Capítulo 42: Respuestas

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Senix

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Senix

—Mestizo... —pronunció Leo, probando la palabra que lo caracterizaría desde ahora—. No suena tan mal.

Me encogí de hombros y traté de sonreírle—Puedes con esto. Solo tienes una parte... Oscura, y has sabido vivir con ello.

—Hasta ahora. —Dijo mi rubio Guardián, mirando a Ryan sin expresión alguna.

—Esto en verdad supera todos los límites de mis conocimientos. Y no es que sea difícil de entender es solo que... nunca vino a mí información de que existieran Fénix mestizos. —Lumina llevó sus manos hacia sus sienes, masajeando la zona en donde seguro tenía dolor de cabeza.

En una situación como esta, ¿quién no tendría dolor de cabeza?

—¿Como es posible?—inquirió Leo, aún confundido—. Siempre viví aquí en Mifnix... No... no recuerdo nada más que no sea convivir con razas de éste mundo.

—Necesitas recordar. Pero como ya dije... no puedes hacerlo solo. —Me sorprendió el tono suave que empleó Ryan al dirigirse a Leo. Como si él al conocer los secretos que el mismo Leo no recordaba, le sería otorgado el poder de coger confianza y tantear el terreno de... ¿La amistad? ¿La "no golpearse porque sí" ?

—¿Como puede recuperar sus memorias?—me levanté del suelo y le tendí la mano a Leo, quien la aceptó y también se paró—. ¿Tú como recuperase tus memorias, Ryan?

El Fénix Oscuro señaló con un dedo su rostro, no, específicamente sus labios.

—Así.

Enarque una ceja, confundida—¿Señalando tu propios labios..., Ah, tu cara?

Ryan arrugó la frente y me dedicó un gesto que quizás quería decir: "Eres un desastre de la naturaleza, nunca entiendes nada"

—No. —Lumina negó y me miró—. Besándolo—Dijo, sin más.

—¿Qué?—pregunté perpleja.

—¿Qué? Espera... Doble ¿qué?—soltó Leo con una clara y alarmante confusión.

—Es correcto, aprendiz blanca—le dijo Ryan, sonriendo hacia Lumina y usando su encanto en ella.

—No voy a besar a un Fénix Oscuro—Leo frunció el gesto y se pasó las manos por la cara—. No... No besaré a este idiota.

—Créeme, yo tampoco quiero hacerlo. Pero es la única manera—le dijo Ryan, de mala gana.

Esto se estaba poniendo más loco aún.

—Leo, si es la única manera...—empecé a decir.

—No. —Me cortó—. Me niego, aún me queda algo de orgullo.

Gruñí y recibí las miradas extrañadas de los demás. Es que ellos no sabían cuánto me desesperaban.

—Ryan—lo llamé y me miró con sus fríos ojos grises—. ¿Así fue que tu recuperaste tus memorias? ¿Quién te besó?

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora