Lucy se asustó al abrir lo ojos y no poder ver. Llevó rápidamente sus manos hacia su rostro encontrando un venda sobre sus ojos. Estaba acostada sobre algo suave. Se sobresaltó al sentir unas manos sobre las de ellas para detenerla.
—La señorita Pomfrey dice que aún no puedes quitarte eso —dijo una voz masculina, Lucy frunció su rostro al no reconocer esta voz.
—La "señorita Pomfrey" dice muchas cosas —bufó Lucy.
El hombre soltó una carcajada al escuchar hablar como en su ex era habitual.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó enfadada—. ¿A caso es porque ahora me veo como un gallo ciego? Mira que no es fácil tener una venda en los ojos.
El pelirrojo sonrió enormemente.
—No... Sólo que me recuerdas demasiado a alguien —dijo.
Lucy giró su cabeza hacia donde creyó que estaría.
—¿Quién eres?
—Un invitado, se podría decir —dijo el pelirrojo soltando un suspiro.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó confundida—. ¿Dónde están mis amigos? ¿Qué pasó con Hermione, Harry y Ron...?
—Ellos están bien, no te preocupes, Lucy —respondió.
—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó la pelirroja, pero éste no respondió—. ¿Por qué estás aquí?
Oyó como el hombre soltaba un suspiro con pesadez y decía:
—¿A caso un padre preocupado no puede venir a ver a su hija en coma? —preguntó.
Lucy se congeló en su lugar, el pelirrojo se asustó de que ya no respirara, pero al verla balbucear se alivió.
—¿Qui-quién eres realmente? —preguntó la pelirroja.
—Lucy... —comenzó el hombre—, soy tu padre.
Lucy llevó rápidamente sus manos hacia el vendaje, ignorando todo lo que supuestamente le había dicho la Señora Pomfrey y también ignoró el reproche por parte del hombre hacia ella.
Al sacarse la venda, la luz la cegó por unos segundos, hasta que pudo ver normalmente, encontrándose con un hombre pelirrojo, seguramente mayor de los veintiuno.
Miró petrificada el rostro del pelirrojo. Tenía tres rasguños enormes en el lado izquierdo de su rostro.
—¿Pa-papá? —habló confundida.
—Lucy, debes escucharme —dijo el pelirrojo, tratando de hacer que no se enojara o empezará a decir locuras.
—Tú... Nunca estuviste para mí —murmuró Lucy, mientras lágrimas caían de sus ojos.
—Lucy, escúchame, por favor —le pidió el hombre.
—Tú... Ni mamá... —el pelirrojo la interrumpió.
—Escúchame, Lucy —comenzó el pelirrojo—. Tu madre, Katherine, era todo para mí, fue todo para mí. Yo no la veo desde los catorce años —explicó, mientras Lucy se sentaba en la camilla y lo miraba atenta a la explicación—, nunca me dijo nada sobre tí. Un día, sólo dejó de asistir al colegios y desapareció, nadie sabía dónde se encontraba —él acercó la silla a la camilla y la observó a los ojos, mientras Lucy hacia lo mismo—. Me enteré el año pasado, tu abuela... La madre de Katherine, me fue a buscar a Rumania, diciéndome que su hija había tenido un bebé y... y qué era mío. Te busqué durante todo un año, por todo el mundo mágico, en cuanto Percy me contó que una pequeña de once años, con los mismos rasgos de Katherine entró a Hogwarts, supe que te encontré.
—¿Por qué no viniste antes por mí? —preguntó Lucy con la voz quebrada.
—Estaba por venir en cuanto el año terminara, iba a venir a buscarte a la estación —explicó—. Pero en cuanto Dumbledore me notificó que estabas en coma durante dos días, supe que debía venir.
Lucy lo observó unos segundos en silencio, el pelirrojo no sabía qué decir, esperaba un reproche por parte de su hija o un grito. Pero en cambio, la pelirroja lo abrazó. Sorprendiendolo.
—Sabía que tú vendrías —murmuró Lucy, abrazándolo, mientras el pelirrojo correspondía. Una sonrisa estaba formada en los labios de la pequeña.
A decir verdad, sabía que su madre no regresaría. Era un presentimiento. Tal vez ella se había olvidado ya de que tenía una hija y seguramente ya tenía otra familia.
