Camren One Shots (2)

By jnkplanet

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Importante: La mayoría de historias de este libro NO me enorgullecen actualmente pero de todas formas el cont... More

Secret Love Song
Home To Mama
Run Away With Me
Vapor
Flower
War Of Hearts
Strange Love
Aftertaste
I Really Like You
The Weight
Then There's You
Try Hard
Roses
Drive
Amaze Me
Without You
Patience
High Hopes
For Her
The Girl Who Cried Wolf
See You Around
Forever Girl
Sad Beautiful Tragic
Prisoner
Lost Girl
Stolen Moments
Colors
Stay With Me
If You Don't Know
What Do You Mean?
One Last Time
Ruin
Brooklyn Baby
Training Wheels
Squeeze
Goodbye My Lover
This Town
Forget Forever
Storm
XO
Girl Like You
Love Drought
Purpose
Irresistible
Three Empty Words
Read My Mind
Back To December
Cool
Wake Up
Say You Won't Let Go
End Of The Day
I Can't Make You Love Me
Coming Back For You
Choose Your Battles
Strings
Feel This
Treacherous
Invisible
Fall (T.V)
Trust
Demons
Born To Die
This Is What It Takes
Waste The Night
Hopeless
Ever Since New York
I Almost Do
When We Were Young
Bad At Love
The Feeling
Say Something
I've Told You Now
Why
Castaway
Stay
Touch (N.J)
Meet Me In The Hallway
One
Into You
Safe Inside
Never Let You Go
Heaven In Hiding
...Ready For It?
Love Incredible
Million Words
Too Much To Ask
She's Not Me
I Think I'm In Love
Ruin The Friendship
How Would You Feel (Paean)
Messy
Moving On
Can I Be Her
Never Be The Same
New Year's Day
Since We're Alone
Dangerous
Burn
Gorgeous
Heaven
Sober
Cold
Favourite Color
Dress
Plastic Rose
Dive
1977
Mercy
Let Me Love The Lonely
You And Me
There You Are
Bad Reputation
Get It Over With
Begging
Someone Like You
Risk It All
Overpass Graffiti
False God

Queen Of My Heart

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By jnkplanet

Canción original: Taylor Swift - King Of My Heart

"Estoy perfectamente bien, estoy viviendo por mi cuenta, tomé una decisión, estoy mejor sola, nos conocimos semanas atrás, ahora me llamas "Bebé" como si trataras de probarte ropa, saludame, soy tu reina americana, y muevete hacia mi bailando una melodía Motown, gobernaremos el reino dentro de mi habitación, porque todas las chicas con sus autos caros, con sus "Range Rovers" y sus "Jaguars" nunca me llevaron a donde tú lo haces"

Tampa, Estados Unidos

-Buen día.- fue lo primero que dije después de empujar la puerta con la bandeja de café en las manos. -La persona que tuvo el turno de noche puede ser la primera en sacar.- avisé mientras dejaba la bandeja con cuidado sobre la mesa.

George se giró riendo y tomó un café para después recargarse en la silla, Emma se acercó y tomó el segundo mientras Buck continuaba mirando la pantalla llena de radiografías.

-Buck, ya es suficiente.- Emma le dio un suave golpe en la espalda y el castaño se giró para después suspirar.

-Gracias, lo necesitaba.- reconoció después de recibir el café que le estaba ofreciendo. -El paciente no presenta fractura ni daño cerebral.- pasó una mano por su rostro para después beber de su café.

-Es una lesión cerrada de cabeza, no presenta un edema cerebral por lo que hemos visto.- murmuró George mientras yo me cruzaba de brazos analizando la tomografía computarizada.

-El paciente no presentó un incremento en la presión dentro del cráneo y sus pupilas tenían el tamaño correcto, nada de dilatación.- agregó Emma después de beber de su café. -Está en observación, pero no es nada grave, es una lesión menor.- murmuró y yo asentí con la cabeza.

-Eso es bueno, las lesiones de cabeza son bastante delicadas.- murmuré y los tres médicos radiólogos asintieron.

-Nuestro turno termina en 20 minutos así que vamos con el paciente.- Buck se levantó con su café para después sonreír en mi dirección.  -Suerte en tu día laboral.- revolvió mi cabello y yo reí.

-Gracias, espero que descansen.- respondí para después seguirlos hasta la puerta. -Para la cena quiero papas fritas y cervezas.- le dije a Emma antes de separarnos en el pasillo.

-Cuenta con eso.- levantó su dedo pulgar para después seguir a los chicos .

Me alejé del área de Radiología mientras amarraba mi cabello en un rodete ordenado, saludé a varios conocidos y colegas para después mirar la hora en mi reloj de pulsera, aún me quedaban 10 minutos antes de comenzar mi turno así que al meterme al elevador decidí bajar a la primera planta.

Al llegar me dirigí directamente al área de oftalmología para ver si Megan ya estaba trabajando, habíamos llegado juntas pero la pelinegra siempre se quedaba revisando el colposcopio y preparando todo para cuando comenzara su turno.

-¿A dónde iremos a beber hoy?.- le pregunté bromeando mientras ingresaba a la sala de atención.

-Muy graciosa, el doctor Silverheels ya está por llegar así que ya puedes volar lejos.- respondió con una falsa voz irritada y yo reí.

-Vamos, no seas aburrida, es viernes.- elevé ambas cejas y la pelinegra rodó los ojos.

-Mejor ve a molestar a Maia, ella estará encantada.- murmuró para después amarrar su cabello en una coleta. -Aunque tienes razón, deberíamos ir por algo de beber.- reconoció y yo le sonreí ampliamente.

-Me encanta cuando puedo corromper a alguien.- reí para después apretar su mejilla. -Le diré a Maia, la pobre de Emma está agotada así que deberíamos dejarla descansar.- agregué y Megan asintió de acuerdo.

-Si, toda esta semana tuvo turnos opuestos a los nuestros.- rió un poco para después tomar su delantal médico.

-Bueno, hablamos más tarde, veré si alcanzo a ver a Maia para contarle, suerte.- le lancé un beso para después salir de la sala.

Casi corrí por los pasillos tratando de no chocar a nadie, ahora mismo me estaba quejando del hecho de trabajar en un hospital tan grande, quizás si tan solo pudiera usar la teletransportación todo sería diferente.

-Alto ahí vaquera.- exclamé cuando la rubia apareció en mi campo de visión. -Vamos a salir con Megan esta noche, no acepto una respuesta negativa, para que sepas.- indiqué mientras colocaba ambas manos en mi cintura.

-De mi parte nunca tendrás una respuesta negativa si se trata de divertirse y despejarse, cuenta conmigo.- respondió mientras asentía con la cabeza.

-Esa es la actitud, ahora me voy, nos vemos y suerte, no intentes coquetear con ninguna paciente.- le dije en voz baja y ella soltó una carcajada.

-Tengo ética profesional , nunca podría hacer eso.- respondió con falsa indignación.

-Si, te creo.- dije riendo para después plantar un beso en su mejilla. -Nos vemos más tarde.- me despedí y ella rió para después agitar su mano.

Ahora mismo debía seguir corriendo para llegar al departamento de neumología, esos 10 minutos libres se habían desvanecido entre mis visitas a mis amigas así que debía apresurar mis pasos para no llegar tan atrasada.

Cuando me acerqué a la sala de consulta de mi jefa me preparé mentalmente para dar una excusa, pero sabía que la experimentada médico me descubriría.

-Permiso, buenos días doctora Morris.- cerré la puerta detrás de mi mientras la mujer miraba algo en su laptop.

-Llegas tarde, Camila.- murmuró sin dejar de mirar la pantalla. -¿Qué tan tarde?.- preguntó y yo hice una mueca.

-5 minutos tarde.- respondí después de mirar la hora en mi reloj de pulsera. -No volverá a suceder.- prometí y ella me miró para después sonreír de lado.

-Lo sé, tranquila, sabes que me tomo las cosas con humor.- murmuró y yo asentí mientras me acercaba a su escritorio.

-Si, lo tengo claro.- sonreí para después aclarar mi garganta. -Iré por mi delantal y le traeré la lista de horas reservadas para hoy, no tardo.- indiqué para después alejarme con dirección a mi sala de trabajo.

-Después puedes ir a la consulta de al frente, te toca atender hoy.- me recordó y yo asentí para después retirarme.

Al llegar a mi pequeña oficina me coloqué mi delantal para después encender el computador, descargué la lista final de consultas y la mandé a la impresora para así llevarlas donde la doctora Morris.

-Tengo tu lista también, Jonathan está ansioso por verte.- me entregó a mis pacientes y yo sonreí.

-Espero que esté mejor, llegó con asma intensa y lo estoy tratando con cuidado, es un pequeño de 5 años.- murmuré y ella sonrió de lado.

-Definitivamente lo tuyo es la neumología pediátrica, me alegra que te sepas desenvolver muy bien tanto con los niños como con los adultos, aunque los pequeños se ganaron tu corazón.- susurró y yo asentí de acuerdo.

-Me encantan, es por eso que quiero ayudarlos a todos, no me gusta ver a niños sufrir por condiciones médicas, haré todo lo posible por ayudarlos, siempre.- dije se forma sincera mientras leía el nombre del pequeño Johnny en mi lista de pacientes.

-Estoy segura de eso.- sonrió y yo me disculpé para después salir de su oficina para caminar a mi consulta.

Cerré la puerta detrás de mi y guardé mi teléfono dentro del cajón del escritorio para después encender el computador, me acerqué a la ventana y la abrí un poco mientras me preparaba para atender a Jonathan, mi primer paciente del día.

Johnny es un encantador niño de 5 años que sufría de asma desde hace unos meses, lo llevaba tratando todo ese tiempo y cada cierto tiempo volvía por su consulta correspondiente para revisar sus pulmones, su inhalador y su medicación nocturna.

Suspiré y cerré la ventana para después caminar hasta la puerta, oficialmente mi día laboral comenzaba con los ojitos alegres y llenos de esperanza de Jonathan.

"Y entonces, eres tú a quien he estado esperando, Reina de mi Corazón, cuerpo y alma, y entonces, eres todo lo que quiero, nunca te dejaré ir, reina de mi corazón, cuerpo y alma, y entonces, he estado esperando, esperando, y entonces, eres la única a la que he estado esperando, esperando, cuerpo y alma, y entonces..."

-En realidad no se debe recetar albuterol a niños, tiene efectos secundarios que ellos no comprenden y que pueden producir estrés o alguna crisis nerviosa.- le dije a Megan y Maia antes de beber de mi shot de tequila. -Y listo, ya no quiero hablar de trabajo.- agregué y las chicas rieron.

-Hoy tuve 4 consultas sobre la primera menstruación, es algo que aún me llega bastante porque mi mamá me contó que en sus tiempos ese tema era un tabú y si se dan cuenta, se sigue tratando como si fuera un tema delicado cuando es algo completamente natural.- murmuró Maia antes de comer un poco de maní.

-El hecho de que sigan mostrando un líquido azul en los comerciales de artículos de higiene femenina lo comprueba.- dijo Megan y yo asentí para después reír.

-Tienes suerte de trabajar con mujeres y poder hablar sin tapujos de estos temas, las niñas y adolescentes te lo deben agradecer.- acaricié su espalda y ella sonrió.

-Si, también las mujeres me contagian la alegría cuando acompaño a la doctora Fisher en las consultas de obstetricia, es increíble la alegría que produce un embarazo deseado, muchas de ellas tuvieron varias dificultades para concebir así que es gratificante ver que obtuvieron buenos resultados.- agregó la rubia y Megan sonrió antes de beber de su cerveza.

-Cada vez que recuerdo que llevamos recorriendo este camino juntas me sorprendo, nos conocimos en la Universidad y formamos un lazo muy fuerte de amistad, ahora estamos a punto de finalizar nuestra especialización para convertirnos en médicos profesionales... Que locura.- Megan sonrió de forma melancólica y yo la abracé de lado mientras Maia hacía un puchero.

-Falta Emma pero puedo asegurar que el apoyo que nos hemos dado ha sido fundamental en nuestro crecimiento.- dije de forma sincera para después suspirar. -Las adoro y no quiero que se pongan sensibles, esta es nuestra noche.- agregué y ellas rieron para después levantar sus vasos, hicimos un brindis y después continuamos charlando.

Estábamos en el centro de la ciudad en nuestro bar favorito, nos gustaba porque era el bar de encuentro de las personas que pertenecían a la comunidad LGBT, aquí estábamos en nuestro ambiente y lejos del machismo extremamente tóxico y peligroso de hombres ebrios y heterosexuales.

Emma y Maia eran bisexuales y reconocían que preferían a una chica como compañera sexual o romántica, mientras Megan y yo amábamos a las mujeres completamente, la mayoría del tiempo hacíamos bromas con respecto a que éramos homosexuales desde que estábamos en el útero de nuestras madres.

Estaba recargada en mi asiento mirando todo a mi alrededor mientras Megan le mostraba unas fotos de Instagram a la rubia, mis ojos se detuvieron casi de forma instantánea en una chica de cabello rizado que estaba hablando de forma animada con dos chicas más cerca de la barra, aclaré mi garganta cuando pude observar su llamativo perfil, era realmente guapa.

Sus amigas lo eran también pero la chica de gafas que tenía un aire entre sensual y adorable lograba llamar mi atención a un nivel casi sorprendente.

Sentí un golpe en la frente y me giré para mirar a Maia, la rubia me miraba con una sonrisa divertida mientras colocaba su teléfono frente a mi cara.

-Emma recién despertó y dijo que cenaría papas fritas y cervezas en nuestro honor.- rió y yo sonreí para después volver a mirar a la chica de cabello negro, no quería perderme ni un segundo de su belleza.

-¿A quién miras, Mila?.- preguntó Megan mientras miraba en la misma dirección que yo. -Como estamos en horario de adultos puedo decir de forma respetuosa que me acostaría con las tres.- murmuró antes de beber de su cerveza.

-Yo quiero también ¿A quién miramos?.- preguntó Maia y la pelinegra le hizo un breve gesto para que mirara. -Definitivamente yo también quiero acostarme con las tres.- confesó para después reír sin dejar de mirar a las chicas.

-Voy a hablarle a la chica de gafas, no pierdo nada con intentarlo.- susurré antes de levantarme, no sin antes beber un poco de mi cerveza.

-Adelante campeona.- rió Maia y yo revolví un poco mi cabello para después tomar una larga respiración.

Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta bomber tenía un lindo sello de la NASA en el lado izquierdo, una nave espacial en el derecho y la bandera de Estados Unidos en el hombro izquierdo, era una de mis favoritas así que me sentía con algo de suerte hoy.

Me acerqué de forma lenta al grupo y miré de reojo a mis amigas, las chicas estaban expectantes y yo les sonreí para después continuar con mi camino, al estar lo suficientemente cerca simplemente aclaré mi garganta para así hacer notar mi presencia.

-Buenas noches, me gustaría poder inventar una buena excusa del porqué estoy aquí , pero en realidad no se me ocurre nada.- murmuré para después aclarar mi garganta. -Estaba bebiendo con mis amigas y no pude evitar mirarlas, bueno, a ti en especifico, espero que esto no te parezca tan acosador a como suena.- me disculpé con la pelinegra y ella arregló sus gafas para después sonreír de lado.

-Bueno Laur, iremos por otro trago, si no te importa, claro.- le dijo su amiga castaña y ella simplemente asintió con la cabeza.

-Está bien, pueden ir.- respondió y sus amigas se despidieron para después alejarse.

Me bastaron unos segundos para notar que sus ojos eran de un brillante verde y a estas alturas ya no podía soportar tanta perfección.

-Me llamo Camila, es un placer.- me presenté de forma rápida mientras la miraba.

-El placer es mío, me llamo Lauren.- sonrió de lado y yo me acerqué para dejar un beso rápido en su mejilla.

-No estaba mintiendo con lo que dije hace un rato, no sé si estoy siendo inoportuna pero realmente llamaste mi atención.- dije de forma sincera y ella asintió mientras jugaba con la botella de su cerveza.

-Entiendo, no estoy acostumbrada a que me pasen este tipo de cosas, ya sabes, que una chica guapa se acerque a hablarme.- murmuró y yo reí un poco antes de morder mi labio inferior.

-Me sorprende que me digas eso, eres realmente atractiva, no creo ser la única que lo nota.- respondí y ella sonrió para después mirarme de forma detenida.

-Se podría decir que si, aunque en este caso me alegra que te hayas acercado.- revolvió su cabello para después beber un poco de su cerveza sin dejar de mirarme.

Sonreí de forma sugestiva y suspiré para después tomar un banquillo y acercarlo más a su lado, la pelinegra rió y se sentó en el suyo sin dejar de mirarme.

-Entonces Lauren... ¿Por qué no me cuentas un poco sobre ti?.- pregunté interesada y ella rió para después asentir.

-Veamos... Me llamo Lauren Jauregui, tengo 26 años, soy arquitecta y trabajo en un centro de arquitectura y diseño.- contó de forma breve mientras recargaba su brazo en la mesa de forma relajada. -Me gustan las chicas, disfruto de leer y obviamente diseñar, adoro pasar tiempo con mis seres queridos y viajar.- agregó y yo le sonreí de forma sincera, era alguien muy interesante.

-Bueno, yo me llamo Camila Cabello, tengo 28 años, estoy a un paso de convertirme en médico neumóloga, trabajo en el hospital general de Tampa.- murmuré y ella asintió de forma concentrada sin dejar de mirarme. -También me gustan las chicas, pasar tiempo con mis amigas y adoro mi trabajo.- la miré por unos segundos para después sonreír.

-Guapa y médico, que buena combinación.- rió un poco para después mirarme. -Si así te ves realmente atractiva, no quiero imaginar como te verás con tu delantal médico.- bromeó con una sonrisa sugestiva y yo reí para después colocar mi mano sobre su rodilla.

-Tendrás la oportunidad de verme si te enfermas o algo, supongo.- dije sin pensar y ella soltó una carcajada para después colocar su mano sobre la mía.

-Eso sonó bastante comprometedor.- rió mientras se acercaba de forma lenta a mi rostro. -Estuve bebiendo con mis amigas y usualmente yo no hago estas cosas pero al carajo, si el mañana llega, lo usaré para arrepentirme.- agregó para después acariciar mi labio inferior con su dedo. -Podemos ir a mi departamento, te dejaré hacer lo que quieras, tú decides.- murmuró y yo trague saliva con fuerza.

-Me muero de ganas pero quiero que sea mutuo, tú puedes hacerme lo que quieras también.- susurré en respuesta y ella se separó unos escasos centímetros para después sonreír.

-Me gusta tu actitud.- confesó para después respirar de forma profunda. -Vamos, la noche es joven.- me guiñó un ojo para después levantarse.

Observé como se acercaba hasta sus amigas y yo me giré para buscar a las mías, las chicas me miraron desconcertadas y yo simplemente les sonreí para después levantar mi dedo pulgar, esta noche prometía bastante.

La pelinegra se puso delante de mi para después sonreír y tomar mi mano, para así llevarme directamente a la salida y después a su departamento.

Esperaba que no viviera tan lejos porque estaba realmente ansiosa, todo en mi interior brincaba de emoción y eso era entendible, no todos los días tenía la oportunidad de acostarme con una chica realmente guapa.

Detuvo un taxi y sin decir ni media palabra se subió, a los segundos le indicó la dirección al chófer para después mirarme, con una encantadora sonrisa sugestiva que me encargaría de besar hasta el cansancio.

"Tarde en la noche, la ciudad está dormida, tu amor es un secreto, estoy soñando, esperando, muriendo por mantenerlo, cambias mis prioridades, el sabor de tus labios es mi significado de "Lujuria" saludame, soy tu reina americana, y muevete hacia mi bailando una melodía Motown, gobernaremos el reino dentro de mi habitación, porque todas las chicas con sus autos caros, con sus "Range Rovers" y sus "Jaguars" nunca me llevaron a donde tú lo haces"

Aún sintiendo la ola del extasis pasé ambas manos por mis pechos mientras Lauren me sostenía con fuerza de los muslos, mi cuerpo se estremeció y yo simplemente me dejé llevar con un largo grito que quemaba desde mi garganta.

Respiré de forma irregular por unos segundos mientras trataba de recomponer todo mi cuerpo de tan arrollador orgasmo, mis piernas aún temblaban y yo simplemente me dejé caer a un lado del cuerpo de Lauren, quien se encargó de sostener mi cintura para caer más suave sobre el colchón.

Mi cabello era un desastre y mi cuerpo estaba sudado completamente, las manos de Lauren se detuvieron en mi abdomen y yo me giré para poder mirarla, mientras mi pecho subía y bajaba de forma regular.

-¿Estás bien? ¿Te hice daño?.- preguntó preocupada y yo reí mientras acariciaba su cabello.

-De ninguna manera, nunca me había sentido así de bien, estoy en las nubes.- confesé para después mirar el techo. -No esperaba tener un orgasmo así de largo cuando me dijiste que montara tu cara.- agregué y ella rió mientras trazaba figuras al azar en mi abdomen.

-Hay técnicas para alargar el placer que produce el orgasmo, es bastante divertido.- murmuró y yo sonreí para después mirarla.

-Tienes los labios hinchados.- susurré mientras me acomodaba para verla mejor. -Tienes las mejillas sonrojadas.- agregué mientras mi dedo índice seguía el camino de mis palabras. -Tu cuello está con una leve capa de sudor y tus pechos son realmente lindos.- mi dedo rodeó su pezón y su piel comenzó a reaccionar ante ese suave estímulo.

Me sentía agotada pero de todas formas quería sentirla así que me acomodé sobre ella de tal forma que mi rostro quedara a la altura de sus pechos, la ojiverde tragó saliva sin dejar de mirarme y yo simplemente le sonreí, solo quería hacerla sentir bien.

