Leo Levitt
La impaciencia acrecentó en mi interior al notar la ausencia de Senix. Deseaba saber porque tardaba tanto en el piso de arriba con Diana. Me desespere y subí como un torbellino, encontrándome con Diana sollozando en el suelo. La ira hizo ebullición en mi, no hacía Diana, sabía que ella no tenía la culpa, conocía a Senix y tenía muy en claro lo terca, curiosa y valiente que era. Seguramente se arriesgo a algo que mis torpes ojos no pudieron observar ni estudiar mucho antes para lograr evitar lo que sea que estuviera pasando.
—Diana, ¿Dónde está Senix?—Trate de ser lo más suave posible. Pero la impaciencia causaba que mis nervios explotarán.
—No se... Ella...ella dijo que no tardaría. —Sollozo más fuerte y la gruesas lágrimas se escurrían por sus mejillas. Se me encogió el corazón allí mismo. —Dijo que no tardaría... Que me estuviera aquí. Lo siento Leo no pude detenerla, debí detenerla. Soy una tonta. ¡Una tonta!
—Shh, tranquila, ella estará bien. Diana, es Senix, obvio que estará bien. —Me agache en el suelo con Diana y trate de calmarla. Pero también quería hacerlo conmigo mismo. Quería creer que Senix estaría bien.
—Lo siento—Susurro.
—¿Que pasó?—Jhon llegó jadeando, venían detrás de mí pero en el tumulto de adolescentes el, Lumina y Diego se quedaron atascados—¿Donde esta la princesa?
Diego y Lumima se unieron también, Lumima luciendo tan hermosa como siempre, su cabello dorado pálido era en verdad hipnotizante, de no haber forjado una gran amistad con ella juro que abría usado mis encantos en ella hace mucho tiempo. Pero era mi amiga, una gran amiga, y esa parte de mi, ese sentimiento latente que yacía en mi pecho había sido conquistado por una joven damisela de cabellera de fuego e indomable ser.
Si la situación no ameritara concentración juro que me volvería más loco de lo que ya estaba por Senix al recordar el beso de esta noche. Sus labios, tan suaves y dulces contra los míos. Tan sincronizados. Era como si nuestras bocas fueron diseñadas para encajar la una a la otra a la perfección. Senix sabía a tentación prohibida, un sabor creciente de dulces sensaciones que te hacía desear más y más insaceablemente por toda la eternidad.
-Siento la aura oscura de una... No se que pueda ser exactamente. Quizás una sombra dark...-Dijo Lumina, tratando de explicar la ausencia de la princesa que me había robado la cordura desde que note su esencia y sus preciosos ojos azules. Lo sé, estoy loco por Senix, ¿Se nota bastante, no es así? -Un portal de la Muerte. ¡Leo, como no lo sentimos antes!
-¿Portal de la Muerte? ¿Sombras dark? Lumina, en primer lugar, ¿Que hacían esos engendros en La Tierra? -Jhon se notaba desesperado, seguramente se devanaba los sesos buscando explicaciones lógicas.-Es imposible. Es total y adsolutamente imposible.
Diego pareció más ofendido por la intervención de Jhon, y si, notaba que el estaba un poco loquito por Lumina.
-¿Notas alguna otra explicación que pueda explicar esto? Porque si es así, chispitas, iluminanos.
-Calma, hermano. Sólo digo que me es difícil entender como es eso posible.
-No hay nada que entender, yo también creo que podría ser algo mucho mayor que una simple y horrible sombra dark. Y si es el portal de la Muerte que Lumina menciona, debemos darnos prisa para localizar a Senix y saber que aún está en la Tierra y no fue llevada nuevamente a Drynox, porque si es así juro que mataré al infeliz de Ryan por eso. Y hablo enserio.
Mi mandíbula estaba apretada y mis dientes rechinaban de tanto apretarlos. Trate de relajarme pero me era imposible. Era colo calmar una tormenta con una simple sonrisa. Y sabía que para eso no tendría que ser una simple sonrisa, sino una especial de cierta chica poderosa y sumamente interesante.
Los demás asintieron, ayude a Diana levantarse y una destello de coraje cruzo su rostro. -Hay que buscarla y darnos prisa. -Dijo ella, limpiando las lágrimas con un pañuelo azul que Jhon le tendió rápidamente.
Suspire, relaje mis músculos y me dirijí escaleras abajo. Hable sin importarme que los estúpidos de los demás chicos y chicas nos escucharan y nos creyeran locos. Ellos de por sí estaban borrachos y olían terriblemente mal debido al excesivo consumo de esa sustancia rara que se llamaba alcohol. -Si el portal de la muerte a llegado a la Tierra sin un aparente fénix oscuro solo significa una cosa. Nos están atacando de a poco y traspasando las fronteras de Los Mundos mientras seguramente rasgan más la Aura Luminosa de Drynox y dejan pasar primero a sus monstruos oscuros como peones para abrirles pasos a ellos. Debemos apurarnos y localizar a Senix lo más pronto posible.
-He llegado a entender solo la parte en la que dices que debemos encontrar a Senix lo más pronto posible-Me voltee y vi a Diego con su ceño fruncido hacia mi. Si, quizás fui demasiado rápido con eso de la explicación.
-Leo, ¿Te das cuenta que si fue llevada a Drynox no podremos buscarla tan fácilmente?
Esa duda me carcomía y no quería formar una posible respuesta en donde Senix resultará torturada por el idiota de Roy o el imbécil de Ryan... Que no le había hecho daño a ella y, en ves de sentirme reconfortado, un peso se adueñaba de mi, distante, curioso, extrañamente molesto y muy frustrado.
-Lo sé, pero are lo que sea para saber que esta bien y tenerla de vuelta.-le dije en un breve suspiro.
-Contigo.
-¿Que?
-Deseas mantenerla a salvo y tenerla contigo. A tu lado, Leo no soy tanta, soy una fénix blanca, la sabiduría es lo mío y la percepción de ingenuos que se dejan llevar por el temor de las reacciones. Pero es momento de que tú también seas valiente y le demuestres a Senix lo que sientes, sin importar las normas o las leyes que nos imponen los fénix y a Senix en cuanto a su realeza. Tienen que estar juntos. Ambos así lo desean.
Llegamos hasta el jardín y nos detuvimos.
-Quisiera tener un pastelillo justo ahora para pegarte con el-le dije con una sonrisa.-Eres una terrible y molesta sabionda, y mi mejor amiga.
-Y tú un presumido sin remedio. Ahora, ¿Que hacemos?
-No está la princesa, esperamos tus órdenes mi amigo-Dijo Jhon al lado de Diana.
Creo que esta noche resultó realmente bien para ellos dos. Y vaya que si.
Trate de aclarar mis pensamientos y ordenar un plan para dirigirnos con el y saber que hacer. Pero mis solos sentimientos estaban embotados solo en ella-Ya nos ocultamos y a nuestros poderes por el máximo de tiempo que acostumbramos a hacer. Así que creo que es hora de mostrarnos tal y como somos en nuestra plena transformación para buscar a Senix tanto por tierra como por los cielos.
Lumina y Jhon se miraron, excepticos ante la preposición sugerida. A Jhon le tentaba la idea, el no iba a perder un solo momento en mostrarle a Diana el magestuoso cambio que tenía cuando desplegará sus jodidas alas azules y sus chispeantes rayos. Ya había visto su trasformación un montón de veces, y la mayoría de ellas sólo las usaba para impresionar a chicas fénix y hadas que lo miraban embobadas.
-De acuerdo-Dijo Lumina.
-Hay que hacerlo, me tienta eso de poder volar otra ves y ver las reacciones de algunas chicas. -dijo Jhon. Diana le dio un codazo y ambos rieron cómplices.
-¿Que hay de nosotros? No es como si nos fuéramos a volar con nuestras alas de ángeles así como ustedes. Queremos ayudar. -Dijo Diego, claramente fastidiado por discutir la situación en el trío de fénix que estábamos.
-Ah, lo siento -Le dije -, Vendrán con nosotros-los ojos de Diego se iluminaron.
-¿Tendré una espada?-cuestionó.
¿Sería buena idea? Si era para mantenerlo seguro... Quizás si.
-Probablemente.
-¿Puede ser verde?
-Ya veremos.
-Y con runas doradas y que tenga mi nombre.
Ufff, por todos los Fénix, Senix, ¿Como lo aguantabas?
-Okey, Diego, luego hablamos de eso ¿si?
-Okey-su decepción fue reemplazada por una expresión radiante, sabía que esta situación le exitaba. Podía ver sus pensamientos, el quería mostrar que era un héroe e impresionar a cierta amiga de ojos grisáceos.
-¿Listos?-pregunté.
Lumina y Jhon asintieron. Se separaróm entre sí a una distancia considerable.
-Diana, Diego... -Los impresionantes ojos de Lumina se quedaron posados en Diego, una mirada fugaz que fue todo y nada para ellos. -Les sugiero que se alejen y cierre sus ojos. El resplandor puede irritarles los ojos.
-¿Se van a incendiar o que?-Pregunto Diego-Porque si es así deja que ellos dos lo hagan, no te arriesgues.
Lumina sonrió dulcemente hacia el.
Todos se alejaron. Estábamos listos. Era una sensación extraña al principio, pero reconfortante después cuando sabías que estabas obteniendo un nivel de poder muy avanzado y el deseo de volar y usar tus dones acrecentaba en tu interior.
Cerré mis ojos y me deje llevar por el frío lunar que se esparcía por mi cuerpo con una onda eléctrica, la luz me rodeo y me vi cubierto de mi fiel armadura plateada.
Y así, mis alas también, grandes y para nada pesadas en mi espalda, dándome poder e imponencia al sobrevolar los cielos.
Estábamos listos. Estaba listo, Senix, iríamos por ti.
*****
-Leo, estamos listos.
Volteé hacia la vos de Lumina. Me quedé sin palabras allí mismo. Si bien había visto un millón de veces la trasformación de Lumina cuando practicaba sus poderes curativos y sobrevolaba el cielo multicolor e inundado de estrellas y astros a plena luz del día de Mifnix, siempre me sorprendía una y otra y otra ves de la magnificencia de la belleza y poder que la rodeaba.
Blanco, mucho color blanco con terminaciones platinadas decoraban sus puras y envidiables alas.
Jhon a su lado no se quedó atrás. El idiota estaba rodeado de muchos rayos azules que penetraban en su piel sin causarle daño alguno.
-Ya pueden ver, chicos destapense los ojos.-pidio Lumina. Jhon bajo hasta el suelo, el presumido se había elevado unos cuantos metros.
Mi piel se sentía fría, lo normal en un fénix lunar.
Diana y Diego nos vieron con los ojos abiertos de par en par, una ligera abertura en sus bocas nos dio a entender lo asombrados que ellos estaban. Era normal, seguramente nos veíamos geniales.
-Esto. Si. Que. Es. Asombroso.-dijo Diana, sus manos estaban en su boca y su pelo oscuro caía tapando sus ojos llenos de asombro.
-Parecen dioses con alas, tipo ángeles guerreros... O algo así no tengo idea... Se ven...
-Deja de tartudear, Diego, pareces un niño. -le regaño Diana.
-Bien, entonces tenemos que irnos.-todos se voltearon ante mi, esperando las órdenes que mi mente trataba de hacer encajar.-Jhon, tu lleva a Diana y ve si puedes incrementar tu nivel de pelea, usa tus rayos e induce toda la energía que tengas y prepárate para lo que sea que se nos anteponga-todos asintieron excepto Diego.
-¿Que hay de mi?
-Yo te llevare.-el rostro de Diego paso de una sorpresa extraña a un asentimiento obediente-Lumina, tu sientes mucho más intensamente el aura oscura del portal de la Muerte, guíanos.
Jhon tomó en brazos a Diana y se elevo como un rayo... Porque literalmente parecía un rayo. A muchos metros de distancias se detuvieron esperando que emprendieramos vuelo.
Me gire a Diego y el me miró con una expresión incrédula, casi ofendido -No dejaré que me cargues como a una damisela en apuros. Sería raro.
Puse los ojos en blanco e hice un movimiento con mi mano para que de estas desprendieron luz blanquecina. Diego cerró los ojos ante la claridad. Imagine la forma de una espada mediana, liviana y plateada con la empuñadura de un verde brillante al igual que las runas que la rodeaban. Mi poder había incrementado y podía confeccionar todo tipo de armas con solo mi luz. Privilegios de ser un fénix lunar. Y mucho más ser el guardián lunar de la princesa fénix.
-¡Wow! Esta genial.
Se la tendí y el la tomó y la empuño.
Hice emerger más luz y un fino lazo de tonalidades oscuras se ato a su espada y luego a mi muñeca.
-¿Y esto para que es?
Sonreí y le hice un guiño a Lumina quién emprendió vuelo-No querías que te cargará como a una damisela, entonces esta es la solución. Sosténte a la espada.
Lo hizo tan rápido al tiempo que desplegue mis alas y me eleve demasiado rápido. El gritó y yo me burle.
-Gracias... por la espada... ¡Pero no gracias por esto!
-Quieres ser un héroe, Diego, aguanta estas simples pruebas.
El se tambaleaba en el aire sosteniendo su espada. Los demás reían ante sus intentos de parecer heroico con poses que casi lo hacían caer. Le di estabilidad con mi luz, pobre, no quería que Senix se quedara sin su mejor amigo. Sería una pena.
Volamos por unos cuantos minutos sin dirección aparente, solo guiados por la fénix blanca que yacía sumergida en sus pensamientos.
Un trueno sueno en la lejanía, luego más cerca, más cerca. Hasta que un impacto nos embistió a todos, aturdido busque a Diego quien estaba cayendo. Baje en picada y lo tome de los hombros.
-¡¿Que rayos fue eso?!-Grito Jhon, que aferraba a Diana a su pecho.
Maldecí y vi en cielo oscuro que se empezaba a tintar de verde-¡Eso mismo te iba a preguntar yo a ti!
-¡No son mis rayos!-exclamó el peliazul.
-¡Miren! -chilló Lumina.
Cuatro figuras giraban como sumergidos en un torbellino y se desplazaban de manera descontrolada por el cielo. Unas alas de tono verdoso se notaron volando con aparente agilidad, manteniendo el equilibrio perdido en su propio torbellino. Cuatro figuras. Cuatro fénix.
Se acercaron de una manera tan veloz como si estuvieran siendo sacudidos por vientos furiosos.
-¿Que son? ¿Fénix Oscuros?-interrogó Diana. En sus manos yacían cuerdas brillantes de tonos azules. Seguramente Jhon se las había dado para protegerse. Pero desconocía su propósito.
-No-dije en un suspiro-¿Lumina?
-Siento... Un aura real. Son fénix de luz... Pero... ¡Oh, por todos los fénix!
-¿Que? ¿Quienes son? -cuestione.
-Míralo por ti mismo.
Llegaron hasta nosotros. Cuatro débiles, sucios y heridos fénix de luz. Fénix Esmeralda. Los reconocí tan fácilmente, con sus suaves facciones y sus tonos verdes en mechones de su cabello. Tres chicos de unos dieciséis años. Los tres tenían rasgos similares, hermanos trillizos quizás. Y la chica, yo la conocía. Se veía agotada y débil, sangre reseca manchaba su vestido y rostro infantil.
Era la hija de la emperatriz Esmeralda de Mifnix. Esta chica era la princesa Miranda.
*****
-¿Miranda?-dudo Lumina.
-Por los fénix y las constelaciones. Lumina, ¿Que hacen aquí? Cielos... Esto es una dicha, tienen que ayudarnos. Hemos escapado de sus sucias garras. Tienen que ayudarnos, por favor.
-¿Lumina?-Diana estaba nerviosa. La pena al notar a Miranda la hizo fruncir el ceño con pesar.
Eufórica Lumina trato de enlazar los hilos-Ella es Miranda. La hija menor de la Emperatriz Esmeralda. Miranda, deberías estar en Mifnix, ¿Como es que estás aquí? ¿Y estos quienes son?
-No hay tiempo de explicar ahora, Lumina ya vienen. Deben ayudarnos, estamos muy débiles. Él nos ayudó a escapar pero en nuestra huida sospecharon de él y puede que lo castiguen. Sería injusto, pero debo volver a Mifnix, tengo información que dar a los reyes.
-Tranquila-hable, reaccionando y captando su atención. Los brillantes ojos verdes se centraron en mi y una triste sonrisa de formó en sus labios.-¿Que hacemos por ti?
-La princesa. ¿Donde esta ella? Déjenme verla...
-En eso estamos-dijo Jhon-princesa...
-Oh, mi título de Princesa no es oficial aún. Sólo llámenme Miranda.
-Okey, Miranda, buscamos a la princesa... A Senix justo ahora. Creemos que fue llevada por un portal de la Muerte a quien sabe donde-le dije, trate de sonar un poco suave.
-¿Ella está en peligro?-cubrió su boca con sus manos.
-Senix siempre estará en peligro. Al igual que nosotros. Pero debemos encontrarla y saber que esta bien.
-Lo entiendo.-sorbio su nariz y nos miró, me miró. Creo que era un poco incómodo. Además, tenía a Diego de los hombros y el tonto empezaba a pesar. -Es por es que nesesito su ayuda. Debo ir a la casa de la princesa. Su madrina esconde algo de gran valor y poder. Algo que pertenece a los fénix esmeralda y que ella a protegido.
-Antes has mencionado a "Él" ¿A quien te referías?
Miranda se alarmó y fingió paranoia-Luego les explico, pero tengo que llegar a casa de Iris.
Asentí e indique a todos a bajar para indicar que haríamos.
Vi el rostro lastimado pero adorable de la doncella real y note que ella ya me estaba viendo-Miranda, ¿Sabes quien soy, no es así?
-Claro que si. Tus ojos azules como el mar, tu cabello, tu porte y el poder que emanas. Es imposible no reconocerlo, joven guardián lunar.
-Bueno, ¿entonces que hacemos? ¿Buscamos a Senix o ayudamos a Miranda?-Pregunto Jhon, el había bajado a Diana de su regazo.
-No no no no, la princesa es la prioridad. Además tengo a mis compañeros... Que yacen debilitados al igual que yo... Pero estaremos bien.-El tono sencillo y condescendiente de Miranda era admirable.
-De acuerdo. Diana, Diego, ustedes acompañaran a Miranda a la casa de Senix.-ellos al parecer querían objetar, pero no les di el tiempo de hacerlo-, además de que saben donde es, pueden ser de ayuda con sus nuevos conocimientos en cuanto a nosotros y nuestra raza.
-Lo haremos. Solo encuentren a Senix, ¿Si?-el rostro de Diana de frunció casi en súplica.
-No te preocupes, ella estará bien.
-¿No es arriesgado que solo ellos vayan?, digo, no es que desconfíe de las habilidades de Diego o de ti, corazón- dijo Jhon dirigiéndose a Diana en particular.
-Estaremos bien, yo me haré cargo-dijo Diego con suficiencia.
-Iremos volando, es la mejor manera-Miranda extendió sus débiles alas verdes y floto.
-Eh, bueno... Nosotros no volamos, veras, somos... ¿Humanos normales?-Diego se rasco la oreja y nos miró decepcionado.
-Yo te daré unas alas-Miranda extendió su mano y los tres hermanos flotaron junto a ella, sin decir ni una palabra. -¡Que esperan!
-Espera, ¿Puedes hacernos unas alas?-preguntó Diana, sonriendo mientras trataba de limpiar su vestido.
Miranda asintió y nos miro al trío que eramos Lumina, Jhon y yo. Queriendo decir que nos fuéramos, ellos estarían bien y nosotros debíamos mantener bien a Senix.-Desde luego. Pero solo temporalmente-respondió ella.
Diego alzó las manos y dijo en un tono animado que me dio ganas de golplearlo:
-¿Ves, Leo? Esta chica sabe además de que no me quiere llevar como marioneta descompuesta.
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Larga espera, lo se, pero e dado señales de vida y eso es algo. ¿No? ¡¿No?! Jajajaj, bueno, espero este capítulo (Algo largo y que aclara un par de cosas) les haya gustado.
¿Extrañaban a Leo como narrador? O, ¿Prefieren mejor a Senix?
Es todo. Gracias por su paciencia. Los quiero♡
Besos de parte de Leo. Chao.
Fer Angie M