¿Han querido salirse de su propio cuerpo para poder darse una bofetada?, ¿han tenido esas típicas charlas frente al espejo para poder animase y sermonearse?, ¿han googleado sus síntomas y ver que padecen de algún cáncer "amoroso"?. Literalmente estaba muriendo por dentro y no lo sabía, estaba muriendo porque no sabía si estaba haciendo las cosas bien, cómo serían las cosas en un futuro, nadie podía ayudarme, sólo yo... Ansiedad.
-Oye enana –Rapha susurró, entrando a mi habitación- ¿estás bien?, ningún ruido ha salido de esta habitación en horas.-
¡¿HORAS?!, ¿cuánto tiempo tenía aquí encerrada?.
-Sí, estoy bien hermano, gracias por preocuparte.-
-Lamento lo de hace rato, no fue mi intención ser el hermano mayor malvado de la historia, sé que necesitas ayuda.-
-No hay problema –suspiré- en serio. Por alguna razón dijiste "no"... Siempre hay una razón para un "no" en cualquier historia.-
-Y, ¿estás segura que tu "sí" no era un "no" disfrazado, por miedo?-
Sabía a lo que se refería, no debería sentir culpa, se supone que mi respuesta fue justa y honesta.
-Mejor no me digas –El mayor talló uno de sus ojos- Es más, vamos a dar una vuelta por la ciudad para que se despeje tu mente... Sirve que mamá se da cuenta que te apoyo y soy buen hermano mayor.-
Tomé mi celular, un suéter ligero y me puse mis tennis, bajé las escaleras, seguida por mi hermano que tomaba las llaves de su auto y le gritaba a mis padres que saldríamos un rato...
-¿Cual es tu idea? –dije mientras me ponía el cinturón de seguridad- ¿a dónde iremos?-
-Al parque... Los abuelos siempre nos llevaban ahí cuando querían un momento de paz, o deshacerse de nosotros por unos buenos 40 minutos.-
-Pero ellos querían que sacáramos nuestras energías, ¿de qué servirá?-
-El sol se está poniendo, el clima frío atrae a los vendedores de comida –hizo una pausa para después verme- Pondré atención a lo que tengas qué decirme... Soy tu hermano mayor y, debo de actuar como uno.-
-No quiero hablar del asunto de Riley, por favor. –miré por la ventana, mientras nos acercábamos a un parque repleto de árboles- Me vendría mejor hablar con alguna chica.-
-Pero no le has dicho nada a Candace, así que hablar conmigo es tu mejor opción ahora.-
Si en realidad debía de hablar con alguien, debería de ser con alguien de confianza, eso era verdad, debía hablar con Candace, pero ahora que ella tiene una hermanita, un novio, ella tenía su vida también, no podía abrumarla con mis estupideces, en cambio, aquí tenía a mi hermano, dispuesto a ser mi hombro para llorar y quejarme de lo estúpida que estaba siendo, caprichosa.
-De acuerdo –suspiré pesadamente, mientras me deshacía del cinturón- Pero primero unos churros.-
-Esa es la Aleena que conozco, andando.-
Unos minutos nos tomó encontrar un puesto de churros tradicionales, no esas basuras que tenían relleno o "toppings", después, buscamos el árbol más grande para poder ir a sentarnos debajo de él, ahí, mi hermano y yo pusimos nuestros suéteres y nos sentamos en ellos, para evitar ensuciarnos con el húmedo pasto.
-¿Y?, ¿qué tienes qué contarme, pequeña suricata? –Mi hermano dio una buena mordida a su churro- habla ahora.-
-¿Crees que mi "sí" debió ser un "no"?- Solté, simplemente como si mi boca no tuviera un filtro y mi cerebro procesara las palabras.
-Si no estabas 100% segura de lo que querías, sí, no ibas a herir los sentimientos de nadie y lo sabes, él lo sabe mejor que nadie.-
-¿Debería dejarlo? –dije en voz baja- digo, no quiero... Realmente me gusta.-
-Entonces no, pero debes de llevar las cosas con calma, aquí –Rapha señaló a mi cabeza, con el trozo de churro restante en su mano, llenando mi frente de azúcar y canela- te haces la idea de que todos te odian y no es verdad. Además de que no sabes enfrentar ésta realidad porque nunca fuiste expuesta a ésta parte del mundo, nunca tarde para, "experimentar" –buscó las palabras en su cabeza- míralo de ésta manera, salir con una celebridad es como salir con un militar.-
-No entiendo eso, yo... Definitivamente no es lo mismo.- Hice una mueca, mientras levantaba una de mis cejas.
-Ahí es donde tú te equivocas.-sacudió sus manos- Mira, a las chicas les dicen que no salgan con militares porque "no sabes si él morirá en la guerra y te dejará sola", "te puede dejar por alguna otra chica cuando visite X o Y ciudad", "no son personas estables una vez que terminan su servicio, terminan con miles de problemas o vicios", ¿te suena familiar a lo que dicen de las celebridades?.-
-Pues –miré al pasto y después a mi hermano- Pues sí, me suena.-
-¿Y cuántas chicas están casadas con militares ahora?, con hijos, con una buena familia, todo color rosa, ¿cuántas chicas están casadas con famosos y tienen una vida así?, depende de 2 partes, el chico y la chica, punto, nadie más.-
-Nunca pensé que tú serías el que me diera consejos de amor, siempre pensé que sería mamá, o alguna amiga más experimentada. –cerré mis ojos, limpiando los restos de azúcar.
-Prefiero ser yo el que de los consejos, así evito que alguien salga en problemas.-
-Prométeme que nunca le harás daño a Riley –lo miré- Si salgo herida, será mi culpa, no de él.-
-Aún así lo haré, para eso existen los hermanos mayores celosos sobre protectores, ¿no?.-
Ese era mi hermano, al que no vi por más de la mitad de mi vida, el chico más serio y rudo que puedes ver en la calle y tenerle miedo. El hombre que daría su vida por verme sonreír, el que se metería en problemas si me sucede algo. Era extraño hablar de mis sentimientos, sobre todo con él porque tenía las respuestas correctas que yo quería ignorar dentro de mi cabeza; pero era imposible.
-Demos una vuelta, despejemos esa cabeza tuya, ya veo que comienzas a sobre pensar las cosas, que estás en la luna.-
-De acuerdo, caminemos un poco, eso me dará tiempo de pensar... -sonreí- Gracias.-
-Agradece cuando hables con Cameron y todo salga bien.-
La noche caía, el viento frío golpeaba nuestros rostros, mi hermano y yo terminamos en una cafetería cercana, bebiendo chocolate caliente y unos roles de canela para acompañar. Había pasado bastante tiempo sin tener éste tipo de convivencia con mi hermano mayor, habíamos hablado de mis sentimientos y emociones, pero, ¿y los suyos?, no creo que sea sólo un tipo duro, no lo es.
-Bueno, -tomé un gran trago de mi bebida- Ahora que estás de regreso en casa y mejor que nunca, ¿comenzarás a salir con chicas de nuevo?.-
-¿Y eso a ti qué te importa, enana? –levantó una de sus cejas- ¿Quién dice que no lo hago ya?-
-Porque te la llevas en casa con Uno, acabas de regresar de unas vacaciones... No veo que hagas tiempo para romper corazones.-
-No te metas en donde no te llaman.-Bufó, fingiendo molestia ante mis palabras.
Me recosté en mi lugar- Entonces tú tampoco lo hagas... ¿No te acabo de contar sobre mis desastres amorosos?, es tu turno, fósil.-
-Ya habrá tiempo para todo eso; para salir con una chica y para contarte todo. –suspiró- Así como llegó el indicado para ti, llegará la indicada para mí.-
-¿Quién dice que Riley es el indicado? –crucé mis brazos sobre mi pecho.
-Tu mirada cada vez que entra a la habitación, y tus suspiros cuando habla de su trabajo... Tu tono de voz cuando hablas de él... Es el indicado.-
No dije nada más, me venció. No sé cómo lo logró, tampoco sé cómo es que él sabe esas cosas- ni siquiera sé si yo hago ese tipo de cosas inconscientemente cuando hablo de Riley o cuando él está en la misma habitación que yo, ¿hacía todo eso porque realmente estaba "enamorada"?.
-Vamos a casa ya, mamá debe de estar estresada porque no llegamos a cenar.-
-Lo imagino –tomé mis cosas- No es como que tuviera mucha hambre de todas formas.-
El camino a casa fue silencioso. Sólo las luces de la calle y las canciones de Mötley Crüe saliendo de la radio eran nuestras compañeras, no me quejaba, pero tampoco era mi gusto en ese momento. Hasta que llegamos al infierno, digo, casa.
-¿Dónde estaban ustedes dos metidos?, ¿por qué no llamaron?, ¿por qué llegan a esta hora? –Bombardeó nuestra madre.
-Calma, saqué a Aleena a dar una vuelta, a despejar su mente, lo necesita más que nunca.-
Miré la hora en mi celular- Son las 9:30, no es tan tarde, lo siento, las horas se nos fueron volando.-
-No des explicaciones, fue mi idea, es mi culpa, -Rapha puso una de sus manos sobre mi hombro derecho- Ve a tu habitación, ponte tu pijama más calientita y descansa enana. Yo hablaré con mamá.
Hice caso al ex soldado, corrí, sip, por las escaleras, hice lo que me había mandado y estaba lista en 10 minutos, pero mi angustia no me dejó seguir viva. Tomé el celular entre mis manos.
No esperaba una respuesta, miré por la ventana, no salía ninguna luz, ¿habría salido con alguien?, lo dudo, sólo conoce a Candace en esta ciudad, y ella de seguro estaba con JJ. ¿Habría dormido temprano?, mucho menos, apenas que estuviera muy enfermo. El auto de su madre estaba estacionado afuera, así que Diane estaba en casa. No importaba, sólo me hacía historias falsas en mi cabeza, lo mejor era dormir y esperar en la mañana. O eso creía, fui demasiado ingenua.
*¿A caso éste será mi regreso?*-Lucía.