✔ Ghoulish/ Los hijos del Dia...

By Createdbyeibi

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Volumen II-Los hijos del Diablo La oscuridad puede ser tu mejor aliada ¿Qué puede sentir un corazón herido... More

Antes de leer...
-Segunda parte-
g h o u l i s h
Traición
1» 𝔅𝔩𝔞𝔰, 𝔲𝔫𝔞 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔞 𝔯𝔞𝔯𝔞
2» 𝔩𝔞𝔰 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔞𝔰 𝔞𝔪𝔦𝔰𝔱𝔞𝔡𝔢𝔰
3» 𝔩𝔞𝔭𝔦𝔡𝔞𝔰 𝔠𝔬𝔫 𝔫𝔬𝔪𝔟𝔯𝔢𝔰 𝔠𝔬𝔫𝔬𝔠𝔦𝔡𝔬𝔰
4» 𝔢𝔩 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔬 𝔫𝔬𝔳𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔪𝔞𝔪𝔞
5» 𝔢𝔩 𝔯𝔢𝔤𝔯𝔢𝔰𝔬 𝔞 𝔩𝔞 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔦𝔡𝔞𝔡
6» 𝔢𝔵𝔬𝔯𝔠𝔦𝔰𝔱𝔞 𝔡𝔢 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰
7» ℭ𝔞𝔱𝔥𝔢𝔯𝔦𝔫𝔢, 𝔞𝔮𝔲𝔢𝔩𝔩𝔞 𝔞 𝔩𝔞 𝔮𝔲𝔢 𝔪𝔞𝔱𝔞𝔯𝔬𝔫
8» 𝔰𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬 𝔲𝔫𝔞 𝔥𝔲𝔪𝔞𝔫𝔞 𝔬𝔯𝔡𝔦𝔫𝔞𝔯𝔦𝔞
9» 𝔢𝔩𝔩𝔬𝔰 𝔠𝔞𝔪𝔦𝔫𝔞𝔫 𝔢𝔫𝔱𝔯𝔢 𝔫𝔬𝔰𝔬𝔱𝔯𝔬𝔰
10» 𝔫𝔲𝔫𝔠𝔞 𝔠𝔬𝔫𝔣𝔦𝔢𝔰 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔥𝔦𝔧𝔬 𝔡𝔢𝔩 𝔇𝔦𝔞𝔟𝔩𝔬
11» 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔱𝔢𝔯𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔞 𝔪𝔲𝔢𝔯𝔱𝔞
12» 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔢𝔫 𝔩𝔞 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔦𝔡𝔞𝔡
13» 𝔐𝔞𝔪𝔪𝔬𝔫, 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔠𝔬𝔡𝔦𝔠𝔦𝔞
14» 𝔲𝔫 𝔟𝔞𝔫𝔮𝔲𝔢𝔱𝔢 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔞𝔠𝔬
15» 𝔡𝔢 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔬 𝔢𝔫 𝔠𝔞𝔰𝔞
16» 𝔩𝔬𝔰 𝔥𝔢𝔯𝔪𝔞𝔫𝔬𝔰 𝔪𝔞𝔰 𝔯𝔞𝔯𝔬𝔰 𝔡𝔢 𝔱𝔬𝔡𝔬𝔰
17» 𝔩𝔞 𝔭𝔬𝔰𝔢𝔠𝔦𝔬𝔫 𝔡𝔢𝔩 𝔢𝔫𝔢𝔪𝔦𝔤𝔬
18» 𝔪𝔞𝔫𝔱𝔢𝔫𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬 𝔞𝔩 𝔢𝔫𝔢𝔪𝔦𝔤𝔬 𝔠𝔢𝔯𝔠𝔞
19» 𝔩𝔞 𝔱𝔯𝔞𝔪𝔭𝔞 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔖𝔲𝔟𝔱𝔢𝔯𝔯𝔞𝔫𝔢𝔬
20» 𝔢𝔩 𝔪𝔞𝔫𝔲𝔞𝔩 𝔡𝔢𝔩 𝔢𝔵𝔬𝔯𝔠𝔦𝔰𝔱𝔞
21» 𝔫𝔬 𝔠𝔬𝔫𝔣𝔦𝔢𝔰 𝔢𝔫 𝔩𝔬𝔰 𝔪𝔞𝔫𝔦𝔭𝔲𝔩𝔞𝔡𝔬𝔯𝔢𝔰
22» 𝔑𝔞𝔱𝔥𝔞𝔫𝔦𝔢𝔩, 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔠𝔞𝔦𝔡𝔬
23》𝔏𝔢𝔳𝔦𝔞𝔱𝔞𝔫, 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔢𝔫𝔳𝔦𝔡𝔦𝔞
24» 𝔩𝔞 𝔗𝔯𝔬𝔪𝔭𝔢𝔱𝔞 𝔡𝔢𝔩 𝔄𝔭𝔬𝔠𝔞𝔩𝔦𝔭𝔰𝔦𝔰
25» 𝔱𝔞𝔫 𝔥𝔲𝔪𝔞𝔫𝔬 𝔠𝔬𝔪𝔬 𝔭𝔲𝔢𝔡𝔞 𝔰𝔢𝔯
27» 𝔢𝔩 𝔱𝔦𝔢𝔪𝔭𝔬 𝔠𝔬𝔯𝔯𝔢...𝔱𝔦𝔠 𝔱𝔞𝔠, 𝔅𝔩𝔞𝔰
28» 𝔩𝔬 𝔮𝔲𝔢 𝔫𝔬𝔰 𝔞𝔱𝔞 𝔞 𝔩𝔞 𝔭𝔢𝔯𝔡𝔦𝔠𝔦𝔬𝔫
29» 𝔩𝔞 𝔉𝔯𝔞𝔱𝔢𝔯𝔫𝔦𝔡𝔞𝔡 𝔡𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬
30» 𝔢𝔩 𝔞𝔩𝔪𝔞 𝔡𝔢 𝔲𝔫 𝔦𝔫𝔬𝔠𝔢𝔫𝔱𝔢
31» 𝔡𝔬𝔫𝔡𝔢 𝔩𝔩𝔬𝔯𝔞𝔫 𝔩𝔞𝔰 𝔄𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔪𝔞𝔩𝔡𝔦𝔱𝔞𝔰
32» 𝔈𝔩 𝔠𝔞𝔩𝔬𝔯 𝔡𝔢𝔩 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔬 ℑ𝔫𝔣𝔦𝔢𝔯𝔫𝔬
33» 𝔞𝔩 𝔣𝔦𝔫𝔞𝔩, 𝔰𝔬𝔩𝔬 𝔲𝔫𝔬 𝔮𝔲𝔢𝔡𝔞𝔯𝔞 𝔡𝔢 𝔭𝔦𝔢
34» 𝔩𝔞 𝔠𝔬𝔯𝔬𝔫𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫 𝔡𝔢𝔩 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔬 𝔏𝔲𝔠𝔦𝔣𝔢𝔯
35» ...𝔩𝔞 𝔠𝔞𝔦𝔡𝔞 𝔡𝔢𝔩 𝔓𝔞𝔯𝔞𝔦𝔰𝔬 𝔡𝔢 𝔇𝔦𝔬𝔰
36» 𝔊𝔥𝔬𝔲𝔩𝔦𝔰𝔥
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26» 𝔩𝔬𝔰 𝔢𝔫𝔢𝔪𝔦𝔤𝔬𝔰 𝔰𝔦𝔢𝔪𝔭𝔯𝔢 𝔰𝔢𝔯𝔞𝔫...¿𝔞𝔩𝔦𝔞𝔡𝔬𝔰?

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By Createdbyeibi


       Scott aparca frente a casa. Son las cuatro de la mañana de una noche calurosa. Pone el freno de mano, apaga el motor y se recuesta contra el asiento. Yo hago lo mismo, solo que mi vista se siente cansada, pero mi cuerpo está tan relajado que me rodea una buena vibra. Siento las manos de Scott que toman la mía y entonces ambos nos miramos. Me hace caricias hasta que la levanta y deja un beso allí en mi piel.

-¿Cómo te sientes?-pregunta.

-Creo que bien.

-¿Crees?-ante mi silencio, dice:-Ven aquí-tira de mí para que mi cuerpo pase por encima de la caja de cambios. Sin reprochar, me siento sobre su regazo dejando que sus manos queden sobre la piel de mis muslos. Levanta un poco la cabeza para observarme-¿Por qué tan así?

Me acomodo el cabello detrás de la oreja. Todavía está húmedo, algo que me alegra y me brinda frescor. Ya pasamos por esto, los dos. Hace un año. Yo me entregué a él, confié en él y entonces me abandonó como si yo fuese un simple juguete. No me malinterpreten, estar con Scott se siente extraordinario, tiene esa sutileza para tocarme, delicadeza. Cada roce suyo es una nueva droga para mi cuerpo. Me encanta. Vamos, eso no es noticia. Lo que quiero decir es que esto lo quise yo, si estoy aquí es por algo, si dejé que me tocara nuevamente, también eso lo busqué. Sin embargo, el miedo a que vuelva a pasar algo como antes me embarga. Es la herida que aún no cicatriza, que me dice que tenga cuidado, que no entregue mi corazón así de simple.

Scott me aprieta las piernas tiernamente. Hace un puchero.

-Dime.

Nunca lo vi tan así. Quisiera saber si de verdad hace esto porque me quiere, que no está jugando con mis sentimientos.

-Nada. No es nada.

-¿No te gustó?

-No es eso. Es decir, sí...

-¿Pero...?

-Pero no creo que esto me demuestre lo que quieres.

Levanta una ceja.

-Explícate-Suspiro. ¿Por qué para él es tan difícil? Se acerca para dejar un beso en mi cuello. Eso me quema, prende fuego mi piel-Dale...

-No hagas eso. Me distrae.

Se aleja, levanta las manos para que vea que va en serio.

-Te escucho, mi cielo.

El corazón me da un vuelco.

-¿En serio?-yo me río-¿Mi cielo?

Asiente con un movimiento de cabeza, lleva las manos hacia mis cachetes y los aprieta. Deja un beso en mis labios y me suelta. Sus manos me rodean.

-¿Qué te ocurre?-pregunto, extrañada.

-Nada. ¿Por qué?

Me encogo de hombros.

-Estás...diferente.

-¿Es porque te abrazo? ¿Porque te doy besos, porque te invito a hacer algo extremadamente humano?

-Exactamente por eso.

Él se deja caer contra el asiento nuevamente. Aleja las manos de mí y cuenta:

-Quiero pasar el tiempo que pueda junto a tí. Después de todo lo que pasó, por todo lo que tenemos que transcurrir...es lo único que quiero y deseo.

-¿Eso quiere decir que no me dejarás?-pregunto casi como un susurro. Parece más una afirmación que una pregunta. Scott me mira detenidamente, tal vez pensando en las próximas palabras que va a decir-No hay trucos debajo de la manga, ¿cierto?

Tarda en responder:

-No hay nada más que yo quiera hacer ahora, que pasar tiempo contigo.

-Stacy...

Scott me da un beso.

-Soy un demonio, Blas. Uno de los hijos del diablo. Tendría que estar en el trono, enfocarme por ganar el duelo. Tendría que haberte asesinado en el primer instante en el que te vi, no haberte dado la pulsera, ni quedarme a tu lado para trabajar contigo. Si hubiese querido dejar las cosas así como estaban, tampoco renunciaría a un ángel, ni siquiera estaría aquí diciéndote que quiero estar a tu lado, que no pasa ni un minuto en el que te piense.

Me quedo estática. Se me escapa una sonrisa tierna. Scott toma mi mano y juega con sus dedos hasta entrelazarlos con los míos. Observo cada movimiento que hace, con lentitud y suavemente, como si me quisiera recordar por siempre. Pego la frente a la suya, cierro los ojos. De pronto siento tanta paz a su lado...es irónico, ¿quién lo iba a decir?

-Tampoco puedo dejar de pensar en tí.

Me abraza. Me toma de la cintura y me pega a él tanto como puede. Yo lo tomo del rostro y lo beso. Arqueo la espalda y me posiciono mejor encima suyo para profundizar el beso. Él aprieta mis muslos, sigue mi ritmo. Esto es lo que más adoro de Scott, el sentir cómo todo mi ser le corresponde sin mayor esfuerzo. Introduzco las manos por debajo de su camiseta. Bajo hasta el borde del jean, mis dedos rozan su piel y él gime.

-¿Qué haces...?-susurra en mi oído.

-Shh...solo...relájate.

Está a punto de darme un beso, pero lo estampo contra el asiento y me muevo un hacia atrás, hacia sus rodillas, para tener más espacio. Él alza los brazos y los deja sobre su cabeza mientras que baja la mirada hasta mí, más oscura de lo normal. La noche nos envuelve, el auto tiene vidrios polarizados.

-Ya es tarde, Blas-susurra de nuevo-Tienes que descansar.

-Nunca es tarde cuando estoy contigo.

Meto la mano por debajo de sus pantalones, incluso de sus bóxers. Veo cuando cierra los ojos por el roce y su boca se abre, su pecho sube y baja lentamente. Sin embargo, cuando lo tomo y quiero continuar, me toma del brazo y me detiene.

-No haremos esto ahora, ¿de acuerdo?-pronuncia-Es tarde, tienes que descansar. Mañana será un día largo.

-No quiero-Hago puchero. Scott se ríe. Alarga el brazo para poder abrir la puerta, aunque se interrumpe. Mira por detrás de mí, por el frente del gran vidrio-¿Qué ocurre?

-Vuelve al asiento-manda.

Me aparto de sus piernas y vuelvo a sentarme. Me abrocho el cinturón de seguridad, y al levantar la vista directo a la oscuridad de la noche, solo tardo unos segundos en ver lo que hay allí. No es uno solo, sino que son varios. Se ven como grandes sombras que caminan por el asfalto de la calle. Grandes sujetos con tapados negros que le cubren el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. Parecen túnicas, la briza de la madrugada las mueven. Y de pronto una amarga sensación me rodea, esa que sientes luego de ver una película de terror. Solo que esto sí es verdad. Los sujetos, más de veinte de ellos, avanzan por la calle y emanan de la oscuridad como si fuesen parte de ella. Varias de ellas poseen cuernos, cadenas que chocan entre sí produciendo un agudo ruido.

-¿Demonios?

Scott saca el freno de mano. Pero allí se queda, con ambas manos en el volante, apretandolo con fuerza, sin despegar la mirada del frente.

-Esto no es bueno.

De pronto las sombras nos rodean. Pasan a nuestro lado, abarcando toda la calle, arrastran sus cadenas y las túnicas negras por el pasto del jardín delantero de casa. Los lamentos que emanan de sus bocas y de toda su figura llenan el ambiente. Varias de ellas chocan contra el auto. Pego un grito en cuanto golpean el vidrio a mi lado. Los cristales salen desparramados por el interior del vehículo. Scott me aparta cuando una de ellas mete la cabeza por completo y los cuernos me rozan el rostro. El olor a putrefacción es insoportable. Scott dice algo en su idioma, tira de la túnica negra de la figura y del rostro deforme de la criatura comienzan a caer bichos, hormigas, cucarachas y moscas. Yo grito. Con un movimiento de mano, Scott envuelve al auto con sus tinieblas y la criatura sale despedida, el agujero de la ventanilla se cristaliza con un manto negro, él pisa el acelerador y en seguida salimos a todo lo que da por la carretera.

-¿Qué fue eso? ¿Qué son...?

Observo hacia atrás, en donde las figuras siguen caminando en medio de la noche.

-Son los primeros-explica Scott-Cuando la sexta trompeta truene en los Cielos, el ejército demoníaco de mi padre se hará presente. Estos demonios no son nada a comparación de los que están por venir-Se me eriza la piel al recordar cómo del rostro de uno de ellos caían bichos. Me pongo el cinturón de seguridad, miro al frente-Los llamamos la Guardia Oscura. Plagas. Los que pondrán al mundo en una constante enfermedad.

-¿Y cómo los combates? Tiene que haber algo.

Scott dobla a la derecha en la primera salida. Sé a dónde nos lleva. Primero es hospital, luego las casas adineradas de tres y cuatro pisos. Vamos con Logan.

-No hay nada. Una vez que la trompeta se toca, tienes que dejarlos pasar. Así funcionan las cosas.

-Pero eres el hijo del diablo. ¿En serio...?

-Sí, lo soy. Pero no soy yo a quien obedecen. Sino a mi...

-Xander.

Estacionamos cinco minutos luego. La calle está infectada de bichos, de moscas que vuelan por doquier y cucarachas que caminan casi muertas por el asfalto y el pasto. Parece que están estado vegetativo, a penas se mueven. Cuando salgo del auto tengo que tener extremo cuidado de no pisarlas. Detesto el ruido que hacen al explotar. Subimos los peldaños del porche, y estoy a punto de llamar a la puerta aunque ésta se abre y Logan aparece vestido de entre casa. Mira a todos lados, como loco, luego a nosotros.

-Pasen, rápido-se apresura a decir-Todos adentro.

Así lo hacemos. La casa está iluminada por dentro, hay frascos de sal y otras cosas por encima de la mesa del comedor. Las ventanas tapadas con maderas. Logan toma el martillo y la caja de clavos que dejó en el sofá.

-¿Qué es todo esto?

-Ya viste lo que pasó-responde él-No voy a dejar que esos bichos entren a mi casa, no. Cuanto antes esté protegido, mejor. Deberían hacer lo mismo. Esto va a salir en todos los noticieros, dirán que fue una anomalía biológica-se acerca a la ventana y ante de martillar nuevamente, añade:-¿Se quedarán ahí parados o van a ayudar?

Scott toma un frasco de la mesa.

-¿De donde sacaste esto?-lee la etiqueta:-Cenizas de huesos quemados.

-Aleja a los muertos-explica Logan-Es irónico, ¿verdad? Sus propias cenizas los queman.

-¿Y por qué sabes eso, tú?

-Tengo qué. Si trabajo con demonios y me rodeo de ellos, tengo que tomar ciertas precauciones.

Comienza a martillar. La casa se llena de ruido. Son las cuatro de la mañana. Ya ni sé qué es lo que hago aquí. Avanzo hacia la cocina y abro la heladera. Scott me sigue. Tomo la botella de agua y un vaso. Una vez que me sirvo, me volteo y me apoyo sobre la encima. Scott viene a mí y me toca el pómulo. Me duele.

-Te cortaste.

-No me di cuenta. Recién lo noto.

Apoya la mano sobre la herida y cierra los ojos. Así como hace un año logró curar y cerrarme las heridas, lo hace otra vez. Pica allí en donde se cura. Una vez que abre los ojos, me sonríe.

-¿Estaremos aquí por mucho tiempo?-pregunto.

-Solo hasta que pase.

-¿Y cómo lo sabremos?

-Confía en mí-me saca el vaso de las manos, me sube a la encimera y me sienta allí. Me aparta el cabello a un lado y me abraza. Hunde el rostro en mi cuello-Este es el mejor lugar que tenemos para estar. Puse salvaguardas, todo está protegido. Si llega a entrar algo, lo sabré al instante. Además, llevo conmigo la espada.

-Hay que concentrarnos en el plan-digo yo y se despega de mi cuello-Cuanto antes obtengamos al demonios, podremos plantearle la trampa a tu hermana. Si pudimos derrotarlo una vez, podemos una segunda.

-Ese es el problema, Blas. Nunca lo derrotamos. Mira en dónde estamos, creemos estar un paso por delante de él, pero cuando menos lo esperamos, resulta que Xander ya fue y volvió del infierno varias veces.

-No digas eso. Ten un poco de fé.

-No soy un puto ángel. No me trates como uno.

-No lo hago. Sé quién eres, ¿si? De lo que eres capaz de hacer, Scott. Ten confianza en tí mismo. Deja que te ayudemos. No estás solo en esto.

-El duelo es por lo que nací-susurra-Mi padre me alejó del Infierno, pasé la mayor parte de mi vida entre humanos. Solo. A veces llego a entender que el peor enemigo que me pudo haber tocado, es la soledad. No mi hermano, ni siquiera mi padre. La soledad. Yo y mis pensamientos. Mis sentimientos. Me vuelven loco. Temores que nunca creí posible tener, ahora los veo claro. No voy a renunciar a esto. No a tí. Eres la razón por la que lucho. Porque quiero que este mundo sea seguro para tí.

-Scott...

-Cuando las puertas del Infierno se hayan cerrado, si logramos eso...ya no habrá vuelta atrás, Blas. No habrá nadie que te impida dormir, no habrá voces en tu cabeza, ni siquiera demonios que te atormenten. Estarás segura. Y yo siempre estaré aquí.

Me toca el pecho con un dedo. El corazón. Me mir ahora, sus ojos relucientes, pero con algo que no logro descifrar. Si alguna vez pensé que Scott no tenía ni una pizca de humanidad, me retracto. Está lejos de ser un ángel, su alma es demoníaca, pero su corazón y cuerpo es humano.

El celular en el bolsillo trasero de mi short resuena. Vibra contra la mesada. Tengo una llamada perdida de Audrey de esta noche a las ocho. Aaron es el que me llama ahora.

-Dile al hijo del diablo que mueva el culo cuanto antes al Subterráneo. Tenemos problemas.

-¿Qué…?

Pero la llamada se corta.

-¿Quién era?-pregunta Scott.

-Tenemos problemas. Aaron quiere que vayamos hacia…

-Perfecto-dice Scott y camina hacia el living-Iré a ver qué quiere el idiota ese.

-¿Iré?-digo yo, y lo alcanzo. Logan aún martilla la ventana-Yo también…

Scott se detiene.

-Escuchaste lo que acabo de decir, Blas. Esto es peligroso. Si te.

-Ah, porque para tí no lo es-reprocho. Lo sigo hacia la puerta en cuanto se pone en marcha. Logan detiene su martilleo y nos mira. Tomo a Scott del brazo y lo volteo. Entonces le digo con seguridad:-Trabajamos juntos. Somos una familia, Scott. Prometí ayudarte en esto, no puedes detenerme.

-Sí puedo.

-No. Deja de ser tan...tan...deja de alejarme de tí solo por un momento y date cuenta de que nos necesitas a todos. Esta guerra es de nosotros también. Si tu hermano llega a los Cielos, entonces moriremos todos.

-Tiene razón-acota Logan y viene hacia nosotros-Cuando viniste a mi casa buscando ayuda, yo te la di. A pesar de ser el hijo del diablo, te ayudé. No por mí ni por tí. Lo hice por Blas-Scott suspira. Intercala la mirada entre Logan y yo. Entonces nos envuelve en sus tinieblas-Aguarda...yo no…

Antes de que podamos saltar, contengo el aliento. El manto de oscuridad ya se siente familiar, una sensación de protección inigualable. Scott me pega a su figura, sus brazos me envuelven. Hasta que mis pies tocan el suelo de nuevo, la oscuridad se desvanecen y nos encontramos en una gran sala iluminada por la luz de la luna. Logan se despega de nosotros, cae de rodillas al suelo escupiendo todo.

-¿Qué fue…?

-Bien, ya estamos aquí. ¿Dónde está el exorcista?

-¿Qué fue...que…?-dice Logan aún sobre el suelo, de rodillas. Me acerco para ayudarlo, aunque me aparta y vomita-Mierda.

-Ya, no seas un debilucho-reprocha Scott-Tú quisiste venir.

-No seas así-contraataco yo y ayudo a Logan a levantarse.

Hace un año no sabía qué pensar sobre Logan. ¿Asesino de mi hermana? ¿Cobarde? La cuestión aquí es que todo se transformó: pasamos de ser desconocidos familiares, aunque suene contradictorio, a ser socios en esto. Nadie sabe qué pasará luego de esto, aunque podemos decir que si Scott nunca se hubiera metido en nuestras vidas, en este momento estaríamos viviendo comúnmente como los demás.
Yo no quiero ser así. No quiero ser como todos, seguir una rutina ordinaria y aburrida. Quiero hacer esto, permanecer al lado de Scott y su mundo incluso si es peligroso y oscuro. Mas no tengo otra cosa por la que vivir. No la encuentro.

No me doy cuenta de dónde estamos, no hasta que una puerta se abre en algún lado y la luz blanquecina del exterior nos da en el rostro. Aparecen cuatro tipo: uno vestido de negro: chaleco de cuero con inscripciones blancas, lleno de tatuajes y frases en latín. Un piercing en la oreja, otro en la ceja. Es rubio. Lleva en la mano uno de esos palos que generalmente portan los policías. Luego, distingo a Aaron: lleva el mismo vestuario, solo que sus brazos y su rostro están intactos de tatuajes y aros. Sus ojos marrones buscan los míos entre toda la luz y oscuridad contenida en un mismo lugar. Se lleva las manos a los bolsillos del pantalón negro, en donde las cadenas que cuelgan de su cinturón emiten sonido. Los dos sujetos restantes son Harry, con vendas, cortes y sangre aún seca por doquier. Sin embargo, hay algo en su rostro al verme que cambia. Primero la ira al saber que su contrincante regresó a su guarida, luego la sorpresa de verme aquí y al lado de su propio enemigo. El último sujeto es una chica: lleva un top negro, como todos, sus curvas con prominentes por debajo de esos pantalones de cuero brillante que se ajustan a su cuerpo. El cabello corto, ojos rasgados como todo asiático. Lleva los labios pintados de negro también, con un delineado gatuno que resalta el color verde en sus ojos.

Scott avanza un paso. Señala a Aaron con un movimiento de cabeza.

-¿Qué es esto?

-Es una…-comienza el exorcista, pero el rubio lo interrumpe y Aaron cierra la boca como un perro faldero.

-Tenemos que hablar, demonio-y agrega:-A solas.

-Donde voy yo, van ellos.

-Entonces no tendré problema en matarlos a todos. Alianzas entre humanos y demonios solo significa una cosa: posesión consentida.

-Scott no nos está…

-Oh, con que ese es tu nombre-alza la voz el rubio y se ríe. Harry y la chica también lo hacen, excepto Aaron que me niega con la cabeza y mueve los labios "lo siento"-Scott...suena al nombre que le pondría a mi perro.

-El sabueso del infierno-dice la chica y avanza hacia Scott. El rubio no se mueve, la deja. La chica camina glamurosa, y para ser sincera...siendo asiática, ¿de dónde saca tantas curvas? Scott se queda quieto en cuanto la chica lo toma de la barbilla y lo mira-Adoro a los perros como tú-susurra y veo cómo sus mano bajan por los brazos de Scott-Podríamos divertirnos juntos, ¿no crees?

-Déjalo en paz-digo yo y tomo a la chica del brazo para que deje de tocarlo.

En cuanto lo hago, ella tira de mi mano hacia atrás de manera que me hace girar y mi brazo se retuerce contra su pecho. Scott la manda a volar, ella es atajada por Aaron. Las tinieblas me rodean, me sacan el dolor que sentí.

-Tócala otra vez y seré yo quien me divierta contigo.

-Lo sabía-dice el rubio-Tu humana es mucho más que eso…¿no es así?-ante el silencio de Scott, prosigue:-Aaron nos contó mucho sobre ustedes-entonces nos rodea. Primero da un giro entorno a Scott, lentamente, mientras habla:-La hermana de la víctima, Loraine Stanford…-me mira de reojo-Y el hijo del Diablo, Scott…-se detiene a él y juega con su remera-¿Cómo es allí abajo, eh? ¿Caliente?-y se ríe-¿Acaso no pudiste domar a tus yeguas que vienes aquí a jugar con humanas?-Scott desvía la mirada. Mas no da indicios de lucha, se mantiene nervioso, sí. Pero no hace nada-Escuché que los demonios la tienen grande…¿es cierto, Blas?

Aaron no deja de mirarme. ¿Acaso esto es una advertencia? ¿Una venganza por lo que le hice? No, Aaron no sería capaz de hacer eso.

El rubio estalla en carcajadas. Le da dos palmadas en el hombro a Scott. Luego se aleja.

-Seguiremos con la charla luego-avisa-Ahora quién carajos me dice por qué hay una manada de demonios afuera?

Harry habla:

-Quizá él los haya traído. Es el enemigo, no sé por qué tuvo que venir aquí.

-Ya basta, Harry-dice Aaron-Compórtate.

Harry le lanza una mirada de pocos amigos.

-No tienes derecho a hablar...después de todo, el que nos traicionó fuiste tú. ¡¿Qué mierda esperabas al trabajar con el hijo del…?!

El rubio golpea algo. Yo salto en el lugar por la sorpresa. Scott no se inmuta.

-Aaron-acota luego-Tráelos a la sala. Aclararemos esto de una vez. Y Harry...vamos, hombre...no peleamos entre nosotros. No con tu hermano.

Scott y yo nos miramos. Los exorcistas salen caminando por las puertas directo a la luz blanquecina. Primero el rubio, luego Aaron me hace una seña para seguirlo. Así que lo hago. Scott me sigue los pasos. La chica me sonríe. O bueno, al menos eso creo. Al salir del lugar nos encontramos con un balcón que da directo a unas escaleras. Todo está colmado de gente que grita y murmura entre ellos.

Aaron viene a mi lado.

-Pensé que era una urgencia-susurro.

-Escucha, hablé con Travis-dice señalando al rubio, su primo-No les hará daño.

-Bueno, casi nos patea el culo…

-Tú confía en mí, Blas. ¿Cuándo te he mentido?-ambos nos miramos. Tiene razón, hasta el día de hoy, Aaron siempre ha sido cuidadoso y nunca me ha mentido. Pero siempre hay una primera vez para todo-Tenemos que estar juntos ahora, de acuerdo? Aliarnos.

Scott es el interrumpe en la conversación, con claros indicios de molestia:

-Un exorcista y el demonio nunca se han aliado, ¿recuerdas? Aunque claro...ahora que te conviene hacerlo, ahora cuando estás cagado en las patas...convences a tu primo para aliarse con nosotros-me toma de la muñeca y tira de mí hacia su pecho-Que buena jugada, exorcista. Muy buena.

-¡Aaron, por acá!-grita la chica desde abajo.

Scott tira de mí directo a las escaleras. No miro hacia atrás, después de todo...Scott tiene razón. Quizá Aaron es más vivo de lo que aparenta, quizá esperó hasta este momento para salirse con la suya. Aunque todavía confío en él.




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