-No creo poder aguantar otro orgasmo.- gimió cuando mi lengua rodeó su pezón de la misma forma que lo hizo mi dedo antes.

-Podemos comprobarlo.- dije simplemente para después recibir la mayor parte de su pecho en mi boca.

Sus dedos apretaron con fuerza la sábana y yo levanté su pierna izquierda para que de esta forma rodeara mi cintura y así tener un mejor acceso a su clítoris, un suave roce y Lauren mordió su labio con tanta fuerza que me hizo desear tener su labio entre mis propios dientes.

No iba a penetrarla como hace unas horas, no iba a hacerle sexo oral como hace unos minutos y tampoco usaría un strap-on como lo hice un poco antes de montar su cara, simplemente terminaría la noche dándole un agradable orgasmo clitoriano, sin lengua, usando solamente mis dedos.

Besé su pecho para después levantarme de forma lenta, la ojiverde me miró confundida y con la respiración acelerada, le sonreí y simplemente me acerqué al borde para así poder sentarme, giré mi rostro y le indiqué que se acercara.

-Siéntate sobre mi regazo y abre las piernas apoyando los pies a ambos lados de la cama.- le pedí y ella asintió mientras se sentaba de forma lenta sobre mi.

Sus piernas se abrieron de forma instintiva y mi brazo izquierdo rodeó su cintura para sostenerla mientras mi mano bajaba por su abdomen, llegando a su clítoris ahora un poco más expuesto.

No quería lastimarla en su estado de sensibilidad así que establecí un movimiento rítmico y suave mientras ella recargaba su cabeza en mi hombro, su mano estaba aferrada a mi brazo y cada cierto tiempo sus uñas se deslizaban por mi piel, logrando que una corriente recorriera todo mi cuerpo.

Quería lograr que su cuerpo estallara en miles de sensaciones así que con cuidado aumenté de forma gradual el ritmo, sintiendo el doloroso placer de sus cortas uñas recorriendo mi brazo.

Su boca se abrió de forma leve y yo la miré con pasión para después dejar un largo beso en la comisura de sus labios, ella estaba tan sumergida en el placer que no notaba las locas ganas que tenía de besarla.

Sus manos apretaron mi brazo de forma repetida y sus pies se removieron sobre la cama, aumenté un poco el ritmo y dejé que su cuerpo se desplomara sobre el mío después de su grito liberador.

Besé repetidas veces su cuello y dejé que su cuerpo descansara por unos minutos mientras me dedicaba a simplemente acariciar su cabello, Lauren estabilizó su respiración y me miró para después simplemente reír.

-Eso fue fantástico.- reconoció y yo sonreí para después plantar un beso en sus labios.

-Tú eres fantástica, si no puedo caminar será tu culpa.- le dije bromeando y ella rió para después envolverme en un abrazo. -Hicimos un desastre, creo que deberíamos darnos una ducha.- di como idea y ella asintió mientras se separaba de mi.

-Puedes ir tu primero mientras yo cambio las sábanas, debo hacerlo antes porque yo sé que después de la ducha no sabré más de mi.- murmuró y yo reí pero de todas formas terminé aceptando.

Me metí al baño privado de Lauren y me di una ducha que sirvió para eliminar el sudor y aliviar un poco los dolores post sexo, la pelinegra me había dejado un pijama y yo no pude evitar buscar su olor en el, así que cuando lo encontré me quedé unos largos segundos tratando de memorizarlo.

Me había dejado unas bragas también así que me las coloqué para después deslizar la camiseta de pijama por mi torso, mis piernas delgadas se metieron en el short de algodón y yo ya estaba lista para salir.

Casi no podía creer que era la misma habitación que había dejado hace unos minutos, todo estaba en su lugar nuevamente y la cama se veía estupenda y realmente cómoda, mis ojos comenzaron a pesarme y no veía a Lauren por ningún lado.

Finalmente apareció en la habitación con su cabello húmedo y yo le sonreí de forma cansada, la pelinegra tocó mi cabello y negó con la cabeza para después entrar a su baño.

-Fui al otro baño, quería que te tomaras todo tu tiempo.- me contó mientras enchufaba el secador de cabello. -Es silencioso así que no te molestará, ven aquí.- se sentó sobre la cama y yo casi me desplomé sobre ella.

Estaba realmente relajada, sus dedos se hundían en las hebras de mi cabello y el aire caliente aumentaba el sueño que ya tenía, finalmente no supe en que momento caí rendida en los brazos de Lauren.

A la mañana siguiente desperté sintiéndome como nueva, bueno, casi, aún estaba algo adolorida, pero era un dolor placentero y soportable, mi cuerpo estaba encogido y además, estaba sola en la cama.

Mi mano tocó mis alrededores y después de no encontrar nada saqué mi rostro de la almohada, seguía en la habitación de Lauren y definitivamente todo lo que yo pensaba había sucedido, no fue un increíble sueño.

Estaba bien cubierta por las mantas y el edredón así que sospechaba que la mañana estaba fría, ni siquiera sabía si aún era de mañana, simplemente me levanté y me encogí por la baja temperatura, busqué mi chaqueta y me la coloqué para después hacer lo mismo con mis botines, no saldría con mis pies descalzos.

Salí de la habitación de forma lenta y no tardé en llegar a la sala, todo estaba bien conectado y era un departamento muy lindo, no había tenido tiempo de verlo anoche pero ahora podía decirlo con total seguridad.

Lauren estaba de espaldas a mi, la cortina del ventanal estaba abierta y ella parecía entretenida viendo algo, estaba sentada al frente de un pequeño escritorio, tarareando una canción en voz baja.

Aquí estaba más cálido gracias a la calefacción así que me acerqué de forma lenta sin temblar de frío, la pelinegra notó mi presencia y soltó su lápiz para mirarme, Dios, que hermosa era.

Sus ojos estaban casi grises y usaba un suéter de lana de un tono negro, además de unos pantalones de chándal del mismo color y unas simples zapatillas que parecían ser muy cómodas.

-Disculpa, no quise encender la calefacción en la habitación por si te despertabas, no sé si duermes con calefacción a decir verdad.- murmuró mientras rascaba su cuello.

-No te disculpes, aquí está cálido y dormí bien porque tu calor corporal fue de gran ayuda cuando la temperatura comenzó a bajar.- dije mientras me encogía de hombros.

La rizada rió para después enrollar el plano en el que estaba trabajando, lo guardó en un cesto y se levantó mientras acomodaba sus gafas.

-Son casi las 10 así que te invito a un café y a unos huevos con tocino.- propuso y yo reí para después asentir de forma lenta con la cabeza.

Antes de seguirla fui directamente al baño, no había traído nada para mi higiene personal porque esto era impensado, con algo de vergüenza le pregunté a Lauren si tenía algún cepillo dental que me diera y ella asintió para después caminar hasta la alacena en donde guardaba sus compras con relación al baño e higiene.

Me entregó un desodorante y yo le agradecí de forma sincera para después correr al baño llevando mi teléfono conmigo, hoy no tenía turno pero debía avisarles a las chicas que estaba viva.

Me dediqué a cepillar mis dientes de forma concentrada mientras esperaba una respuesta en el chat grupal pero nada, aún era demasiado temprano para ellas, era impensado que estuvieran un sábado despiertas a las 10 de la mañana.

Quería darme una ducha así que después de terminar con el cepillado me quité el pijama para así ingresar a la tina, este baño tenía tina y yo me obligué a no relajarme demasiado, la idea era muy tentadora.

Cuando estaba por acabar sentí golpes suaves en la puerta, consideré salir y cubrirme con una toalla para recibir a Lauren pero en realidad me sentía cómoda con ella, así que no lo pensé más.

-Está abierto.- dije y unos segundos después la pelinegra abrió para entrar de forma lenta.

-Te traje un poco más de ropa, sentí correr el agua así que supuse que era una buena idea, uso tallas más grandes pero los jeans no te quedarán tan gigantes, espero.- rió y yo le sonreí mientras ella dejaba la ropa sobre la tapa del escusado.

-Que linda, Lauren, muchas gracias.- dije de forma sincera bastante halagada por todas sus atenciones.

-Voy a terminar el desayuno, permiso.- salió del baño y cerró la puerta detrás de si mientras yo contenía la respiración y me hundía por un par de segundos.

"¿Es el final de todos los finales? Mis huesos rotos están sanando con todas las noches que pasamos, arriba en el techo, como una chica de secundaria enamorada, bebiendo cerveza en vasos de plástico, dime que me quieres, no cosas de lujo, cariño, entonces esto es suficiente"

*1 mes después*

-Para mi todos son espaguetis, solo que uno más delgado y otro más grueso.- dijo Megan después de cerrar la puerta.

Con las chicas reímos y caminamos directamente hasta el ventanal del patio trasero, lo abrimos y nos ubicamos en las cuatro sillas mientras dejábamos nuestra comida en la mesa de centro.

-Bueno, vas a comer fettuccine con salsa Alfredo, en unos meses serás toda una italiana.- rió Emma para después levantarse. -Olvidamos las cervezas, voy por ellas.- agregó para después ingresar nuevamente a la casa.

Finalmente nuestros turnos habían coincidido, las cuatro salíamos a horarios similares durante toda la semana, aprovechamos esta bendición para ir por algo de cenar, nadie quería cocinar así que optamos por un local de comida italiana.

Emma volvió con las botellas individuales y nos entregó una a cada una para después volver a sentarse, ya teníamos nuestros tenedores así que simplemente comenzamos a comer.

-La hermana mayor de una paciente se pasó toda la consulta haciéndome ojitos, es el coqueteo más directo que he sentido en la vida.- contó Megan antes de beber de su botella.

-Y supongo que a ti te gustó.- la molestó Maia mientras la apuntaba con su tenedor, la pelinegra simplemente se encogió de hombros.

-Es guapa, no lo voy a negar.- rió y yo le di un golpe suave en el hombro.

-El radar gay si funciona.- murmuré y las chicas rieron.

Justo esta noche el clima estaba perfecto, no hacía mucho frío así que era ideal estar afuera, disfrutando de una buena cena con amigas de casi toda la vida.

-Debo admitir que cuando Camila pasó la noche con Lauren, pensé que bastarían unos días para que se hicieran novias pero no, no pasó nada.- dijo Emma para después mirarme de forma atenta. -Tú misma nos dijiste que era muy guapa, que te había llenado de atenciones y que disfrutaste de todas las conversaciones que tuvieron esa mañana ¿Qué pasó?.- preguntó curiosa y yo recargué mi cabeza en la silla para después suspirar.

-No me digas que nunca la llamaste.- Megan me miró de forma acusadora y yo hice una mueca. -Eres una idiota.- intentó darme un golpe en la cabeza pero yo la detuve.

-Si, soy una idiota, no necesito que me lo recuerden.- dije de forma sincera para después morder mi labio inferior. -Lo hice todo mal, simplemente le agradecí todo lo que había hecho por mi y no continué la conversación cuando ella respondió, me asusté.- expliqué y Maia acarició mi hombro.

