocupado, algo alerta..., aunque en realidad también se regocijaba por ello. Tomó las manos de Louis entre las suyas y lo acerco a su pecho, dándole la oportunidad para recargarse en él de ser necesario.

—Si..., —exclamó el omega. —Estaré bien. Mientras no me siente durante los siguientes cinco días estaré bien.

Harry se rió de manera aguda, esa risa que a Louis le encantaba oír, pero que muy pocas veces escuchaba, porque su esposo, en su complejo de macho, no le gustaba que la gente y su corte de consejeros lo escuchara de esa manera. A Louis le divertía, y de cierta manera, le gustaba que solo fuera para él. Miró a Harry desde abajo con cariño, como si fuera posible que su amor fuera tangible a través de sus ojos, adorando al hombre de rizos caoba que se reía entre sus brazos.

Louis le lleno de besos la mandíbula.

—Oh, mi querido Louis..., —Dijo Kargem a través de un suspiro que se apagó conforme Harry apretaba el agarre en la cintura del omega y bajaba su rostro hasta que su par de preciosos ojos verdes, miraron al omega con una fasinacion imposible de cuantificar. — ¿Qué habría sido de mi si nunca hubieras llegado? Qué habría hecho con esta vida?

— ¿Por qué te preocupas por ti? —dijo con un puchero en sus labios y un ceño fruncido. —Tu habrías estado perfecto, ahí en tu castillo enorme y con tus dragones preciosos, habrías sido reprimido por tu padre hasta que el buen Daeron te hubiera hecho entrar en razón. -dijo mientras tomaba el cuello de su camisa y lo le acomodaba sobre el cuello y clavículas saladas que trataba con todas sus fuerzas, de no besar.

—Esa no suena como una vida que tenga un final feliz. —comentó el rizado.

— ¿Por qué lo dices?

Harry se encogió de hombros, encontrándose con las manos de su omega para besarle los nudillos y mantenerlas pegadas a la piel cálida de sus mejillas.

—Por que, en esa vida, mi padre me había hecho casar con mi prima. Lo cual... sería extraño, muy extraño... —Harry se removió entre un espasmo de inconformidad que hizo reír a Louis. —Y..., no hablemos de eso, por favor.

— ¿Esa hubiera sido tu vida? —comentó con una ceja alzada. — ¿Esposo de tu prima? ¿No hay nada mas allá que solo eso en tu cabeza?

Harry pareció pensárselo un poco, miró directo a los ojos azules antes de suspirar en una sonrisa.

—No lo sé..., tal vez un día habría descubierto el Norte, ya sabes, volando con mi dragón. —imaginó el, mirando hacia arriba, los cielos azules brillando bajo el sol. —A veces me sucedía, ¿sabes? Me alejaba de mis primos mientras volábamos y luego me iba por horas y horas, perdido entre los cielos, mirando al atardecer entre las nubes. Cuando veía el lago estrecho desde las costas de Cinis, siempre me recordaba que tenía que volver o mi padre me mataría... —rió con melancolía. —Pero siempre..., siempre había ese deje de curiosidad, siempre quise ir más al norte, ver que había ahí para explorar. Tal vez un día habría descendido, tal vez tu serías rey ahí, y uno de esos pesados guardias plateados de tu corte me habría llevado hasta tus pies, en tu castillo... no lo sé, estoy soñado despierto.

Kargem se rió y apartó la mirada de los ojos de Louis, un suave sonrojo se coloreó por sus mejillas y lo hizo lucir terriblemente tierno. Louis sintió su corazón estrujarse, paso sus manos por el cuello de su esposo.

—No, me gusta. Sigue por favor.

Uhm, bueno, —. Los ojos de Harry destellaron. —Tu... tu estarías en el trono. Me imagino que llevarías una de esas pesadas capas como las que solía llevar tu papá, ¿piel de oso? Algo así..., —pensó, dandole detalles a su fantasia mental. —Una delicada corona de plata en tu cabeza, dándome una mirada fría y severa. Y yo te vería, desde mi lugar, extrañado, preguntándome como un chico tan pequeño y precioso puede lucir aterrador aun cuando sus pies cuelgan sobre su gran silla de madera.

