El chico llamado LANCE - Klan...

By ShargyD

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Ha pasado un año desde que los padres de Keith murieron. Shiro, su mejor amigo de infancia y de quien secreta... More

Capítulo 1 -¡Comenzando la fricción!
Fragmento CERO - Break
Capítulo 2 -El secreto de Keith
Capítulo 3 - Lazos
Capítulo 4 -Imanes
Capítulo 5 - Conexión
Fragmento UNO - Storm
Capítulo 6 - Nudos
Capítulo 7 - Autodestrucción
Capítulo 8 - Bienvenido a mi corazón
Capítulo 9 - Intermedio
Fragmento DOS - Lost
Capítulo 10 - Mi mar [cumpleaños]
Capítulo 11 - Autocontrol
Capítulo 12 - Indecisión
Capítulo 13 - Remordimiento
Fragmento TRES - Skemmtun
Capítulo 14 - Confusión (parte uno)
Capítulo 14 - Confusión (parte dos)
Capítulo 15 -
Capítulo 16 - Colores
Fragmento CUATRO - Confessione d'amore
Capítulo 17 - Miradas
Capítulo 18 - Falacia
Capítulo 19 - Realidad
Capítulo 21 - Consciencia
Capítulo 22 - Mi estrella
Fragmento CINCO - Virhe ja vika
Fragmento SEIS - Monster
Capítulo 23 - Humano
Capítulo 24 - Te amo
Capítulo 25 - Calma
Capítulo 26 - Efecto mariposa
Capítulo 27 - Consentimiento
Fragmento SIETE - Keith Kogane
Capítulo 28 - Mi verano
Capítulo 29 - Bashert

Capítulo 20 - Condena

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By ShargyD

Nota del Autor: 

Como breve petición, en ese capítulo se menciona la música de cierto fandom. Les pido por favor que no surgan peleas entre fandoms ni por la canción, ni por lo mencionado. Esta historia es para todos, para disfrutarse y sentirse, solo... dejense llevar (: 

Sin más que agregar, disfruten la lectura <3 

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"Solemos utilizar la palabra "condena" para referirnos a la desaprobación de una acción y las consecuencias que aquello conlleva. Solemos verlo y escucharlo en todos lados, todos los días en televisión e internet. Pero... ¿alguna vez has pensado a qué se refieren con la expresión "condena del alma" ?, ¿Cuándo hablan de estar condenado por una emoción que claramente no puede controlarse?, ¿Cómo puede alguien condenar algo tan humano y bello?

¿Cómo debe pagarse ese tipo de condena?"



El solo repiqueteo metálico de las llaves chocando entre sí contra la cerradura de la puerta, el melodioso sonar lejano de los grillos o el melodioso y suave roce de las hojas de los árboles meneándose con el viento, bastaban para provocarle a Keith aquellas infernales punzadas en toda la cabeza que le hacían implorar silenciosamente por su muerte.

—Solo... solo entren... estúpidas cosas —murmuró con voz trémula. El notorio temblor que no solo se encontraba en sus manos, sino en el cuerpo entero, volvía aún más difícil la tarea de insertar la llave en la cerradura. Tuvieron que pasar aproximadamente diez minutos antes de que el sonido del seguro se hiciese presente y por fin entrara.

No sabía si la vida al fin se había compadecido de él, dándole aquel maravilloso regalo o si solo era una simple casualidad, pero fuese lo que fuese, agradecía con fervor a quien fuera por aquello. Para alivio del mareado azabache, la casa se encontraba apaciblemente silenciosa y oscura. La única luz se podía percibir era aquella que salía de la cocina, alumbrando tenuemente parte de las escaleras adyacentes y un pequeño tramo de la sala.

Keith aventó suavemente las llaves, sin mirar, sobre la mesilla de la entrada; caminando entre tambaleos y torpeza en dirección a las escaleras. Al llegar, se sostuvo del barandal con toda la estabilidad que le fuese posible, dispuesto a subir.

Escalón tras escalón, poco a poco fue subiéndolos haciendo un enorme esfuerzo por coordinar sus pies correctamente mientras avanzaba mientras murmuraba cosas incomprensibles incluso para él mismo. Cuando la luz de la luna que atravesaba el cristal de la puerta corrediza perteneciente al balcón, alcanzó las sensibles retinas del azabache, supo que había llegado a salvo al pasillo de las habitaciones.

—Mierda... —gruñó, entrecerrando los ojos ante la brillante luz de la luna. Cubrió con la mano temblorosa sus ojos, caminando entre tambaleos a través del pasillo.

Solo se necesitaron un par de pasos para encontrarse frente a la puerta con los nombres de Lance y Keith escritos sobre ella. El azabache contorsionó el rostro, molesto, colocando su fría y torpe mano sobre el picaporte de la puerta, encontrándose con el reflejo distorsionado de su persona sobre el metal de ésta.

"Lance y Keith", los inseparables como Allura los llamaba. "Lance y Keith", los mejores amigos como Matt los conocía. "Lance y Keith", los escandalosos como Pidge los etiquetaba en la mesa... "Lance y Keith", el par de chicos que habían compartido tanto en tan poco tiempo, aquellos que acababan de besarse y restregarse en la cama de un desconocido, que habían terminado discutiendo antes de que decidiera irse por un arranque de ira. "Lance y Keith", los que ahora parecían tener un futuro incierto.

El azabache sujetó con más fuerza la perilla, apoyando su sudorosa frente contra la madera de la puerta, frustrado. El tan solo recordar lo que había sentido, lo que había dicho, provocaban un retorcijón doloroso en su pecho, un nudo desagradable en su garganta y una debilidad en su estómago que anunciaba peligro—. Eres un idiota, Lance... —susurró. Rotó la cabeza hacia el lado derecho, fijando su vista sobre cierta puerta al fondo del pasillo.

"Yo no soy Shiro", Keith rio irónicamente ante aquello. Por supuesto que él sabía que no era Shiro, aquello que había sucedido era precisamente porque no lo era, había sucedido por ser Lance... el sol que iluminaba sus mañanas con estúpidas bromas y humor absurdo.

Necesitaba de alguien, necesitaba el hombro de alguna persona donde pudiese gritar y maldecir lo duro que era aceptar las consecuencias de tus errores, lo difícil que era crecer y no ser perfecto y lo difícil que era vivir con un corazón confundido.

Sus pies avanzaron por inercia, guiados por aquella necesidad de entendimiento y apoyo. Caminó hasta aquella puerta donde el nombre de Shiro yacía grabado en color negro, su puño se alzó mecánicamente, chocando contra la superficie un par de veces antes de que se abriera, iluminando con la luz del interior el rostro y los violáceos ojos húmedos del pelinegro.

—¿Keith...?




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A pesar de lo enfocado e inmerso que se encontraba dentro de su mente, Lance era perfectamente consciente del ambiente que reinaba dentro de la camioneta. Un amiente que relacionaba a algo así como cuando vas a un funeral en auto. Una sensación gris, triste, llena de preguntas muertas y tensión.

El moreno también sabía la causa de ese ambiente tan pesado y sombrío, y eso era precisamente su silencio. Pero no por el hecho de no haber contado sus tragedias a sus amigos y que éstos se sintiesen traicionados. Era la tensión de un silencio dañino, un silencio destructivo como los que el chico cubano solía tener. Entendía que sus amigos únicamente deseaban su bienestar, ayudarle, especialmente Matt; simplemente Lance no se sentía listo para siquiera dar la cara a lo sucedido.

Cuando les dijo a ambos que necesitaba encontrar a Keith, quien se encontraba muy ebrio y enojado, fue consciente que un millón de preguntas nacerían, cada una peor a la anterior. Pero cuando Hunk llamó a Matt, avisándole que Keith ya se encontraba en casa bajo su cuidado y el de Pidge, las dudas y presión solo crecieron.

¿Y por qué se habían visto en la necesidad de buscar a Keith?, ¿Por qué no iba en la camioneta con el resto de sus amigos?, ¿Cómo es que el azabache se encontraba en casa y ellos ni enterados estaban? Eso mismo quería saber Matt, mientras manejaba. Sin embargo, el único ser capaz de ponerle fin a sus interrogantes era el moreno sentado al fondo de la camioneta, cuyo rostro decaído, frustrado y silencioso se iluminaba tenuemente por el bajo brillo de un celular y las luces de las iluminarias que corrían a sus costados en la carretera.

—¿Qué fue lo que sucedió con Keith? —soltó sin más el castaño con la vista fija al frente. Allura únicamente se removió en su asiento, atenta a las reacciones de ambos chicos por si se veía en la necesidad de intervenir, porque mente alcoholizada, pelea asegurada.

El cuerpo de Lance se tensó inmediatamente, aferrando sus manos con un poco más de fuerza mientras escribía aquél mensaje, sonriendo con cierta incomodidad y culpa. No dijo nada, y ese silencio fue suficiente para que la chica de cabello platino decidiera encender el radio de la camioneta con el volumen moderado. Colocó la mano sobre la de Matt unos escasos segundos, diciéndole con aquel toqué que no era el momento para nadie.

Las canciones de la estación pasaban una tras otra, llenando el gélido y tenso silencio con bonitas notas y melodías, pero sin ser capaces de calmar los atormentados pensamientos de Lance. Eso, hasta que una nueva canción comenzó a inundar sus oídos. Los dedos del moreno que se encontraban redactando con torpeza se detuvieron ante la letra en español que sonaba a través de las bocinas de la camioneta.

El moreno detuvo sus dedos, fijando su vista sobre los renglones que había escrito en la zona de texto del chat al escuchar la canción en español que sonaba a través de las bocinas de la camioneta.

"Dime cuál es tu nombre, 
de qué es lo que huyes, 
Oh puedes decirme, uuh, 
te descubrí escondido en este jardín"


Irónicamente, parecía que la vida aún no estaba dispuesta a dejarle en paz, utilizando una de las cosas que más amaba y a las que más se entregaba, la música.

¿Que qué era lo que había sucedido con Keith? Su pecho parecía quemar y sofocarle con solo recordarlo. Sucedió que había vuelto un idiota caliente más, incapaz de saber detenerse aun cuando su interior se lo gritaba una y otra vez. Sucedió que le había gritado al chico que se había prometido cuidar, que había traicionado una de las amistades más valiosas y duraderas que tenía, que había conseguido finalmente la corona para el ser más horrible del planeta al traicionar, sucedió que se había vuelto oficialmente una basura.

"Sonríeme, miénteme, quiero confiar en mí,
Pero no puedo ir hacia ti, no sé tu nombre,
Solo dime por favor, sabes no podré.
Enséñame, entrégame, no puedo mostrarse que tan débil soy,
mi verdadero rostro cubriré por ti, y aun te amo"


¿Cómo alguien podía ser capaz de lidiar con algo como eso sin odiarse a sí mismo, cada mañana al despertar?, ¿Cómo podría siquiera una persona ver a la cara a quién ha apuñalado por la espalda?, ¿Cómo si quiera eso podía llamarse vida?

"En un jardín desolado, caminando he encontrado, 
la flor que me recuerda a ti, uuh.
Quiero mostrar mi rostro y dártela por fin"


¿Cómo podía lograr borrar el recuerdo de las palabras y el dolor que se hacían presentes cada que bajabas la guardia?, Lance tan solo deseaba ser capaz de olvidar esa noche, anhelaba con toda su alma volver el tiempo atrás y evitar todo su desastre. Lance solo necesitaba perderse tan lejos como fuese posible de su memoria, de su mente.


Esa noche, después de que Lance decidiera salir de la habitación, se quedó en el pasillo, caminando en silencio de un lado a otro mientras se despeinaba el cabello con ansiedad, maldiciéndose en silencio por aquello. Cuando finalmente tomó la decisión de marcar el número de Matt, el tiempo solo se volvió más lento y tortuoso, esperando ansiosamente a que su amigo se dignase a contestar— Solo responde el maldito teléfono —La voz del moreno sonaba quebrada, víctima de los pensamientos dolorosos y llenos de culpa que afligían su estabilidad emocional y su corazón—. Solo responde... por favor —rogó esta vez, bajo un susurro casi doloroso.

Fue entonces que, a espaldas de Lance, el sonido inevitable del seguro y la rechinante puerta abriéndose se hizo presente. Un sonido que aceleró de forma ridícula el ritmo cardiaco del moreno, provocándole un gran nudo en el estómago al tiempo que giraba su cuerpo, encontrándose con la silueta de Keith. La intensidad que se reflejaba en los ojos del pelinegro, solo logró llevarse la sangre hasta sus pies, notando como los ojos enrojecidos de su mejor amigo denotaban molestia y ebriedad. Por primera vez, Lance deseaba huir de él—. Me voy a casa.

—¿Qué? —El moreno inmediatamente captó a lo que Keith se refería, él quería irse por su cuenta.

—Dije que me voy —La voz ronca y gélida del azabache atravesó como cuchillas el pecho del cubano. Después de decir aquello, simplemente decidió avanzar por el pasillo.

"Pero sé que nunca podría hacerlo, en realidad, 
Yo solo me quiero ocultar, no hay belleza más, 
Tengo miedo"


El brazo que sostenía el celular, simplemente cayó hacia el costado de su cuerpo, alejando la bocina de su oído, olvidándose completamente de que había vuelto a llamar al número de Matt—. Keith, espera —Al no recibir respuesta alguna, Lance decidió seguirle con velocidad, deteniéndolo del brazo—, ¡Keith!

—¡Suéltame! —Exigió el mencionado, arrebatando con brusquedad el brazo del agarre de su mejor amigo, quien lo observaba con dolor—. Te estoy diciendo que me voy, ¿qué parte de eso no entiendes? —La filosa mirada de Keith, aquella que la mayoría del tiempo llevaba un brillo de ternura y diversión; se encontraba amenazante y gélida. Una mirada que jamás había visto en él.

—¡Es que no puedo dejar que te vayas así!, tu no... —Ni siquiera fue capaz de terminar su oración, ya que Keith inmediatamente intervino, robándole las palabras.

—¿No qué, Lance? —Le retó con voz ronca—, ¿no sé qué mierda es lo que hago?, ¿es lo que ibas a decir? —Al no recibir una respuesta del cubano, prosiguió, ensañándose—. Era eso —negó con la cabeza, mordiéndose el labio inferior—. Puedes irte mucho al diablo entonces.

—Keith... —Lance avanzó unos cuantos pasos hacía el cuerpo pálido y ligeramente tembloroso de su mejor amigo. El mencionado retrocedió, aún en posición defensiva, sin ninguno de los dos percatándose que Matt finalmente había contestado la llamada.

"Cansada estoy, de ser quien soy,
mi miedo a perderte es más grande que yo, 
me pregunto si un día me mostraré"


—No.

Lance se llevó la mano libre hasta su frente, restregándose los parpados en una busca desesperada por tenerlo, por hacer que aquella situación terminara—. No te vayas así, por favor... —murmuró con voz ahogada, la garganta le dolía, la vida le pesaba tanto en ese momento.

—Ya basta de estarme dándome ordenes, ¡Tú no vas a venir aquí a decirme que hacer!, ¡ni tú ni nadie! —Keith apuntó con furia, parpados rosados y ojos cristalizados, hacia la puerta abierta de la habitación donde habían estado—¿Pensabas que me quedaría esperándote ahí, obedientemente? Escúchame, Lance, una de las cosas que más odio es que la gente se sienta con el derecho de decidir sobre mí. Nadie puede venir a decirme como debo sentirme, como debo pensar ni cómo debo decidir. Sí estoy largándome, es precisamente porque no dejaré que vengas a pisarme encima, diciéndome que no sé qué mierda es lo que quiero, dándome la orden de quedarme ahí o irnos como si fueses mi dueño, ¡No soy un puto objeto que puedes dejar ahí después de haberme hecho sentir como lo hiciste!

—¡Yo en ningún momento pensé en ti como si fueses un objeto! —El tono de voz de ambos chicos había comenzado a subir de tono, dejándose llevar por la frustración y sentimientos lastimados pidiendo justicia.

Keith alzó los brazos con sarcasmo—. Claro, ¿puedes pensar un momento en cómo te comportaste ahí dentro? —El pelinegro se acercó a él, golpeándole con el dedo índice sobre el pecho—. ¿De verdad quieres que piense que no me viste de esa manera?, ¿de verdad quieres que crea que lo haces porque he bebido?, ¡Estoy ebrio, no me volví estúpido!

—¡Es que ni siquiera estás intentando entender mis razones! —Esta vez quién gritó frustrado fue el cubano, moviendo los brazos con desesperación buscando darle coherencia a sus palabras.

