Descontrol

By Julie18_08

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Laila parece incapacitada para comportarse bien. Lo único que hace es desobedecer y tomar impulsivas decision... More

*Part 1* Cap. 1 : Quejas
Cap. 2: De improvisto
Cap. 3: Deportes
Cap. 4: Ups!
Cap. 5: Expulsada
Cap. 6: Plan B
Cap. 7: Despidiéndose
Cap. 8: En camino
Cap. 9: Diferente a las demás
Cap. 10: La chicas
Cap. 11: Vamos empezando
Cap. 12: Primer día
Cap. 13: Cumpleaños de terror
Cap. 14: La bipolaridad de mi tutor, y mía
Cap. 15: Salida a escondidas
Cap. 16: Entre barrotes
Cap. 17: La venganza de Laila
Cap. 18: Compartiendo con un desconocido
Cap. 19: Asesino de frágiles sentimientos
Cap. 20: Hablando con adultos
Cap. 21: Y el pasto me salvó
Cap. 22: Eva y las cartas
Cap. 23: Simplemente rídiculo
Cap. 24: Algo de madurez... o no
Cap. 25: Las charlas
Cap. 26: Las amistades apoyan
Cap. 27: Y la venganza se pone en marcha
Cap. 28: Día dos
Cap. 29: La perfecta ejecución
Cap. 30: Los muchachos se van
Cap. 31: Rumores
Cap. 32: Conversaciones
Cap. 33: Llamadas clandestinas
Cap. 34: Tonta e impulsiva
Cap. 35: A un día de partir
Cap. 36: ¡Adiós Archibald!
Cap. 37: El viaje
Cap. 38: Hermanos pequeños
Cap. 39: Una familia normal
Cap. 40: Todo por ser infantil
Cap. 41: Vamos a salir Part 1
Cap. 42: Vamos a salir Part 2
Cap. 43: Fracaso y Victoria
Cap. 44: Tardes en el centro
Cap. 45: La noche del desquite
Cap. 46: Sólo un malentendido
Cap. 47: Quiebre en la cita
Cap. 48: No entiendo a la gente
*Part 2* Cap. 49: El nuevo internado
Cap. 50: Nuevos compañeros
Cap. 51: Completamente superado
Cap. 52: Un buen almuerzo
Cap. 53: Estrategia n°1, Acercamiento sigiloso
Cap. 54: Estrategia n°2, Dar lástima
Cap. 55: Estrategia n° 3, Ley del hielo
Cap. 56: Dar oportunidades
Cap. 57: Vamos empezando
Cap. 58: La loca y el asesino
Cap. 59: ¿Va a morir?
Cap. 60: Estúpidas discusiones
Cap. 61: ¡Alerta, polillas!
Cap. 62: Muchas cosas para un día
Cap. 63: Ok, lo admito
Cap. 64: Nadie lo sabrá
Cap. 65: Espiando
Cap. 66: Acción
Cap. 67: Amor y odio en el aire
Cap. 68: Chispazo
Cap. 69: Ya se calmó
Cap. 70: Gente que explota
Sabían que...?
*Part 3* Cap. 71: Disfruta tus vacaciones
Cap. 72: Laila, la depresiva
Cap. 73: Fiesta Azul
Cap. 74: Quizás
Cap. 76: Idas y Llegadas
Epílogo

Cap. 75: Hoteles y películas

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By Julie18_08

Casi me ahogué con mi propia saliva cuando Seth me dijo, "Podrías volver conmigo al hotel." esta simple oración abría un mundo de posibilidades, no había que ser experto leyendo entre líneas para comprender su significado. Significaba que íbamos a tener una noche entera para jugar a las cartas, ver televisión y hablar de nuestros sentimientos hasta las cuatro de la mañana. La risa explotó sin aviso ante estas ideas, "Sí, claro, cartas y sentimientos..." dijo una vocecita en mi cabeza.

No estaba segura de que fuera una buena idea decir que sí, pero admito que se me hacía menos atractivo negarme. Pero luego recordaba el punto en que nos hallábamos parados, nuestra mini reconciliación en el baño no significaba nada, ni siquiera nos habíamos besado como para cerrar el trato. Él ahora sabía que no le quedaban muchos meses para recuperarme, y yo sabía que no me quedaban muchos meses para hacerme la difícil. Me sentía presionada.

Y era esto y muchas estupideces más las que iba pensando mientras el taxi avanzaba por las calles, y las seguí pensando mientras atravesaba el vestíbulo de un hotel que ni me preocupé en admirar, y las seguí considerando mientras el ascensor subía, y se esfumaron de mi cabeza cuando una puerta se abrió frente a mí.

"Oh. Por. El. universo. ¿Por qué dije que sí?"

Era un dormitorio amplio, con grandes ventanales que daban hacia el vacío de la noche y diminutas luces repartidas por el techo. Vi una cama de no sé cuántas plazas con cobertores anaranjados y demasiados cojines rojos, con mesitas de noche a cada costado y lamparitas sobre ellas. En un rincón de la habitación habían dos sillones y una pequeña mesa que, convenientemente, tenía cartas repartidas sobre ella. Luego vi el televisor que ocupaba parte de una pared y pensé que todo estaba bien. Teníamos cartas, una televisión y acabábamos de traer nuestros sentimientos, era perfecto.

-Mira, cartas y un televisor.- anuncié, corriendo hacia la mesita.

Tomé las cartas en mis manos y luego comencé a escanear el lugar en busca del control remoto. Miré sobre la cama, sobre la mesita, bajo la cama, bajo los cojines, sobre las mesitas de noche, dentro de las mesitas de noche. Estaba a punto de abrir el armario cuando sentí que me quitaban las cartas de las manos.

-¿Qué haces?.- me preguntó Seth.

-Busco el control de la televisión.- le aclaré.

-Está bien, ¿por qué?.-

-Porque estoy casi segura de que a esta hora pasan películas maravillosas, deberíamos ver unas... tres películas y luego jugar cartas y luego volver a jugar cartas y luego ver dibujos animados. Creo que es un plan espectacular.- aseguré.

Seth se acariciaba la barbilla pensativamente, como si en verdad estuviera considerando lo que le acababa de decir. Finalmente, y luego de unos minutos, me hizo a un lado y abrió el armario. Vi dentro una maleta, y supe enseguida que eso era todo lo que había traído con él.

-Ok, veamos que hay.- dijo entregándome el control.

Sonreí como una psicópata y me precipité hacia la cama, luego lo reconsideré y terminé sentándome en el piso y apoyando mi espalda en la cama. Seth rodó los ojos resignado antes de ir a sentarse a mi lado, yo ya  comenzaba a pasar de canal en canal con la misión de encontrar algo que nos mantuviera despiertos. Mientras hacía esto él se acomodó a mi lado, se quitó la ligera chaqueta que llevaba y luego deshizo los cordones de sus zapatos, los lanzó a un costado junto con sus calcetines.

-Quizás esto...- dije, pero la frase murió en el aire.

Mis ojos se desviaron instintivamente a la parte baja de su estómago y se concentraron en sus manos mientras se desabrochaba el cinturón, no sé porque sentí un escalofrió luego de que lo deslizara separándolo de sus pantalones. Ni que fuera la primera vez que lo veía hacerlo.

-¿Qué haces?.- le pregunté, quizás demasiado rápido.

-Poniéndome cómodo, tu deberías hacer lo mismo.- me aconsejó.

-Sólo seguiré buscando que ver.- dije y volví mi vista a la TV.

No había alcanzado a relajarme cuando sentí su mano en mi tobillo, le lancé una mirada alarmada y apreté el control remoto contra mi pecho. Seth me levantó un poco el pie y me descalzó el tacón, que por cierto había recuperado, luego hizo lo mismo con el otro.

-¿Más cómoda?.- me preguntó con una sonrisa.

Y no era su sonrisa seductora que derrite hasta en invierno y que muchas veces me dieron ganas de destrozar y admirar, era una sonrisa terriblemente inocente, infantil y burlesca. Era la peor.

-Sí, gracias.- solté, más incómoda que cómoda.

No sabía porque estaba nerviosa, sólo sé que luego de media hora de película el ambiente tenso se había relajado. Ahora los dos estábamos con los ojos pegados a la pantalla mientras sacábamos caramelos de un frasquito, cortesía del hotel al parecer.

-Él es raro, es sospechoso.- comentó Seth y no hice más que asentir.

La película se trataba de una chica que se mudaba con su madre a una casa demasiado barata, y mis primeras teorías fueron que ahí hubo una clase de asesinato que bajó el valor de la casa. Pero no, el asesinato ocurrió en la casa de al lado, la que supuestamente estaba vacía. Pero no, ahí vivía el hijo de la pareja que murió, y que al parecer mató su hija psicótica. Y resulta que el hijo de la pareja era raro y sospechoso, así que Seth y yo no estábamos seguros de querer que la chica tuviera algo con él.

-Tiene cara de enfermo mental, parece perturbado.- agregó, y sólo asentí.

Minutos después hubo una revelación, la hija psicótica de la pareja no estaba muerta, estaba viva y su hermano la mantenía encerrada en el sótano de la casa.

-Ok, no vi eso venir.- dije y me eché un puñado de dulces en la boca.

Estaba en proceso de masticar los deliciosos dulcecitos y de llevarme otro puñado más a la boca cuando sentí los labios de Seth sobre mi hombre, apenas rozándome. Mi mano se detuvo a medio camino y me tragué todos los caramelos, lo cual no fue muy placentero porque aún no terminaba de masticarlos.

-¿Qué estás haciendo?.- pregunté.

-Sólo mira la película.- lo escuché murmurar.

Y lo hice, traté simplemente de ignorarlo, pero era difícil teniendo en cuenta que su aliento chocaba contra mi piel desnuda. Tomó mi mano y depositó un suave beso en ella, luego observé con los ojos demasiado abiertos como subía lentamente por mi brazo. En la televisión unos tipos estúpidos molestaban al chico que tenía una hermana psicótica y dos padres muertos. Llegó a mi hombro de nuevo y bajó el fino bretel de mi blusa, dejándome más descubierta. En la película unos matones prendían fuego a las cortinas del chico con cara de perturbado. Echó mi cabello hacia atrás y deslizó su pulgar por mi mandíbula al mismo tiempo que besaba la curvatura de mi cuello. En la televisión... sólo había un anuncio de detergentes.

Le dirigí la mirada cuando se separó de mí, soltó una risa que casi me rompe los tímpanos por no haber estado esperando aquello y miró la televisión.

-Comerciales, ¿son para descansar de una película o para darle suspenso?.- me preguntó.

-Descanso.- dije mientras mi cuerpo se enfriaba paulatinamente.

-Yo creo que para el suspenso.- me contradijo.-Sólo mira la tele.- me sonrió luego de una pausa.

Unos minutos después la chica iba a la casa del chico perturbado y apagaba las cortinas, ella estaba tirándoles agua cuando mi descanso acabó. Ahora su interés migró de mi brazo a mi pierna, otra vez tomó mi tobillo y se dedicó a recorrerlo para luego comenzar a subir. En la película la chica acababa de encontrar una billetera, lentes de contacto azul y tampones en el basurero de la cocina.

-¡¿Qué?!.- exclamé, haciendo que Seth se sobresaltara.-Oh, no lo creo.- dije, agarrándome la cara con ambas manos.-¡Ella no es su hermana loca, es una chica normal!.- anuncié tomándolo por los hombros y agitándolo.

-¿Qué?.- preguntó él, parecía adormecido.

-Mira, mira.- le apunté el televisor para que viera.

En vez de mirar Seth me empujó como un niño empuja a una niña cuando juegan, es decir, con un descuido que saca sonrisas. Mi cuerpo quedó tendido sobre la alfombra y me di cuenta de que había golpeado el frasco de dulces accidentalmente y que ahora estaban repartidos en el suelo.

-Mira la película.- me repitió.-Puedes contarme que pasó por la mañana.-

-¿Qué vas a...?.-

-Laila, ¿qué crees que hago?.- me preguntó.

-Eh...-

-¿Por qué estás nerviosa?.- preguntó al fin.

Tenía una ceja alzada cuando se agachó a besar mi rodilla, creo que la pierna entera me tembló y casi le doy una patada por la pura sorpresa.

-No estoy nerviosa.- aseguré, cruzándome de brazos.

-Creo que sí.- dijo con una sonrisa.

Me tomó de las muñecas para separar mis brazos y luego las dejó a ambos costados de mi cabeza. Ahora estaba encima de mí y me sujetaba, pero al menos no me estaba aplastando.

-Sube a la cama y veamos si estoy nerviosa.- sonreí.

Tenía todo el cabello sobre el rosto cuando una alarma comenzó a sonar. Me arrastré por la cama lo mejor que pude y agarré el móvil para ver la hora, eran las 5:43 a.m. Solté el teléfono y me traté de levantar, no sin tropezar con las sabanas que se me habían enredado entre las piernas, porque claramente no podía levantarme dignamente y sin caerme al piso.

-Me tengo que ir, ahora, ahora.- anuncié al aire.

Apreté el interruptor que encendía la luz y escaneé el cuarto en busca de mi ropa, luego comencé a recogerla y a ponérmela lo mejor que podía mientras saltaba en un pie y luego en el otro. Estaba metiendo mi cabeza dentro de mi blusa cuando Seth se sentó de golpe y estiró sus brazos, sus músculos se tensaron mientras lo hacía y no pude evitar fijarme en el tatuaje que, según me dijo, pretendía extender.

-Richard me va a asesinar y llamará a Lucas si no estoy por la mañana, Chris dijo que me tenía cubierta... ¿pero y si hay un incendio en la casa y todos salen menos yo?.- imaginé.-¡Todos sabrían que no pasé la noche allí!.- me revolví el cabello lejos de los ojos y respiré para calmarme. No sabía por qué estaba tan histérica de pronto.

-¿Quién es Richard?.- preguntó restregándose los ojos.

-El padre de Chris.-

No había llevado muchas cosas, así que prepararme para salir corriendo de allí fue un asunto bastante simple. El único problema que se me presentó fue que cuando mi mano estuvo sobre el pomo de la puerta sentí una molestia a nivel general. Se manifestaba como un vuelco en mi estómago, una respiración atrapada y un desagradable dolor de cabeza. Me tomó más de lo necesario darme cuenta de que todas esas sensaciones poco placenteras se debían a que me sentía terriblemente culpable y despiadada. Apreté un poco la manija antes de dejarla ir y voltearme, me descalcé los tacones y corrí de puntitas para luego tirarme sobre la cama.

Seth se había volteado para seguir durmiendo, pero cuando revoté en el colchón se sobresaltó y me lanzó una mirada que decía algo así como "Tú no deberías seguir aquí" Pero ahí estaba, porque no podía ser como los tipos idiotas de las películas que se largaban temprano en la mañana para no contestar preguntas incomodas.

-Lo siento.- dije.

-¡Oh, por dios, deja de decir eso!.- la mitad de la frase fue amortiguada por una almohada que se puso sobre la cara.

-Pero tengo que hacerlo.- dije agarrando la almohada y forcejeando para que la dejara.-No sabes lo difícil que es para mí admitir que estoy haciendo algo que se merece una disculpa, así que será mejor que abras tus estúpidos oídos y lo oigas.-

La lucha por ver quien tenía el poder sobre el cojín se convirtió en una épica batalla. Era casi como si estuviéramos jugando, pero el hecho era que yo lo estaba considerando algo serio, así que de divertido tenía poco. Aunque obviamente que para él fuera más un juego que algo serio hizo que me enfadara más de lo que debería.

