Pick Me (Justin Bieber y Tú)

By jbinmybackpack

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Tres hermanos. Misma cara. Aspecto totalmente diferente. Un nerd, un deportista y un problemático. Cada uno a... More

Pick Me (Justin Bieber y Tú)
Capítulo 1: ¿Quieres apostar?
Capítulo 2: Me caes bien aunque seas idiota
Capítulo 3: Déjame un buen recuerdo
Capítulo 4: Estoy harto de contenerme contigo
Capítulo 5: El pequeño incordio te encanta
Capítulo 6: Te dije que habría consecuencias
Capítulo 7: Necesito respuestas
Capítulo 8: Estoy tratando de arreglar las cosas
Capítulo 9: No juegues con fuego
Capítulo 10: Ya me estoy quemando y no me importa
Capítulo 11: No te metas en lo que es mío
Capítulo 12: Seré mejor que él
Aviso de Maratón
Capítulo 13: Jamás Debí Elegirte
Capítulo 14: No tener miedo a morir es peligroso
Capítulo 15: No quiero que duela
Capítulo 16: De entre todas las opciones que tenías, me elegiste a mí
Capítulo 17: Seré tu más fiel aliado
Capítulo 18: Tenemos que acabar con esto
Capítulo 19: Es y siempre ha sido él
Capítulo 20: Tiene sus días contados
Capítulo 21: Eres mi estrella
ALERTA FANTASMAS!
Capítulo 22: ¡Una relación es de dos!
Capítulo 23: Esto no va a acabar aquí
Capítulo 24: Adónde vayas tú, voy yo contigo
Capítulo 25: No te voy a soltar
Capítulo 27: Son muy sospechosos
Capítulo 28: Ponme el anillo
Capítulo 29: Todos bajo mi mano
Capítulo 30: Pelearemos juntos hasta el final

Capítulo 26: Viviendo un sueño

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By jbinmybackpack

Capítulo dedicado a Andrea Horan por su cumpleaños y siempre estar ahí dándome ideas de su imaginación para que las plasme en cada una de mis novelas ;) Love you baby

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Ambos estábamos tumbados en la cama. Justin dormía con su brazo sobre mi cintura y su cara apoyada en mi hombro. Había tenido una pesadilla y me había despertado una vez más a mitad de la noche, por suerte esta vez sin molestar al chico que descansaba a mi lado.

Lo veía respirar plácidamente y con su rostro libre de expresiones. Se veía como un ángel. Bajé la mirada a su hombro y vi la herida de bala … Mi ángel guerrero.

Tomé el móvil de la mesita de noche y comprobé la hora: pasaban las tres y cuarto de la madrugada. Suspiré y volví a mirar a Justin, en un impulso le hice una foto con el móvil y sonreí sabiendo que a él no le gustaría mucho que tuviera fotos suyas de ese tipo, pero a mí me fascinaba verlo dormir así que capturar esos momentos no era algo que fuera a detener.

Dejé el móvil donde estaba con cuidado de no moverme mucho ni hacer ningún ruido para no despertarlo. Entonces sentí a Justin moverse para amoldar su cara a mi hombro y su brazo apretarse a mi cintura. Sonreí muerta de ternura y besé su frente.

-¿____? –musitó.

No estaba segura de si seguía dormido o estaba despertando por lo que me limité a responder con un:

-¿Hmmm?

-¿No puedes dormir? –definitivamente él no dormía.

-Fue la misma pesadilla de siempre—respondí sintiéndome culpable de despertarlo nuevamente.

Justin alzó la cabeza hincando un codo en el colchón para mirarme. Su mano retiró un mechón de mi pelo de la cara y besó mi sien.

-¿Quieres hablar? –preguntó con la ternura que se le hablaría a un niño. Sacudí la cabeza y permanecí mirando sus ojos soñolientos—. Bueno, vamos a hacer algo para que puedas dormir.

De repente se levantó de la cama y fue a coger una camiseta suya del suelo, se aproximó a mí y me indicó que alzara los brazos. Sonreí por sus acciones de protección y me dejé cuidar por él.

Con su camisa puesta, y él solamente con un pantalón—nuestro atuendo favorito en las últimas horas—salimos fuera de la casa y me guió hasta la parte trasera donde colgaban un par de hamacas, sin embargo sólo le dimos uso a una.

Nos tumbamos juntos, el uno junto al otro. Su brazo rodeaba mis hombros sirviéndome a mí de almohada mientras abrazaba su cintura. Respiré hondo dejándome embriagar por las sensaciones: su aroma, su cuerpo fuerte, la suavidad de su piel contra la mía, el frescor del aire y la leve luz que nos daban la luna y las estrellas.

Alcé el cuello para mirar la cara de Justin y después apreciar la noche estrellada en el cielo.

-Desde aquí se ven mucho mejor, ¿eh?—me dijo. Asentí y me quedé mirando hacia arriba absorta en mis pensamientos por unos minutos—. Necesitamos arreglar este asunto de tus pesadillas, Queen.

-Lo sé … Lo siento—no podía evitar sentirme culpable por alterar su sueño junto al mío.

-No lo sientas, no es tu culpa, ¿vale?—puso un dedo bajo mi mentón y alzó mi cara para ver mis ojos—. No me importa cuantas veces me despiertes. Lo que me preocupa es lo que pase por tu cabeza. Has pasado por demasiadas cosas este verano y … Es normal, ¿sabes? Realmente que tengas pesadillas es la menor de las secuelas que podrías haber tenido. He tenido un miedo horrible por ti, por que presenciaras lo de Rose, amenazas de muerte, que te atacaran y acabases en el hospital, Natalie … Todo eso es demasiado para una persona como tú, y has estado conmigo a pesar de todo. Si acompañarte en tus noches en vela es el precio a pagar, lo hago con gusto. Pero lo que más quiero es tu bienestar, bebé, y realmente no sé que hacer para ayudarte en esto … Intento que me hables pero tú no haces más que guardar todo para ti y darle vueltas en tu cabecita—acarició mi mejilla con el dorso de su mano y tiré de mis labios hacia arriba para aliviar la incomodidad que empecé a sentir por dentro—. ¿Qué has estado soñando?

Respiré profundamente cerrando los ojos y retuve el aire en mi interior unos segundos para soltarlo lentamente. Al abrir mis párpados seguí encontrando los preocupados ojos de mi novio y me quise dar una bofetada por llevar las cosas a ese nivel.

-Yo no quería preocuparte con mis tonterías con todas las preocupaciones que tenías tú en mente—su mandíbula cayó por un segundo y luego la apretó con fuerza cuando dije aquello. Iba a decir algo pero puse mi índice en sus labios para que me dejara hablar—. Sigo soñando con mi madre. A veces sueño que soy una niña con mis padres y de repente estoy sola en el parque y me pierdo, lloro y nadie me oye. No hay nadie. Pienso en ti y te veo pero eres frío. Alguna vez te he visto con Natalie en esos sueños y quería despertar pero no podía. Nunca me despierto hasta que veo que alguien ha muerto, tú, ellos, yo … –me estremecí y Justin me apretó entre sus brazos—. He llegado a soñar que me tiraba por un precipicio para acabar con todo.

-Dios—siseó apretándome más. Podría cortar mi respiración en cualquier momento—. Jamás, jamás se te ocurra hacer algo así. —Lágrimas manaron de mis ojos perdiéndose en su pecho al recordar las horribles sensaciones durante esas pesadillas. Siempre se sentían demasiado reales—. Vamos a hacer una cosa—retiró el agua de mi cara y se agachó para besar mi frente—, a partir de ahora, cuando nos acostemos me contaras tus mejores momentos, ¿de acuerdo? Pensaras en cosas buenas antes de dormir—me guiñó el ojo con confidencialidad.

-Mi madre solía decirme que pensara en cosas bonitas por las noches … –recordé con nostalgia.

-Cuéntame más—me animó acariciando mi brazo.

De aquella manera empecé a hablar sobre como mi madre se quedaba conmigo a leerme cuentos hasta que me durmiera, como solía tararear su canción preferida cuando estaba triste para que me animara o con que clase de regalos me sorprendían al venir de hacer compras.

Justin rió un poco conmigo y continuó acariciándome hasta que me quedé dormida en mitad de una frase y con una sonrisa en los labios.

No hubo noche que no practicáramos aquello a partir de entonces. Él a mí y yo a él, ambos nos contábamos todo lo que nos hacía sentir mejor para irnos a descansar tranquilos y con nuestra mente despejada de preocupaciones. No hubo pesadillas que nos asaltaran más.

* * *

Salí del baño envuelta en una toalla y me dirigí a la habitación que estábamos ocupando caminando de puntillas por mis pies descalzos. Al entrar al cuarto me encontré con una caja blanca bastante plana. Sobre ella había una nota: “Te debía uno de estos, JB”.

Fruncí el ceño sin saber a que se refería y enseguida abrí la caja. Descubrí un conjunto de lencería negra en encaje en su interior. Contemplé las braguitas mordiéndome el labio y una ligera carcajada escapó de mis labios al recordar que Justin había roto mi ropa interior en uno de nuestros encuentros en su Mustang.

Seguimos besándonos mientras Justin alzaba mi falda vaquera y me cogía por los muslos. Sin que me diera cuenta pasó las manos a mis caderas, y sólo cuando escuché la tela rasgarse, me enteré de que se había deshecho de mis bragas.

-Me comprarás unas nuevas – protesté.

-Lo haré – rió por lo bajo.

Me vestí enseguida con mi nuevo regalo y me miré en el espejo. Sostén, tanga y ligueros con medias negras. Mi pelo húmedo caía sobre mi pecho haciendo ligeras ondas y mis labios se veían muy rosados. Me puse de lado y contemplé mi figura: aquella nueva lencería realzaba perfectamente tanto mi busto como mi trasero haciéndome sentir sexy. Una parte de mí gritaba que parecía una prostituta para regañarme … La otra estaba emocionada por ver la reacción de mi novio y poder jugar con él.

Escuché la puerta abrirse y me giré de inmediato para ver a Justin petrificado bajo el marco del umbral con una taza en su mano.

-Joder—siseó.

-Tienes buen gusto—alagué dando una vuelta sobre mí misma para dejarlo verme. Al regresar a su mirada vi sus ojos totalmente oscuros—. ¿Justin?

-Túmbate en la cama—ordenó.

Su voz me hizo temblar de excitación provocando que acatara en cuestión de segundos. Lo contemplé desde el centro de la cama empezar a quitarse su ropa. Los pantalones y la camiseta primeramente, dándome una maravillosa vista de sus músculos flexionados y su piel llena de tatuajes. El tono dorado de su tez resaltaba con sus boxers negros. Recorrí su cuerpo con mi vista, obsesionada con las líneas que se formaban en su cadera y se perdían en el interior de su ropa interior junto con un pequeño camino de vello que descendía desde su ombligo.

Justin se acercó con la taza que había traído y lo dejó sobre la mesilla de noche con un brillo divertido en sus ojos.

-Vamos a jugar un poco hoy, ¿qué te parece? –preguntó con una calma inquietante. Metió el dedo en la taza y llevó a su boca la sustancia marrón que se había pegado a él—. ¿Te gusta el chocolate, cielo?

-Sí—asentí lamiendo mis labios en anticipación. Una idea cruzó por mi mente en ese momento y me giré para buscar en un cajón de la mesita de noche—. Ya que quieres jugar … ¿te apetece probar esto? –cuestioné sacando las esposas que me habían regalado en mi cumpleaños. Sus ojos, de alguna manera se oscurecieron más en deseo mientras tragaba saliva fuertemente.

-Deja la llave y unos condones bajo mi almohada—respondió.

-Bien—dije haciendo lo que dijo. Luego me levanté de la cama y me puse frente a él lista para tomar algo del control—. Ahora, señor Bieber, déjeme demostrarle quien soy yo—añadí colgando las esposas detrás de mis braguitas.

Me agaché y tiré de los boxers de Justin hacia abajo para dejarlo completamente desnudo. Sonreí con picardía y volviendo a su altura le empujé de los hombros para que se sentara al borde la cama.

Siendo algo perversa, alcé una pierna y coloqué el pie entre el hueco de sus piernas. Deshice el broche de los ligueros y miré a Justin, el cual estaba expectante.

-Bájala. Despacio – ordené señalando la fina tela.

Justin obedeció inclinándose hacia delante para colocar sus dedos en el borde de la liga y empezar a estirar hacia abajo. Deslicé mi pie hacia su entrepierna haciéndolo gemir. Estaba duro como una roca. Su boca bajó hasta mi rodilla para empezar a dejar besos en mi pierna mientras se deshacía de la media. Al terminar, bajé la pierna ya descubierta para colocar la otra y esta vez juguetear con los dedos de mis pies en su dureza, torturándolo un poquito. Noté su impaciencia y ladeé una sonrisa.

Casi desnuda, con tan sólo mis bragas, lo empujé del hombro una vez más para que se tumbara en la cama.

Lo contemplé gloriosamente desnudo mientras él me miraba apoyado en sus antebrazos. Sentí la humedad creciente entre mis piernas y las ansias de querer darle placer.

-Eres un jodido dios, Justin Bieber – musité.

Justin sonrió y se colocó en el centro de la cama a la espera de mi siguiente movimiento. Gateé sobre su cuerpo hasta quedar cara a cara con cada una de mis rodillas a un lado de sus caderas.

Me agaché y lo besé en los labios por primera vez desde que estábamos en aquella habitación. Su boca fue persistente e intensa sobre la mía introduciendo su lengua en mi cavidad bucal. Sus manos me recorrían por la cintura bajando hacia mis caderas hasta el borde de mis bragas. De un momento a otro se escuchó el desgarramiento de la tela. Sentí fuego y algo contraerse entre mis muslos. La necesidad de su cuerpo incrementaba por momentos.

-Volveré a comprarte otras – se burló sobre mis labios.

Hice un mohín y recogí las esposas caídas en el colchón.

-La próxima vez no me las vas a romper, cariño – contesté haciendo bailar las esposas en mi mano.

Torció a sus labios hacia arriba en burla. Sin esperarlo, alzó su cadera haciendo rozar su miembro en el vértice de mi feminidad. Gemí en el acto desplomándome ligeramente sobre su cuerpo. De un momento a otro, Justin era el que estaba encima de mí y me había arrebatado las esposas.

Descendió sobre mí para besarme apasionadamente, entrelazando nuestras lenguas y manteniendo una batalla por el territorio al tiempo que yo aprovechaba para deslizar mis manos por sus bíceps, sus hombros, su espalda y bajando hasta sus glúteos. Me deleité con tacto de su cuerpo mientras Justin descendía el camino de sus besos a mi cuello, asunto que detuvo en cuanto apreté sus nalgas entre mis manos.

-Chica mala – regañó con una sonrisa perversa. Tomó mi mano y en un instante había capturado mi muñeca con una de las acolchadas esposas –. Alza los brazos.

Obedecí mientras contemplaba su rostro volverse serio al concentrarse en lo que estaba haciendo. Miré hacia arriba viendo como Justin pasaba la cadena de las esposas por detrás de un barrote del centro, luego tomó mi otra muñeca para aprisionarla dejándome de tal forma encadenada al cabecero. Tiré un poco para comprobar que no podía escapar.

-Ahora eres toda mía – susurró retirando mi cabello de los hombros.

Un temblor y un cosquilleo me recorrieron por distintas partes del cuerpo. Justin tiró de mi cuerpo hacia abajo para que mis brazos se mantuvieran totalmente estirados y una vez que me tenía a su total merced su boca se hizo con uno de mis erectos pezones.

Alargó un brazo y se hizo con el chocolate líquido que él había traído antes para esparcirlo por mi vientre, rellenando incluso mi ombligo. Sentí las caricias de sus labios junto con la suavidad de su lengua saboreando los sabores.

-¿Quieres chocolate, nena?

-Sí—dije gimoteando.

Lo vi volver a meter los dedos en la taza y después los llevo a mis labios para que lo saboreara.

-Chupa—dijo. Haciéndole caso, obtuve todo el dulce de sus dedos pasando mi lengua sobre ellos como si de una felación se tratara—. Está más bueno sobre tu cuerpo—me guiñó.

-Entonces dámelo con tus labios—rogué.

Sonrió mientras mojaba delicadamente de chocolate mi boca entreabierta con sus dedos. Un instante después me besó entre mezclando su sabor con el más dulce haciendo un rítmico baile con nuestros labios.

Después de aquello su cara fue descendiendo entre mis pechos hacia abajo, haciendo que el pelo de su frente cosquilleara en mi vientre. Las ganas de enredar mis dedos entre aquellas hebras rubias se hicieron presentes pero fue imposible poder tocarlo. La impotencia empezó a aparecer.

-Justin – siseé.

-¿Qué pasa, cariño? – preguntó colocándose entre mis piernas.

-Oh, Dios, ¿qué vas a hacer? – empecé a ponerme nerviosa.

-Shh, tranquila – instó. Dio un beso en la cara interna de mi muslo –. Te va a gustar. ¿Confías en mí? – asentí algo recelosa –. Pues disfruta, nena.

En ese mismo instante enterró su rostro en mi sexo y empezó a lamer cada punto de placer a su alcance. Sentí su lengua deslizarse entre mis pliegues y hacer círculos alrededor del cúmulo de nervios que formaban mi clítoris. Jadeé su nombre necesitando aferrarme a él … Imposible, pero necesitaba presionarlo contra mí por lo que mis caderas se movieron instintivamente agarrándome al barrote del cabecero con las dos manos.

-Quieta – instó sujetándome con sus manos contra el colchón.

-Justin – respondí perdida en la nube de placer en la que estaba subiendo.

Repentinamente, un dedo entró en mi interior haciéndome clamar con un grito y arquear la espalda.

-¿Sabes lo bien que hueles, Queen? – sentí su nariz hundirse en mí deslizándose hacia arriba hasta el monte de Venus. Un nuevo lametón y otro dedo en mi interior. Chillé su nombre –. ¿Quieres que pare?

-¡No! – clamé.

Lo escuché reír por lo bajo mientras yo cerraba los ojos y me dejaba llevar por él y su magia. El placer fue construyéndose haciéndome gemir más fuerte y más seguido. Mis piernas se sacudían sin control al no poder moverme de ninguna otra manera, cosa que a Justin le incordio por lo que se detuvo y dio un beso en mi centro con sus mullidos labios.

-Justin, por favor – rogué.

-Calla – respondió. Noté su voz muy cerca de mi oído por lo que abrí los ojos encontrándome de pleno con sus ojos –. Eres preciosa, ¿lo sabías? – no respondí. Lo único en lo que estaba centrada era en su preciada mirada miel. Adoraba sus ojos. Quería acariciarlo para demostrarle mi amor pero una vez más, me encontraba esposada –. Eres mía.

-Bésame, Justin – supliqué desesperada.

-No sólo te voy a besar, cariño – sonrió.

Deslizó la mano debajo de la almohada y tanteó hasta encontrar el tacto de lo que parecía buscar. Esperé que fueran las llaves de las esposas pero no, era un paquetito de aluminio.

-Justin, quítame las esposas – pedí extasiada.

-¿Te hacen daño? – abrió los ojos mirándome alertado al instante.

-No, necesito tocarte. De forma desesperada – hice hincapié.

Sonrió con malicia. No se iba a apiadar de mí. Entre los dientes y su mano izquierda, Justin rompió el papel de aluminio y segundos después tenía la goma enfundada.

-Y yo necesito estar dentro de ti – dijo.

Justo después me penetró por completo de un golpe. Siendo inconsciente, tiré de mis brazos y haciendo que las esposas tiraran de mi piel y chillé llena de sensaciones, tanto de placer como de frustración.

Las manos de Justin se deslizaron por mis piernas y las alzó ligeramente mientras seguía moviéndose en mi interior. Me besó entregándome todo de él. Poco a poco hizo que fuera doblando las rodillas tirando de ellas hacia mis hombros, por lo tanto, penetrándome más profundo. Lo que en parte dolía pero me llenaba de un exquisito placer y deseo infinito. Mis manos se sujetaban con fuerza del barrote en el cabecero tratando de hacer que mantuviera la poca compostura que me quedaba.

-Mírame, ____ – siseó rozando nuestros labios.

Entreabrí los ojos como pude mientras Justin daba estacada tras estacada con fuerza, llenándome y haciéndome sentir completa. Su ritmo se aceleraba al igual que nuestras respiraciones. Una fina capa de sudor nos cubría a los dos mientras nos dejábamos llevar por el placer que nos proporcionaban nuestros cuerpos unidos.

