Pick Me (Justin Bieber y Tú)

By jbinmybackpack

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Tres hermanos. Misma cara. Aspecto totalmente diferente. Un nerd, un deportista y un problemático. Cada uno a... More

Pick Me (Justin Bieber y Tú)
Capítulo 1: ¿Quieres apostar?
Capítulo 2: Me caes bien aunque seas idiota
Capítulo 3: Déjame un buen recuerdo
Capítulo 4: Estoy harto de contenerme contigo
Capítulo 5: El pequeño incordio te encanta
Capítulo 6: Te dije que habría consecuencias
Capítulo 7: Necesito respuestas
Capítulo 8: Estoy tratando de arreglar las cosas
Capítulo 9: No juegues con fuego
Capítulo 10: Ya me estoy quemando y no me importa
Capítulo 11: No te metas en lo que es mío
Capítulo 12: Seré mejor que él
Aviso de Maratón
Capítulo 13: Jamás Debí Elegirte
Capítulo 14: No tener miedo a morir es peligroso
Capítulo 15: No quiero que duela
Capítulo 16: De entre todas las opciones que tenías, me elegiste a mí
Capítulo 17: Seré tu más fiel aliado
Capítulo 18: Tenemos que acabar con esto
Capítulo 19: Es y siempre ha sido él
Capítulo 20: Tiene sus días contados
Capítulo 21: Eres mi estrella
ALERTA FANTASMAS!
Capítulo 22: ¡Una relación es de dos!
Capítulo 23: Esto no va a acabar aquí
Capítulo 25: No te voy a soltar
Capítulo 26: Viviendo un sueño
Capítulo 27: Son muy sospechosos
Capítulo 28: Ponme el anillo
Capítulo 29: Todos bajo mi mano
Capítulo 30: Pelearemos juntos hasta el final

Capítulo 24: Adónde vayas tú, voy yo contigo

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By jbinmybackpack

Habíamos vuelto a casa tras hacernos nuestros respectivos tatuajes, ambos elegimos que se situara en una línea por debajo del pecho. Había pensado en el espíritu rebelde de Justin, en nuestra manera de ir en contra de los demás, en como nunca nos dábamos por vencidos … La idea llegó por sí sola: “Corazones salvajes no pueden ser dominados”. Iba a ser una marca para recordarnos que nunca nos rendiríamos.

-Esto es solamente una parada para recoger unas cuantas cosas. Después nos vamos –me advirtió Justin cuando estábamos en el portal de su casa.

-¿Adónde? – fruncí el ceño.

-Sorpresa –susurró besando mi frente.

Luego abrió la puerta y pasó. Derek llegó corriendo hasta nosotros desde el salón con un rostro lleno de preocupación.

-Maldita sea, ¿dónde estabais? ¡Estábamos preocupados! –nos regañó empezando a enfadarse.

-Tranquilo –Justin puso una mano en el hombro de su hermano—. Todo ha ido bien.

-Así que Natalie ya no es un problema … –la voz de Jesse llegó desde arriba de las escaleras mientras las bajaba. Justin sacudió la cabeza—. Supongo que aún va a haber cosas en el aire.

-Mason se encargará con Roger de vigilar las cosas –aclaró Justin—. Necesitamos que la situación se relaje después del revuelo que se va a crear … Así que nosotros nos vamos unos días –señaló hacia nosotros.

-¿Adónde?

-No es de tus asuntos, Jesse –respondió mi novio malhumorado.

Derek dirigió su mirada a mí y torció sus labios en una sonrisa lastimera. Me compadecía por la pelea de sus hermanos. Suspiré y me agarré al brazo de mi amigo cuando se me ocurrió que tenía que solucionar ciertas cosas antes de irme.

-Oye, Justin –llamé su atención. Él me miró relajando su expresión—. ¿Puedes recoger tú solo lo que sea que necesites para irnos? Tengo que arreglar un par de cosas con Lesley antes de que pase demasiado tiempo –expliqué.

El brazo que sujetaba se tensó y miré a Derek con una sonrisa para que se relajara. Devolví la mirada a Justin y éste frunció el ceño pero asintió. Luego un rostro pícaro apareció en su cara.

-Tengo que empacar ropa para los dos, ¿estás segura de dejarme elegir? –preguntó con picardía, lo que me hizo rodar los ojos.

-Diviértete en mi armario –sacudí la cabeza riendo.

Ew, chicos –protestó Derek—. ¡Qué estamos aquí!

-Tú a callar –chisté empezando a tirar de él hacia la puerta—. Nos vamos a casa de Lesley. ¡Yo conduzco!

* * *

Mientras conducía el Bugatti miraba de reojo como Derek no paraba con sus gestos nerviosos. Tiraba de su pelo hacia arriba, su pierna no paraba de rebotar, no dejaba de lamerse los labios, tragar saliva y enlazar y separar sus manos.

-¿Puedes parar? Me estás poniendo nerviosa hasta a mí –me burlé.

-Es que no sé que demonios vas a hacer –colocó las manos en sus rodillas tratando de controlarse. Sin embargo sus piernas seguían rebotando. Reí—. No es gracioso –me miró mal.

-Vale, vale –traté de contener la risa y negué con la cabeza sin dejar de prestar atención a la carretera—. Voy a hablar con ella. Le voy a recordar quien eres –suspiré. El impacto en mi amiga cuando se enteró de parte de la verdad de los trillizos Bieber fue tan grande que había tergiversado su opinión sobre ellos—, pero tienes que ayudarme un poquito y ser todo un romántico con ella. ¿Entendido? –lo vi asentir y sonreí de lado al ver que estaba menos inquieto—. ¿Te puedo preguntar algo?

-Lo que sea, Queen –respondió con una cálida sonrisa, esas especiales de Derek Bieber que hacen que lo adores.

-Tú sabías que tanto Jesse como Justin … –dejé la frase en el aire sin saber como terminarla.

-Sí, que los dos estaban por ti –finalizó—. Lo sabía, ¿por?

-Me preguntaba por qué te decidiste a colaborar en juntarme con Justin –mordí mi labio y justo aparqué frente a la casa de color salmón de Lesley. Miré a Derek quien había fruncido sus labios. Finalmente meneó la cabeza sonriendo.

-Hubiera acabado pasando. Tan sólo quería hacer las cosas más fáciles para ti porque eres mi amiga. No sé si al final te ayudé o no … Pero desde siempre había visto que tan unidos estabais vosotros, a pesar de toda la distancia que trataba de poner Drew … –sacudió la cabeza—. Y aunque parezca que nos llevamos fatal, es mi hermano y sé que te necesita aunque cometa tantos errores. Yo si sé cuanto ha sacrificado por nosotros, por todos –suspiró y miró al frente o la nada—. Se merece ser feliz y tú eres la única que le ha dado eso –mis ojos se cristalizaron de emoción ante el reconocimiento de mi amigo—. No te preocupes por Jesse, él podrá superar esto … Así que ni se te ocurra dejar a Justin.

-Por nada en el mundo –parpadeé varias veces para eliminar las lágrimas de mis ojos y dejarlas dentro. Apreté mi agarre en el manillar para mantenerme estable. Cogí aire y lo exhalé lentamente—. Voy a encargarme de devolverte el favor. Espera aquí.

Salí del coche y cerré la puerta con más fuerza de la necesaria haciéndome encoger por mi pobre Bugatti. Me dirigí por el camino hacia la casa de Lesley a través del jardín. Cuando fui a tocar ella abrió la puerta haciendo que me detuviera.

Sonrió con alegría al verme y yo le correspondí dándole un abrazo. La echaba de menos, más de lo de costumbre a causa posiblemente de sólo estar rodeada de hombres en los últimos días.

-Escuché tu coche y vigilaba que salieras desde la ventana –me dijo. Reí divertida y pasé al interior de su casa—. Y siento decirte esto, cariño, pero te ves con unas ojeras terribles.

-Siempre cuento contigo para decirme que tan fea soy –le guiñé. Ella tenía su pelo dorado con puntas rosas recogido en una coleta y vestía con un pantalón corto de hacer gimnasia junto con una amplia camiseta de deporte. Se veía guapísima –. Obviamente no me puedo comparar contigo.

Ella rió y me hizo pasar al salón. Sus padres trabajaban por lo que no había nadie en su casa. Nos sentamos en el sofá y me ofreció algunas galletas saladas que ella estaba picando antes de que llegara. Cogí unas cuantas con gusto y empecé a hablar:

-Tenemos una charla pendiente –le advertí. Ella abrió los ojos y apagó la televisión para prestarme atención –. Sé que no has querido hablar de Derek en todo este tiempo pero es tiempo de afrontar las cosas.

-____ …

-No, ____, no – corté poniéndome seria—. Tengo ahí fuera a un chico que lleva preocupándose por ti desde el momento en que lo dejaste. Que no ha querido acercarse a ti por temor a asustarte. Le ha costado la vida darte tu espacio para que pienses en las cosas y en serio, Lesley, yo nunca he visto así a Derek con una chica por muy atento que haya sido siempre con ellas.

-Pero él … Su vida …

-Lesley, la vida que tiene Derek no tiene nada que ver con la de Justin. Mi novio es el que se encarga de proteger a su familia y mírame, yo estoy luchando a su lado porque le quiero. Y sé que tú quieres a Derek. ¿Tengo que recordarte cuántos años estuviste por él en secreto? Lo consigues y ahora lo dejas tirado … Sinceramente, esa no eres tú.

-Tenía miedo –admitió.

-Lo sé, pero el peligro no es para siempre … En un par de meses al fin y al cabo, estaréis los dos en la universidad. ¿De verdad no crees que podríais hacerlo funcionar allí? – Suspiró y se levantó para asomarse a la ventana. Yo la seguí detrás y observé lo mismo que ella. Derek estaba apoyado en mi coche con una de las rosas del jardín en su mano –. Sigue siendo el mismo chico en el que te fijaste. El mismo que te dedicaba sus victorias en los partidos de baloncesto, el que te llevó al baile de graduación, el que …

-¡Ya, ya, ya!

Lesley salió del salón dejándome atónita cuando escuché el sonido de la puerta abrirse. Entonces volví a mirar por la ventana y contemplé como mi amiga se tiraba a los brazos de Derek. Sonreí cuando vi que envolvía sus brazos alrededor de su cuello y se besaban. Derek la sostenía con fuerza por la cintura sin querer dejarla escapar jamás. Me sentí como si espiara un momento realmente íntimo así que salí de la casa para dirigirme a mi coche.

Cuando salía por el portal vi que Derek le estaba tendiendo la flor a Lesley con timidez y yo sonreí mientras me dirigía al asiento de conductor de mi coche.

-Desley forever, niggas –me reí y ellos lo hicieron tímidamente conmigo—. Ya me diréis cuando es la boda –bromeé.

-¡____! – se quejó Lesley mientras entraba en mi coche. Justo entonces Derek dio unos golpecitos a la ventanilla del asiento a mi lado. La bajé y él se asomó sonriente.

-Serás nuestra dama de honor –me guiñó. Y yo reí llevándome una mano al corazón con aprecio—. Gracias –susurró.

-A ti, Derek. Gracias a ti –respondí antes de pisar el acelerador de vuelta a casa.

* * *

Íbamos en el coche a toda velocidad. Justin parecía impaciente por llegar a donde fuera que nos dirigiésemos. Aún no me lo había dicho y yo me estaba desesperando. Ni siquiera me había dejado ver lo que había metido en la maleta así que no tenía ni idea.

Habíamos conversado sobre la reconciliación de Derek y Lesley, sobre el paradero de Pattie con su tío, sobre el tiempo y sobre la música que reproducían en la radio. Ninguno parecía querer irse a terreno peligroso con algún tema respecto a Natalie o lo que sucedió en las últimas veinticuatro horas.

-¿Por qué no me puedes decir a dónde vamos? –pregunté con fastidio.

-Porque quiero ver tu cara cuando lo veas sin que te lo esperes –se burló.

Suspiré y lo dejé seguir conduciendo tranquilo mientras cerraba los ojos procurando concentrarme en la música. No pude evitar que llegaran otra clase de pensamientos.

-He pensado en vender de una vez el piso donde vivía con mi familia –comenté.

-¿Estás segura de ello?

-Sí … Quiero decir, aún tengo que recoger algunas cosas de allí pero no me atrevo a ir. La simple idea de volver a pasar por el portal en el que murió mi madre … –negué con la cabeza varias veces sintiendo la angustia crecer en mi pecho—. No creo que jamás vuelva a poder pasar por ahí.

-Yo iré a recoger lo que necesites si quieres –puso una mano en mi muslo mientras manejaba con una. Asentí conforme colocando mi mano sobre la suya—. Te ayudaré con todo lo que necesites.

-Gracias –susurré.

Nuestros dedos se entrelazaron y yo me dejé llevar volviendo a dormir. Para cuando volví a abrir los ojos, el coche estaba aparcado en algún lugar. Estaba sola e inmediatamente miré a mi alrededor. Me alivié al ver a Justin hablando con un hombre rechoncho y canoso. No podía identificar donde estábamos. Parecía que acabábamos de llegar a una gasolinera.

Cuando Justin regresó al coche, me sonrió y me tendió una bolsa llena de comida.

-Derrochando como siempre, Drew—dije soñolienta.

-Lo que sea por ti, nena—me guiñó—. Ahora, come –ordenó.

-Sí, señor –me reí sacando un bocadillo—. Te voy a ensuciar el coche con migajas—advertí.

-No importa, ya lo limpiaré—se encogió de hombros. Abrí la boca y los ojos atónita ante aquella respuesta. Puse una mano en su frente dramáticamente y él rió—. ¿Qué? ¿Tengo fiebre? –sacudí la cabeza.

-¿Quién eres y qué has hecho con mi novio? Él siempre se preocupa por su reluciente Mustang—dije aún sobreactuando.

-Llevas horas sin comer, dormilona—se burló—. Me preocupa más tu alimentación que mi coche—respondió arrancando el coche. Le miré con ternura y me incliné para darle un beso en su mejilla—. Ya mismo llegamos—me sonrió.

-¡Bien!

Un rato después estábamos en Georgina. Recordé que Pattie, Jesse y Derek habían estado allí mientras Justin y yo nos retirábamos a Toronto. Fruncí el ceño pero no dije palabra alguna mientras esperaba a ver que decía Justin por sí mismo.

Cuando el coche fue aparcado, él me hizo una seña con la cabeza para que bajáramos. Sin tener idea de adónde íbamos me reuní a su lado frente al Mustang y luego empezó a guiarme cogidos de la mano mientras con su otra mano arrastraba la maleta. A los pocos metros de caminar me di cuenta de que íbamos a un embarcadero.

-Hmmm … No había pensado en esto pero espero que no te mareen los barcos—comentó rascándose la nuca con nerviosismo al parar frente a un pequeño yate blanco.

-No … –respondí algo confundida—. En realidad nunca lo he probado. ¿Vamos a pasar unos días en esto? –señalé el yate con mi dedo pulgar.

-Uh, no—rió—. Ven.

Volvió a tomar mi mano y me ayudó a subir al yate tras subir él. Dejó la maleta en un rincón y luego pasó su mano por mi cintura mientras me guiaba al interior de una cabina. Allí se encontraba el mismo hombre de la gasolinera.

-Buenas tardes, señorita—me saludó tendiendo su mano con una amigable sonrisa. Le sonreí de vuelta estrechando su mano—. Mucho gusto en conocerla. Soy Ronald.

-Encantada, yo ____—respondí educadamente. Volví mi vista algo inquieta a Justin—. ¿Adónde vamos? –repetí mi pregunta por millonésima vez.

-Shhhh, es un secreto—me mandó Justin a callar—. Ronald nos va a llevar a un sitio. Lo conozco desde que era un niño cuando mi padre nos traía aquí.

-Oh—asentí.

Ronald asintió amablemente dándole una mirada paternal a Justin. Debió haberlo visto muchas veces en su vida por lo que enseguida me cayó bien.

Justin se despidió del envejecido hombre mientras me sacaba de allí para llevarme a la proa del yate. Sentí la embarcación empezar a moverse cuando llegamos a apoyarnos en una barandilla. El sol empezaba a bajar para dar por finalizado el día.

Justin me abrazó por detrás mientras veíamos el crepúsculo. Su mentón se apoyó en mi hombro y sus manos se introdujeron bajo mi camisa para agarrar mis caderas.

-Estoy deseando que el día de hoy acabe—murmuró en mi oreja. Entendía lo que quería decir. Dejar atrás el día y con ello lo que habíamos hecho por la mañana.

-La cuestión no es como empieza sino como acaba—respondí—, y creo que eso lo podemos hacer bien.

-Seguro que sí—estuvo de acuerdo besando mi hombro—. ¿Te he dicho ya que no sé qué haría sin ti?

-No … Y no quiero ni que lo pienses—me di la vuelta entre sus brazos para encararlo—. Yo tampoco puedo imaginarme una vida sin ti a mi lado.

-Mi chica … —suspiró con una leve sonrisa acariciando mi mejilla—. Tienes muchas esperanzas en mí—dijo con pena.

-¿De qué hablas? —tomé su mano y entrelacé nuestros dedos con fuerza.

-Podría ocurrirme cualquier cosa … No quiero que te asustes ni que te preocupes ahora pero tú en el fondo sabes que podrían matarme en cualquier momento sin que ninguno lo vea venir. Aún quedan batallas por delante—aquellas palabras fueron agujas clavándose en mi corazón. Lágrimas emanaron y corrieron por mis mejillas en el acto—. No llores, Queen—retiró la humedad con sus pulgares.

-Tú prometiste cuidarme y estar a mi lado pasara lo que pasara—le recordé hipando.

-____ … —gimió con dolor mirando mis ojos.

-¡No vuelvas a decir que te matarán jamás en tu vida! ¿Me escuchas? ¡Jamás! —bramé entre sollozos. Justin me llevó a su pecho enseguida para abrazarme mientras pedía disculpas—. Eres la persona más importante que me queda. Ya he perdido demasiado—lloré—, no puedes irte tú también.

-Tranquila—susurró—. Lo siento, cariño. No llores más, por favor—empezó a desesperarse—. Soy idiota por decirte eso—asentí de acuerdo con ello. Rió un poco por lo bajo y besó mi frente—. Te quiero—aferré mis brazos en su cuello cuando dijo aquellas palabras.

-Prométeme entonces que nunca dejarás que te pase algo. Prométemelo, Justin. Pelearás por tu vida como si fuera la mía.

Justin ya me había confesado una vez aquellos pensamientos en los que no le importaba morir, en los que dar su vida fuese algo normal. Tenía miedo por ello desde que lo supe. Palabras como aquellas, me sentaban aún peor. Necesitaba confiar en él, en que me amaba lo suficiente como para querer seguir viviendo para que los dos fuéramos felices juntos.

Sentí sus brazos en mi espalda y bajo mis rodillas para cargarme hasta que se sentó en algún asiento del yate. Me dejó sobre sus piernas mientras me abrazaba a él y seguía llorando en su cuello.

-Por favor, para—suplicó acariciando mi pelo—. Te prometo que cuidaré mi vida como si fuera la tuya, pero para ya …

-Bien, porque adónde vayas tú, voy yo contigo, así sea …

-Ni lo digas—me interrumpió separando mi cara de su cuello para sostener mi mejilla con una de sus manos—. Tú tienes mucho por lo que vivir.

No me dejó decir nada más. Sus labios chocaron contra los míos trasmitiendo su angustia, desesperación y miedos. Poco a poco volviéndose más suave y tierno para demostrarme cuán importante era yo para él. Un poco más tarde para dar prueba de la pasión que compartíamos y jamás desaparecería.

La noche cayó sobre nosotros entre susurros de palabras alentadoras y caricias sin que yo saliera de su regazo. Justin no tenía ninguna intención de dejarme ir hasta que llegáramos a nuestro destino.

Ni siquiera me di cuenta cuanto tiempo pasaba hasta que atracamos en otro muelle. Alcé la vista y miré a mi alrededor asombrada y con la boca abierta.

Frente a la costa se situaba una cabaña de madera con una ventana a cada lado de la puerta. Agua, bosque, rocas, el sonido de algunos grillos era todo lo que nos rodeaba.

Justin se levantó y me dejó sobre mis pies en silencio. Fui tras de él mientras recogía nuestras maletas y se despedía de Ronald.

-Avíseme cuándo quiera que los recoja, señor Bieber—dijo mientras lo ayudaba con el equipaje para bajarlo del yate.

-Muchas gracias, Ronald—respondió mi novio bajando a la pasarela de madera de un salto. Me puse al borde del barco y Justin tendió sus manos al aire para ofrecer su ayuda—. Ven aquí, pequeño incordio.

Lo miré mal por mi antiguo apelativo, a lo que él respondió sacándome la lengua para picarme. Sonreí e incliné mi cuerpo apoyándome en sus antebrazos mientras el agarraba mi cintura. Salté y al siguiente instante estaba de pie a su lado.

-El pequeño incordio te encanta—le recordé como solía hacerlo. Justin me apretó a su lado con un brazo y empezó a guiarme hacia tierra firme mientras tirábamos de nuestra maleta—. ¿A dónde me has traído de todos modos?

-Fox Island en el lago Simcoe—contestó con simpleza—. Nadie nos molestará aquí y estaremos tranquilos—agachó su cara rozando su nariz en mi cabello antes de susurrar en mi oreja—: Y solos.

Una risita nerviosa se me escapó, la cuál ensancho la sonrisa de Justin en su rostro. Reposé mi cabeza en su hombro mientras seguíamos aproximándonos a la casa de madera. Observé flores de varios y vivos colores en el suelo. En el cielo se contemplaban las brillantes estrellas de la noche. Justin sacó las llaves de su bolsillo y enseguida abrió la puerta de la cálida y hogareña caseta.

-Bienvenida al refugio de los Bieber—me guiñó tras encender las luces. Pasé al interior y lo miré todo atentamente—. Espero que estés cómoda aquí.

-Dios, Justin … Esto es increíble—musité.

Una pequeña cocina de madera de pino y electrodomésticos en tonos metálicos se encontraba a nuestra derecha con una gran isla rodeada de sillas en medio. A la izquierda había tres espaciosos sofás rodeando una mesa de café frente a una chimenea. De la pared colgaba un televisor de plasma y en la esquina de la estancia había una escalera. Había retratos familiares colgados en las paredes por los cuales no pude evitar sonreír.

-¿Cuánto tiempo vamos a pasar aquí? —pregunté fascinada.

-Todo el que podamos. Por mí toda la vida—sonrió. Cogió mi mano mientras con la otra sostenía la maleta y me guió hacia la escalera—. Te ensañaré las habitaciones y el baño de arriba—asentí dejándome llevar mientras subíamos—. Es una casa pequeña pero …

-Tiene encanto—interrumpí.

-Exacto. Eso es lo que dice mi madre—corroboró complacido por mis palabras—. Lo que más merece la pena de este lugar, de todos modos, son la tranquilidad y los paisajes.

Asentí de acuerdo cuando llegamos a una puerta que Justin abrió enseguida. Al pasar al interior me encontré con un techo bastante bajo de madera que a pesar de dar menor amplitud a la habitación lo hacía un lugar acogedor. En un rincón había una cama matrimonial cubierta por una manta blanca de pelo de aspecto muy suave, al igual que el sofá que había pegado en la pared contigua. Ambos muebles estaban decorados por cojines rojos a juego con la alfombra que cubría el suelo. En una esquina había estantes para guardar ropa. Tras la cama había una pequeña ventana con una cortina blanca, y colgando a lo largo de la pared iluminaban unas cuantas bombillas.

-Te lo creas o no, aquí dormíamos mis hermanos y yo juntos—comentó Justin dejando la maleta a un lado.

-Me imagino cuantas peleas tendríais entonces—me mofé.

Justin asintió con una sonrisa divertida cuando se giró hacia mí y sin esperarlo me cogió por la cintura alzándome del suelo. Chillé en sorpresa hasta que Justin me interrumpió con un beso lleno de alegría. No entendía aquel cambio de humor del barco hasta la casa pero definitivamente lo prefería de aquella manera. Su entusiasmo era contagioso. Podía sentir su alivio, felicidad y la cantidad de sentimientos que quería transmitirme a través de aquel beso.

Caímos en la cama y yo quedé sobre él. Justin sonreía debajo de mí mientras me miraba a los ojos. Una sonrisa juvenil. Mostraba el rostro del chico de dieciocho años que realmente era, el de la persona que por lo general no podía ser. Caí en la cuenta del motivo de su cambio de humor: allí nos podíamos relajar sin tener que temer por nuestras vidas. Habíamos entrado a nuestro propio mundo paralelo.

Contemplé sus facciones por un rato hasta que me di cuenta de la cara de boba que debía tener. Quizá justo la misma que Justin mientras me miraba a mí. Debimos pasar varios minutos en silencio tan sólo observándonos.

Me incliné y lo volví a besar con suavidad en aquellos carnosos, suaves y esponjosos labios. Justin cerró los ojos dejándose llevar por mí. Sus dedos acariciaron mi mejilla sin retirar nuestras bocas mientras que los míos apreciaban la sedosidad de su cabello.

-Me encanta que estemos aquí solos—confesó apartándose un poco de mi rostro. Recorrió las comisuras de mis hinchados labios por sus pulgares con delicadeza—. La simple idea de que serás sólo mía durante días me vuelve loco—añadió sin ninguna cohibición.

-Qué posesivo eres—me burlé.

-Ya estuve alejado de ti suficiente tiempo. Pienso demostrarte cuanto me gusta estar a tu lado.

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POR FIIIIIIIIIIIN. Siii, por fin se acabó el drama (por un tiempo al menos). Bien, paz y tranquilidad para Queen y Justin. Se lo merecen. Se aproximan capítulos dulces y sólo acción entre ellos. Si se os ocurren ideas o escenas que os gustaría que apareciesen, sentíos libres de sugerirlas. Me encanta que me ayudéis :) 

De hecho, la habítación descrita en este cap va por Andrea que siempre me está mandando cositas para inspirarme. Love you, shawty ;) 

Y por otro lado, DESLEY  está de vuelta!!! Tenía ganas de que Derek y Lesley se arreglaran, seriously. Derek es que me encanta lol. Creo que ha sido bastante bonito la conversación entre Queen y Derek. Me gustaría saber vuestra opinión **(¿y cuándo no?)**.

VOTAD. VOTAD. VOTAD. VOTAD SI QUERÉIS VER LAS SOPRESAS DE JUSTIN. 

LOVE YOU, BITCHES ^^

Miriam :)

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