Cap. 75: Hoteles y películas

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Casi me ahogué con mi propia saliva cuando Seth me dijo, "Podrías volver conmigo al hotel." esta simple oración abría un mundo de posibilidades, no había que ser experto leyendo entre líneas para comprender su significado. Significaba que íbamos a tener una noche entera para jugar a las cartas, ver televisión y hablar de nuestros sentimientos hasta las cuatro de la mañana. La risa explotó sin aviso ante estas ideas, "Sí, claro, cartas y sentimientos..." dijo una vocecita en mi cabeza.

No estaba segura de que fuera una buena idea decir que sí, pero admito que se me hacía menos atractivo negarme. Pero luego recordaba el punto en que nos hallábamos parados, nuestra mini reconciliación en el baño no significaba nada, ni siquiera nos habíamos besado como para cerrar el trato. Él ahora sabía que no le quedaban muchos meses para recuperarme, y yo sabía que no me quedaban muchos meses para hacerme la difícil. Me sentía presionada.

Y era esto y muchas estupideces más las que iba pensando mientras el taxi avanzaba por las calles, y las seguí pensando mientras atravesaba el vestíbulo de un hotel que ni me preocupé en admirar, y las seguí considerando mientras el ascensor subía, y se esfumaron de mi cabeza cuando una puerta se abrió frente a mí.

"Oh. Por. El. universo. ¿Por qué dije que sí?"

Era un dormitorio amplio, con grandes ventanales que daban hacia el vacío de la noche y diminutas luces repartidas por el techo. Vi una cama de no sé cuántas plazas con cobertores anaranjados y demasiados cojines rojos, con mesitas de noche a cada costado y lamparitas sobre ellas. En un rincón de la habitación habían dos sillones y una pequeña mesa que, convenientemente, tenía cartas repartidas sobre ella. Luego vi el televisor que ocupaba parte de una pared y pensé que todo estaba bien. Teníamos cartas, una televisión y acabábamos de traer nuestros sentimientos, era perfecto.

-Mira, cartas y un televisor.- anuncié, corriendo hacia la mesita.

Tomé las cartas en mis manos y luego comencé a escanear el lugar en busca del control remoto. Miré sobre la cama, sobre la mesita, bajo la cama, bajo los cojines, sobre las mesitas de noche, dentro de las mesitas de noche. Estaba a punto de abrir el armario cuando sentí que me quitaban las cartas de las manos.

-¿Qué haces?.- me preguntó Seth.

-Busco el control de la televisión.- le aclaré.

-Está bien, ¿por qué?.-

-Porque estoy casi segura de que a esta hora pasan películas maravillosas, deberíamos ver unas... tres películas y luego jugar cartas y luego volver a jugar cartas y luego ver dibujos animados. Creo que es un plan espectacular.- aseguré.

Seth se acariciaba la barbilla pensativamente, como si en verdad estuviera considerando lo que le acababa de decir. Finalmente, y luego de unos minutos, me hizo a un lado y abrió el armario. Vi dentro una maleta, y supe enseguida que eso era todo lo que había traído con él.

-Ok, veamos que hay.- dijo entregándome el control.

Sonreí como una psicópata y me precipité hacia la cama, luego lo reconsideré y terminé sentándome en el piso y apoyando mi espalda en la cama. Seth rodó los ojos resignado antes de ir a sentarse a mi lado, yo ya  comenzaba a pasar de canal en canal con la misión de encontrar algo que nos mantuviera despiertos. Mientras hacía esto él se acomodó a mi lado, se quitó la ligera chaqueta que llevaba y luego deshizo los cordones de sus zapatos, los lanzó a un costado junto con sus calcetines.

-Quizás esto...- dije, pero la frase murió en el aire.

Mis ojos se desviaron instintivamente a la parte baja de su estómago y se concentraron en sus manos mientras se desabrochaba el cinturón, no sé porque sentí un escalofrió luego de que lo deslizara separándolo de sus pantalones. Ni que fuera la primera vez que lo veía hacerlo.

DescontrolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora