Capítulo 44: Te reto a destruirme

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Senix

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Senix

Mantener la calma en momentos desesperantes no era mi fuerte.

Ryan, Dalya y Leyton habían permanecido quietos desde las revelación de mi padre y la reina Erika. Al igual que yo, lucían confundidos.

¿Qué pasaría ahora?

Debía averiguarlo.

Atendí a Dalya y le di un conjunto de pantalones oscuros con camisa color verde selva, idénticos a los que vestían Diana y los demás. A Leyton tuve que crearle la misma ropa materializando la luz. Ya era buena haciendo eso, y no lo digo por alardear. Las heridas de Leyton ya estaban casi sanadas al igual que las de Dalya, pero la debilidad que mostraban era palpable.

—Senix.

Me giré en dirección a la puerta y ahí estaba Leo; vestido igual que los demas: camisa verde y pantalones oscuros. Whoa, todos parecíamos un solo equipo. Solo faltaba Ryan, Lumina y yo, que éramos los únicos que desentonabamos con la ropa grupal.

—¿Qué sucede?—pregunté, detallando su rostro y la tranquilidad que lo rodeaba. Como siempre, quedé inmersa por varios segundos en sus ojos zafiros.

—Debemos ir al salón principal. Todos están reunidos allí. —Respondió, observando a todos en el cuarto y deteniéndose en Ryan.

—De acuerdo, vamos. —Le tendí la mano a Dalya para ayudarla a levantar y ella la aceptó, dudando levemente. Su piel estaba fría, demasiado fría.

Leyton se levantó con menos dificultad y avanzó con nosotros.

—¿Nadie de aquí nos matará si nos ve?—preguntó, observando a ambos lados del pasillo.

—Nadie lo hará, pero si lo intentan tendrás quien te proteja—respondí.

Por suerte, nadie en el pasillo nos quiso atacar con las brillantes armas de oro y acero luminoso. Llegamos al salón principal y a la primera que note fue a Lumina; sobre su nuevo traje de blanco portaba una armadura plateada que la hacía lucir más intimidante y fuerte.

—Al fin llegaron—dijo—, todos estábamos impacientes. Senix, debo hablar contigo...

La Fénix Blanca observó a ambos Fénix Oscuros recién rescatados y sonrió—para mi gran alivio— a ambos chicos maltratados.

—Bienvenidos al Imperio—les dijo con formalidad.

Ryan se le quedó viendo neutro y molesto, como cuando un niño quiere hacer un berrinche.

—A mí no me diste esa bienvenida—refutó—. Más bien parecía que querías golpearme con todo lo que tenías.

Lumina entrecerró los ojos hacia él.

—Créeme, aún quiero golpearte.

—Bieen, Lu, ¿que querías decirme?—los interrumpí.

Tomó mi brazo y me guió aparte de los chicos, para tener un poco de privacidad.

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora