Just Her | KTH

By MichaelLxves

167K 11.8K 4.7K

- Una flor, para otra flor. - Eso es tan cliché. - Pero te gusta. - Me gustas tú. More

I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIV
XXXI
XXXII
Final.

XXX

3.8K 255 170
By MichaelLxves


No, no es un capítulo porno.

Domingo

— ¿Bueno? — puse la llamada en altavoz mientras terminaba de tender la ropa limpia.

— ¿Hijo?

— Hola papá.

— Me da gusto oírte, Tae.

— A mí también. — sonrío. — Pero...nunca me llamas, ¿todo bien?

— Todo muy bien por acá. — silencio. — ¿Más bien, todo bien allá?

— Si...¿por qué? — salí del cuarto de lavado. Seol estaba sentada, mirando televisión mientras comía de una bolsa de frituras; frituras que salió a comprar hoy por la mañana.

— Tu madre me lo contó, y me pidió que hablara contigo.

Así que eso era, de eso se trataba todo esto. Si, ya decía yo que el hecho de que me llamara era extraño. Mi padre es de esas personas que prefiere llamar a mandar mensajes puesto que según él los celulares escriben lo que quieren y no lo que mi padre pide.

— ¿Qué fue lo que te dijo?

— Antes que nada, me dijo que no te pensaba dirigir la palabra hasta que tú no te disculparas.

— ¿Disculparme? — solté una carcajada. — Está haciendo mucho drama, papá, no fue tan grave como parece.

— Ya escuché su versión ahora quiero escuchar la tuya.

Quité el alta voz de la llamada, llevándolo a mi oreja. Fui a sentarme a la orilla de la cama, esto va para largo.

— Salí a comprar comida y cuando regresé mi madre estaba en el departamento, le pregunté que cómo había entrado y el chiste es que se aprendió la clave de una vez anterior y entró. — explico.

— ¿Y después?

— Le dije que su presencia no me molestaba en lo absoluto, le pedí privacidad y que a la próxima que viniera de visita, esperara a que yo le abriera la puerta.

— ¿Y...?

— Y ya. — contesto.

— Me dijo algo más.

— ¿Qué fue?

— Que habías metido a Seol la noche anterior.

Rodé los ojos, sabía que ese sería el mayor problema de mi madre contra mí.

— Si papá, si lo hice. — admití. — Pero eso tú ya lo sabías.

— Yo sí, tu madre no.

— En fin, eso pasó. — concluí agotado.

— También me enteré que no fuiste al parque lego.

Solté una carcajada. — También me la pasé bien en el otro lugar.

— Para hacer lo que hiciste creo que te la pasaste muy bien. — comentó entre risas.

— ¿Hablarás con ella?

— Intentaré. — sentí como alzó los hombros. — Sólo quería que me viera hablando contigo. — volví a reír. — Sabes que no existe ningún problema conmigo por el hecho de que Seol esté en tu departamento. — agrega. — Después de todo, ya no eres un niño.

— ¡Gracias! — exclamo.

— Aunque creo que si deberías disculparte con ella por todas las cosas que dijiste.

— ¿Te las contó todas? — pregunté entre dientes.

— Si y suenas exactamente igual que ella. — respondió de la misma manera que yo, casi en un susurro. — Parecía que me estaba contando una discusión de ella contra ella misma. — ambos reímos. — Por cierto, ¿XL?

Volví a soltar otra carcajada, vaya que mi madre cuenta todo perfectamente a detalle. — Papá no quiero hablar de eso contigo.

— Bien, bien, lo entiendo. — escuché su risa. — Tu novia es una chica muy afortunada.

— ¡Ya! — lo detuve antes de que continuara.

— Sólo te voy a pedir que te cuides, ¿de acuerdo?

— Lo haré y por favor intenta hablar con ella.

— Lo haré si intentas disculparte con ella. — responde.

Muy astuto, padre. — En la semana iré a la florería.

— Espero salgas vivo, hijo. — bromea.

— Espero lo mismo, papá. — le sonrío al teléfono.

— Te dejo y hazme caso. — dice.

— Nos vemos. — despido. — Te quiero.

— Y yo a ti, Taehyung.

Colgué la llamada. Me tomé un tiempo para pensar lo que debería hacer. ¿Disculparme? ¿En serio fui tan grosero? Yo sólo le dije lo que quería saber. ¿Pedirle a mi padre que hablara conmigo? ¿Tampoco me hablará? Éste es uno de los mayores dramas que ha hecho. Tenga o no tenga la culpa, me disculparé, no puedo estar sin hablar con mi madre.

— ¿Estás bien? — preguntó Seol recargada debajo del marco de la puerta.

— Si, si, todo bien. — la miré acercándose hasta pararse frente a mí.

— No quería decir te lo dije, pero te lo dije, debiste haberte disculpado con tu mamá. — la tomé de sus caderas con ambas manos, atrayéndola a mí, haciéndole un espacio entre mis piernas. Pasé mis brazos alrededor de su cintura y pegué mi rostro a su estómago.

— Ahora me siento el peor hijo del mundo. — pasó sus brazos por mi cuello.

— No quiero hacerte sentir mal, Tae. — repitió. — Pero si dijiste cosas que no tenías que decir. — comenzó a acariciar mi cabello.

— ¡Pero eso es lo que ella quería saber!

— Aún así no debiste.

— Soy el peor hijo del mundo.

— No, no lo eres. — acariciaba ahora mi nuca. — Todos discutimos con nuestros padres alguna vez.

— Pero esta vez me pasé.

— Si...un poquito. — rió. — Ya, vamos. — tomó mi rostro entre sus manos, elevando mi mirada a la suya. — Discúlpate con ella, ¿sí? Estoy segura que entenderá y aceptará.

Asentí en silencio viendo los ojos de mi novia.

— Ya no estés triste. — comentó entre ligeras risas. — No me gusta verte así. — se acercó a besar la punta de mi nariz.

Levanté los labios pidiendo ahora un beso en ellos, Seol rió por mi plan pero aun así aceptó. Regresé mis manos a su cintura, pidiéndole que se sentara sobre mi regazo, tardó segundos en comprender los que quería pero aun así lo hizo, pasó sus piernas a mis costados, sentándose encima mío.

— Dame besitos. — pedí, llevando mis manos hasta su espalda.

— Eres un tramposo. — rió entre el beso, pasando sus brazos por mis hombros.

— ¿Por qué? — metí ambas manos por debajo de su playera, acariciando la piel de su espalda con la punta de mis dedos.

— Yo sólo venía a darte ánimos. — besó mi mejilla derecha.

— Este tipo de ánimos me gusta más. — atrapé sus labios en los míos, regresando a un profundo beso.

— ¿Qué es lo primero que pusiste en la lista de cosas por hacer? — preguntó sobre mis labios.

Detuve mis acciones recordado qué fue lo que puse. Ahora que me acuerdo, ¿qué fue lo que puse?

— No me acuerdo. — reí. — ¿Por qué? ¿Ya quieres cumplirlas?

Ella también rió ante mi pregunta. — Tenía curiosidad por saber qué eran, quería saber que tan enfermo estás.

— No soy un enfermo. — contesto.

— ¿Estás seguro?

— Muy seguro y no recuerdo la primera, pero si la quinta. — anuncio.

— ¿Y esa cuál es?

— Hacerlo en el balcón.

— ¡Estás loco! — soltó una carcajada. — ¡No!

— ¿Por qué no? — pregunté triste.

— ¡Cualquiera puede vernos!

— Eso lo hace aún más emocionante.

— Cambia de número. — dice. — Siguiente, otro menos enfermo.

— ¿El número quince? — alzo una ceja.

— ¿Ya hay quince? — asiento. — ¿Y ese qué es?

— ¿Sabes lo que es el bondage? — cuestino.

Me mira sin saber si reclamar o reírse.

— ¡Ves cómo sí estás enfermo! — exclama.

— ¡Ya te dije que no! — digo riendo. — La primera vez si es extraño, pero la segunda ya te gusta. — explico.

— ¿Mejor por qué no tenemos una cita normal? — inquiere después de rechazar todas mis propuestas.

— ¡Es cierto! — exclamo después de recordar. — El número diez es en el baño de un restaurante.

Seol vuelve a reír mientras niega con la cabeza.

— Cita normal, Taehyung. Sólo eso, una cita. Normal. Cita. Normal.

— ¿Y cuándo?

— Éste miércoles.

— ¿En dónde? — pregunto.

— No lo sé, ya veremos eso.

— De acuerdo, será una cita normal. — respondo rendido.

— Pero. — agrega entusiasmada, regresando sus manos a mis mejillas. — No nos iremos juntos, nos veremos allá.

— ¿Cómo si no estuviéramos viviendo en el mismo lugar? — reafirmo.

— Si. — asiente una vez y con una gran sonrisa en su rostro. — Eso lo hace aún más emocionante.

Río al escuchar mis palabras de hace unos minutos atrás.

— Me parece buena idea. — contesto.

— Y...ya después. — frota su cadera contra la mía. — Podemos hacer otra cosa. — sonríe antes de besarme.

— ¿Cómo qué? — pregunto lascivo, subiendo mis manos por su espalda, percatándome que no hay ningún sostén en su piel. La apegó más a mí, hasta sentir su pecho pegar contra el mío.

— Podemos besarnos y esas cosas. — comenta divertida.

— ¿Qué cosas?

— ¿Tengo que decírtelo todo? — queja.

— Si, me pone que lo digas. — dejo un beso más. — ¿Qué quieres, Seol?

— Quiero...— comienzo a bajar mis besos por su cuello, levantando la playera que trae puesta, únicamente por la espalda. — Quiero eso, quiero tus labios en mi piel. — llevó sus manos hasta mis hombros, mientras yo me encargaba de dejar marcas en su cuello.

— ¿Y qué más? — mi aliento choca sobre su piel.

— Y...sentirte dentro de mí. — dejó caer su cabeza para atrás, creando más fricción en nuestras caderas.

Comenzaba a sentir una presión contra mi ropa interior.

— ¿Te gustó aquella vez? — continúe poniéndole atención a su cuello, bajando mis manos hasta su trasero, apretando un poco y arrancándole un corto jadeo.

— Si, me gustó mucho, mucho. — estiró mi cabello entre sus dedos.

— Qué bueno, porque te haré esperar para la próxima. — quité mis manos de su espalda y retiré mis labios de su cuello.

— ¿Q-qué?

— Para el miércoles. — le guiño un ojo. — Para después de nuestra cita normal.

— Eres malo, Taehyung. — frunció su ceño. — Malo y enfermo. — ríe.

— Tal vez. — le sonrío.

— ¿Así que mis palabras te ponen, eh? — alzó una ceja.

— Demasiado. — asiento.

— ¿Y si alguna vez intentamos hacerlo en el coche? — acaricia mi mejilla derecha. — Ya sabes, en los asientos de atrás, yo pidiéndote por más y tú entrando y saliendo de mí, mientras gimo tu nombre.

— Agh...Seol. — gruño su nombre buscando sus labios con los míos, para un beso más.

— No, no, no. — se aleja de mí. — Hasta el miércoles, Tae. — se levanta, dejando mi regazo vacío y con una muy alta presión sobre mi miembro.

— ¡Eso no es justo! — exclamo observándola salir de la habitación. — Seol, regresa. — pido en un puchero.

— ¡Hasta el miércoles! — vuelve a tomar asiento frente al televisor.

— ¡Bien! ¡Vete! ¡Pero no espíes tras la puerta mientras entro al baño a calmar esto! — respondo aún sentando en la orilla de la cama.

— No lo haré.

— No, si hazlo. — pido.

— No-oh. — canturreó. — Me pondré los audífonos.

— ¡Seol!

— ¡Ya no te escucho!

Me reí ante su actitud. Sabía que Seol quería que lleváramos esto un poco rápido, pero también sabía que aún era demasiado tímida respecto a algunas cosas. Y para mí no hay ningún problema, me gustaba molestarla en algunas ocasiones, porque se comportaba más linda de lo normal, y aunque muchas veces dijera cosas que nunca haría, me gustaba verla sonreír. Más que nada, quería verla alegre, quería hacerla feliz con todo lo que yo pudiera brindarle.

Lunes

— Espera, espera. — Jimin se paró frente a Jungkook y frente a mí, deteniendo nuestro andar. — ¿Eso quiere decir que nuestro Taehyung ya es un hombre?

Ruedo los ojos.

— Si te recuerdo, Jimin, no es la primera vez que lo hace. — responde el menor.

— Pero si la primera que lo disfruta. — Jimin alza ambas cejas.

— ¿Por qué sacan conclusiones erróneas? — pregunto sin humor.

— ¡Tú nos dijiste!

— No, Jungkook, yo les dije que dormí con Seol.

— No durmieron. — al fin Jimin se quitó del frente y volvimos a nuestro paso normal.

— Si lo hicimos. — contesto.

— Lo hicieron y durmieron. — repuso Jimin.

— Dormimos. — defendí.

— Después de hacerlo. — volvió a reponer.

— ¡Ya! ¡Déjenme en paz! — aprieto mis ojos.

— ¡Sólo dilo! — exclama Jungkook.

— ¿Decirles qué?

— ¿Lo hicieron si o no?

— ¿Para qué quieren saber eso? — junto ambas cejas.

— Uy, está evitando la pregunta. — Jimin sorbió de su pajilla. — Lo hicieron, si lo hicieron, si evita la pregunta; lo hicieron.

— ¿Fue bueno? — cuestionó el menor.

— ¿Si les digo que si, ya se van a callar? — los miro serio. Ambos asintieron en silencio. — De acuerdo. — extiendo la última palabra. — Si, si lo hicimos.

— ¡Lo sabía! — Jungkook golpeó el aire. — ¡Te lo dije! — señaló a Jimin. — Y creo que tú me debes algo.

El otro rodó los ojos y respiró de mala gana, buscando algo entre uno de los bolsillos de su pantalón.

— ¿Apostaron? — miro a Jimin entregarle unos billetes en la mano al menor.

— Jungkook dijo que lo harían antes de diciembre y yo dije que lo harían en Navidad, año nuevo o incluso en tu cumpleaños. — explicó mi amigo.

— Qué pésimos amigos son. — digo indignado.

— Tú eres el pésimo amigo por no habérnoslo dicho antes. — me reclamó Jungkook.

— ¡Fue éste fin de semana!

— Pudiste mandarnos un mensaje.

— Terminamos a las siete de la mañana. — dije sin pensar. — No iba a mandarte mensaje a esa hora.

Ambos cambiaron su rostro a uno sorprendido mientras soltaban carcajadas.

— ¡Vaya aguante tienes, Tae! — dijo Jimin.

— ¡No! ¡No fue así! — me golpeé mentalmente. — ¡Ustedes no saben!

— Hasta las siete de la mañana. — repitió Jungkook volviendo a estallar en risas. — Amigo, te tengo envidia, ¿cómo duraste tanto? ¿Tomaste algo?

Cubrí mi rostro con mis manos, enojado conmigo mismo por decir algo así teniendo en cuenta que me harían burla hasta mi lecho de muerte.

— No les tengo porque contar eso, es mi intimidad. — me cruzo de brazos.

— Hasta las siete de la mañana. — repitió una vez más entre risas. — Aprovechan muchísimo el tiempo.

— ¿No perdiste tu práctica? — Jimin me golpeó con su codo.

— ¿Y? — inquirió el otro.

— ¿Y qué de que?

— ¿Hubo algo de especial? — agregó el menor.

— Uhm...— miré al suelo tratando de ocultar una corta sonrisa.

— ¡Si hubo! — exclamó Jimin. — ¡Esa sonrisa es de que si hubo!

— ¡Taehyung está enamorado! — burló Jungkook. — ¿Qué fue eso especial?

— No les voy a contar.

— Vamos amigo, presúmenos, quiero saber qué hiciste para hacer algo mejor que tú, venir a presumírtelo. Y dejarte como estúpido. — continuó Jungkook.

Lo peor de todo es que tiene razón, el muy maldito se conoce y sabe a la perfección que quiere cumplir lo que acaba de decir, no lo voy a dejar.

— Fue mi primera vez siendo la primera vez de alguien.

— ¡Kim Taehyung, una leyenda nacional! — alardeó Jimin.

— Yo creo que eso me va a pasar pero al revés. — comentó Jungkook desmotivado. — Ya no quiero nada.

— Es mentira amigos, nada de eso pasó, terminamos hace unos días. — comento terminando con su pequeña celebración, y sus rostros se vuelven inexpresivos, ambos me miran fijo sin decir nada.

— ¿Qué? — preguntó Jimin.

— ¡Es mentira! — exclamo.

Ambos me golpean en el mismo hombro, puño tras puño más de cuatro veces.

— Ay qué gracioso, Taehyung. — dice el menor. — Me diste mucha risa.