Louis se rió, encantado con cada palabra que profesaba su esposo, colgado a su cuello, enamorándose de aquella historia.

— ¿Qué más?

—Me preguntarías quién soy y de donde vengo, y cuáles eran mis intenciones en Gélida. —pensó. —Yo te habría hablando en mi acento sureño, nervioso porque mi padre, al enterarse de que estaba retenido tan lejos de casa, habría tenido que mandar a alguien por mi. Así que te habría dicho mi apellido, como la esperanza de que eso pudiera aclarar tu mente. Y, como el chico listo que eres, sabrías de inmediato de mi procedencia y me pedirías una disculpa por tus modales.

— ¿Ah, enserio, amor? —Louis entrecerró los ojos y causó una risa sonora de Harry.

— ¡Si! Me habrías invitado a cenar, me harías quedarme para hablarte..., de todas mis grandes hazañas y como querías establecer una alianza con mi familia. ¡Ah! Y me habrías llevado a conocer los bosques del norte, me enseñarías a usar el arco, poniendo tus manos sobre mi, y-

—Bueno, eso ya no suena creíble. —Louis se rió, retrocediendo entre carcajadas de su esposo, terminando de abotonarse la camisa del traje para alejarse en dirección al borde del risco.

—Oh vamos, mon paret, ¡estaba a punto de llegar a la mejor parte! —exclamó, siguiendo los pasos de Louis por la hierba verde.

— ¿Estás sugiriendo que, en esta vida, yo me enamoraría de ti a primera vista?

— ¡Cómo en todas las vidas, amor! —dijo el rey, poniéndose una mano orgullosa sobre el pecho mientras cerraba los ojos.

— ¡Claro! —se burló Louis. —Porque la primera vez que te vi, en esta vida, lo único que pensaba era en lo mucho que ya estaba enamorado de ti.

Harry pareció indignado, abriendo la oca en una mueca de perfecta incredulidad.

— ¡¿No lo estabas?! —tomó a Louis de la mano mientras este parecía querer alejarse entre risas, negando con la cabeza. Aún así, Harry logró aprisionarlo de vuelta entre sus brazos. — ¡Louis!

— ¡Estaba muerto de miedo! —explicó. —Me paralicé cuando un enorme dragón llegó de la nada y nos gruñó a mi y a mi hermana sin miramientos. ¡Nunca habíamos visto algo así!

—Oh vamos, pero luego bajé y me presenté de una manera tan encantadora, ¿no lo recuerdas?

—Ah, si claro, ¡eras un amor! —dijo su esposo con sarcasmo. —Estaba tan, ¡tan enamorado...!

— ¡Auch! de verdad, Auch, Louis, ¿escuchas eso? Es mi corazón rompiéndose.

Harry se alejó dramáticamente mientras Louis se apresuraba a tomarlo de la mano entre risas.

— ¡Pero te amo ahora! —gritó de manera divertida. Harry se cruzó de brazos y miró hacia arriba. Louis se abalanzo a sus bíceps para intentar fundirse un abrazo. — ¡Harry!

—Vaya revelación, mon paret. No cabe duda que nunca dejas de sorprenderme.

Una punzada familiar se paseó en el estómago de Louis cuando recordó aquellos mismos gesto de infantilidad que Harry solía tener con él hace más de seis años. Por un momento, se sintió con dieciséis. Sonrió encantado.

— ¿Por qué? —dijo alzando sus ojos ante el rostro apuesto de su esposo. —No es como si tu me hubieras amado en el segundo exacto desde que me viste.

Harry regresó su vista ante Louis y lo miro seriamente durante varios segundos. El omega creyó que terminaría riéndose con él, que negaría lo obvio o que lo abrazaría de vuelta. Ninguna de esas cosas pasó. Su corazón se saltó un latido.

–No..., no lo hacías. Vamos, Kargem eso es imposible, ¡no diga tonterías!

Harry no apartó la misma expresión seria de su rostro y Louis se sintió enrojecer por completo.

—Harry, yo-

—Puede que suene tonto, puede que no me entiendas, —dijo el rey de Goré con una voz trémula. –Pero por favor, trata de creerme cuando te digo que cambiaste mi vida y fue... desde el primer segundo en el que te vi. En verdad. Lo recuerdo a la perfección, como si hubiera sido grabado a fuego en mi memoria. —se explicó, Louis se sintió débil de repente, sus piernas amenzaban con flaquear. —Recuerdo cada detalle, como tu cabello se veía rojizo bajo las luces de las antorchas, recuerdo tus ojos tan abiertos en miedo..., recuerdo la túnica azul que llevabas y justo en ese momento, en que te vi de pie frente al Krestum... que mi vida ya no era mía.

Louis sintió sus ojos cristalizarse por las lágrimas, pero antes de que otra cosa pudiera pasar, Harry abrazó finalmente al omega entre sus brazos. Se amoldó al cuerpo de Harry, encajando como habían sido hechos, el uno para el otro.

Nadie nunca iba a amar como ellos se amaban.

— ¿Acaso esto es una venganza? •
—preguntó el príncipe, sorbiendose la nariz y limipiando los ojos con el dorso de la mano. — ¿Fue por lo qué dije hace rato?

Harry se rió, alejándose unos centímetros para depositar un suave beso sobre la frente de su esposo, tomó la mano derecha de Louis y besó sus nudillos, sus labios chocando contra el reluciente oro de su sortija de matrimonio.

—No, fue por qué estoy muy feliz y por que te amo. —aclaró cómo si eso no derritiera aún más a Louis. —Ahora, mon paret, sera mejor que volvamos a Dragonscale. Nuestros hijos podrían poner el castillo al revés sin nos demoramos un poco más.

Louis estuvo de acuerdo, pensando de repente en el par de cabecitas blancas que ya estaba extrañado. Pronto entrelazó la mano con la de Harry cuando este llamó a sus dragones. Le dio el comando en un perfecto Vehstry a Sihny para que los siguiera de vuelta al Krestum, mientras cargaba a Louis sin previo aviso, y se lo llevaba consigo al lomo de Reikon.

Despegaron el vuelo de regreso a casa.

(...)

El verdadero festival de Kargem inició en los días siguientes, la música por las calles, los dulces, los postres por cada zona de la ciudad, se comenzaron a repartir entre la gente. Los aldeanos bailaban felices al ritmo de las sonatas clásicas del sur, los niños correteaban entre serpentinas multicolor y los banquetes se llevaban a cabo en los salones del Krestum.

Daerys y Jeannine correteaban tras Jaekhar y Alexander, perseguidos siempre por un torrente de guardias que habia sido puesto al cargo de los pequeños príncipes. Quienes no mantenían descanso mientras los herederos del sur y del norte, no parecían conocer lo que la palabra cansancio significaba.

En el otro extremo del castillo, Gemma estaría charlando con Nadine y su madre, que había logrado llegar al sur tras su repentina mejoría. Allenya cumplió con su promesa y regresó a Dragonscale en compañía de su esposo e Isabella Tomlinson, que le alegró con el corazón entero a Louis, su primogénito la abrazo tan fuerte y prometió agradecer a los dioses en una serie de plegarias al día siguiente en la capilla familiar.

Aún así, el omega se despegó por un tiempo de su madre para mantener su lugar a la derecha de Harry, quién se paseaba por los salones del castillo, saludando a gente conocida y agachándose en respetuosas reverencias ante sus invitados más importantes. Kargem era a su vez, bien felicitado por su su pueblo y los consejeros en su corte. La gente traía regalos de sus hogares, algunos mas humildes que otros, pero todos eran con cariño devoto al hijo de Daeron, su actual monarca, y Harry se encontraba maravillado y terriblemente honorado ante cualquier obsequio, siempre amable y respetuoso. Louis lo miraba con una sonrisa.

Hubo bailes y cenas por el resto de la semana. El solelum se brindo como por muchos años había sido una tradición para los Akgon, con sus miles de fiestas, bailes y sus deliciosas comidas. En el pueblo la música no dejaba de sonar hasta altas horas de la madrugada, y mucha gente visitaba la capital del sur, con el único propósito de festejar a Kargem, el rey de todo Goré.

(...)

El día del cumpleaños de Harry, la corte del sur abandonó los grandes muros de arenisca en el Krestum; los príncipes herederos y el resto de ambas familias reales, tomaron los carruajes del castillo y se dirigieron a la zona de Dorado al atardecer.

Los Akgon iban vestidos de dorado, completos en vestidos y trajes de la mas alta calidad, bordados con detalles increíbles, brillos destellando cada que la tela se movía, ajustándose y liberándose donde debía. Incluso Louis portaba un traje que brillaba como el sol incluso siendo de noche, algunos detalles en azul índigo se repartían por sus mangas.

Por otro lado, Nadine y el resto de su corte iban vestidos de plata y azul; los gemelos iban a juego, Alexander en un traje y capa azul oscuro con detalles en gris, de la misma tela que el pequeño vestido de su hermana. Jeannine llevaba un recogido de trenzas que la tia Gemma le había hecho, así como el de su mama.

La familia real bajó en el la zona céntrica de Dorado, saludados por la multitud que se arremolinó alrededor de los carruajes, el pueblo saludándolos con cariño antes de perderse en una de las carpas donde los aldeanos habían preparado una cena especial para su rey.

Harry llevaba el cabello esponjado entre la corona de oro, saludó a cada persona que le fue posible, agradeció cada atención que le fue brindada a él y a su familia, elogió cada decoración que miró a través de las calles de su preciado sur. Conoció a un montón de niños y padres entre la multitud, yendo de la mano de su esposo, dando la vuelta alrededor de toda la carpa para asegurarse de que todos y cada uno de ellos supiera que había hecho un gran trabajo.

Niall y Skyler, estaban del otro lado, charlando y encontrándose con otros invitados. De vez en cuando la rubia miraba sobre su hombro, lanzándole miradas de advertencia a Jaekhar cada que pasaba por su lado, corriendo, en compañía de un torrente de niños nuevos que acababa de conocer.

Nadine llevaba a su madre de su brazo, en compañía de Anne Akgon y también charlaban entre todos los invitados.

La familia entera se repartirá por las carpas y luego se encontraban mutuamente. Louis siempre checando que sus dos hijos siguieran al rededor y que Daerys no estuviera llorando. Harry se reía de las bromas de Niall y Skyler hablaba emocionada por el torneo del día siguiente, pues ella aun se recordaba como la ganadora del pasado, en el solelum de Daeron Akgon.

Y entre los invitados de todo Goré, varios lores hablaron con cariño de la anterior corona, mostrándole el  debido respeto en palabras melancólicas y sinceras ante Harry, que apretaba sonrisas entre sus labios, pero que se mantenía firme ante cada recuerdo de su padre gracias al constante agarre de Louis entre sus brazos.

Hubo un brindis, cuando todos estuvieron ya en sus lugares. Pues cuatro líneas de mesas unidas que se hallaban dentro de las carpas, formando un cuadrado casi perfecto para dar la ilusión a todos los invitados, de estar todos sentados en la misma mesa que su rey. Kargem sentado en el centro de una de las mesas, rodeado de sus hijos y familia. Gemma Akgon fue la que llevó las palabras mas dulces a su hermano e hizo que la gente de sus tierras se sintiera orgullosa de quienes se sentaban en el trono. Ambos como reyes eran fuertes y justos, compasivos con su pueblo; aquello daba como resultado una cena tan bonita en celebración a Kargem y su cumpleaños número veintiséis.

(...)

Tras la cena, los músicos empezaron a tocar para invitar a la gente al baile. Lord Rakem, el hombre a cargo de la orquesta, comenzó a hacer a muchas parejas atraerse al centro de la pista, mientras que muchos otros alían a festejar en las demás calles del sur. Harry se partía de la risa en compañía de algunos viejos amigos, lores de otras tierras que habían viajado tras las calurosas invitaciones que Kargem les había enviado.

Louis escuchaba con ternura las historias contadas por Anne, sobre cuando Harry era un pequeño nino y como les daba pesadillas a sus padres desde que empezó a caminar. Daerys escuchaba atentamente, entre los brazos de su padre, Louis le peinaba el cabello lacio entre risas y suspiros por cada relato.

Jeannine yacía plenamente dormida en los brazos de Niall, entre las carcajadas que soltaba con Harry y Skyler al otro lado de la mesa.

Jaekhar y su primo Alex, peleaban de manera fingida con espadas invisibles junto a otros tantos niños que iban desertando de las manos de sus padres cuando el anuncio de que el espectáculo de los fuegos artificiales estaba a punto de librarse en las playas a unas cuantas calles, se repartió entre toda la gente.

Fue cuando Harry se levantó de la mesa, tomando la mano de su esposo para ir a presenciar el espectáculo desde un palco cercano en las murallas de la ciudad, que el pequeño Jaekhar escuchó la palabra fuego seguido de artificial, abandonó sin preámbulos la falsa pelea que libraba con Alexander para unirse a Kargem en su asiento, para admirar el cielo oscuro que estaba a punto de estallar en colores.

Primero un par de luces se hicieron en el cielo y eso mantuvo completamente callados a los niños, anonadados, muchos de ellos, quienes aún eran bebé en tiempos del último festhe, nunca habían presenciado aquellas luces en los cielos. Fue la primera vez para muchos, impresionándose por cada pequeño destello abriéndose camino a través de la oscuridad sobre las playas del sur.

Hasta que... de un momento a otro, el verdadero espectáculo comenzó a librarse entre las nubes, figurillas se trazaban en colores radiantes, explosiones multicolor decorando el cielo. Las chispas le sacaban gritos de emoción a los pequeños príncipes, quienes señalaban con incredulidad hasta cada figura que se formo sobre sus cabezas; desde las imágenes de dragones que se desvanecían segundos después de ser proyectados en los cielos, como los destellos de luz que aparecían entre cada explosión.

Harry disfrutó de cada parte de los fuegos artificiales en su honor, pero, sobre todo, disfrutó mucho más las expresiones de Jaekhar y Daerys, anonadados por lo que acaban de contemplar en los cielos. Louis se paró detrás de Kargem y lo abrazó desde la espalda. Harry tomó las manos de su esposo al momento en que este le susurraba un feliz cumpleaños al oído y sus hijos se sentaban sobre su regazo.

Harry nunca antes se sintió tan amado como esa noche.

(...)

Casi una hora después de los fuegos artificiales, la fiesta se desató con más ánimo mientras la noche avanzaba en el sur. La cerveza se servía en el sur desde enromes barriles, varios lores y aldeanos hacían chocar sus copas mientras bebían más y más, algunas parejas enamoradas bailaban al ritmo de los músicos y los niños caían dormidos profundamente, como otros seguían correteando entre risas y gritos agudos.

Daerys ya dormía profundamente sobre los brazos de Skyler, quién no parecía tener ningun problema en cargar de su sobrino mientras seguían charlando desde el otro lado de la fiesta. Niall y Nadine, salieron a bailar entre sonrisas, pues eso parecía que la reina del norte había decidido perdonar a su consorte por lo que había pasado un par de días atrás y el joven príncipe parecía encatado con ello.

Harry abraza a Louis por el costado, encontradose con el resto de los Horan uniéndose a la plática junto a otros lores.

—Me alegra oír que pusiste en su lugar a los Malik, Harry —asintió uno de los hermanos mayores de la casa Horan, un hombre rubio y robusto que mantenía sus mejillas rosadas y la frente sudorosa. —Esa gente es muy insufrible.

—Es verdad, querido, —dijo la vieja abuela, quien era la familiar más longeva de su familia. —Por muchos años tratamos de entablar una especie de amistad con esa familia, –comentó con una voz frágil y lenta. —Invitamos cientos de veces a los Malik a Valle Rakium con la esperanza de que dejaran de ser tan orgullosos. Nunca funcionó. ¡Y mírame ahora, yo era una niña!

Harry rió contra Louis, el resto de los Horan se partieron en carcajadas, una risa que seguramente Niall heredó de esa familia, pues Louis lo notó de inmediato.

—Aún así, es decepcionante que no hayan venido, enviamos una invitación como a todas las familias de Goré, —explicó Louis para hacer saber que si ellos habían tendido una mano a Arkahm y su familia, ellos la habían declinado.

— ¡Mejor que no lo hayan hecho! —exclamó otro hermano Horan, –¡habrían arruinado la fiesta!

Esto causó otro torrente de risas por el pequeño grupo. Louis se giró a ver a Harry y este se encogió de hombros.

La charla tenía los indicios de reanudarse, pero Louis se giró para buscar a sus hijos. Jaekhar seguía jugueteando con el mismo grupito de niños, pero conocía a la perfección los gestos de su hijo y entendía que detrás de esos ojos brillantes, había un sueño pesado que se manifestaría en cuánto lo acostara.

Daerys tenía la cabeza recostaba en los brazos de Skyler y ese, fue el detonante para que Louis se girara ante su esposo.

—Harry, —llamó con una voz baja para no llamar tanto la atención, pero al mismo tiempo en que habló, un grupo de guardias dorados, liderados por los gemelos, se mostró con una reverencia frente a su Kargem, llamando inevitablemente la tensión de todos los presentes, pues sus armaduras resplandecían bajo las luches de las antorchas y brillaban por toda la estancia.

Se dirigieron a Harry en un perfecto dialecto Vehstry para que nadie más pudiera enterarse de su comunicado al rey. Louis admiró a Grayson hablar, leyendo sus labios, entendiendo una que otra palabra mientras hacia rodar el pesado acento de manera rápida y fugaz; su voz era baja, pero alerta y Louis se congeló cuando Harry frunció el ceño y pareció un poco estresado.

— ¿Qué ocurre? —preguntó con una punzada de nerviosismo en el pecho. Harry lo miró fugazmente antes de mirar hacia atrás, luego regresó su vista antes sus guardias. Les indicó que lo esperaran fuera y que preparan un carruaje para el castillo. — ¿Harry?

Louis hacía su mayor esfuerzo por encontrar los ojos nerviosos de Harry y lograr enterrarse de lo que estaba sucediendo.

—Encontraron algo, quieren que lo vea. Debe ser importante, ya vuelvo —intento explicarse, dejándole un beso en la frente antes de disculparse y alejarse. No pudo, sin embargo, la mano de Louis se retenía entrelazada con la suya.

—Voy contigo, —dijo sin pensarlo, los Horan a su alrededor, miraban con interés hacia Kargem; se habían alejado levemente para darle la privacidad al rey, pero no apartaban sus ojos curiosos del rizado. Allenya se percató, y llevó a la familia de su esposo lejos para evitar que cualquier información delicada llegara antes sus oídos sin consentimiento del rey.

—No, seguro no es nada importante, quédate.

—Es lo suficientemente importante como para hacer que tus guardias personales interrumpan tu fiesta. —Louis alzó una ceja, intentándole comunicar por una sola mirada, que no iba a dejarlo marchar solo.

—Bien, pero vamos rápido, volveremos por los niños después. —eso pareció hacer dudar a Louis de inmediato, de una sola mirada hacia atrás, se encontró con los punzantes ojos de Skyler, ella asintió sin necesidad de mediar ni una sola palabra entre ellos.

Cuidaría de sus hijos.

Louis sintió el leve tirón de Harry antes de girarse y seguirlo fuera de la carpa.

///

YA ESTOY LISTA PARA DEJARLES CAER UNA NUEVA AVENTURA EN EL SUR!

Gran capítulo, eh? Estoy feliz con el resultado. Necesitaba a mis niños solitos aunque fuera solo por un ratito.

Conocieron a Sihny también! Bueno, ya lo conocían, pero ahora tiene nombre! UwU  yyyyy, pues bueno, en el siguiente capítulo sabremos mas acerca de este problemita ;)

Feliz miércoles! Solo quedan dos días de clases, arriba el animo!

Espero que no se olviden de dejar su voto, por fís.

Los ama, Ake.

Continue Reading

You'll Also Like

153K 19.4K 26
London es el libro adicional de New York, en donde nos cuentan una pequeña (gran) biografía sobre Louis Tomlinson, un chico roto y golpeado por la...
7.4K 793 13
S} La capitana del equipo de porristas se harta de que la capitana del equipo de basquet la moleste... ¿Sin razón? "¡Dios, Winter! ¡Eres como el pica...
3.8M 519K 49
Kim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. ...
101K 13.7K 19
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...