Cap. 45: La noche del desquite

63K 1.6K 99
                                    

-¿Se puede saber por qué me has mirado así todo el camino?.- preguntó Chris cuando estuvimos en la puerta de entrada de la casa.

-¿Así cómo?.- dije haciéndome la loca y mirando hacia otro lado.

-No sé, cómo si tuviera algo impresionante en la cara.- dijo.-¿O es que mi hermosura ya te atrapó?.- preguntó con una sonrisa que le realzó la hermosura, como él había dicho.

-Oh no, ya te pusiste bipolar.- bufé poniendo mi mano en el pomo de la puerta para abrirla.

Esta no era la primera vez que pasaba esto, entre todo el tiempo que me pasaba con Chris me di cuenta que de vez en cuanto le daban ganas de flirtear conmigo. Y no es que a mí no me entretenga o me desagrade, porque admito que él me gusta hasta cierto punto, el problema es que sea tan bipolar... de seguro en unos minutos más se le pasará el amor y se irá a hacer cualquier cosa.

-Lo siento, es que a veces recuerdo cuando nos conocimos y la verdad es que tu baile de la victoria me cautivó profundamente.- dijo mientras me quitaba un mechón de cabello del rostro.

-Ok... si te gustó tanto podría enseñártelo.- sugerí para cambiar un poco de tema.

-A mí no me saldría tan bien.- dijo mientras seguía jugando con mi mechón rubio entre sus dedos.

-Te saldría perfecto, es cosa de práctica.- comenté con una sonrisa que él me devolvió.

Pasaron unos segundos en que mantuvimos un silencio para nada incomodo en el que simplemente nos mirábamos, no tengo idea de qué estaría pensado él, pero yo estaba haciéndome ideas de cómo sacarle información acerca de lo que había pasado entre él y Dana, porque estaba segura que algo había. Oh, y también estaba esperando que... no sé, hiciera algo además de quedarse mirándome, como darme una cariñosa palmada en el hombro o algo mejor, si saben a lo que voy...

-Ok, entremos, te están esperando.- dijo disponiéndose a abrir la puerta. Suspiré resignada internamente, ahí estaba, el amor se le esfumó, y yo que estaba esperando la cariñosa palmada en el hombro.

Le seguí dentro de la casa algo desganada, tiré mi bolso a los pies de la escalera y desde ahí alcancé a escuchar voces de gente conversando animadamente. Enseguida una curiosidad creció en mí al encontrar una de esas voces especialmente familiar, atravesé el pasillo que conectaba la entrada con la sala y bueno, mis sospechas eran correctas. Ahí, conversando con Richard y Marcus se encontraba Lucas, de lo más relajado hablando con ellos con toda naturalidad. Pero bueno, eso era obvio ya que al parecer él y Marcus eran amigos desde la escuela, era obvio que se llevaran así de bien. Antes de que alguien notara mi presencia di un paso hacia atrás y apoyé mi espalda en la pared del pasillo, la verdad no tenía muchas ganas de conversar con Lucas, me la estaba pasando de lo mejor sin él y no quería que por su llegada mi hermoso verano se arruinada. Porque, enfrentémoslo, nuestra relación de no es muy agradable que digamos, además pareciera que él tiene un don especial a la hora de fastidiarme con lo que sea.

-Hola...- saludé en general luego de dejar de esconderme en el pasillo.

-Oh, ya llegaste.- dijo Lucas con normalidad.

Él se levantó del sillón en donde estaba sentado y caminó hacia mí, mientras lo hacía no pude evitar notar que se veía más alto que de costumbre, ¿o era yo la que se había vuelto más pequeña? No tengo idea, y tampoco sabía por qué se había puesto de pie para saludarme, ¿es que me iba a dar un abrazo o qué? porque yo no quería un abrazo, me conformaba con un discreto saludo a la distancia.

-Traje unas cosas para ti, están en el comedor.- dijo pasando por mi lado y dándome un empujoncito para que lo siguiera.

¿Cosas para mí? Oh... ¡quizás un regalo! Ok, si me traía un regalo podía considerar la idea de abrazarlo para darle las gracias, porque me gustan los regalos, aunque espero que sea algo bueno, si es algo estúpido e inservible ni me molestaré en mirarlo. En fin, cuando llegué al comedor vi unas bolsas de papel, todas de color negro y con un extraño logo en ella. Obviamente mi curiosidad era inmensa y corrí a ver que había dentro, sin siquiera molestarme en preguntar qué eran.

DescontrolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora