✔ Ghoulish/ Los hijos del Dia...

By Createdbyeibi

78.4K 6.9K 909

Volumen II-Los hijos del Diablo La oscuridad puede ser tu mejor aliada ¿Qué puede sentir un corazón herido... More

Antes de leer...
-Segunda parte-
g h o u l i s h
Traición
1» 𝔅𝔩𝔞𝔰, 𝔲𝔫𝔞 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔞 𝔯𝔞𝔯𝔞
2» 𝔩𝔞𝔰 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔞𝔰 𝔞𝔪𝔦𝔰𝔱𝔞𝔡𝔢𝔰
3» 𝔩𝔞𝔭𝔦𝔡𝔞𝔰 𝔠𝔬𝔫 𝔫𝔬𝔪𝔟𝔯𝔢𝔰 𝔠𝔬𝔫𝔬𝔠𝔦𝔡𝔬𝔰
4» 𝔢𝔩 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔬 𝔫𝔬𝔳𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔪𝔞𝔪𝔞
5» 𝔢𝔩 𝔯𝔢𝔤𝔯𝔢𝔰𝔬 𝔞 𝔩𝔞 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔦𝔡𝔞𝔡
6» 𝔢𝔵𝔬𝔯𝔠𝔦𝔰𝔱𝔞 𝔡𝔢 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰
7» ℭ𝔞𝔱𝔥𝔢𝔯𝔦𝔫𝔢, 𝔞𝔮𝔲𝔢𝔩𝔩𝔞 𝔞 𝔩𝔞 𝔮𝔲𝔢 𝔪𝔞𝔱𝔞𝔯𝔬𝔫
8» 𝔰𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬 𝔲𝔫𝔞 𝔥𝔲𝔪𝔞𝔫𝔞 𝔬𝔯𝔡𝔦𝔫𝔞𝔯𝔦𝔞
9» 𝔢𝔩𝔩𝔬𝔰 𝔠𝔞𝔪𝔦𝔫𝔞𝔫 𝔢𝔫𝔱𝔯𝔢 𝔫𝔬𝔰𝔬𝔱𝔯𝔬𝔰
10» 𝔫𝔲𝔫𝔠𝔞 𝔠𝔬𝔫𝔣𝔦𝔢𝔰 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔥𝔦𝔧𝔬 𝔡𝔢𝔩 𝔇𝔦𝔞𝔟𝔩𝔬
11» 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔱𝔢𝔯𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔞 𝔪𝔲𝔢𝔯𝔱𝔞
12» 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔢𝔫 𝔩𝔞 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔦𝔡𝔞𝔡
13» 𝔐𝔞𝔪𝔪𝔬𝔫, 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔠𝔬𝔡𝔦𝔠𝔦𝔞
14» 𝔲𝔫 𝔟𝔞𝔫𝔮𝔲𝔢𝔱𝔢 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔞𝔠𝔬
15» 𝔡𝔢 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔬 𝔢𝔫 𝔠𝔞𝔰𝔞
16» 𝔩𝔬𝔰 𝔥𝔢𝔯𝔪𝔞𝔫𝔬𝔰 𝔪𝔞𝔰 𝔯𝔞𝔯𝔬𝔰 𝔡𝔢 𝔱𝔬𝔡𝔬𝔰
17» 𝔩𝔞 𝔭𝔬𝔰𝔢𝔠𝔦𝔬𝔫 𝔡𝔢𝔩 𝔢𝔫𝔢𝔪𝔦𝔤𝔬
19» 𝔩𝔞 𝔱𝔯𝔞𝔪𝔭𝔞 𝔢𝔫 𝔢𝔩 𝔖𝔲𝔟𝔱𝔢𝔯𝔯𝔞𝔫𝔢𝔬
20» 𝔢𝔩 𝔪𝔞𝔫𝔲𝔞𝔩 𝔡𝔢𝔩 𝔢𝔵𝔬𝔯𝔠𝔦𝔰𝔱𝔞
21» 𝔫𝔬 𝔠𝔬𝔫𝔣𝔦𝔢𝔰 𝔢𝔫 𝔩𝔬𝔰 𝔪𝔞𝔫𝔦𝔭𝔲𝔩𝔞𝔡𝔬𝔯𝔢𝔰
22» 𝔑𝔞𝔱𝔥𝔞𝔫𝔦𝔢𝔩, 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔠𝔞𝔦𝔡𝔬
23》𝔏𝔢𝔳𝔦𝔞𝔱𝔞𝔫, 𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔢𝔫𝔳𝔦𝔡𝔦𝔞
24» 𝔩𝔞 𝔗𝔯𝔬𝔪𝔭𝔢𝔱𝔞 𝔡𝔢𝔩 𝔄𝔭𝔬𝔠𝔞𝔩𝔦𝔭𝔰𝔦𝔰
25» 𝔱𝔞𝔫 𝔥𝔲𝔪𝔞𝔫𝔬 𝔠𝔬𝔪𝔬 𝔭𝔲𝔢𝔡𝔞 𝔰𝔢𝔯
26» 𝔩𝔬𝔰 𝔢𝔫𝔢𝔪𝔦𝔤𝔬𝔰 𝔰𝔦𝔢𝔪𝔭𝔯𝔢 𝔰𝔢𝔯𝔞𝔫...¿𝔞𝔩𝔦𝔞𝔡𝔬𝔰?
27» 𝔢𝔩 𝔱𝔦𝔢𝔪𝔭𝔬 𝔠𝔬𝔯𝔯𝔢...𝔱𝔦𝔠 𝔱𝔞𝔠, 𝔅𝔩𝔞𝔰
28» 𝔩𝔬 𝔮𝔲𝔢 𝔫𝔬𝔰 𝔞𝔱𝔞 𝔞 𝔩𝔞 𝔭𝔢𝔯𝔡𝔦𝔠𝔦𝔬𝔫
29» 𝔩𝔞 𝔉𝔯𝔞𝔱𝔢𝔯𝔫𝔦𝔡𝔞𝔡 𝔡𝔢𝔩 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬
30» 𝔢𝔩 𝔞𝔩𝔪𝔞 𝔡𝔢 𝔲𝔫 𝔦𝔫𝔬𝔠𝔢𝔫𝔱𝔢
31» 𝔡𝔬𝔫𝔡𝔢 𝔩𝔩𝔬𝔯𝔞𝔫 𝔩𝔞𝔰 𝔄𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔪𝔞𝔩𝔡𝔦𝔱𝔞𝔰
32» 𝔈𝔩 𝔠𝔞𝔩𝔬𝔯 𝔡𝔢𝔩 𝔬𝔰𝔠𝔲𝔯𝔬 ℑ𝔫𝔣𝔦𝔢𝔯𝔫𝔬
33» 𝔞𝔩 𝔣𝔦𝔫𝔞𝔩, 𝔰𝔬𝔩𝔬 𝔲𝔫𝔬 𝔮𝔲𝔢𝔡𝔞𝔯𝔞 𝔡𝔢 𝔭𝔦𝔢
34» 𝔩𝔞 𝔠𝔬𝔯𝔬𝔫𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫 𝔡𝔢𝔩 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔬 𝔏𝔲𝔠𝔦𝔣𝔢𝔯
35» ...𝔩𝔞 𝔠𝔞𝔦𝔡𝔞 𝔡𝔢𝔩 𝔓𝔞𝔯𝔞𝔦𝔰𝔬 𝔡𝔢 𝔇𝔦𝔬𝔰
36» 𝔊𝔥𝔬𝔲𝔩𝔦𝔰𝔥
🇦 🇨 🇱 🇦 🇷 🇦 🇨 🇮 🇴 🇳 🇪 🇸 
🇨 🇻 🇷 🇮 🇴 🇸 🇮 🇩 🇦 🇩 🇪 🇸 

18» 𝔪𝔞𝔫𝔱𝔢𝔫𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬 𝔞𝔩 𝔢𝔫𝔢𝔪𝔦𝔤𝔬 𝔠𝔢𝔯𝔠𝔞

1.7K 168 53
By Createdbyeibi

En el amor, todas las cumbres son borrascosas.

-Marqués de Sade.

—Scott...no hagas esto. 

—¿Por qué no? 

—Está mamá abajo. 

—¿Qué tiene? 

Hago caso omiso a mi cuerpo. Incluso si no quiere moverse, incluso si tiene ganas de tomarlo y besarlo a más no poder, mi mente me dice que no lo haga. Que es una mala decisión, que yo ya elegí ir por un camino. 

Intento levantarme, pero Scott me toma del cuello de una manera sexy, erótica. Me sonríe, se pasa la lengua por los labios y ladea la cabeza en señal de firmeza. Me estampa contra el colchón una vez más. En silencio me quedo viendo sus movimientos: sus manos calientes, grandes, suaves, se introducen por debajo de mi remera. Me toman de la cintura, suben hasta el sostén y bajan por mi estómago. Entonces me da cosquillas, no de risa. Sino de calentura. 

Un gemido se me escapa en cuanto vuelve a hacerlo. Mi cuerpo responde temblando. Scott aparta las manos y las mezcla entre mi cabello. 

—No hagas eso—susurro. 

—No hice nada. 

—Sí. Me estás provocando. 

Abre la boca y suspira entre risas. 

—Ah...está funcionando—afirma. 

—Para, por favor. Si mi madre nos escucha o algo…

Pero sus labios se internan en el hueco de mi cuello, suaves, mojados, dejando pequeños besos por el camino y mordiendo allí por donde dejan su rastro. Mis ojos se cierran, toda razón que tenía se evapora al sentir sus manos sobre mi piel, al notar cómo su cuerpo se amolda al mío. Mis piernas envuelven su cintura, mis manos sujetan el borde de su remera. Y me lleno de su perfume, a una fragancia varonil y dulce. 

—Scott…

—Solo...acepta esto—dice alejándose. Me mira a los ojos un momento, con dolor en el alma. El tono de su voz lo indica, como si le doliera el solo tocarme. Su dedo pulgar roza mis labios, tirando del inferior. Sus ojos recaen ellos—Acepta que me quieres, que me deseas...por favor. 

Me quedo callada. ¿Aceptarlo? ¿Cómo puedo aceptar que mi cuerpo se desestabiliza a su lado? ¿Cómo explicar que mi corazón lo sigue eligiendo a él por encima de todas las demás cosas, por sobre cualquier otro? ¿Aceptar que estoy total y perdidamente enamorada de él? 

—Sé que hice lo peor que pude haber hecho. Me alejé de tí, y lo siento. De verdad lo siento. No me creas, pero...Blas, por el demonio que si dejé…

Mis dedos lo toman de las mejillas y aprietan. Scott se calla. Sin saber lo que estoy haciendo, mi cuerpo le responde: plasmo mis labios en los suyos y me dejo llevar. Él no se sorprende, me aparta la mano y me besa. Me besa fuerte, duramente, como si su vida dependiera de ello. Empero, también lo hace con suavidad, mordiendo mi labio inferior. Mi espalda se arquea y una de sus manos pasa por debajo para pegarme a su pecho. Entonces mis brazos se enredan en su cuello, en su cabello. Me levanta y ambos subimos más en la cama para acomodarnos. Y ya cuando sus manos me toman de las piernas y me empujan hacia su pelvis, pierdo totalmente el control. 

Mis manos viajan por debajo de su remera, tocan su pecho firme, mucho más duro que hace un año. Y bajan por sus costillas, por el estómago, distinguiendo heridas y cicatrices...hasta que me encuentro con el borde de sus pantalones, con el cinturón que los adornan. Scott lanza un gemido y se separa de mí. Ambos nos miramos. 

—Sí lo hago—pronuncio entre una respiración acalorada. Me aparta el pelo con dulzura que me cae en el rostro—Si te acepto. Si te deseo. Si te quiero. Te sigo queriendo, Scott…—esboza una sonrisa y me besa—Pero…

—¿Pero…? 

—No creo que esto esté bien. 

—Nada de lo que hacemos está bien—susurra y el tono de su voz me vuelve loca. Toma mis manos y las ubica en su corazón. Siento los latidos rápidos, desenfrenados—Pero sí creo que me hace bien saber que yo te pertenezco.
 
—¿Cómo puedes decir eso? La gente no pertenece a nada ni a nadie. Se pertenecen ellos mismos. 

—Sí, bueno…—me da unos besos en el rostro que me hacen reír—Cuando estás acostumbrado a una vida solitaria y sin saber a dónde pertenecer, supongo que me agrada la idea de llamarte mi hogar. 

—Scott…—susurro. 

—Blas…—susurra también. 

Descanso la palma de la mano sobre su mejilla derecha. Él cierra los ojos por un momento y sonríe, una elevación de las comisuras de la boca. ¿Por qué me aterra el perderlo de nuevo? ¿Por qué tengo tanto miedo de esto? 

El móvil resuena en el bolsillo trasero de mi pantalón. Hace que el momento se pierda. Scott abre los ojos y se deja caer contra mí. Busco el celular y veo la llamada perdida de Aaron. Su nombre en la pantalla me recuerda que tengo elegir. Ahora, más que nunca, debo elegir entre dos personas. Una que no es humana, pero a la cual amo con el alma. La otra, mortal y exorcista, que parece complementarme a mí en cuanto a ser tan parecidos. 

Vuelve a llamar. Scott me quita el móvil de las manos y mete las suyas por debajo de mi remera. Apenas alcancé a ver la hora en él: ocho y media. Mierda. Aaron me va a matar. ¿Vendrá para casa? 

—Dame eso. 

Scott se sienta sobre mis piernas y hace algo que me deja los cachetes colorados. Se guarda el celular en el bóxer. Entonces me mira pervertidamente y me dice: 

—Si lo quieres, búscalo. 

—No estoy jugando. 

—Yo tampoco—vuelve a inclinarse sobre mí para morderme el lóbulo de la oreja—¿Te acuerdas aquella vez?—susurra luego, provocándome. Sube las manos por mi cuerpo, por mi piel, hasta que las introduce por debajo del sostén y aprieta mis pechos. Yo me retuerzo de placer—Me encanta que disfrutes conmigo. 

Olvido todo. El celular, las llamadas, incluso olvido que mi madre y su novio están abajo. Sin poder aguantar, tomo a Scott del cuello y lo beso. Y él también me besa, de una manera apasionada, atrevida, seductora. Su cuerpo queda entre mis piernas, su pelvis ejerciendo poder contra la mía. Mi lengua se abre paso en su boca y parece gustarle, porque gime y sonríe. Por mi parte, sacando toda la vergüenza a un lado, lo empujo hacia un lado para rodar en la cama, entre las sábanas deshechas. Mi cuerpo parece actuar por sí solo, porque ya le estoy desabrochando el cinturón. Él, por su parte, recostado contra los antebrazos, me mira como si tuviera al mismísimo infierno en sus ojos. 

—Quítate la remera. 

Sin reprochar, lo hace. Me muerdo los labios al ver su pecho tonificado, lleno de esos tatuajes danzantes que hacen de su cuerpo una obra de arte. Seductoramente, él se acuesta y me siento sobre su regazo. Lo primero que hago es ver la tinta moviéndose en su piel. Alargo la mano para delinear cada tatuaje, cada línea negra. Sigo el patrón de una serpiente, las escamas que parecen moverse como si tuvieran vida propia. Luego, sigo con las líneas de una palabra escrita en latín. Los trazos son finos y de una tipografía antigua. Esta palabra, INFERNO, se alarga y baja hasta desaparecer por debajo del borde del bóxer.

Ambos nos miramos. 

—Eres libre de hacer lo que quieras conmigo. Soy tuyo. 

—¿Qué hay de Stacy? 

—Nunca me acosté con ella. Te lo dije.

—¿Y por qué no para de repetirlo? 

—Porque te tiene envidia. Está celosa de que yo te pertenezca. 

Me toma de la blusa y me acuesta contra él. Una vez más, giramos y ahora es él quien me acorrala contra el colchón. Mis manos viajan a su pecho, suben por el abdomen firme. Sus dedos juegan de pronto con la cremallera de mi pantalón. Desabrocha el botón primero, después la baja lentamente hasta que puede ver mi ropa interior negra. Se muerde los labios. 

—No tendrás vergüenza ahora, ¿cierto?—pronuncia. 

—No. 

Toma mi remera y tira de ella para sacarla. Me quedo en sostén. 

—¿Segura? 

—Sí. Segura. 

—Mmmm…—gime al  volcar su cuerpo contra el mío. Una mano toma mi pecho por debajo del sostén y cierro los ojos—Mierda...Blas…

—¿Qué...qué?

Mi voz tiembla.

Entonces llaman a la puerta. Toda pasión entre ambos se esfuma en cuanto mamá golpea una vez más. Scott se levanta..bueno, lo empujo hasta poder ponerme la remera. 

—¿Chicos?—dice ella por detrás de la puerta—Siento interrumpir, pero...Blas, cariño…

Corro a la entrada y mientras Scott va al baño para cambiarse y despejarse, abro la puerta y mamá da una mirada hacia dentro. Sin embargo, al no encontrar nada sospechoso, prosigue:
 
—Aaron está abajo. 

—¿Qué? 

—Tu amigo de la facultad. Me dijo que como no atendías, vino rápidamente. ¿Tienes tutorías de cálculo con él? 

—Solo...dame cinco minutos y estaré. 

Cierro todo antes de que mamá pueda decir algo más. Scott sale del baño a tiempo, ya vestido y con el rostro mojado. Se habrá lavado la cara. 

—Voy a matar a ese exorcista—exclama, viniendo hacia mí. Me toma de los cachetes y me indica:—será mejor que tenga una buena excusa para interrumpir. 

—De hecho...quédate aquí. Los necesito a ambos. 

—Jugando a dos puntas, ¿eh?

—No es eso. 

—¿Entonces…? 

Sin pensarlo dos veces, meto la mano dentro de su pantalón y saco el móvil. Scott se queda quieto, gimiendo. Le doy un beso en los labios y abro la puerta. 

—Dijiste que querías entrar al equipo, ¿no? Bien, encontré la excusa perfecta. 

🔱🔱

Cuando abro la puerta y me encuentro con Aaron, los ojos le brillan. Tiene una sonrisa de oreja a oreja, con la mochila en los hombros y hasta diría que se arregló: una remera gris con el logo de la GUNS AND ROSES, pantalones negros, zapatillas oscuras. Incluso puedo distinguir el perfume varonil que emana de él. 

— Como no contestabas, pensé que era mejor venir directamente. 

—Yo…

Siento el brazo de Scott rodearme la cintura. Me atrae hacia él. 

De pronto, la sonrisa en el rostro de Aaron se desvanece. El brillo en sus ojos se esfuma para poseer una crueldad inimaginable. 

—No me dijiste que el demonio estaba en tu casa. 

Scott lanza un “pff”. 

—¿Tenía que pedirte permiso?

—No, permiso no. Piedad. 

—¿Me vas a exorcizar?—dice Scott con ironía—Wow, tengo tanto miedo…

—Scott…—susurro yo. 

—No, déjalo—dice Aaron y retrocede. Deja caer los brazos a los costados—Estás ocupada. Lo entiendo. 

Comienza a darse la vuelta para volver a su auto. Aunque me separo de Scott y voy hacia él. Lo tomo del brazo, pero me suelta. 

—Necesito hablar contigo. 

Aaron rueda los ojos. 

—No parece que necesitaras hablar conmigo. No cuando no atiendes mis llamadas. 

—Aaron…

Intenta ir a su auto. De nuevo, lo tomo de la mochila y él se gira bruscamente. Observo a Scott que está recostado de espaldas contra la puerta, con los brazos cruzados mirando hacia acá. Y cuando le hago una seña con la mano para que se vaya, me indica con una señal que nos verá. Luego desaparece dejando sus tinieblas por el viento. 

—Escúchame, ¿si? 

—¿Qué hace él aquí? 

—Vino a casa y...bueno...yo…

—¿Tú, qué?—pregunta secamente—La próxima vez que tengas al hijo del demonio en tu cama, dímelo. Así me ahorro el dolor. 

—¿Dolor? ¿De qué hablas? 

—¡Por Dios, Blas!—alza la voz—¿Acaso no es obvio? ¿Tengo que decirte directamente que me gustas para hacértelo saber? 

