Una castaña de ojos verdes, se encontraba fuera de su llamado "hogar", lo cual era un orfanato desaliñado y que de lejos pareciera que caería en cualquier momento.
La castaña sacaba las zanahorias de la pequeña huerta que tenían enfrente de la casa. Mientras los demás niños —que son menores a ella— corrían y jugaban a su alrededor o con el columpio improvisado que le había hecho ella misma a sus compañeros de hogar.
—¡Sophie, Sophie, Ethan me está golpeando! —chilló una de las niñas más pequeñas, señalaba acusatoriamente al niño que se encuentra a su lado.
La castaña soltó un resoplido y se limpió el sudor de su frente con su mano.
Se encontraba más que cansada, durante meses estuvo preocupada por su "hermana", la cual había desaparecido de la nada y nadie sabía dónde se había metido. No dormía bien desde entonces. Ahora, ella y Tyler son los únicos que hacen la s deberes del orfanato, ya que son los únicos mayores de once años. Mientras que los demás tenían de diez para abajo.
Pero Tyler trabajaba como repartidor de diario, lo cual le dejaba a ella con todo lo demás. Antes, Lucy la ayudaba con los deberes, pero ahora tenía todo el orfanato sobre ella.
Al menos no tenía que cocinar, ya que la cocinera se encargaba de eso.
—Ethan, deja a Morgan —lo regañó la muchacha de dieciséis, sin levantar la cabeza y siguió sacando las verduras.
Hubo un resoplido por parte del pequeño y se alejó de la niña con fastidio.
—¡Sophie, Sophie, Sophie! —chillaba otra vez Morgan, agarrando el brazo de la castaña para que le hiciera caso.
—Ya basta, Morgan, estoy ocupada —dijo Sophie sin apartar su atención de su trabajo.
—¡Pero, Sophie...! —volvió a decir la niña, agitando el brazo de la adolescente.
Sophie se soltó del agarre de la niña con fastidio, y giró un poco su cabeza para mirarla.
—¡Ya basta, Morgan, estoy...! —pero la niña la interrumpió.
—¡Es Lucy! —gritó Morgan.
Sophie frunció su ceño y vió como los demás niños se detenían y observaban hacia la pequeña serca de madera que dividía el orfanato de la calle.
Una pelirroja estaba abriendo la serca como si nada hubiera sucedido.
—¡LUCY! —gritaron todos los niños y corrieron hacia la pelirroja, sorprendiendola y abrazandola.
—¡Ya, ya, basta, sin abrazos! —gritaba la pelirroja tratando de alejarlos, pero sin tener éxito.
Sophie se levantó rápidamente, olvidándose que tenía un cesto con verduras en su regazo y volteandolo.
—¿Lucy? —habló la castaña, mientras se le cristalizaban los ojos.
Los niños se alejaron de Lucy, dejándole espacio para que ambas se vean.
La pelirroja había crecido apenas unos centímetros, su cabello seguía siendo igual de pelirrojo que siempre. Aunque hubiera desaparecido hace casi un año, para Sophie fue demasiado tiempo.
—Hola... —saludó la pelirroja sin saber qué hacer o decir.
Pero no tuvo tiempo de decir otra cosa, ya que Sophie se acercó rápidamente, se arrodilló frente a ella —para quedar a su altura— y la abrazó.
—No vuelvas a hacer eso —sollozó la castaña, abrazándola. Mientras Lucy trataba con todas su fuerza no llorar, pero las lágrimas salían de sus ojos y abrazó rápidamente a Sophie—. Me asustaste...
—N-no lo volveré a hacer... —murmuró la pequeña, abrazando a la castaña como nunca. Jamás habían estado separadas y dolió mucho estar separadas. Sophie era parte de su familia.
Sophie se alejó un poco para tomarla de ambas mejillas y verla a los ojos. Lucy trataba de apartar su mirada, no le gustaba que la vieran llorar. Qué vieran que era débil igual que todos.
—Eso espero —dijo la castaña, mirándola. Lucy soltó una pequeña risa, mientras se limpiaba las lágrimas. Sophie sonrió.
Sólo la castaña conocía bien el corazón de la pequeña y sabía que tenía dos lados. Uno en donde no quería demostrar su debilidad y otro donde haría cualquier cosa por sus seres queridos.
—¡Lucy, Lucy, Lucy, mira, tengo una nueva muñeca! —decía Elizabeth alzando su muñeca de trapo—. Sophie me la hizo con la ropa vieja —dijo emocionada.
—Es horrible —dijo Lucy, una vez que volvió a su estado de siempre, observando la muñeca en manos de la niña.
Elizabeth sonrió con emoción, sabía cómo era Lucy y la pelirroja jamás admitiría si algo le gustaba.
—Lucy —la regañó por lo bajo Sophie, levantándose.
—¡Lucy, Lucy, ven, ven, Will encontró un conejo la semana pasada! —dijo Ethan agarrando del brazo a la pelirroja y arrastrándola junto con los demás hacia la pequeña granja, donde tenían a algunos animales.
Sophie soltó una risa al ver a Lucy fastidiada y tratando de soltarse del agarre de todos los niños.
—Eres Sophie, ¿cierto? —habló una voz detrás de la adolescente.
La castaña se giró rápidamente, no se había dado cuenta de la presencia de aquél hombre.