— Como que tiene una noche loca y ya se cree comediante. — agrega el otro.

— A ustedes no les parece nada. — quejo.

— Hola amiga, ¿eres virgen? — Jimin le preguntó a una chica que pasó a un lado de nosotros. Ella lo miró extrañada y asintió con la cabeza. — Pues cuídate porque mi amigo de aquí te la quita, eh. Adiós.

Jungkook se soltó a reír y yo me dediqué a golpear la cabeza de Jimin.

— ¿Y tienes que irlo anunciando por todos lados?

— Sino lo hacía yo, lo iba a hacer Jungkook.

— Pésimos amigos, repito, pésimos. — resoplo.

— Por lo menos dime que usaron protección. — habló el menor entre dientes.

— XL, fíjate. — repongo.

— Perfecto, un amigo es XL. — palmea mi hombro. — Y el otro XS. — palmea el hombro de Jimin. — Los quiero tanto, amigos.

— Y tú ni los compras porque ni de tu talla hay. — contraataca.

Me río por el inicio de su discusión.

— ¿Cómo sabes que no hay? Ya los buscaste de seguro.

— Si, te los pensaba regalar de cumpleaños.

— Y de seguro la señora de la farmacia te vio y dijo "no tenemos talla de prematuros aquí."

Volví a reír.

— Pues no sé si la señora de la farmacia ya te vio desnudo, pero sí sé que esa señora y el doctor que te trajo al mundo son las únicas personas ajenas a tu familia que te han visto encuerado. — respondió Jimin.

— Te faltó mencionar a tu mamá, porque ella ya también me vio encuerado.

— Acostarse con las mamás de tus amigos no está bien. — intervengo.

— Cállate XL. — responde Jungkook.

Guardo silencio. — ¿Mejor porque no vienen a mi casa y conocen a la vecina nueva? — intervengo una vez más.

— No pienso dejar que Jimin vea a mi nueva conquista.

— Jungkook, ni siquiera le has hablado. — recuerdo.

— Perfecto, ¿es bonita? — me pregunta Jimin.

— Mejor ve a descubrirlo por ti mismo.

— Si, voy saliendo de las malditas clases. — el mayor se apunta

— Yo también voy. — dice el otro.

— Entonces vayan los dos.

— ¿Apostamos? — Jungkook miró a Jimin entusiasmado.

— ¿Qué?

— Una comida todo pagado al otro por quien la bese primero. — terminó de decir su apuesta. Extendió su mano derecha frente a Jimin esperando una respuesta.

— Acepto. — estrecharon ambas manos.

— Son unos idiotas. — suelto una corta risa.

— Cállate XL. — exclaman los dos al mismo tiempo.

Un sentimiento de pesadez invadió mi cuerpo al llegar al departamento y recordar que apenas era lunes y que faltaban seis días por delante.

— ¿Y esas cosas de ahí? — pregunta Jungkook al ver las prendas de ropa de Seol extendidas en el sofá.

— Son de ella, no las toques. — aviso.

— ¿Ahora vive aquí?

— Algo así. — alzo los hombros. — Ahora dormimos, comemos, nos despertamos, y nos vamos al mismo tiempo.

— Te falta el anillo. — Jimin señala su dedo anular.

— Aún no, Jiminnie. — canturreo.

— ¿Y la vecina? — el mayor junta sus manos y pregunta con ansias.

— Duh, es obvio que en otro departamento, baboso, sino, no se llamaría vecina. — contestó el menor.

La puerta de la entrada se abrió, dejando a la vista a una Seol estudiante de regreso a casa. Tan tierna y linda como siempre, ahora de vuelta al departamento.

— Oh...— se detuvo antes de entrar, observando a los chicos. — Hola. — les sonrío.

— Señorita Kim. — sonrío Jimin, burlón. — Sea usted muy bienvenida a su humilde hogar.

Seol dudó en pasar y en la actitud de mi amigo. Miré su rostro que se encontraba extrañado, a punto de reír mientras al fin se introducía al departamento.

— ¿Gracias? — dijo ella. — ¿A qué debo tanta formalidad? — se acercó a mí.

— Yo...ya ves que. — rasqué mi nuca e inicié y sólo eso porque no finalicé.

— El lazo que la une con nuestro joven amigo, Kim es aún más fuerte que en un inicio. — termina el mayor por mí. — Usted ya no es una simple mortal. — continuó. — Usted ha sentido ahora lo que es tocar el cielo.

— ¿El cielo? — pregunta ella sin saber qué pasaba o por qué Jimin decía algo así.

— Seol. — llamo su atención quitando su mirada de Jimin. — No le hagas caso. — le sonrío. — Está diciendo cosas sin sentido. — miro a mi amigo para que cierre la boca. — Mejor cuéntame. — miro sus labios y después a sus ojos, tomándola de los hombros. — ¿Cómo te fue hoy, Seolie?

— Ehm...bien, si, eso cre, bien ¿y a ti? — me regresa la sonrisa.

— Excelente.

— ¡Oye este pastel está muy rico! — exclama Jungkook desde la cocina, con lo que era una rebanada del pastel que había hecho para Seol. La puerta del refrigerador estaba abierta y la rebanada en sus manos. — ¿Tú lo hiciste, Seol?

— Eh...no. — sonrió al verme. — Taehyung lo hizo.

Mis dos amigos me dedicaron una mirada, ambos asustados.

— ¿Ese te lo hizo? — el menor me señaló, con la boca llena.

— Si. — asintió con una sonrisa en su rostro.

— Y vaya que no sólo le haces pasteles. — comentó Jimin alzándome una ceja.

— Qué dices. — le sonrío, dedicándole una mirada a Jimin de que en serio ya tiene que callarse. — Siempre cocino.

Seol ríe. — Hacer vasos de ramen no es cocinar, Tae.

— Deberías hacerle algo más rico, ¿no, Taehyung? — Jimin seguía sin callarse.

— ¡Si! — exclamó Seol. Creo que no está entendiendo el sentido de las preguntas de Jimin y estoy agradecido con ello, es un ser humano tan delicado que no merece ser corrompido por mi amigo. — ¡Algo mejor! — juntó las palmas de sus manos frente a su pecho, entusiasmada. — ¡Deberías hacer pizza! — no, definitivamente no entendía el sentido de las preguntas.

— ¿Quieres pizza? Podemos ordenar una. — digo.

— ¡Yo sí! — grita Jungkook aún en la cocina terminando la rebanada de pastel.

— ¡Jungkook, deja eso ahí, es para mi novia!

— ¿Por qué no haces uno para mí también? — una penúltima mordida para terminar con la rebanada. — Yo también quiero a alguien que me haga pasteles. — al fin la acaba.

Seol sin previo aviso enreda sus brazos a mi cintura, estrujando mi cuerpo en un abrazo de su parte. Bajo mi mirada, acaricio su cabello y parte de su espalda.

— ¿Y esto por qué?

— Nadie sabe cuándo será la última vez que abrace a su persona favorita. — dice contra mi pecho.

Me mantengo en silencio unos segundos antes de regresarle el abrazo. No quiero demostrarme tan sentimental cuando mis amigos los estúpidos están aquí. Pero tenía muchas ganas de hacerlo, ¡por favor! ¡Soy una de sus personas favoritas!

— ¿De qué quieres la pizza?

— Hoy escoge tú. — mantiene, sin soltarme.

— ¿Segura? — asiente contra mi pecho. — No, mejor escoge tú m Seolie.

— ¡Ay ya, yo escojo! — Jungkook cierra la puerta del refrigerador. — ¿Una meat mix? — nos mira a todos sin recibir respuesta por nuestra parte. — Una meat mix será, denme el maldito teléfono.

Reí al recordar aquella vez que recién conocía a Seol y me jugó una broma donde me dijo que supuestamente era vegana, todo por una broma que yo le había hecho antes.

Continue Reading

You'll Also Like

67.9K 6.1K 127
✎ -... Si esta es la única manera de remediar todos mis males, lo haré... Te amo. 🖇..⃗. Heterosexual. 🖇..⃗. Mayores de edad. 🖇..⃗. Me gusta dar s...
118K 13.6K 33
Díficil de creer, pero era cierto. Kim Taehyung, un guerrero de la dinastía Joseon, protagonista de la historia que me contaba mi abuela a diario y q...
240K 23.2K 31
Lena Brown siempre ha creído firmemente que Kim Taehyung es un reverendo idiota, pero no hizo falta mucho para que rápidamente, ese idiota, tuviera u...
379K 24.9K 96
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.