Capítulo 18: Estas con profesionales

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Senix

—¿Encontraron algo?—Pregunto Lumina arriba de una alta escalera buscando en los estantes con cientos de libros.

—Nada.—Respondió Leo.

—Adolutamente nada.—Agregaron Diana y Leo al unísono.

—Tiene que haber algo.—Dije un tanto decepcionada.—Sigamos buscando.

—Esto es imposible, ¿como sabemos que esta en esta biblioteca específicamente?—Bufo Jhon, molesto y cansado sacudiendose la frente y el cabello con polvo que al parecer estos estantes no eran muy a menudo sacudidos de todo el exceso de polvo.

Todos habíamos ido a la biblioteca central de mi ciudad que quedaba a poca distancia de mi casa en busca de un libro en específico o algo que pudiera relacionarse con los fénix, su descendencia y por tanto los poderes de cada uno. Sabía que sería difícil encontrar algo así, pero hace mucho tiempo nuestra historia y e allí muchos de nuestros secretos o dones fueron descritos por los mismos fénix y dejados en la tierra con el propósito de nunca ser olvidados. De ser recordados o almenos que se conociera mucho más de lo que ya se sabe de nuestra mitología en cuenta a fénix y seres parecidos.

Pero nuestra búsqueda no daba resultado puesto que llevábamos más de una hora buscando y nada. Esperábamos encontrar algo que pudiera ayudarnos a saber si se relataba algo sobre fénix oscuros y quizas la mayoría de sus poderes o dones que se le fueron otorgados.

—¡Encontre algo!—Exclamo Diana emocionada sentada en el suelo con libros en su regazo.

Me dirigí rápidamente hacia ella pero el chillido de Lumina me hizo voltear y ver a Jhon empujando divertido la alta escalera en la que ella estaba encima.

—¡Si me botas juro que te mato!—Exclamo aferrada a la escalera.

—No serias capaz.— Le dijo Jhon con un deje de superioridad.

—¿Oh, quieres ver que si?—Una sonrisa maliciosa muy extraña en ella se dibujo en su rostro.

—Esto será divertido.—rio Leo a mi lado disfrutando de la escena donde ambos chicos se daban miradas amenazantes.

—¿Quieren ver si o no?—Nos llamó Diana.

Me agache sentándome a su lado y olvidando a Lumina y Jhon para concentrarme en el dibujo de un ave fénix de fuego volando en el cielo con todo su esplendor; las llamas que brotaban de sus magestuosas alas me dejaron cautivada. Sus ojos brillaban con un brillo carmesí capaz de hipnotizar. Era una representación al parecer exacta de los ave fénix, no siendo humanos-fénix, siendo solamente las aves de las cuales nacimos. Pero como me contó Lumina; nos hacemos llamar del mismo modo: fénix. Pues en nosotros corre la verdadera sangre y magnificencia de dichas aves.

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Onde histórias criam vida. Descubra agora