—¡Lo habría entendido si tan solo hubieras sido sincero!, ¡Tú tampoco te detuviste a entenderme a mí, únicamente te encargaste de decidir sin dejarme siquiera hablar!, ¡Solo te largaste y me botaste ahí como cualquier cosa y yo también tengo sentimientos, Lance! ¿Y no quieres que me vaya por mi cuenta?, ¡Tú fuiste quien se fue por su cuenta primero, así que jodete!

"¿Y qué puedo hacer? En un jardín, mi mundo vi,
Como hacer florecer la flor que me recuerda a ti,
Si conviviendo como solía hacerlo, y aun te amo..."


—¡Es que las cosas no son de esa manera! —Lance intentó tomar nuevamente la mano de Keith cuando éste parecía dispuesto a irse de una vez por todas. Sin embargo, la adrenalina del momento, la ira y los sentimientos encontrados impulsados por el alcohol y la droga que se había encontrado en el hielo, mezclándose con las bebidas de la noche únicamente lograron desencadenar el fuerte temperamento que el pelinegro poseía y que tanto tiempo había permanecido dormido debido a su depresión.

El tacto de Lance únicamente le recordaba el injusto e indiferente trato que le había dado momentos atrás, temiendo romperse justo frente a él— ¡No vuelvas a tocarme! —Le gritó, empujándole con ambas manos del pecho. El cubano retrocedió a pasos trastabilados, evitando únicamente su caída gracias a que había logrado alcanzar el marco de la puerta. Keith se dio la media vuelta, alejándose con rapidez por el pasillo.

—Keith... —Lance notó que el azabache no llevaba la chaqueta con la que había llegado, observó en el interior de la habitación, ubicándola en el suelo. Entró rápidamente, tomándola antes de salir corriendo en busca de su mejor amigo.

Después de haberse encontrado con Matt y una Allura ya más despejada, gracias al montón de comida y las horas de baile intenso que el italiano le había dado en la fiesta; habían comenzado a buscarlo los tres juntos sin éxito alguno, deteniéndose únicamente cuando Hunk los llamó cuarenta minutos después, avisándoles que Keith había llegado a casa.



Cuando Lance logró salir del recuerdo de su pelea con Keith, notó que se encontraban ya en el vecindario y que solo faltaban un par de calles antes de llegar a casa para dejar a Allura. Por supuesto, como era su costumbre después de las fiestas, él dormiría en el departamento con Matt, además era lo mejor esta noche según sentía.

Una sonrisa mezclada entre devastada, enternecida y resignada, se asomó en su rostro al escuchar el final de esa bonita canción.

"Quizá después, me atreveré, no mentiré,
Si tan solo hubiera tenido el valor, 
Para decir de frente lo que siento, Ooh. 
Sería destino uh oh, solo recuerdo en mi pensamiento, 
mi corazón nunca te podré olvidar, mi verdadero rostro cubriré por ti. 
Y aun te amo oh, y aún te amo uh..."


Y pensando que era hora de hacer lo mejor para todos, observó por última vez los renglones que había escrito en la pantalla del teléfono antes de presionar el botón de enviar y guardarlo nuevamente en la chaqueta de Keith, para que Allura pudiera entregársela después.





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Gran parte de razón por la que muchas desgracias sucedían, era la enorme subestimación que el ser humano tenía hacia el poder que la vida misma poseía para manejar las cosas. El gran error de pensar que uno controla la vida a su antojo y sin culpas, cuando en realidad ella solo espera el momento exacto para entrelazar las desgracias más grandes en el momento indicado, observando pacientemente como todo se va resquebrajando. Un ejemplo perfecto, testigo de ese poder, era aquella noche. Una noche atiborrada de sentimientos culpables, odio y asco hacia uno mismo, de traición, dolor y melancolía que no solo consumían en vida a Lance, claro que no. Esos sentimientos también eran palpables en el interior de un curioso lugar.

La pequeña y vieja cabaña de la bahía, esa que se encontraba a las afueras de la ciudad y formaba parte de los recuerdos que alguna vez habían sido parte de los más valiosos e importantes de más de una persona en California, era ocupada aquella noche por un par de universitarios afligidos cada uno a su manera, metidos la misma mierda emocional, o quizá, solo quizá... en una mucho peor.

—¡No puedo creer que no seas capaz de ver la maldita situación en la que estamos metidos! —El golpe que el rubio dio sobre la madera vieja de la mesa, a puño cerrado, pudo escucharse con facilidad hasta la carretera que se encontraba a unos escasos metros de la entrada.

Un suspiro cansino escapó de los labios de Shiro, al mismo tiempo que llevaba su mano derecha a su frente, sobándose las sienes con la yema de los dedos. Estaba cansado, había pasado horas metido en ese lugar, con el ambiente y la tensión más pesada que uno pudiese imaginar; dándole vueltas una y otra vez a lo mismo—. Hemos hablando un millón de veces acerca de esto, tienes que mantener la cabeza fría. Un error —indicó, alzando el dedo índice imponentemente—, un solo error y todo lo que hemos hecho hasta ahora se irá al carajo, ¿es eso lo que quieres, Rolo?

Rolo dejó escapar una carcajada cargada de ironía y ansiedad, negando con la cabeza mientras los mechones desordenados de su cabello caían sobre su frente—. Nunca podré entender cómo es que eres capaz de dormir tranquilamente con esto, mucho menos ahora —El rubio tronó los nudillos de sus manos con movimientos torpes y temblorosos—. Cada noche, cada hora, es como si viviese con un fantasma, susurrándome, hablándome y hablándome sin parar. No puedo entenderlo.

—La respuesta es tan clara como el agua —Una nueva pero inconfundible voz se unió a la conversación, mientras su dueño entraba al interior de la cabaña. Shiro giró la cabeza sobre su hombro, visualizándolo—, es porque es un maldito infeliz, ¿o me equivocó? —pregunto dirigiéndose al mayor.

Los oscuros ojos de Shiro se enfocaron sobre los del chico con una expresión que a más de uno intimidaría— ¿No deberías estar en San Diego alistando lo del seminario como buen hijo? Con un poco de suerte y te atropellaban en alguna avenida, deshaciéndonos de una molestia más —mencionó con frialdad en su voz, dándole un sorbo a su cerveza.

—¿Así que el pequeño Shiro no es tan estúpido como pensábamos? —Lotor caminó hasta el área donde se encontraba una vieja barra de bebidas, sentándose en uno de los taburetes de cojín rojo con una enorme sonrisa—. Fue tan inteligente para preguntarle a mi prima donde estaría yo y así tener una cuartada, el titulo de genio no lo tienes porque sí, definitivamente.

—Eres un cabrón —Rolo observó a Shiro con molestia después de haber escuchado la lógica y acertada deducción del moreno de su amigo.

—¿Esperabas que me moviera así sin más?, ¿te recuerdo que hay personas a mi alrededor que no le convienen a nadie? —El rubio gruñó con molestia, moviendo los pies con necesidad—. Y tú deberías de seguir tu mentira y estar lejos de aquí, este asunto ni siquiera está relacionado contigo —La inmutable y satisfactoria expresión de Lotor solo irritó más al mayor.

—Ustedes dos —mencionó, intercalando su dedo de una silueta a otra desde su asiento—, tuvieron la culpa de involucrarme en su desastre esa noche. Si algo sucede con ustedes, a mí también puede afectarme y solo un idiota con poco cerebro se quedaría sin hacer nada. Por muy amigo mío que Rolo sea, no dejaré que ustedes dos me arrastren en su mierda.

—¿¡Solo podríamos concentrarnos en la estupidez que Shiro hizo!? —Rolo se levantó de la silla, haciéndola caer al suelo debido a la brusquedad de sus movimientos. Comenzó a caminar de un lado a otro, frente a Shiro. Las manos le temblaban y sudaban fríamente, no paraba de abrir y cerrar los dedos como si le quemasen.

—Ese asunto era solo mío. Me había asegurado de tener las cosas perfectamente ordenadas, pero no contaba con que Matt se metiera más de la cuenta en todo esto y mucho menos que averiguara esas cosas —Shiro seguía con la mirada sobre el rubio, quien no paraba de moverse.

—¡Era lógico que Matt iba a darse cuenta si desde antes ya lo sabía, pedazo de animal! —Lotor soltó una carcajada ante la actitud agresiva de su amigo, al tiempo que se nutría de información nueva.

—¡Ay, por favor, Rolo!, ¿Quién iba a pensar que Matt y él se conocían?, nadie aquí lo habría adivinado, las posibilidades eran mínimas.

—Yo no vine a este maldito lugar para vivir así, ¡precisamente por eso vine aquí!, ¡para estar tranquilo! Pero no, Shiro tenía que llegar a hacer toda su mierda como siempre y arruinarlo todo —Con cada palabra que Rolo decía, el temblor en sus manos se intensificaba—. Ya no puedo con esto, puta mierda —Se dirigió con una desesperación sofocante hasta su mochila, removiéndola escandalosamente hasta sacar un encendedor y un rollo de papel con hierva en el interior.

—¿Podrías dejar de ser un imbécil traga hierva y escucharme? —Shiro se levantó del asiento, sujetando el brazo con el que Rolo sostenía el toke—. Estás hostigándome todo el tiempo, reclamándome, pero tú eres un inútil para estás cosas, el único que pone el orden siempre termino siendo yo. Así que ve bajando el volumen de tus dramitas y comienza a mover el trasero también.

—Solo recuerda quien movió el trasero primero —dicho esto, Rolo soltó una bocanada de humo de la primer calada que había dado, dejándosela ir por completo en el rostro a Shiro.

—Bueno —Intervino Lotor, observando casi con lastima a uno de sus más viejos amigos—, tampoco tienes mucho derecho de reclamarle, después de todo, él está así por tu culpa, Shiro.

El mencionado trasladó la mirada de Rolo hacia Lotor, necesitaba meterle un golpe. Si hablar con Rolo era un desgaste mental tremendo, era peor cuando Lotor se encontraba presente, lograba exasperarlo y llevarlo más allá del límite de su paciencia, incluso más rápido de lo que Matt lo lograba. Sin embargo, todo aquél deseo de romperle una silla en la cara desapareció cuando el tono personalizado que provenía de su celular llamó su atención, un tono que Rolo reconoció inmediatamente.

Shiro sacó el celular del bolsillo del pantalón, desbloqueando con su huella dactilar la pantalla. La única razón por la que atendía tan rápido aquello, era porque ese sonido pertenecía al chat de Keith. Leyó con atención el mensaje que le había enviado, tomándolo completamente por sorpresa.


Mi Keith:
Enviado a las 3:21 a.m. 

"Shiro, sé que es un poco tarde para mandarte este mensaje...
en realidad, salí de la fiesta hace un tiempo.
¿Sabes...? Durante la fiesta, estuve pensando un poco sobre lo
que me habías dicho, sé que te dije que te esperaría... pero,
yo realmente tengo algo muy importante que hablar contigo.
Shiro, necesito hablar contigo sobre tus sentimientos,
necesito que hablemos sobre lo que sientes por mí...
Sé que habíamos dicho que todo lo de la habitación se quedaba
ahí, pero realmente necesito que me digas la verdad ahora.
Veámonos pronto...

Necesito saber qué es lo que sientes por mí claramente
para poder decirte lo que yo siento, con igual claridad."



¿Por qué tan de repente, Keith quería hablar de ello? Fue lo primero que cruzó por la mente de Shiro esa noche.




*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Cuando Lance y Matt llegaron al departamento, después de haber dejado a Allura en casa. No tuvo que pasar mucho antes de que Lance se fuese directo a la cocina, sacando de la alacena una botella de vodka de la preciada colección de Matt, dirigiéndose con ella hasta la sala. Se sentó en el suelo, recargando su espalda sobre la parte trasera del sofá, con la vista fija sobre los edificios y el cielo que el ventanal del departamento permitía apreciar, bebiendo directamente de la botella.

Y Matt tampoco tenía que ser un genio para darse cuenta que Lance no necesitaba de más alcohol para ponerse ebrio, ni siquiera pensaba que fuese posible estarlo más de lo que ya estaba. Ni para darse cuenta que su amigo había tocado fondo en lo que fuese que había sucedido, era como si regresara el tiempo hasta el día que había visto por primera vez llorar al cubano por su viejo amor.

—Me gustaría dormir con la seguridad de no ser despertado por una congestión alcohólica de tu parte —La sonrisa ladina de Lance se asomó en su rostro, palmeando con la mano el suelo a su costado—, olvídalo.

—Ya estamos en casa, ¿qué más da? —Matt se cruzó de brazos, reacio a la propuesta— Beber solo es un asco, matthiematics

—Entonces no deberías hacerlo —El castaño caminó hasta donde Lance se encontraba, sentándose a su lado. El cubano le extendió la botella y Matt la tomó, dándole un sorbo antes de soltar un gruñido debido al ardor en su garganta, cerrando y agitando la cabeza de forma graciosa—, y deja de llamarme matthiematics, es un insulto al idioma y mi persona.

—Oye Matt —Lance tomo nuevamente la botella de vodka, dándole un trago profundo antes de continuar— ¿Te cuento una historia...?

Matt frunció levemente las cejas ante aquella inesperada pregunta, observó al cubano que se encontraba sentado a su lado, encontrándose con esa expresión en su rostro de asco y dolor que tanto le molestaba ver en su amigo. El castaño sonrió, acomodando su espalda de forma correcta y extendiendo las piernas completamente, arrebatándole la botella de vodka para beber de ella de la misma forma que Lance lo hacía—. Escúpela —dijo con una enorme sonrisa que fácilmente pasaba desapercibida ante la oscuridad en la que el departamento se encontraba hundido.

—Hace algunos años... —Lance negó con la cabeza, revolviéndose el cabello—, no, en realidad hace muuuchos años, en un pequeño castillo vivía un hombre con apariencia distinta a las demás. Debido a todo el rechazo y dolor que recibió desde pequeño por su apariencia, creció amargado y solitario. Su único consuelo eran las flores de su jardín —Ambos chicos observaban la inmensidad de la ciudad bajo la madrugada oscura, moviendo los pies tenuemente y jugando con las sombras que la luz de la luna creaba a su paso con sus piernas. Pasándose la botella de vodka que poco a poco fue vaciándose entre ambos conforme la historia avanzaba—. Pero un día, una chica de apariencia pobre llegó al castillo y comenzó a arrancar las flores para llevárselas. Al principio el hombre del castillo se enfureció, pero conforme el tiempo pasó él comenzó a interesarse en ella hasta que un día la siguió, descubriendo que la mujer vendía las flores para sobrevivir... Entonces en él nació el sentimiento de enseñarle todo lo que sabía de flores, pero gracias a su apariencia decidió no acercarse y la única manera que encontró de ayudar fue comenzar a cultivar una flor que no existía en el mundo con el fin de que la chica vendiera las flores a un precio más elevado al ser únicas. Sin embargo, la chica simplemente dejó de aparecer y tiempo después el hombre se enteró que la chica había muerto.

—... y el hombre se arrepintió de no haberle confesado su amor por el temor de asustarla y alejarla debido a su apariencia, aquél hombre se arrepintió de no haber aprendido a amarse a sí mismo para así haber tenido el valor de amar a alguien más —terminó la historia Matt, sonriendo tiernamente y con nostalgia—. La citta di smeraldo —nombró con su tan natural acento italiano, bebiendo nuevamente—, la historia italiana de la flor... ¿dónde aprendiste esa historia?

—Cuando estaba en preparatoria llevaba un curso optativo de idiomas... y mi profesora habló de ella cuando aprendíamos italiano —Lance rio suavemente, bebiendo también— Esa historia...

—Tú no eres ese hombre —sentenció Matt. Lance simplemente se quedó en silencio, observando las escasas nubes que de vez en vez se dignaban a pasar en la lejanía sobre aquel cielo falsamente despejado—, escuché la pelea por teléfono, conteste y por alguna razón ustedes ya estaban discutiendo —El moreno flexionó las piernas, colocando los brazos sobre sus rodillas, escuchando—. Escuché las cosas estúpidas que se dijeron, pero no deberías darles tanta importancia, ambos habían bebido demasiado, estaban ebrios y nos sabían lo que decían.

—Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Pudimos no ser conscientes de lo que decíamos, pero eran cosas que sentíamos y las vuelven verdaderas, bajo cualquier circunstancia —Lance finalmente se dignó a ver directamente hacia los ojos amielados de su amigo—, y lo que él ha dicho de mí es cierto, Matt.

—¿Por qué se lastimaron de esa manera? —Al no recibir respuesta alguna, continuó—, ustedes... Agh —Matt se llevó ambas manos al cabello, despeinándolo con desesperación, dejando los dedos enredados entre sus castaños cabellos—. No puedo ayudarte si no me dices que sucede...

—Es caso perdido, Matt.

—Es que no puedo tolerar la idea de verte en ese estado, ni a ti ni a Keith, yo solo quiero...

—No —cortó con crueldad el cubano—. No, no, no, Matt. Yo solo quiero... ahora mismo solo quiero irme, ¿entiendes? —Hizo círculos torpemente con la mano, girándola con lentitud e inestabilidad—, salir de esto... de mi cabeza, de aquí, apagar mi mente... no quiero hablar de ello, no ahora.

—Bien —Matt alzó ambas manos en son de paz, visualizando la botella de vodka a menos de un cuarto de quedarse vacía. Realmente habían bebido demasiado y discutir temas delicados bebido jamás era buena idea, lo sabía por experiencia—. Si ese es el caso, entonces ve a dormir, juega en la consola, mira tus estúpidos videos de insectos con música de linkin park, pero deja de beber, solo... distráete hasta el cansancio.

—Distracción —murmuró Lance, suspirando. Llevándose la mano a la nuca, rio con pesadez y pena. Distracción, la palabra que convirtió a Lance en una de las peores personas del mundo—, ¿recuerdas lo que dijimos la primera vez que lo hicimos?

Apenas escuchó aquella pregunta, el cuerpo de Matt se tensó, negando con la cabeza—. Es mejor que vaya a dormir, es tarde.

—¿Lo recuerdas? —preguntó nuevamente Lance, sujetando del brazo pálido al italiano para evitar que este se fuera de su lado cuando había comenzado a levantarse.

—Hemos bebido demasiado —razonó el castaño, observando con firmeza a Lance.

—¿Lo recuerdas? —Esta vez, Lance exigió una respuesta con un tono de voz más firme y ronco, haciendo un leve jalón en la muñeca de Matt mientras le miraba de la misma manera.

El italiano suspiró, desviando su vista hacia el ventanal del departamento—. "La distracción más fuerte para el dolor más fuerte", eso fue lo que dijimos. Nosotros lo haríamos como una distracción emocional... —Matt negó con la cabeza, jalando suavemente su muñeca, retirándola del agarre del cubano—. Hay demasiado alcohol en nosotros hoy, no está bien y... deberíamos hablar de ello mañana.

—Mañana... —Lance suspiró, con la vista fija sobre las pulseras que llevaba sobre la mano izquierda, que se encontraba apoyada sobre el suelo. Matt apoyó una de sus manos sobre la rodilla y la otra en el suelo para así tomar impulso y levantarse, dispuesto a ir a dormir. Fue entonces que nuevamente sintió el agarre de Lance sobre su muñeca, Matt bajó la vista hacia el suelo, donde Lance se encontraba aún.

—Lance —La voz de Matt llevaba más un tinte de ruego que de firmeza—, no quieres esto.

Lance cerró la mano que se encontraba contra el suelo con fuerza hasta hacerla un puño, podía sentir las uñas clavarse sobre la piel de su palma, pero no le importaba. Era consciente de lo que Matt quería decir con ello, pero se encontraba cegado y desesperado, ¿qué más daba?, ¿realmente algún día importaría después de lo que esa noche hizo? Lance estaba condenado a sentirse como una basura traidora, etiquetado como uno de los seres humanos más horribles sobre el planeta—. ¿Realmente importa...? —cuestionó bajo un murmullo lleno de cinismo. Sabía que no importaba, para él jamás hubo ni habrá oportunidad. Y así, sin decir más, jaló con fuerza del brazo de Matt hacia él.


Decir la cantidad de veces que Matt se había resistido y negado a Lance en ese momento era imposible. El italiano había puesto toda su fuerza y voluntad en intentar evitar caer en los juegos de Lance, sin embargo, aquella noche existían dos desventajas en él: que Lance conocía bastante bien su cuerpo, sus puntos y debilidades; y que Matt, al ser muy sensible al alcohol, había bebido más de lo que alguien como él podía controlar.

Los gemidos altos y bajos, los jadeos y el sonido de las pieles húmedas chocando entre sí provenían de aquellos dos cuerpos, situados en la sala. Sobre el sofá grande, se encontraba el cuerpo moreno semidesnudo, con la virilidad perfectamente expuesta, entrando y saliendo con facilidad del cuerpo italiano, que saltaba una y otra vez sobre la cadera del cubano. Lance sujetaba con fuerza la cadera de Matt, que se movía y meneaba sobre él como solía hacerlo con anterioridad, encajando sin cuidado alguno la punta de sus dedos sobre su piel, con los ojos cerrados y la cabeza bien enterrada en el cuello del castaño; Matt por su parte movía con agilidad su cuerpo sobre el miembro del cubano, apegando y restregando su pecho, abrazándose de la cabeza de Lance y espalda, sintiendo los dientes encajarse más de una vez sobre sus hombros desnudos como siempre le gustaba. Ambos chicos trabajando como solían hacerlo, con los cuerpos unidos en su totalidad y respondiendo a sus instintos de necesidad; pero con la mente totalmente alejada en otro lugar, sin gran cantidad de besos, sin promesas de amor ni pensamientos recíprocos.

Con los ojos cerrados, Lance deslizaba sus manos recorriendo los muslos del chico, dejándose llevar por su necesidad... y recuerdos. Aquella tibia y suave piel que tocaba con sus manos solo le recordaba la misma sensación que le brindaba la de Keith, recorriendo con sus manos el cuerpo italiano, recreaba aquellos que había hecho sobre el pelinegro. Era capaz de revivir y sentir a Keith con su recuerdo, podía verlo, podía ser capaz de aspirar su aroma y sentir la suavidad de su cabello, podía tocarlo y besarlo como lo había hecho, morderlo y tomarlo como suyo como había deseado. Keith estaba ahí, en su piel, en su cuerpo, en su mente... Podía ver como abrazaba su cuerpo con más fuerza, deseando tenerlo tan cerca como le fuese posible, aumentando sus embestidas solo para él, dejándose llevar por el placer que solo Keith pudiese brindarle. Su cuerpo entero estaba entregado a él, a su memoria, los gemidos, los jadeos, las caricias, todo le pertenecía única y exclusivamente a él.

—Keith... —Aquella voz llena de deseo, amorosa, esa con la que había pronunciado su nombre en su oído en la fiesta regresó, ronroneando su nombre de una manera tan especial y única como nunca había nombrado a nadie, tan entregado, tan apasionado, tan amado.

Sin embargo, aquél encanto en el que había estado junto al pelinegro se rompió, aquella fantasía donde estaba con él simplemente desapareció cuando los movimientos de ambos cuerpos cesaron. Lance inmediatamente abrió los ojos, recuperando la consciencia de que con quien estaba no era Keith, era Matt. El castaño al escuchar pronunciar el nombre de su amigo se detuvo por automático, abriendo los ojos con sorpresa, Lance estaba pensando en Keith mientras lo hacían. Ambos chicos se quedaron en silencio, observándose con sorpresa y temor—. Lance... —Pero por muy sutil que fuese la forma de llamarle, lo que Matt más temía, sucedió.

Lance se apartó inmediatamente del cuerpo de Matt, subiéndose el pantalón antes de salir disparado de la sala hasta el baño, encerrándose. Sin dudarlo el castaño rápidamente se colocó la ropa interior, yendo con rapidez y temor hasta la puerta del baño donde comenzó a tocar la puerta sin cesar—. Lance, ábreme, ábreme, por favor —El castaño apoyó su frente contra la puerta, con ambas manos sobre la puerta—. No pasa nada, te aseguro que no pasa nada, yo te escucharé, por favor, abreme.

Lance podía ser capaz de escuchar cada palabra de Matt, de identificar el tono desesperante en su voz, podía palpar la preocupación de su amigo en ella. Pero simplemente no podía, su secreto había salido, sus sentimientos simplemente habían sido revelados de la forma más estúpida que pudo haber ocurrido, su amor no solo había sido expuesto a Matt, sino a él mismo que tanto se había negado a sentir. El cubano apoyó la espalda desnuda contra la puerta, llevándose ambas manos temblorosas a su boca para evitar que el sonido de su llanto saliese disparado. Las lágrimas comenzaron a salir sin piedad, tan gruesas y recurrentes como no habían salido en años, su espalda poco a poco se fue deslizando contra la madera hasta que tocó el suelo, donde el cubano se quedó sentado, llorando silenciosamente mientras cubría su boca con desesperación, sintiendo la garganta desgarrarle y el pecho golpearle cruelmente. Dolía, darse por enterado oficialmente de sus sentimientos dolía horriblemente, porque no solo había perdido contra la batalla constante que tenía, su traición era oficial, su condena a un corazón roto era inevitable, lo amaba, amaba tanto a Keith que no podría ser capaz de olvidarle bajo ninguna circunstancia, lo amaba tanto que jamás le sería posible huir de él. 






*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¡Feliz navidad y año nuevo atrasados! 
¿Qué tal su inicio de año?, ¿Fue bello o casi se tiran de un puente como yo? sea como sea el caso, espero que las cosas estén yendo mejor a todos y cada uno de ustedes. 

¿Qué les pareció la actualización?, ¡Ya extrañaba escribir! Realmente me siento rara y vacía cuando no escribo durante un tiempo... ¡Pero ahora me siento renovada! 
La situación entre Lance y Matt... no podía permitir que se sintiera amorosa, así que quienes esperaban eso lamento mucho no haberles cumplido la expectativa, pero debemos recordar que entre ellos eso no existe xdd 

¿Qué les pareció lo sucedido entre Rolo, Shiro y Lotor?, ¿Se esperaban a Lotor ahí?, ¿Cuál creen que sea el rol de nuestro rol de canela galra?, ¿En qué creen que están metidos?, ¿Qué les parece la evidente adicción y cuadro de ansiedad que Rolo sufre? ¡Explayense! 

Los chanclasos son bienvenidos aquí babys, dont worry
¿Reconocieron la canción de la radio? 

Y hablando sobre otro tema... ¿Cómo les fue con la temporada?, yo simplemente diré que fingiré que voltron terminó en la septima temporada, oh sí. Eso sí, me sentí super mal por como terminó Lance y sigo sin superarlo :( AL IGUAL QUE LOTOR, DIOS MIO, MIS DOS BEBÉS MERECÍAN MÁS, AHHHHHHHHHHHHHHHHHH. 
En fin, es todo lo que diré... igual sido amando voltron, el unico conflicto que tengo y tendré solo será con la 8. 
Eso sí, amé el desarrollo de Keith como personaje, fue de los más bellos 
Y que decir del desarrollo de relación entre Lance y Keith (y lo digo hablandolo no como klancer, sino como fan), sea o no un desarrollo amoroso, el desarrollo personal que tuvieron y el vinculo que formaron fue una de las cosas más bonitas que pudo haber <3 

¡Dando dado por terminado esto, me retiro!
No les prometeré nada de que no tardaré, pero el trabajo ya no será un problema por ahora juju.
Espero poder leernos pronto, lamento si perdieron el hilo de la historia que es lo que más me pesa cuando tardo :( espero no sea dificil para ustedes

¡Muuuuuuuuuchas gracias por todo el apoyo!
Sé que siempre lo repito pero es necesario agradecer siempre. De verdad, gracias por darle la oportunidad a esta historia.

Sin más que agregar se despide
ShargyD


Y aquí dejo la canción que utilicé: 

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