-____ – volvió a llamarme –. Oh, mierda – gimió posando su frente sobre la mía y cerrando sus ojos. Se mantuvo quieto recuperando la compostura –. Espera – siseó sin aliento.

-¿Qué pasa?

-Quiero alargarlo un poco más, sólo eso – dijo a duras penas.

Sin darme cuenta, había liberado mis manos. Sonreí volviéndome a sentir con poder. En ese momento me sentí como un animal recién liberado de su prisión deseando demostrar de que era capaz, por lo que sin que él siquiera lo viera venir, lo empujé hacia un lado colocándome encima de su cuerpo. Puse mis manos en sus pectorales y empecé a moverme sobre él.

Pude ver la leve sonrisa en su rostro mientras me sostenía por las caderas. Los dos conectamos nuestras miradas mientras hacíamos el amor hasta que me agaché para besarle.

-Te amo – confesó entre gemidos.

Y aquello me hizo cerrar los ojos mientras terminaba de dejarme llevar hasta llegar a mi ansiado clímax seguido del suyo acompañado de algún gruñido.

Me mantuve con los ojos cerrados, mi cara sobre su pecho y mis manos alrededor de sus hombros de forma semiinconsciente. Imaginaba lo que sería pasar el resto de nuestros días en aquella isla, crecer, madurar, quedar apartados de los problemas por siempre, dedicarnos el uno al otro, crear nuestra propia familia y simplemente seguir siendo felices de aquella manera hasta ser viejos. Cosas imposibles pero que te encantan visualizar porque al fin y al cabo, soñar es gratis. Y lo que estaba viviendo en ese momento, era un sueño.

No sabía cuanto tiempo había pasado entre que descansábamos de nuestra maratón y yo recreaba mi vida fantástica hasta que el sonido del teléfono empezó a despertarme de mi sueño intermedio.

Las caricias de Justin en mi lumbar –las cuales no había notado hasta que empecé a echarlas de menos– desaparecieron y en su lugar me tumbó a un lado de la cama con cuidado para que continuara con mi letargo.

-No te duermas mucho, tenemos que ducharnos—me recordó besando mi frente.

Asentí abrazándome a la almohada mientras él me tapaba con una sábana. Estaba cansada y mi parte racional no funcionaba para recordarme lo último que había dicho Justin. Sin embargo, el sonido de su voz en el pasillo hizo que no pudiera caer fácilmente en el sueño.

¡¿Estás seguro?! –le oí decir alterado—. Está bien, no hagáis nada. Estaremos enseguida en Stratford.

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HEY BABIES!!! LEED, POR FAVOR: Aquí estoy de vuelta, siento el retraso. Han sido tres semanas de puros líos y estrés y he hecho lo que he podido. Espero que me disculpéis, pero los estudios van primero :) 

Este no es de mis capítulos preferidos, no sé ... El principio si me gusta, creo que el tema de las pesadillas era algo normal a tratar después de todo lo que Queen ha experimentado y todos los cambios en su vida. 

En fin, y luego Biebs y rayis ... Escena caliente ... He intentado innovar un poco pero sinceramente no estoy muy convencida de que me haya salido bien. ¿Podéis ser honestas y decirme si os gusta o NO? Yo hay veces que realmente me canso de escribir sexo xD Os consulto por esto ... Realmente no considero mis novelas como eróticas y creo que esta podría ser la última escena de cama que describo con tantos pelos y señales en la novela, así que si no estáis de acuerdo MANIFESTAOS y comentad. Yo hago lo que vosotras mandéis, por mí no hay problema ;D

Y bueno, ya vuelven a Stratford, a todo el embrollo y se van a descubrir un montón de cosas que os van a dar como un pez en toda la cara jajajjajaja Creo que quedan un máximo de diez capítulos pero ya veré ...

Por otro lado, DIOS LA NOVELA HA SUPERADO YA 25 MIL VISITAS!!!!! PARTY HARD!! Muchas gracias por todo en serio, me hacéis el día con estas cosas. POR FAVOR SEGUID VOTANDO Y COMENTANDO. 

I LOVE YOOOOUUUU <3

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