—¡Aguarda! —exclamó la pelirroja, separándose rápidamente del pelirrojo—. ¿Percy? —preguntó confundida—. ¿Qué Percy? —ambos se miraron unos segundos y Lucy entendió—. No...
—Sí —asintió el pelirrojo.
—No... —volvió a murmurar la pequeña. El hombre asintió—. Eres Charlie Weasley —éste asintió, haciendo que la pequeña se llevara ambas manos a la frente—, eso significa...
—Que eres una Weasley —dijo Charlie asintiendo con su cabeza—. ¿Algún problema con ello?
—No, en realidad, siempre quise tener una familia numerosa, pero... —Lucy boqueaba sin saber qué decir— eso significa que... Ron es mi tío —dijo pálida y con rostro espantado.
—Ah, bueno... —Charlie asintió—, sí.
—¡NOOOOOOOO! —gritó la pelirroja espantada.
Muchos pasos apresurados se escucharon al otro lado de la puerta, la cual fue abierta y de ella, primero, apareció Sara, abriendo las puertas de par a par.
—¡Jefa, despertó! —exclamó la rubia feliz.
Hermione fue la siguiente en entrar, atropellando una silla que estaba a mitad del camino.
—¡Lucy! —exclamó la castaña antes de correr hacia ella y abrazarla.
—¿Charlie? —la voz de Ron expresaba confusión, mientras se acercaba a la camilla. Harry se acercó a abrazar a Lucy.
En cuanto Ron se acercó a la camilla para saludar a Lucy, ésta se alejó rápidamente, formando una cruz con sus dedos.
—Aléjate de mí —advirtió la pelirroja, haciendo que Charlie sonriera divertido y Ron frunciera su rostro con confusión.
Sus amigos le contaron lo que sucedió y al final con la Piedra, lo de Flamel y que Quirrell era el verdadero traidor.
Charlie se había despedido, diciendo que la esperaría en la estación, una vez que se fueran.
Al final, Gryffindor había ganado la Copa de las Casas gracias a que Neville trató de detenerlos, aunque ellos cuatro también aportaron lo suyo. Sara se había pasado un día entero con las palabras "¡Eso, Jefa!" en la frente y unos bigotes de León dibujados en las mejillas.
Tanto Ravenclaw como Hufflepuff festejaron la victoria de Gryffindor, mientras que algunos Slytherin sonreían y aplaudían, pero eran callados por las amenazas de Malfoy y sus gorilas.
Cuando recibieron los resultados de los exámenes, Lucy se llevó una gran sorpresa al aprobar todos, al menos sacando, pero con un sobresaliente en Transformaciones. Harry y Ron habían aprobado sus exámenes, y Hermione, obviamente había sobresalido en todas. Sara, tenía las mismas notas que Hermione, Lucy comprensión al instante el porqué la rubia quedó en Ravenclaw.
Y de pronto, sus armarios se vaciaron, sus equipajes estuvieron listos, Lucy había decidido tapar el cofre con una manta y hacerla pasar por una jaula, aliviando el peso con un hechizo y demostrando el porqué sacó un sobresaliente en Transformaciones, al convertir el cofre en una jaula.
Hagrid estaba allí para llevarlos en los botes que cruzaban el lago. Subieron al expreso de Hogwarts, charlando y riendo, ésta vez, Sara y Hermione al menos intercambiaban más de tres palabras. Mientras el paisaje campestre se volvía más verde y menos agreste. Comieron grageas de todos los sabores, pasaron a toda velocidad por las ciudades Muggles, se quitaron las ropas de magos y se pusieron sus ropas normales y bajaron en el andén nueve y tres cuartos de la estación King Cross.
Tardaron un poco en salir del andén. Un viejo y enjuto guardía estaba al otro lado de la taquilla, dejándolos pasar de dos en dos o de tres en tres, para que no llamarán la atención saliendo de golpe de una pared sólida, pues alarmarían a los Muggles.
-Aún no puedo creer que seas mi sobrina -hablaba Ron sin parar, mientras Lucy giraba sus ojos. No podía creer que aquél torpe era su tío.
-Ni lo menciones -dijo Lucy, pasándolo de largo.
Ron se giró hacia Harry y Hermione, mientras Lucy se despedía de Sara, o mejor dicho, Sara le rogaba que se fuera con ella.
-No voy a ir contigo, Sara -dijo Lucy por séptima vez, soltando un suspiro.
-¡Tarrón de azúcar! -exclamó el señor McGregor, llegando.
El hombre abrazó fuertemente a su hija, y ésta contestó de igual manera. Lucy frunció su ceño, era demasiada dulsura y arcoiris para sus ojos.
-Nos vemos el año siguiente, Sara -se despidió la pelirroja, antes de girar e ir con sus tres amigos.
-¡Adiós, jefa!
Lucy llegó a donde estaban los otros tres y estaban conversando sobre una invitación a la madriguera.
-Gracias -dijo Harry-. Voy a necesitar alguna perspectiva agradable.
La gente los empujaba mientras se movían hacia la estación, volviendo al mundo muggle.
-¡Adiós, Harry!
-¡Nos vemos, Potter!
-Al parecer alguien se volvió más famoso -dijo Lucy. Y Ron miró a su amigo con sonrisa burlona.
-Sigues siendo famoso -dijo Ron.
-No allí adonde voy, eso se los aseguro -respondió Harry.
Él, Ron, Lucy y Hermione pasaron junto a la estación. Donde comenzó el enorme escándalo para Lucy.
-¡Allí está él, mamá, allí está, míralo!
Era Ginny Weasley, la hermanita de Ron, pero no señalaba a su hermano.
-¡Harry Potter! -chilló-. ¡Mira, mamá! Puedo ver...
-Tranquila, Ginny. Es de mala educación señalar con el dedo...
-Allí viene Lucy -dijo Charlie sonriente, y el rostro de la Señora Weasley cambió de estar tranquila a empujar a sus hijos para llegar a su nieta.
-¿Dónde? ¿Dónde está mi nieta? -preguntó la mujer.
Ron se hizo a un lado, dejando a la vista a Lucy. La cual se sentía incómoda, no sabía cómo saludar a su... abuela.
-Hola, soy... -pero Molly no la dejó terminar, ya que la estrechó en un abrazo.
Fred y George soltaron unas risas al ver a Lucy avergonzada. Nunca la habían visto así, la pelirroja era de un carácter fuerte, la única que la había visto así fue Hermione.
—¡Oh, eres tan tierna! —decía Molly, sin romper el abrazo—. Llegando a casa te prepararé mi mejor platillo.
—Ya, mamá —dijo Charlie acercándose-. La dejas sin aire.
En cuanto Molly la soltó, Lucy respiró profundamente, tratando de recuperar su respiración normal.
—Un gusto —asintió Lucy, con voz entrecortada.
—¿Un año movido, chicos? —preguntó el señor Weasley, acercándose.
—Mucho —dijo Harry sonriente—. Muchas gracias por el jersey y el pastel, señora Weasley —agradeció a la mujer.
—Oh, no fue nada.
—Lucy, tengo tanto que enseñarte —dijo Charlie acercándose a su hija y agarrando las maletas de ella, en cuanto iba a agarrar la jaula, Lucy la alejó.
—Esta la llevaré yo —dijo rápidamente la pelirroja.
—¿Ya estás listo?
Era el tío Vernon, el tío de Harry.
—¡Usted debe de ser de la familia de Harry! —dijo la señora Weasley.
—Por decirlo así —dijo tío Vernon—. Date prisa, muchacho, no tenemos todo el día —dio la vuelta para ir hacia la puerta.
Harry esperó para despedirse de Ron, Lucy y Hermione.
—Nos veremos durante el verano, entonces.
—Espero que... qué tengas unas buenas vacaciones —dijo Hermione, mirando insegura a tío Vernon, impresionada de que alguien pudiera ser tan desagradable.
—Oh, lo serán —dijo Harry, y sus amigos vieron, con sorpresa, la sonrisa burlona que se extendía por su cara. Lucy sonrió—. Ellos no saben que no nos permiten utilizar magia en casa. Voy a divertirme mucho este verano con Dudley...
—Me gusta éste Harry, ¿me lo puedo quedar? —preguntó Lucy a Charlie.
ATENCIÓN:
Para aquellos que no entendieron. Modifiqué los años del nacimiento de Bill y de Charlie.
Bill: 29 de Noviembre de 1964.
Charlie: 12 de Diciembre de 1966.
•
Fin.