-¡¿Por qué no me dejas ser una buena chica y decirte que lo siento?!.- le grité cuando finalmente arranqué la almohada de sus manos.

-Ni siquiera sé por qué me estas pidiendo disculpas.- aclaró, algo agitado por nuestra batalla.

-Porque...- mascullé entre dientes.

Me tomó unos segundos decidir si en verdad quería decir lo que tenía planeado decirle, aunque en realidad no era un plan que llevaba mucho tiempo alojado en mi cabeza. Era algo así como un plan de reserva que era tan ridículo que nunca pensé que tendría que siguiera considerar usarlo. Si es que eso tiene algún sentido.

-Porque me arrepiento de haberte despreciado cuando descubrí que eras el Seth Collins que Carly odiaba por haberle roto el corazón. Sé que ella es la zorra que adoraba meterse con el que le dé la ocasión y que es su culpa salir lastimada por ser tan fácil.-

-Wow, eso sonó agresivo.- comentó.-Pero cierto, muy cierto.- asintió luego.

-Y también lamento todo el periodo en que te llamé asesino de frágiles sentimientos, no eres tan malo.- admití casi rechinando los dientes.-Digo, eres terrible, pero en realidad no me interesa mucho... o sea, mírame y dime que no soy igual de horrible.- lo alenté, pero el muy idiota se quedó callado.-Como sea, hay un millón de cosas por las que debería darte un inmenso discurso de disculpas, pero no tengo ganas de decirlas todas, aunque quizás las anote algún día...- dije pensativa.-Pero voy a mencionar dos más, siento haber jugado contigo y... perdón por lo de anoche.- ante esto último me tapé el rostro con las manos, no podía creer que lo había dicho.

-Anoche no pasó nada.- dijo en un tono demasiado relajado.-Sólo vimos una película y tragamos caramelos.-

Mis manos se deslizaron lentamente por mi cara hasta que cayeron encima de mis rodillas. Seth se había sentado y tenía la espalda contra la cabecera, su cabeza descansaba echada hacia atrás y miraba el techo sin mucho interés.

-No necesito que te disculpes, ya dije que podía manejarlo.- dijo.-Además que digas lo siento mil veces no cambia nada, siempre supe que no teníamos futuro.-

-Pero...-

-La academia no iba a ser para siempre. Cuando nos graduemos lo más probable es que me vaya a estudiar a alguna universidad extranjera y no hay que ser inteligente para saber que es casi imposible que nos volvamos a encontrar.- explicó.-La cosa es que al parecer me despediré de ti antes de lo que creí, eso no cambia nada.-

-¿Sabes? Me cuesta creer que alguna vez te escuché decirme T.A, porque en serio que no te pareces en nada a lo que según yo es un tipo enamorabado.- confesé.

-¿Qué? He hecho cosas "lindas".- dijo con las comillas en sus manos.

-¿Ah, sí? ¿Cómo qué?.- exigí, cruzándome de brazos y alzando una ceja en forma de reto.

-Se supone que tú tienes que valorarlas, así que no lo pienso decir.-

-Ok, veamos.- me animé.-Me pediste perdón con un discurso cursi y confuso que en realidad sólo me derritió el cerebro, luego te volviste un estúpido y golpeaste a un amigo, y... me viniste a visitar y trajiste a todos mis amigos...-

-Y gatos.- agregó.

-Y gatos y... eso es todo.- finalicé.-¡No has hecho nada!.- exclamé.-

-Ser el chico perfecto no está en mi genes, que pena.- "Sí, en los genes"

-Ok, hagamos como que esta conversación no existió y que sólo me fui.- dije finalmente. Estaba segura que tanta incoherencia me causaría daño cerebral, nada tenía sentido.

-Bien.- aceptó.

-Bien.- asentí.

Estuve a punto de levantarme e irme, pero antes de que lograra procesarlo su boca estaba sobre la mía. Era como un primer beso, inseguro, y aunque fuera imperfecto se sentía bien. 


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