-Te asustó el hecho de que todo fuera tan perfecto, te entiendo, me pasó también... Pero hay veces en que tienes que dejar que las cosas fluyan, sin pensar demasiado en las consecuencias.- me dijo la rubia y Emma con Megan asintieron de acuerdo.

-Sobre todo si es una chica que te trató tan bien.- agregó Megan y yo asentí algo abatida.

-Creo que Camila lo tiene muy claro, por algo se detiene a mirar por la ventana del hospital hacia el puente con cara de cachorro regañado.- contó Emma y yo me crucé de brazos.

-Para mayor tormento, puedo ver su edificio desde mi trabajo.- me quejé apenada para después pasar una mano por mi rostro. -Tengo que arreglar esto, Lauren es probablemente la chica más maravillosa que he conocido en mi vida y debo disculparme.- murmuré y las chicas me sonrieron para después dejarme en medio de un abrazo grupal.

Mis fines de semana se hacían nada porque solamente me dedicaba a dormir, comer y salir con las chicas, era un buen plan después de todo así que no me quejaba en lo absoluto.

Los lunes siempre volvían y aunque los detestaba, debía volver al trabajo, caminaba de forma lenta por los pasillos con un café en mi mano, anoche no había dormido muy bien así que no sentía que mi cuerpo estuviera al 100% hoy.

Estaba en mi descanso y ya había pasado por la cafetería y el baño, ahora mismo estaba llegando a la entrada del hospital, quizás un poco de aire fresco me haría bien.

Pero mis planes no salieron como esperaba, porque en ese mismo momento estaban realizando un proceso de atención materna, vi pasar a la chica en silla de ruedas siendo empujada por enfermeros y sonreí, el milagro de la vida que le tocaría a Maia presenciar.

Iba a continuar mi camino pero una figura conocida me hizo detenerme, Lauren estaba en el mesón de recepción y atención hablando de forma rápida mientras tenía su teléfono en su mano, finalmente la enfermera registró todo lo necesario y le entregó una hoja.

La rizada le agradeció para después girarse mientras llevaba su teléfono a su oído, quedamos frente a frente y yo comencé a pensar en posibles explicaciones de su visita médica mientras todo en mi interior se revolvía por su presencia.

Me miró por unos segundos sin saber que decir mientras alejaba el teléfono de su oído, parecía que buscaba algo detrás de mi así que me giré, la dirección que seguía era por la que se había ido la mujer embarazada, volví a mirarla y abrí la boca de forma lenta.

-No tienes una novia embarazada ¿O si?.- pregunté nerviosa y ella me miró desconcertada para después reír.

-No, es mi hermana mayor.- dijo simplemente para después mirar la pantalla de su teléfono. -¿Tim? Que bueno que contestas, es Elizabeth, la traje al hospital, me llamó porque estaba con contracciones.- le habló al teléfono mientras pasaba por mi lado para seguir a su hermana.

Sin pensarlo dos veces la seguí, no quería ser inoportuna y quizás este no era el mejor momento pero debía acompañarla, estaba en mi descanso, tenía tiempo.

Llegamos al piso de maternidad y la pelinegra ya había cortado la llamada, notó que la seguía pero no dijo nada, simplemente se mantuvo en silencio mientras miraba hacia todos lados.

-Es en el fondo, ahí está tu hermana.- le indiqué y ella asintió para después caminar más rápido.

Al llegar al área de partos busqué con la mirada a alguien que nos pudiera ayudar, como si de un ángel se tratara apareció Maia de forma apresurada mientras se quitaba su delantal quedando solamente en su blusa médica.

-¡Maia! La chica en proceso de parto es hermana de Lauren ¿Cómo está?.- pregunté llamando su atención y la rubia se acercó de forma rápida.

-¿Elizabeth Jauregui es tu hermana? Claro, debí asociar sus rostros, se parecen mucho, es un placer conocerte.- Maia apretó de forma breve la mano de Lauren para después aclarar su garganta. -Elizabeth llegó con contracciones seguidas, entre cada una había un lapso de 20 minutos, aún le falta por dilatar, además es Madre primeriza así que el parto será mucho más largo, pero ella está bien ¿Quieres pasar? Ya está con su bata.- le preguntó a Lauren y la ojiverde asintió de forma rápida.

-¡Lauren! Dios, que tráfico horrible, no puedo creer que mi hija decidiera nacer un lunes.- un hombre alto y castaño se acercó trotando y Lauren se acercó para abrazarlo.

-Señor Powell, justo a tiempo para acompañar a su esposa en este maravilloso momento, sígame por favor.- indicó y el cuñado de Lauren asintió mientras inalaba profundamente.

La ojiverde acarició su hombro y le dio una suave palmada en la espalda, Maia guió al futuro padre hasta donde estaba su esposa y yo me giré para mirar a Lauren.

-Será un día largo, pero todo saldrá bien y serás tía de una saludable bebé.- le dije de forma reconfortante y ella asintió con una cálida sonrisa.

-De eso estoy segura, gracias Camila, por estar aquí y por tu ayuda.- acarició mi hombro para después sentarse en una de las sillas de la sala de espera.

El parto de una madre primeriza era mucho más largo, Maia nos explicó que podía llegar a durar entre 6 y 10 horas, así que Lauren debía llenarse de paciencia si se quería quedar hasta que su sobrina naciera.

Me senté a su lado y le hablé en voz baja, quizás ella no tenía cabeza para escucharme, pero lo hizo, me disculpé y le dije que estaba a su disposición para ayudarla en lo que necesitara, ella me sonrió y asintió, estábamos bien ahora.

Aunque adoraba la idea de quedarme a su lado para acompañarla, debía volver para completar mi turno, le pedí que me mantuviera al tanto por nuestro chat y ella estuvo de acuerdo, me despedí de forma torpe y volví volando a terminar mi turno.

Las horas se esfumaron y entre un paciente y otro perdí el sentido del tiempo, archivé historiales clínicos y preparé la lista de pacientes de la doctora Morris, me bebí otro café y cuando me estaba quitando el delantal me llegó un nuevo mensaje de Lauren: oficialmente ya era tía.

Sonreí de forma emocionada y terminé de guardar todo para poder ir al piso de maternidad, cerré mi consulta con llave y me despedí de mi jefa para después correr al elevador, al llegar al piso de maternidad me topé a Maia hablando con sus colegas de especialidad, la rubia me indicó que la madre estaba radiante y que la bebé había nacido saludable y sin ninguna complicación, por esa razón Lauren había podido entrar para conocerla.

Le di las gracias e ingresé al área de maternidad para así conocer a la nueva integrante de la familia Jauregui, me detuve en la puerta y sonreí al notar que Lauren tenía a la bebé en sus brazos y la paseaba con calma mientras su cuñado besaba y abrazaba a su hermana.

-Felicidades, padres.- dije de forma sincera y Lauren se giró para mirarme, me acerqué y sonreí al ver ese rostro diminuto, la mayoría de los bebés parecían uvas arrugadas y rojas cuando nacían, no lo voy a negar, pero la sobrina de Lauren era adorable, sus mejillas estaban rojas y sus labios tenían una forma parecida a los de Lauren. -Es muy linda y eso no me sorprende, está en sus genes.- agregué y todos rieron.

Las siguientes semanas fueron maravillosas, hablaba con Lauren todos los días y habíamos intercambiado nuestras redes sociales, así que ahora no me perdía ninguna de sus historias de Instagram, la mayoría eran de su sobrina pero de todas formas yo estaba encantada.

Ahora mismo no paraba de hablarme por teléfono sobre que Ayleen ya tenía 2 meses y que era todo un encanto, Lauren pasaba mucho tiempo con su hermana ya que tenía un horario más flexible que Tim así que podía estar con ella en casa del matrimonio o en su propio departamento.

Era de noche, mañana era sábado y Elizabeth estaba en el departamento de Lauren, la ojiverde estaba encantada de tener a su pequeña sobrina en casa, así que yo simplemente dejé que fuera una tía babosa durante toda la llamada.

-Liz está cansada pero no puede dormir porque Ayleen se está quejando, creo que iré a ayudarle para que así ambas puedan descansar ¿Hablamos mañana?.- preguntó y yo asentí aunque no me pudiera ver.

-Claro que si, tía salvadora.- reí un poco para después acomodarme en mi cama. -Hablamos mañana, que descanses, te mando un beso a ti, a la madre luchadora y a la bendición.- agregué riendo y sentí una ronca carcajada de su parte.

-Te mando tres besos, descansa, te quiero.- dijo en voz baja y yo no pude evitar sonreír.

-Te quiero también, mucho.- murmuré y el eco del llanto de Ayleen se sintió a través del teléfono. -Te necesitan, ve a mimarla.- agregué y ella rió.

-Ahora voy, hablamos.- se despidió y yo corté la llamada para después dejar mi teléfono sobre la mesa de centro sin dejar de sonreír.

Miré el techo por unos segundos sintiendo el incesante latido de mi corazón y miré mi teléfono sobre la mesa de centro, decidí tomarlo nuevamente mientras mordía mi labio inferior.

-Estaría mintiendo si te dijera que no pensé en ti prácticamente todo el día, es algo que llevo haciendo desde que te conocí, buenas noches.- susurré mientras le escribía el mensaje.

Unos días pasaron y Lauren me invitó a dar un paseo por la bahía de Tampa, acepté con gusto y mientras caminábamos de forma tranquila hablábamos del trabajo, familia, amistades, entre otras cosas.

-Elle y Bridget son mis mejores amigas de toda la vida, son como mis hermanas, nos contamos todo.- me dijo con una sonrisa después de que yo le contara sobre mis amigas. -¿Tengo algo en la cara?.- preguntó ya que no podía dejar de mirarla.

-Nada, es que eres muy linda, no puedo dejar de mirarte.- murmuré y ella rió para después abrazarme de lado. -¿Sabes? Hace un tiempo había decidido que estaba mejor sola, que no quería salir con nadie y de esa forma me ahorraría pasar por una desilusión, pero llegaste tú y lograste que todas mis paredes cayeran... Y ahora eres todo lo que quiero.- confesé y ella me miró con una cálida sonrisa y ojos brillantes.

-Cuando le conté a Liz como te había conocido se comenzó a reír, me dijo que a estas alturas ya deberíamos estar casadas.- murmuró mientras nos acercábamos hasta el barandal de seguridad. -Pero está bien, la paso bien contigo, complementas mi alegría y te preocupas por mi... Me gustas mucho.- agregó y yo sonreí mientras me recargaba contra el barandal.

-Tú eres la reina de mi corazón, cuerpo y alma, nunca había sentido algo así de intenso así que adelante, quiero todo contigo.- acaricié sus mejillas y ella me sonrió mientras rozaba su nariz con la mía.

-Que afortunadas somos de tenernos.- rió un poco y yo abracé su cuello para después besarla de forma lenta, disfrutando del momento y de esta nueva etapa que comenzábamos juntas.

"(...) Eres la única a la que he estado esperando, esperando, cuerpo y alma, y entonces..."

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