—Sí —asintió confundida por la presencia de aquél pelirrojo.
—Soy Charlie —Charlie extendió su mano hacia ella con una leve sonrisa—, un gusto.
Sophie aceptó su mano sin poder salir se su confusión.
—Se que debes estar confundida, pero te lo explicaremos luego —dijo el hombre, se acercó un poco más a ella para que solo ella pudiera escuchar lo que diría—. Necesitamos un lugar más privado para poder hablar —susurró el pelirrojo, agarradola levemente de la muñeca.
Sophie alzó una ceja sorprendida y se quedó paralizada. Sus mejillas se sonrojaron levemente al tenerlo tan cerca.
Lucy —que había dejado a los demás para llegar y quedar detrás de la castaña,— se cruzó de brazos y se aclaró la garganta.
Al parecer sabía lo que Sophie estaba pensando, y rápidamente interrumpió. No era lo que Sophie pensaba. Sus hormonas de adolescente dañaban su mente.
Sophie salió de su trance y sonrió nerviosa hacia Charlie, antes de separarse y mirar a Lucy. La niña seguía de brazos cruzados, pero ahora golpeaba el suelo con su pie inquieto.
🐍
Lucy, Sophie y Charlie se encontraban en la cocina del orfanato, mientras los demás niños seguían jugando afuera.
—¿Estás segura de que no hay nadie? —preguntó Lucy, observando por la puerta que daba al pasillo, antes de cerrarla.
—No, la señora Patty fue a hacer unos trámites y Tyler está en su horario de trabajo —dijo Sophie, con el ceño fruncido y viendo como Lucy cerraba todas las puertas y las ventanas. Mientras Charlie estaba apoyado en la mesa, frente a ella y mirándola fijamente, poniéndola nerviosa.
—¿Quién es él? —preguntó Sophie señalando a Charlie—, ¿y qué hace aquí?
—Luego te explico —dijo la pelirroja, terminando de cerrar las cortinas de la única ventana del lugar.
—Eres como un dragón de tierra —murmuró Charlie y Sophie lo miró con el ceño fruncido.
Agradecía que la mesa se interpusiera entre ambos.
—¿Qué? —soltó la castaña confundida.
—Tus ojos son muy verdes —volvió a decir el pelirrojo.
—Am... Lucy —Sopjie miró rápidamente a la pequeña que al fin se dignaba a acercarse a ellos.
—Sophie, debes venir conmigo —soltó de la nada la pelirroja, sorprendiendo a la castaña.
—¿Qué? ¿Ir contigo? ¿Piensas irte otra vez? —habló Sophie.
—Sí, pero debes entenderme —dijo la niña, la agarró de las manos—. Nadie debe saber de nosotras y de nuestra huida.
—¿Huír? —Sophie ya estaba por explotar de la confusión—. ¿Quieres que huyamos?
—No me entiendes, yo... ¡Agh! Mejor te lo muestra él —dijo Lucy, y señaló a Charlie.
Sophie retrocedió rápidamente al ver como el florero de la mesa se elevaba. Charlie lo elevó hasta cierto punto y lo volvió a dejar en su lugar.
Sophie quedó estática en su lugar.
—Cierra la boca o te entrarán moscas —dijo Lucy. Sophie buscó rápidamente entre los utensilios un cuchillo y cuando lo encontró le apuntó a Charlie con él—. ¿Qué haces? —preguntó confundida la pelirroja.
—¡Lucy, ponte detrás de mí! —ordenó la castaña, sin dejar de apuntar a Charlie con el cuchillo.
—Pero...
—Cuidado, podrías lastimar a alguien con eso o a tí —dijo Charlie de lo más calmado.
Sophie frunció su ceño ante la tranquilidad del pelirrojo.
Y de la nada, Charlie levantó su mano y el cuchillo voló hasta su mano.
—No te desmayes, por favor —pidió Lucy al ver a Sophie entrar en pánico—. Yo también puedo hacer eso... creo —dijo y Sophie se volteó a verla.
—¿Qué...?
—Sophie, te lo explicaré todo luego, pero ven conmigo —dijo Lucy—. Debemos irnos o tendremos que separarnos.
—No —dijo Sophie funciendo su ceño y sorprendiendo a Lucy—, no dejaré a los demás solos...
—Tendrán a Tyler —dijo Lucy encogiéndose de hombros.
—Ya lo sé, pero yo me refiero a ahora —dijo la castaña señalando el suelo con su dedo—. No los dejaré solos, podrían matarse entre ellos por comida —terminó.
Charlie soltó una risa ante lo dicho se la chica y la cara de póker de Lucy.
—Oh... cierto —asintió la menor.
—¿Algún plan? —preguntó Sophie mirando a ambos pelirrojos.
Lucy frunció su ceño y miró a Charlie, el cual miró hacia algún punto, pensando.
—Podrian escaparse por la noche, y yo vendría para hacer el hechizo Obliviate —dijo Charlie encogiéndose de hombros.
Lucy asintió y Sophie ya no sabía qué pensar.
—¿Qué dices, Sophie? —dijo Lucy mirando a la castaña.
—Creo que estoy confundida.
—Bien, eso me basta —dijo Lucy, encogiéndose de hombros.
LILY COLLINS como
SOPHIE WILSON
❛—¡¿Estás demente?! ¿Piensas chocar contra esa pared? ❜.