Aaron gusta de mí. Aaron gusta de mí. Aaron gusta de mí. 

Me quedo sin saber qué decir. Él se dirige a su auto, aunque lo sigo. Abre la puerta y tira su mochila dentro. Entonces me mira y pronuncia:

—Pensé que sentías lo mismo. 

—Yo...sí, pero….

—¿Pero?

Me encogo de hombros y cambio de tema. 

—Escucha...sé que los odias y que no confías en ellos. Sé que me dirás que no, pero...necesito tu ayuda con esto, ¿si? 

—¿Me estás usando? 

—¿Disculpa? 

Larga una pequeña risita. 

—Eres increíble. 

—Nunca te usaría. Yo no soy así. 

—¿Y cómo eres, entonces? Oh, vaya...no lo sé…¿será porque nunca me diste la posibilidad de conocerte? 

—Aaron...por favor…escúchame. Solo cinco minutos—voy hacia él y lo tomo de la mano. Me suelta y me mira—Por favor. 

Sé que está dolido, que últimamente hago las cosas de la peor manera. No sé qué estoy haciendo, para ser sincera. Sin embargo, sé que ahora lo mejor que puedo hacer es tratar de unir fuerzas y dejar los sentimientos de lado por una causa justa: el futuro del mundo. 

—Por favor…cinco minutos. 

Él pone los ojos en blanco y cierra el auto. 

—Cinco minutos. Nada más. 

Una amplia sonrisa pasa por mi rostro. 

Cuando entramos a casa y subimos las escaleras para mi cuarto, encuentro a Scott acostado en la cama con el control de la televisión en mano. Luhan, quien ni siquiera avisó que vendría, está revolviendo los cajones de ropa. Se voltea con una de mis bragas entre sus dedos. 

—Son negras—susurra—Y de encaje—se las tira a Scott que le cae en la cara—Ya es hora de ponerla, hermano. 

Scott larga una carcajada. Yo le saco mi braga de la cara, alejo a Luhan de mis cajones. 

—Los dejo solos por unos segundos…

—Tranquila, mi amor—contesta Luhan—Acabo de llegar y con noticias. Debo decir que no son para nada buenas. 

—Luhan…—susurra Aaron. 

Está parado en la entrada, con una mano en el bolsillo y la otra colgando. Su rostro denota ira, rabia. Y de golpe lo comprendo, lo entiendo. Está parado frente al asesino de su padre. 

—¿Te conozco?—pregunta el demonio menor. 

Aaron avanza hacia él. Yo me pongo en medio de ambos. 

—Tranquilo...Aaron, ya basta. 

—Mataste a mi padre. Le arrancaste la cabeza, no tuviste piedad. 

—Puede ser—acota Luhan—¿Me lo recuerdas?

—Ahora yo te mataré a tí, hijo de
puta. 

Scott se levanta. Y cuando lo hace, toda la habitación tiembla. Las luces comienzan a titilar, como un cortocircuito. Hasta que el cuerpo de Aaron es alzado sobre el suelo y pegado contra la pared. Luhan retrocede. 

—Nadie matará a nadie—dice el hijo del Diablo, en medio de la habitación—Estamos aquí para hablar de algo importante. 

—¡Mi padre era importante! Ustedes no hacen más que matar y torturar a su antojo. ¿Hablar con uno de los suyos? ¡Eso es imposible!

Scott se acerca a Aaron y lo mira de arriba abajo. 

—Si le llegas a tocar un solo pelo a mi hermano, yo mismo me encargaré de asesinarte. Y créeme, no tengo piedad de nadie—Scott alza las manos y todas las puertas y ventanas desaparecen para transformarse en cemento puro—Empecemos—se deja caer en la cama y da dos palmaditas a su lado para que me siente. 

Mi impulso me lleva a sentarme en la silla del escritorio. Y allí me quedo. 

—Necesitamos unir fuerzas—acoto—Últimamente todo se va de nuestro control. 

—Los demonios y exorcistas nunca fueron aliados—dice Aaron—Y no lo van a ser jamás. 

—¿Cómo era tu padre?—pregunta Luhan-No me puedo acordar si fue al que le saqué los ojos o al que le corté la lengua o todo al mismo tiempo. 

Aaron se mueve en el aire. Luhan sonríe perversamente, como un loco. Scott no se inmuta por ello. 

—Luhan—pronuncio su nombre—¿Vas a decirnos tus malas noticias? 

Se encoge de hombros. 

—Siempre es bueno dejarlas para el comienzo, así que va—hace una pausa dramática y prosigue:—Xander no está muerto. 

Scott, quien está con la cabeza gacha tocándose el cabello, alza la vista hacia su hermano y abre bien los ojos. 

—¿Qué?

Luhan asiente. 

—Que Xander no está muerto. 

—Es imposible—pronuncio—Todos vimos cuando le cortaste la cabe…

—Sí, pero no era él—se cruza de brazos y comienza a mirarse las uñas, como siempre hace—Para que todos nosotros pensáramos que lo matamos, ese plan tendría que haberse hecho con anticipación. Mucha anticipación. Pero…¿acaso los sirvientes de Xander le informaron al respecto? Es decir, tiene que existir un tercero en el plan. Es obvio que Xander sabía que su vida corría peligro. 

—Por el duelo—exclama Scott—Sabía que no era posible que ganara. ¿Por qué? 

—Porque siempre le llevamos ventaja—aclaro—Piénsenlo. Fuimos nosotros quienes sacamos a relucir todo. Fuimos a Francia a por su chip, asesinamos a gran parte de los Demonios Pecadores. Estábamos cazando a su ejército. ¿Quién podría asesinarlos a parte de nosotros? 

—No hay nada mejor que dejar a tu enemigo ocuparse de tareas propias—dice Aaron—Eso es obvio. Ustedes creían que lo estaban pasando por encima, pero les cerró el culo a todos. 

—¿Tú qué sabes de eso?

—Lo suficiente como para decirte que los exorcistas llevamos haciendo eso por millones de años. ¿Por qué crees que tenemos la mayoría de casos reales documentados de exorcismos y posesiones en la historia? Dejamos que el demonio domine al humano y luego vamos a por ellos. Una vez que los tenemos, el demonio no dura ni seis minutos dentro del cuerpo mortal. Elemental. 

—Hijos de puta…—argumenta Scott—¿Te das cuenta que varios de esos demonios eran inocentes? 

—¿Desde cuándo uno de los tuyos es inocente, hijo del Diablo?—y Aaron prosigue—Arruinan miles de familias así, el humano al cual poseen pierde la memoria por unos cuantos meses, incluso queda atormentado por el resto de su vida con pesadillas y sufrimiento. No me vengas con eso de la inocencia. 

—Volviendo al tema….

—Simple, ¿quieren una explicación?—me interrumpe el exorcista—Su hermano debió hacer un pacto con uno de los suyos. De otra forma, no podría haber tomado su figura física. Debió revivirlo luego. Una muerte por otra vida.

—¿Quién podría ser? 

Luhan se lleva la mano a la frente, como si hubiese recordado algo importante. 

—Quentin—susurra—Ese miserable demonio…

Aaron cae al suelo. Mientras, Scott se levanta y camina de un lado a otro por la habitación. 

—Eso lo explica todo…—y le habla a su hermano:—Estuve en Francia haciendo recados para el Clan. Un par de ventas ilegales de humanos, contrabando, pactos de sangre...el que me ayudaría sería Quentin. Pero le surgió un problema de...salud—patea la pared, furioso—Maldito bastardo. 

Continue Reading

You'll Also Like

17.2K 2.3K 103
✨Tercer libro de la serie To Love Portada creada por la editorial BookCover. Le doy las gracias @Looleetah (Miranda) por tan bello trabajo Anayansi D...
102K 9.1K 31
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...
11.4K 160 6
❝Él deja sus relatos entre las páginas de un libro. Ella los encuentra y deja una nota con ansias de seguir leyendo. Intercambian cartas de manera an...
3.2K 799 21
Mackenzie Stone desapareció de una fiesta un sábado a las seis de la mañana. Su padre Tyrone comienza una investigación para encontrarla viva o muer...